La reacción de Milei pone de manifiesto que la gran patronal ha comenzado a urdirle un relevo político al gobierno en declinación. El armado político de los gobernadores no sólo funcionaría como eventual sucesión a Milei; principalmente, debería bloquear un progreso electoral del peronismo o, en todo caso, fracturarlo nacionalmente.
La formación de las “Provincias Unidas” venía dándose a paso peatonal. Pero después de las elecciones bonaerenses, y más todavía con el derrumbe financiero, los acuerdos se han acelerado. Antes de que el nombre de Schiaretti fuera lanzado al ruedo por Milei, apareció reiteradamente en las columnas de opinión de Morales Solá, el periodista que anticipó los movimientos de la gran burguesía y sus partidos en las vísperas de diciembre de 2001. Ahora, Morales Solá destaca los eventuales méritos de Schiaretti, no ya como futuro candidato, sino como hipotético presidente provisional electo por una Asamblea Legislativa, en caso de acefalía presidencial. La crisis financiera ha apresurado los tiempos: lo que comenzó como una alternativa política con vistas al 2027, es hoy el posible comité de emergencia que podría dar cuenta de una implosión del gobierno de Milei.
Melconian y De Pablo
Estos pasos políticos tienen lugar cuando los economistas de la gran burguesía, con medias palabras, empiezan a diseñar el plan de aminoración de daños que debería dar cuenta del cataclismo que dejarían Caputo y, eventualmente, Milei. Carlos Melconian, en TN, dio algunas pistas del seudoplan de contingencia: llevar inmediatamente el dólar a 2000 pesos y “ver qué pasa (sic) con los pibes de la Universidad”. Se refería a alguna concesión salarial parcial, a sabiendas que será rápidamente devorada por la devaluación y que no alteraría la confiscación perpetrada en estos dos años. Melconian, por eso, pidió volver a la inflación massista –“2,5 o 3 por ciento por unos meses”-. Por su parte, Juan Carlos de Pablo, después de encomendarle a Dios el stock de reservas disponibles, se metió con la cuestión crucial de los vencimientos de deuda pública. Sin hacerle asco, dijo que habrá que “convencer a los actuales tenedores de cambiar títulos por otros y, si no, declarar el default. No hay muchas alternativas”. (AM1070) Naturalmente, Melconian y De Pablo les “sugieren” estas salidas a Milei, pero saben muy bien que los liberticidas carecen de los recursos políticos para pilotear su propio derrumbe. Anticipándose a estos movimientos políticos, Milei lanzó la campaña electoral de LLA aferrado a su planteo económico y a su camarilla más cercana -los Menem y Karina-. Apuesta al rescate de Trump, que piensa tramitar en pocos días en su enésimo viaje a Estados Unidos.
Peronismo
Los candidatos de Provincias Unidas aspiran también a ponerle un límite electoral al peronismo, que decidió replicar la “Fuerza Patria” en numerosas provincias. Para ello, ha amalgamado detrás de su sello a todos los antiguos colaboradores de Milei y Macri, como Jaldo, Jalil o Urtubey. Y en otros casos, al pejotismo entrelazado con la mafia del juego, como ocurre en Santa Fe. Todos estos enjuagues contaron con la promoción activa de Cristina Kirchner. Las fronteras entre el “peronismo unido” y las “provincias unidas” están dibujadas por apetitos de camarilla, no por diferencias estratégicas. El primero en destacar esa indiferenciación ha sido el mismo Kicillof, quien le advirtió a “Provincias Unidas” que “sin el peronismo no se puede”. En estos días, Kicillof se ha encargado de promocionar los “logros” de la provincia, que podrían ser elogiados por las fundaciones libertarias: superávit fiscal, ajuste severo a salarios docentes y estatales. Es la “nueva partitura” que supo pregonar en los actos (aunque la hostilidad a maestros, y sobre todo a las autoconvocatorias de trabajadores, son una “vieja partitura” cristinista).
Entre las “provincias Unidas” y la reciclada Fuerza Patria, se va delineando el programa de las “viudas de Milei”: en primerísimo lugar, la consolidación de los retrocesos salariales, jubilatorios y laborales perpetrados por los liberticidas. A partir de allí, una devaluación y una reestructuración de deuda, que le transferirá al pueblo explotado los platos rotos de la operación especulativa de Milei-Caputo. La comprensión de la crisis de conjunto y sus “salidas” capitalistas son el primer paso para desarrollar una política independiente en la crisis política y, como parte de ella, en las elecciones de octubre.
La izquierda del FITU, que ignora la crisis para refugiarse en la autoproclamación, actúa como una rueda auxiliar de la oposición patronal y sus maniobras.
Marcelo Ramal
20/09/2025
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