Un presupuesto para los banqueros.
Es un lugar común calificar el Presupuesto 2013 como un presupuesto de “austeridad”. Todo lo contrario, el proyecto enviado a la Legislatura es un derroche de endeudamiento a favor de los banqueros y de los especuladores. Scioli quiere tomar deuda por 20.000 millones de pesos, un equivalente al 14% del total de gastos y de ingresos previsto para todo el ejercicio 2013. La contracara de ello es el derrumbe completo de los servicios públicos, empezando por los comedores escolares. La Cicop denunció un faltante generalizado de insumos y de 2.000 cargos en los hospitales bonaerenses; mientras tanto 3.000 docentes siguen sin cobrar desde principios del ciclo lectivo. Al vaciamiento de la obra social (Ioma) se suma la descapitalización del Instituto de Previsión Social (IPS) que ha hecho las veces de la Anses en la provincia.
Scioli chantajea con el no pago de sueldos para forzar el mega endeudamiento y el ajuste presupuestario; lo que no deja de ser temerario, después de la reacción huelguística -que provocó el fallido fraccionamiento del medio aguinaldo- y del retroceso en chancletas de De Lucía, ante la toma y ante la huelga de los trabajadores de Educación.
Mientras el gobierno provincial sigue tomando deuda a tasas crecientes en bonos ajustados al valor del dólar -que estimando el dólar futuro alcanzan hasta el 30% de interés efectivo-, los fondos “excedentes” -saqueados- del IPS son remunerados a una tasa del 8%, lo que destruye las jubilaciones provinciales. De los 20.000 millones de pesos que pretende Scioli, unos 15.800 millones están asignados a “atender el déficit financiero y atrasos en los pagos de la Tesorería”. Técnicamente, Buenos Aires es una provincia en defol, como Chaco, Formosa o Tucumán.
Para endeudarse, Scioli deberá conseguir todavía el aval del gobierno nacional como garante de los fondos de coparticipación nacional, y la excepción en la Legislatura a la Ley de Administración Financiera provincial que “veda las operaciones de crédito público para financiar gastos operativos”. Es decir, que deberá atravesar crisis y negociaciones con el gobierno nacional -De Vido se reunió con 35 intendentes para puentearlo y para “encuadrarlo” a Scioli- y con la oposición patronal que tiene mayoría en la Cámara Baja provincial.
La movilización y el rechazo al Presupuesto de los banqueros interesa a las direcciones sindicales y a la izquierda, que deben tomar esta lucha como una batalla política de primer orden. El Presupuesto 2013 recorre todo el arco del ajuste contra los trabajadores: implica una reducción del personal de planta permanente en 6.184 cargos y de 17.151 cargos en planta temporaria. Congela las vacantes de ingreso a cero, lo que prolonga la precariedad laboral en todos los ámbitos de la administración estatal.
Scioli se reserva también el derecho de reasignar partidas dentro del presupuesto; incluso las de Desarrollo Social, que se han reducido en términos absolutos respecto del presupuesto 2012. El fraude, además, no incluye la pauta salarial, aun cuando prevé un aumento de la recaudación del 20%, obviamente debido a la inflación. La “ley de leyes” estima ese aumento de la recaudación provincial para financiar un déficit que se estira a 30.000 millones de pesos. Lo que tenemos, en realidad, es un impuestazo contra los trabajadores y contra las clases medias porque la reforma de la Ley Impositiva eleva en 20 puntos el porcentaje de las valuaciones del inmobiliario urbano. ¡Pero el impuesto inmobiliario rural no se toca en 2013! El adelanto de Ingresos Brutos 2012 por parte de las grandes empresas fue desechado. La única novedad es la incorporación a ingresos brutos de los pooles de siembra.
El FAP, por su parte, se reunió con la CTA-Micheli para reiterar el reclamo de “ruptura del Pacto Fiscal”. Esta “solución bonaerense” -también caballito de batalla de De Narváez- es un cheque en blanco a Scioli y, por lo tanto, a los banqueros y a los capitalistas, que también quieren que se abra la canilla. Con esta política, el FAP, radicales y peronistas disidentes le legitiman el ajuste a Scioli. El moyanismo no abre la boca y está desdibujado en el bloque macrista-pejota. La iniciativa parlamentaria opositora de declarar la emergencia alimentaria a partir de la situación de los comedores es la cobertura de esta política.
El rechazo al Presupuesto de los banqueros debe tener un carácter activo para los trabajadores; es decir, de movilización de los sindicatos y de las centrales obreras, y de huelga provincial para imponer la reapertura de las paritarias. Las burocracias sindicales van, sin embargo, a contramano de esta tendencia y se afanan en gotear y en dividir los paros. La bancarrota de la provincia de Buenos Aires plantea el desconocimiento de la deuda fraudulenta. El tema es un eje en la campaña por una salida por izquierda a la crisis y en la preparación política distrito por distrito de cara a 2013.
Daniel Rapanelli
No hay comentarios:
Publicar un comentario