Hace nueve años un pueblo todo, encabezado por sus niños y jóvenes, se lanzó a una tenaz batalla por la felicidad de un pequeño, secuestrado por la maldad y la codicia, para comenzar lo que sería el más colosal combate por la felicidad de toda la niñez y la juventud de la nación.
Con la evocación de Elián, de su padre Juan Miguel, de sus abuelas y abuelos, salimos por millones a las calles en Marchas Combatientes; de un extremo a otro de la isla, en todos los municipios y con todos los sectores de la sociedad se levantaron encendidas Tribunas Abiertas de argumentos y arte comprometidos; las Mesas Redondas comenzaron a desentrañar los hilos de la enrevesada madeja de la política norteamericana hacia Cuba y el carácter mafioso de la contrarrevolución, asentada en Miami al amparo y financiamiento de Washington. Nuestras justas ideas y convicciones se fortalecieron al fragor de aquella inédita contienda.
El mundo pudo ver desplegadas todas nuestras fuerzas fraguadas en cuatro décadas de Revolución. Nosotros aprendimos a mirarnos mejor y más críticamente. La batalla no fue solo de argumentos y conceptos, de réplicas y contrarréplicas, sino también de hechos y realizaciones concretas.
Más de 200 programas para el desarrollo de la educación, la salud, el deporte, la cultura, la atención al ser humano y el combate político-ideológico nacieron en fructíferas jornadas de análisis del pensamiento revolucionario e inconforme de Fidel. Una idea fue conduciendo a la otra. De las Mesas Redondas nació la idea de Universidad para Todos, de esta nació el programa de las videoclases en todas las enseñanzas, y de estas últimas se llegó al alumbramiento de nuestros dos canales educativos. Así con los maestros emergentes de la enseñanza primaria y después los Profesores Generales Integrales de la Secundaria. La formación universitaria de los tecnólogos de la Salud y después los más de 400 centros de rehabilitación y los más modernos equipamientos para nuestros policlínicos y hospitales. La ampliación de nuestra prestigiosa Escuela de Ballet para que vinieran jóvenes de todas las provincias y luego los talleres vocacionales que han acogido a miles de niños de todos los municipios de la capital.
Así surgieron también los trabajadores sociales, multiplicados en número y misiones por todo el país; los instructores de arte, con cuatro hornadas de jóvenes despertando sensibilidad hacia las artes en miles de escuelas de la nación; los ingenieros informáticos formados por la UCI para el desarrollo futuro de la Patria, que dependerá sobre todo del talento que ha sido capaz de forjar en su pueblo, hoy con universidades en todos los municipios y con casi un millón de graduados en el nivel superior.
Ha sido una cruzada por conquistar toda la justicia, como se propuso nuestro pueblo desde Céspedes, y por garantizar igualdad de oportunidades para todos los cubanos. Un intento inédito por forjar seres humanos integralmente cultos y por ello genuinamente libres.
Como nos propusimos en el Juramento de Baraguá, esta batalla no era solo por Cuba, sino por los pueblos del mundo. Por eso también nacieron programas para formar luchadores sociales, instructores de arte, médicos y otros profesionales para Latinoamérica y otras partes del mundo. Por eso, nuestra permanente denuncia de las injusticias universales y de las agresiones del imperio.
Hoy nos enfrentamos a nuevos desafíos internos y a un complejo escenario internacional, colmado de crisis: económica, energética, ambiental y alimentaria. Frente a tales retos, la respuesta sigue estando en la certeza de Fidel en su Proclama al Pueblo de Cuba, el 31 de julio del 2006: La Batalla de Ideas seguirá adelante. Él la sigue guiando desde la profundidad y certeza de sus Reflexiones. Nuestro pueblo, con Raúl al frente, combate para que triunfen las ideas verdaderas que nos lleven al mundo mejor al que aspiramos. A 50 años de la clarinada de enero de 1959 la Revolución sigue dando la batalla.
Randy Alonso Falcón
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