Pero detrás de estos mentirosos “precios justos”, lo único que ha hecho el gobierno es ´hacerle lugar´ a los violentos tarifazos que se vienen en los servicios públicos.
En noviembre, empiezan a pesar los aumentos del gas y de la luz sin subsidios.
En el caso del gas, el 40 % de los usuarios va a tener aumentos de hasta el 50 % en los próximos tres meses.
En la luz, los aumentos previstos de acá a marzo alcanzan al 80 %.
Los aumentos del agua, según la provincia, están entre el 30 y el 50 % para este verano.
Las prepagas subirán un 14 % entre diciembre y enero.
El gobierno es el principal fogonero de la inflación. Se sirve de ella para desvalorizar los salarios, las jubilaciones y el gasto social.
Acentuando la crisis social, el gobierno no sólo cumple con el acuerdo fondomonetarista. Además, reúne los recursos para resarcir generosamente a todas las corporaciones capitalistas.
Los pesos que se escatiman a comedores y merenderos se usan para rescatar a los acreedores de la deuda pública.
Los pesos que deberían sostener a los trabajadores de la salud –en medio de un recrudecimiento del COVID- premian a las megaexportadoras de soja y aceite de soja.
Pero ninguno de estos rescates al capital eximirá al gobierno y al Estado de su bancarrota.
Los capitalistas lo saben. Por eso, mientras embolsan los beneficios aportados por los tarifazos y las prebendas del Estado, los pasan de inmediato a moneda extranjera.
Y preparan un desenlace todavía más grave para esta crisis: devaluación e hiperinflación.
Los trabajadores debemos preparar nuestra propia salida. Es la que señalan los trabajadores de la salud de todo el país, con movilizaciones, autoconvocatorias y huelgas indefinidas.
Los Massa, Fernández y el FMI nos llevan al desastre. Preparemos la huelga general, en defensa del salario y el derecho al trabajo.
Nota de tapa de Política Obrera N°58 edición impresa.
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