El COVID prolongado o long COVID es una afección multisistémica debilitante, posterior a la infección con síntomas comunes de fatiga, dificultad para respirar y disfunción cognitiva, que puede afectar la capacidad para realizar actividades diarias durante varios meses o años, es decir, tiene un carácter incapacitante. Aunque el riesgo mayor se encuentra entre los adultos que debieron ser hospitalizados al contraer COVID-19, fumadores, personas con obesidad y a quienes padecen enfermedades autoinmunes, afecta a personas de todas las edades, incluidos los niños y niñas, siendo muy frecuente en personas jóvenes sanas y puede seguir a una infección inicial leve (Infobae, 18/2).
La consecuencia es un daño global generalizado a la salud, el bienestar y los medios de subsistencia de las personas: se estima que una de cada diez personas que desarrollan COVID durante mucho tiempo, deja de trabajar. Es la situación de miles de enfermeras de Escocia que actualmente no pueden continuar con sus tareas laborales encontrándose en una situación de extrema vulnerabilidad social. Reclaman que el síndrome de COVID prolongado sea considerado una enfermedad laboral para así poder recibir ayuda estatal (Daily Record, 8/03/2023). En Estados Unidos, por su parte, a partir de febrero de 2022, se estimó que el síndrome afectaba a unos 16 millones de adultos en ese país y había obligado a entre 2 millones y 4 millones de estadounidenses a abandonar sus trabajos. (Infobae, 18/2). A su vez, según un nuevo estudio publicado en JAMA Health Forum (CNN, 3/3), en el año posterior a la infección, las personas que experimentan COVID prolongado corren un alto riesgo de sufrir una variedad de resultados adversos para la salud, incluido el riesgo doble de muerte.
El long COVID o COVID prolongado tiene una sintomatología diversa y, por este motivo, suele ser considerado como una enfermedad psicosomática, no llegando a su diagnóstico de forma adecuada. Los datos sobre este síndrome escasean en la mayoría de los países sobre todo en países de bajos y medianos ingresos. Donde se han realizado estudios, como en India, China y Sudáfrica, se ha encontrado COVID prolongado (The Lancet, 11/3/).
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina Azrieli de la Universidad Bar-Ilan de Israel, demostró que la vacunación con al menos dos dosis de las vacunas de plataforma de ARN mensajero reduce la mayoría de los síntomas a largo plazo que los individuos declaran meses después de contraer la infección por el coronavirus (Infobae, 18/2). Pero, si bien la vacunación reduce el peligro, no lo previene por completo. Según el artículo de The Lancet, al no haber tratamientos específicos, la atención debe recaer en la prevención (manteniendo bajos los casos de COVID-19 y asegurando la vacunación) y la atención multidisciplinaria centrada en el paciente. Los pacientes necesitan apoyo físico, cognitivo, social y ocupacional multisectorial. Esto en el marco del desmantelamiento de la atención de la salud a nivel mundial, sobre todo la relacionada con la atención al COVID. En Canadá, por ejemplo, la Autoridad de Servicios de Salud Provincial (PHSA) anunció el cierre de sus cuatro clínicas de recuperación post-COVID en Vancouver, Victoria y Fraser Valley. El programa interdisciplinario, que también ofrece recursos educativos y clases, actualmente incluye médicos, enfermeras, trabajadores sociales y fisioterapeutas. A fines de marzo, las cuatro clínicas regionales harán la transición a un programa virtual centralizado, que solo brindará recursos educativos y herramientas de autogestión. El programa ya no ofrecerá acceso a un médico (WSWS 2/3).
La educación y concienciación sobre el manejo clínico del COVID prolongado en atención primaria sigue siendo insuficiente, agrega el artículo de The Lancet y continúan las inequidades en la atención y los retrasos en la atención y el apoyo prolongan y exacerban los síntomas.
El rechazo al vaciamiento y al colapso del sistema de salud y los reclamos de mejores condiciones laborales y salariales han generado huelgas de trabajadores y trabajadoras de la salud a nivel mundial, como en el caso de Reino Unido y Argentina, entre otros.
Los gobiernos capitalistas y la Organización Mundial de la Salud pregonan “el fin de la pandemia” y se prevé que se declare oficialmente en el mes de mayo, como ya anunció el gobierno de Estados Unidos. Esto se discute mientras que las graves consecuencias de la pandemia de COVID-19 siguen saliendo a la luz. Se nos impone la defensa de la salud pública contra todo tipo de desmantelamiento y achique y la defensa de las condiciones de trabajo de la clase obrera mundial.
Soledad Domínguez
18/03/2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario