domingo, 18 de noviembre de 2012
El Drama de las Democracias Dependientes
Estamos transitando el final de otro año. El decadente espectáculo que exhibe la política argentina es preocupante aunque no novedoso.
Los dirigentes de los partidos burgueses, fieles al poder económico, no hacen realmente política sino verborragia y clientelismo, y viven en permanente campaña electoral, ahora hacia el 2013 y el 2015, y por lo tanto sólo están muy atentos a las encuestas y a las cámaras de TV.
La supuesta imagen transformadora del gobierno de Néstor Kirchner, impulsando la denominada “transversalidad”, con máscara de progresista, se fue deteriorando sobre la marcha, poniendo cada vez más al descubierto su esencia de continuidad del neoliberalismo, desnudado aún más en la actual gestión de la inefable Cristina.
Hay no obstante que reconocer la hábil combinación que realizó el sistema, para poder recuperar la hegemonía en momentos de grandes crisis, como la del 2001: la perpetuación de la orientación política neoliberal ahora maquillada de progresismo, a través de una gestión social asistencialista, con todo tipo de subsidios, por un lado, fundamentalmente a las empresas, y por el otro lado, a los sectores más carenciados, aunque en mucho menor grado.
Esta estrategia le permitió temporalmente lograr una cierta estabilidad, frenar en alguna medida el alza de la conflictividad social y montar al mismo tiempo una fábrica de votos, que le posibilita ganar elecciones. No estamos frente a un rumbo fatalista, pero no hay que confundir nunca avance del campo popular con cambio de estrategia del enemigo, que sólo busca recomponer sus fuerzas y consolidarse en el dominio de la sociedad.
Por cierto que nada va quedando de su proyecto de inclusión y redistribución de la riqueza, sólo utilizado con fines demagógicos, otorgándose por el contrario escandalosos privilegios a las multinacionales mineras, a sus empresarios amigos como los Cirigliano, los Roggio, o los Cristóbal López, (actual dueño de C5N y Radio 10), y el no cobro de impuestos a la privilegiada “patria financiera”, siendo los bancos los que más ganan. Eso si, sigue firme el veto presidencial a la ley del 82% móvil para los jubilados, con el falaz argumento de que no hay plata, aunque no deja de pagar la ilegal y fraudulenta deuda externa, encima, nuestra ilustre primera dama "nacional y popular", anuncia con todo orgullo que saldará el próximo vencimiento y en dólares!
Y ni que hablar de la cada vez mayor preponderancia de la “patria sojera”. El 61% de la tierra cultivable está cubierta con soja, expandiéndose constantemente a costa de los campesinos pobres y los pueblos originarios, a los cuales les roban sus tierras, y al que se rebela es reprimido o directamente asesinado. Todo nuestro repudio al reciente asesinato del compañero Miguel Galván, del MOCASE.
En síntesis, se asienta así fuertemente un perfil económico esencialmente agrosojero, minero, exportador, muy volcado a la explotación desmedida de los recursos naturales y al ensamblaje (armado) automotriz, conjuntamente con un alto grado de concentración.
Para colmo, la trasnacional, fabricante de venenos, Monsanto, con muy buenas relaciones con el gobierno, acordó abrir, a pesar de las protestas, tres plantas en nuestro país: dos en Córdoba y una en Tucumán. Es evidente que en varios países, como el nuestro, los productos más baratos para las multinacionales son los políticos.
A este panorama nada auspicioso, se agrega que una treintena de grandes grupos empresarios concentra el 75% de los productos que habitualmente consumimos los argentinos.
El mercado de producción de alimentos es manejado por 28 empresas, 26 de ellas son multinacionales.
36 empresas contabilizan el 66% de la facturación, es decir de las ventas totales.
En particular, la producción de alimentos está también altamente concentrada en muy pocas manos: entre 1 y 3 empresas concentran la mayor parte de la producción y venta de bienes de consumo masivo.
Corresponde señalar que el control de los principales medios de producción, es lo que determina la posibilidad de redistribución de la riqueza producida, además de poder frenar la inflación, que sigue rondando el 25% anual, un verdadero robo al bolsillo de los trabajadores, pues estas corporaciones son las disimuladamente llamadas “formadoras de precios”.
La pérdida del control de la economía, en manos de estos grupos monopólicos, reduce radicalmente la soberanía política de una nación, que pasa a ser dependiente o neocolonial, al mismo tiempo que impide cualquier intento de desarrollo independiente con justicia social, con una vida digna para todos.
Aumenta en consecuencia el sufrimiento, la marginalidad y la miseria de los pueblos. Una clara demostración es la situación de los trabajadores, cuyo último aumento por paritarias, promedió entre el 22 y 23%, es decir por debajo de la mencionada inflación, con anuencia de la burocracia sindical empresarial. Este es el motivo de un, cada vez más generalizado y justo, pedido de apertura de paritarias para batallar por nuevos aumentos de sueldos.
Se ha fijado a la vez un salario mínimo de $2670, con una segunda cuota de que llega a $2870, recién a cobrar en Febrero del 2013. Hay que tener presente que se calcula que el costo de la canasta familiar está ya por encima de los $6000, mientras que el trabajo “en negro” o precarizado sigue oscilando en un 40%.
Como frutilla de la torta (de la torta de los empresarios, naturalmente), no solo votan, con el apoyo del liberal Macri y la UIA (Unión Industrial Argentina) una nueva y más antiobrera ley sobre las ART; lo peor es que se da continuidad a un sistema que coloca la seguridad laboral en manos de los piratas de las aseguradoras y los bancos.
Este es el país real, no el país mediático, no el de los discursos oficiales. No más engaños. Basta de “progres” o revolucionarios de Puerto Madero.
A esta mayor concentración y mundialización de la economía, la viene acompañando toda una profunda transformación en los grandes medios de difusión, lo que permite una muy fuerte incidencia en la conciencia de los pueblos de todo el planeta. No hay solo bombardeos militares, sino también bombardeos mediáticos, lo que determina, como venimos señalando, la vital importancia del desarrollo de los medios populares alternativos, en una imprescindible “batalla de ideas”.
Un cambio radical en esta difícil y compleja situación, una auténtica revolución, debe conmover hasta los cimientos de lo establecido, debe apuntar a lo central de todas nuestras luchas: una mayor libertad con equidad, una vida más digna, sin seres humanos explotados y hambreados, y una nueva cultura solidaria. En definitiva un nuevo y real humanismo.
No pretender disociar nunca el pan y la libertad. Son dos hermanos inseparables: ni el pan amargo de la opresión, ni una supuesta libertad con niños que se nos mueren de hambre, mientras unos pocos amasan enormes fortunas.
Estamos hablando del desarrollo creador del marxismo, del socialismo, del “hombre nuevo” del Che, que es lo que debe inundar nuestras conciencias y guiar nuestro accionar, en una interrelación indisoluble entre la teoría y la práctica. Lo otro es seguir bajo la hegemonía de los dominadores, del pensamiento burgués, de la lógica amo-esclavo, de la cultura para la muerte, en lugar de una cultura para la vida.
Dentro del capitalismo no hay alternativa, puesto que en pos de mayores beneficios económicos, se va convirtiendo cada vez más en un sistema destructivo del ser humano y de la naturaleza. Por tal razón, “el socialismo deberá ganarse la conducción de la esperanza”, como lo expresa el pensador cubano Fernando Martínez Heredia.
Hoy más que nunca es imprescindible asumir con firmeza este compromiso político, con criterio amplio, sin soberbia ni sectarismos, puesto que particularmente y por todas las causas mencionadas, atravesamos una coyuntura donde está creciendo la conflictividad social.
¿Quién se atreve a tirar piedras sobre el tejado del vecino? No hay vacunas contra el error, por lo que hay que entenderlo como un momento del aprendizaje. No se trata de indagar ahora sobre equivocaciones del pasado, para discriminar a agredirnos en el presente, sin ver concretamente qué puede actualmente acercarnos en el combate común contra el enemigo común, construyendo una auténtica alternativa unitaria y a todo nivel, de los trabajadores y demás sectores populares en lucha, en base a un proyecto o programa de puntos básicos acordados en un debate democrático.
Esta carencia de una opción genuina es actualmente nuestra mayor debilidad y a la vez nuestro mayor desafío. Ante las dificultades y marchas y contramarchas, tener siempre presente que para enfrentar con éxito a un enemigo tan poderoso, tanto local como internacional, no alcanza el esfuerzo aislado de un grupo o partido político, o una mera alianza electoral. Las peleas entre pequeñas organizaciones de izquierda, se parecen más a una pelea de dos calvos por un peine.
Debe latir en nuestros corazones y en nuestras mentes una muy lúcida frase de la Segunda declaración de La Habana (1962):
“Se sabe que en América y en el mundo la revolución vencerá, pero no es de revolucionario sentarse en la puerta de su casa para ver pasar el cadáver del imperialismo”.
Colectivo Avanzar por la Unidad del Pueblo
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