No aceptó cargos ni canonjías. No lo marearon del todo las promesas del Estado. No fue -en esto- frentepopulista. Dejó su obra en todos los terrenos. No cualquiera. Vicente Zito Lema nos marcó con su ejemplo. Puso el cuerpo, que es extensión de la escritura, cuando la palabra no es herramienta del oportunismo. Por eso su partida no nos puede resultar indiferente. Más allá de muchas discrepancias, lo que une a los revolucionarios es estar donde se definen, con victorias o derrotas, las luchas por un gobierno de los trabajadores. Vicente estuvo en ellas siempre. Por eso está ahora, acá, de este lado de nuestro reconocimiento. No todos somos iguales. Afortunadamente.
¡Viva Vicente Zito Lema!
Juan Carlos Capurro
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