miércoles, 10 de septiembre de 2025

Pongamos fin al ‘ajuste’ de un gobierno desahuciado


La derrota electoral de Milei en la provincia de Buenos Aires es la última de varias derrotas previas, igualmente aplastantes, por ejemplo, en Santa Fe y en Corrientes; no es una golondrina en invierno, es una bandada de pájaros haciendo sus necesidades sobre la cabeza de los liberticidas. 
 La derrota tiene también un carácter histórico especial, porque desmorona el proyecto fascista de la Internacional Negra, que Milei comparte con Trump y Netanyahu y otros secuaces. El “exterminio” de los ‘wokes’; de los inmigrantes y de los pueblos originarios: de los “degenerados fiscales”, de los ambientalistas, del feminismo y fundamentalmente de la izquierda, o sea el programa típico del fascismo, ha sido repudiado en forma masiva mediante el voto. 
 La ‘motosierra’ contra los derechos democráticos, así como la tentativa de instaurar un estado de excepción, mediante los decretos, los vetos y el copamiento de la calle por el conjunto de las fuerzas represivas, ha sufrido un golpe severo que, obviamente, sólo será desterrada mediante la movilización política independiente de los trabajadores. 
 La “batalla cultural” del liberticidio ha recibido una paliza que abre nuevas perspectivas. Esto es lo que ocultan los abundantes comentarios que naturalmente se han hecho sobre las elecciones del domingo pasado. Gran parte de esos comentarios quieren evitar que saquemos las conclusiones que corresponden: ponerle fin, mediante la lucha contra el ajuste y por las reivindicaciones planteadas, a un gobierno desahuciado. 
 Desahuciado es poco. Los bancos internacionales que llamaban a ‘comprar’ activos de Argentina, ahora vuelven a llamar, pero a “venderlos”. El ‘riesgo-país’ ha vuelto al nivel de default, por encima de los 1.100 puntos y subiendo. El Tesoro no cuenta con los recursos para pagar los vencimientos de la deuda soberana. Algunos se atreven a asegurar que los fondos internacionales le habrían “soltado la mano” al duo Caputo-Milei. Los despidos y suspensiones crecen; algunas patronales explotan la crisis para reemplazar trabajadores bajo convenio por compañeros más jóvenes, en un intento de imponer la “reforma laboral” de facto. Lo indiscutible es que la actividad industrial va barranca abajo. 
 La derrota electoral se va a repetir el 26 de Octubre. Cambiar un gobierno por decreto por un gobierno de coalición, luego de Octubre, no encuentra adeptos, porque metería en la crisis a nuevos protagonistas. Encontrar “un Massa” libertario para sustituir a Caputo, o sea a un macrista, hasta el final del mandato, acabaría como acabó el gobierno infausto de los Fernández.
 Los activistas de la clase obrera deben declararse en estado de asamblea para coordinar las importantes luchas en curso y para convertir en luchas conflictos de gran envergadura en fábricas que son de envergadura. La burocracia de la CGT hará todo lo posible, e incluso lo imposible, para mantener paralizados los sindicatos. En especial la burocracia que, como Daer y Baradel, se mostró en el estrado con Kicillof. 
 Pongamos en marcha la gran tradición de lucha de la clase obrera. 

 Nota de tapa de Política Obrera N°128 edición impresa. 
 10/09/2025

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