sábado, 3 de noviembre de 2012

Nos tapó el agua



El lunes pasado, los vecinos de la región metropolitana de Buenos Aires sufrieron las consecuencias de las fuertes lluvias que azotaron los diferentes barrios. Miles de personas aún siguen sin luz, agua, alimentos, ropa, servicios de salud y atención por la pérdida de sus hogares.

En la madrugada del lunes se registró una de las tormentas más importantes en la historia de Buenos Aires y las consecuencias fueron acordes al carácter de la misma. Tal vez por suerte, esta vez la tormenta no estuvo acompañada de los fuertes vientos que castigaron al conurbano durante el último temporal que dejó un saldo de 17 muertos y decenas de heridos en el mes de abril de este año.
Los más de 100 milímetros que cayeron en la Capital Federal, hicieron que la noticia del lunes y el martes de esta semana fueran las inundaciones en Belgrano, la pérdida de los dueños de locales de la calle Cabildo y algunos autos que se montaron sobre otros ante la transformación de las calles porteñas en verdaderos ríos.
Con las miradas puestas en la zona norte de la ciudad de Buenos Aires, se dejó de lado lo que estaba sucediendo en una de las áreas que más sufrió y que sigue padeciendo hasta hoy las consecuencias del temporal. Los barrios linderos a la cuenca Riachuelo-Matanza, donde los vecinos han perdido todas sus pertenencias por haber quedado bajo el agua, son hasta hoy los más afectados. Los Ceibos, en Gonzáles Catán; La Palangana, en Laferrere; en Esteban Echeverría, San Agustín, El Fortín, 9 de enero y El Gauchito. Barrios y localidades que dan cuenta del abandono que hay por parte de los municipios a los sectores más pobres del conurbano bonaerense.
El desborde de los arroyos que forman parte de la cuenca Riachuelo-Matanza es moneda corriente cada vez que llueve más de 20 milímetros en un día. Por eso los vecinos reclaman a las autoridades municipales cuestiones como el rellenado de las calles con sus correspondientes zanjas y canales para evitar, al menos, que las fuertes lluvias los dejen en tan alarmante situación. En cuanto a lo urgente, los vecinos se han estado organizando para recolectar ropa, frazadas, colchones, alimentos y agua potable. Además están solicitando a las autoridades: alojamiento en las escuelas hasta que termine el temporal, la entrega de chapas y maderas para reconstruir sus casas y el abastecimiento de alimentos y asistencia social para poder subsanar las necesidades que han surgido a partir de la pérdida casi total de sus pertenencias.

La capital del agua

La situación en la ciudad de Buenos Aires tuvo sus matices dependiendo de la zona. Lo que no varía es el rol de la administración de la ciudad y su responsabilidad en la ejecución de obras pluviales para evitar que cada lluvia que caiga genere un caos semejante al que se vivió en estos días.
Durante la semana, distintos funcionarios del PRO salieron a explicar qué nivel de responsabilidad tenía la Ciudad ante esta crisis. Primero la vicejefa de Gobierno, María Eugenia Vidal, dejó en manos del “calentamiento global” y el cambio climático la responsabilidad de que casi toda la ciudad de Buenos Aires se inundara, generando la suspensión del servicio de subte en su totalidad, de varias líneas de colectivos y de casi todos los ramales de trenes. Otros funcionarios como Diego Santilli u Horacio Rodriguez Larreta, hicieron responsable al Gobierno nacional por no ejecutar obras públicas en la ciudad que permitan solucionar el problema de las inundaciones.
En el matutino radial Llevalo Puesto, de FM La Tribu 88.7, entrevistaron a Julieta Costa Díaz, comunera de la Comuna 14, de Proyecto Sur. Durante el diálogo, Díaz denunció la subejecución de obras pluviales en 2012, donde según detalló “se tenían 244 millones de pesos para invertir en obras y a junio de este año van utilizados poco más de 2 millones, es decir que se usó no mucho más del 2%”. La comunera explicó también que “se está imperando en lo que se pude hacer. La ineficiencia con respecto a las obras que realizan nos dejan una ciudad que cada vez que llueve es inhabitable”.
Además comentó, en relación al debate del presupuesto de 2013, que el porcentaje que se está destinando a infraestructura para evitar futuras inundaciones sería menor al que se destinó para el presupuesto de este año.
¿Es posible pensar en una ciudad como Buenos Aires que resista las fuertes lluvias que se dieron en este último tiempo? Para pensar en alguna solución al problema de los anegamientos en la ciudad, Marcha entrevistó a Antonio Brailovsky, economista e historiador especializado en historia ambiental. Algunos de los problemas que planteó Brailovsky son aplicables a todo el problema de las inundaciones, no sólo en Capital y el Gran Buenos Aires, sino que en el resto de las zonas de Argentina que tienen que padecer las consecuencias de los temporales.
“El problema principal de algunas zonas inundables es que están edificadas en el bajo, en zonas que están hechas para quedar bajo el agua. Toda la zona inundable ahora está habitada por completo, ese es el problema”. Una solución ante este panorama sería, entonces, buscar los atenuantes para poder convivir con estos fenómenos naturales. Según Brailovsky se debería llevar a cabo “el reconocimiento oficial, formal, de las áreas con riesgos de inundación. Hay que hacer un mapa de riesgo, que se incorpore al código de planeamiento urbano. No se puede construir igual en un lugar donde se inunda un metro de agua que en otro donde esto no sucede”. Si se pone en “blanco” cuál es la situación de cada zona, los vecinos no se verán sorprendidos cada vez que haya una lluvia de las magnitudes de las que cayeron en el último fin de semana.
“Las obras siempre van a ayudar a disminuir los problemas de los anegamientos pero, de fondo, por cómo está planificada esta ciudad y gran parte del conurbano, va a ser difícil que no se inunden cada vez que llueva tantos milímetros juntos, tiene que ver con las propiedades de los suelos, el nivel de los arroyos y otras variables que no pueden ser previstas por las administraciones”, concluyó Brailovsky.

Marcha

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