domingo, 27 de junio de 2010

Elecciones de la Asociación Gremial Docente de Argentina (AGD-UBA): gran victoria clasista


Las elecciones de la Asociación Gremial Docente de la UBA (AGD-UBA), realizadas durante la pasada semana, se transformaron en una gran victoria clasista. Con la votación más importante desde que se creó la AGD hace una década (47% del padrón), los 1.513 afiliados docentes que concurrieron a votar le dieron el triunfo a la lista Unidad por la Gremial, un frente integrado por la Lista Naranja, que va a la cabeza de la lista, y sectores del PC disidente e independientes del Pellegrini. A partir de esta elección, el nuevo secretario general es Santiago Gándara, quien reemplaza a Néstor Correa, ambos militantes destacados del Partido Obrero.
El triunfo de Unidad por la Gremial fue aplastante. Superó el 68% de los votos, mientras la lista opositora (ver artículo) llegó apenas a algo más del 30%. De esta manera, en la Mesa Ejecutiva, Unidad por la Gremial conquistó seis cargos titulares sobre un total de siete. En la votación de afiliados, o sea, en el sector más comprometido con la construcción del sindicato, se impuso en ocho facultades de las diez en las que se votó; lo mismo sucedió en el colegio Carlos Pellegrini. En muchas facultades, la votación de Unidad por la Gremial superó holgadamente el 90%. Unidad por la Gremial ganó incluso en Ingeniería, donde no presentó lista de facultad. En la estratégica Ciencias Sociales, cuna histórica de la AGD-UBA y donde la oposición tenía lista propia y a uno de sus principales candidatos encabezándola, el resultado fue demoledor: más del 80% de los votos.
En las elecciones de comisiones directivas de las facultades también la mayoría quedó para Unidad por la Gremial. En siete unidades académicas se impusieron sus listas, mientras en cuatro lo hicieron las de la oposición. Si en este rubro el triunfo fue por un margen más estrecho, es sólo porque en las elecciones de comisiones directivas votan también los docentes no afiliados, lo que posibilitó que en algunos casos las autoridades universitarias movilicen parte del padrón docente para evitar que Unidad por la Gremial conquiste la dirección de esas Comisiones Directivas. El caso más alevoso se dio en Filosofía y Letras, donde el decano kirchnerista Trinchero se jugó entero para evitar que la Comisión Directiva de la AGD-Filo esté en manos de los compañeros de la Naranja. Este espadachín de Carta Abierta no tuvo empacho en votar por una lista que en la Ejecutiva estaba encabezada por los “sojeros” del PCR. Se ha visto que, a la hora de elegir, un kirchnerista prefiere a un sojero antes que a un reagrupamiento clasista.
El alcance de la votación debe ser especialmente destacado debido a que como sindicato de base, opuesto a la burocracia universitaria que dirige la UBA, cada docente que concurre a votar lo hace gracias a un trabajo de movilización política y sindical en base a la agitación y organización de las reivindicaciones de los trabajadores docentes. Muy distinto, claro, a los otros sindicatos que rivalizan con la AGD-UBA, como Aduba y Feduba, ambos dependientes del rectorado, de las afiliaciones compulsivas y de las prebendas del Estado. Por eso son incapaces de hacer una elección en la que participen voluntariamente más de 2.000 trabajadores entre afiliados y no afiliados.
Es cierto que el triunfo de Unidad por la Gremial nunca estuvo en duda, pero sorprendió por su alcance y masividad. La razón es muy simple: en la lista ganadora están los constructores de la AGD-UBA, un sindicato que funciona sobre la base de asambleas democráticas, que ha librado luchas decisivas junto a la docencia de todo el país, conquistando importantes incrementos salariales, la recomposición de la estructura salarial mediante el blanqueo de las sumas en negro, el 82% móvil para los jubilados, la designación con renta de 2.000 mil docentes que revestían la categoría de ad honorem. Es mérito de la dirección de la AGD-UBA ser artífice de la unidad con el movimiento estudiantil encabezado por la Fuba, para luchar por la defensa de la universidad pública contra la ofensiva capitalista y también contra las camarillas universitarias y su régimen profundamente antidemocrático y corrupto, puesto al servicio de los grandes monopolios que quieren lucrar con la universidad, su presupuesto, sus docentes y estudiantes.
Como parte de la dirección de la Conadu Histórica, Unidad por la Gremial tuvo también el mérito de rechazar el acta paritaria que otorgaba un aumento salarial inferior al 20%, mientras el resto de los sindicatos de docentes universitarios, incluida la Ctera (que representa algunos pocos afiliados de colegios pre-universitarios) lo aceptaron sin chistar. En este cuadro, la campaña electoral de Unidad por la Gremial no sólo transcurrió en un cuadro de luchas (paros, carpa docente frente al Ministerio, clases públicas) sino que hizo eje en la necesidad de reabrir la paritaria para ir por el 35% de aumento salarial y el adelantamiento inmediato de las cuotas.
Por todo esto, no nos equivocamos al definir las elecciones de la AGD-UBA y a la reafirmación de su actual dirección como un triunfo clasista de cara a todo el movimiento obrero y como el avance de una posición independiente de los trabajadores, ya que se da en el disputadísimo medio universitario, al que el gobierno bombardea sistemáticamente con los “intelectuales” de Carta Abierta y la derecha y los radicales con sus viejas influencias, todos sostenes de las camarillas profesorales privatizadoras. El triunfo en la AGD-UBA plantea un mandato claro de lucha y marca una perspectiva de desarrollo para la construcción clasista e independiente de los partidos patronales entre los trabajadores. Es también un reagrupamiento clasista de cara a las próximas elecciones de la CTA.

Equipo de Dirección de la campaña electoral

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