miércoles, 5 de octubre de 2011

Más elementos sobre el caso Sobrero


El caso Sobrero, del que hablamos en la nota anterior (Ver: http://www.kaosenlared.net/noticia/argentina-libertad-sobrero-dirigente-sindical-ferroviario), merece seguirse con mucha atención. Es que todos los elementos disponibles reafirman la tesis de que se trata de una causa armada, con el fin de atacar a un dirigente gremial antiburocrático, combativo y de izquierda. Recordemos que el juez Yalj acusó a Rubén Sobrero de ser el organizador de una asociación ilícita y de extorsionar a la empresa ferroviaria, TBA, y lo mandó detener el viernes 30 de septiembre, manteniéndolo incomunicado todo el fin de semana. Ayer, lunes 3 de octubre, el juez tomó declaración indagatoria a Sobrero y a su compañero Leonardo Portorreal. La acusación se basa en las declaraciones de Alan Skrobacki, quien está acusado por los incendios, y de un policía que detuvo a Skrobacki. Skrobacki es un indigente que vivía en estaciones y vagones del ferrocarril, quien dijo que había sido contactado por Leonardo Portorreal para incendiar vagones y que le habían pagado por ello; también dijo que Portorreal se había comunicado con Sobrero por handy, cuando lo contrató para la tarea.
Durante la indagatoria esta historia se cayó a pedazos. Sobrero explicó que desde 2004 los ferroviarios no utilizan handy; que Portorreal no trabaja en ferrocarriles desde hace cinco años; que desde que se fue del ferrocarril sólo lo vio en dos ocasiones, y que en ninguna de ellas fue durante el incendio de trenes. Además, Skrobacki había descrito a Sobrero como una persona alta que usaba piercing en la ceja; el hecho es que Sobrero nunca usó piercing y es de baja estatura. Skrobacki describió a Portorreal como morocho y de ojos oscuros, pero Portorreal es de tez blanca y ojos claros. Skrobacki dijo que Sobrero había participado en el asesinato de Mariano Ferreyra (un militante del Partido Obrero, asesinado por las patotas de la burocracia ferroviaria, dirigida por José Pedraza); también dijo que Sobrero había hecho una huelga reclamando por la libertad de Pedraza. La realidad es que Sobrero es ampliamente conocido por militar contra la burocracia sindical, y por haberse opuesto a las huelgas convocadas en defensa de Pedraza.
Otros elementos importantes: cuando se estaban quemando los vagones, Sobrero le preguntó a un funcionario policial por qué las cámaras de seguridad no estaban registrando el hecho, y se quejó de que “le van a echar la culpa a los trabajadores ferroviarios”. Ese mismo día, ante la prensa, denunció que las cámaras de seguridad de la empresa habían dejado de funcionar 15 minutos antes del incendio. El policía que detuvo a Skrobacki y dijo que éste le había dicho que le habían pagado para quemar vagones, recién declaró eso ahora, y no cuando ocurrieron los hechos. De la misma manera, Skrobacki tardó meses en decir que le habían pagado para quemar vagones. También es de destacar que Skrobacki mantiene buenas relaciones con el personal de seguridad de ferroviarios, y que este personal siempre ha sido funcional a TBA. Desde hace mucho TBA tiene interés en acabar con la representación gremial de izquierda, encabezada por Sobrero. El mismo interés tiene la dirección burocrática del sindicato. Señalemos también que hace poco ocurrió una tragedia en un paso a nivel, en esta línea ferroviaria. Todo indica que hubo mucha responsabilidad de la empresa en esta tragedia, debido al mantenimiento deficiente de las instalaciones y barreras. Sobrero había encabezado, una vez más, la denuncia contra la empresa. En múltiples ocasiones Sobrero explicó ante la prensa que los descarrilamientos y otros accidentes se debían a la fatiga de los materiales, que no se renuevan, y no a sabotajes de los trabajadores, como sostiene TBA. El gobierno K, que dice estar “contra los grupos económicos concentrados”, adopta, sin embargo, una postura conveniente para TBA.
Por otra parte, en el día de ayer se realizó una manifestación con varios miles de personas, en reclamo de la libertad de Sobrero y Portorreal. De la misma participaron trabajadores ferroviarios, organizaciones sociales y estudiantiles, la CTA, partidos de izquierda y dirigentes como Jorge Altamira, Pino Solanas, Víctor De Gennaro y Adolfo Pérez Esquivel. Incluso el Centro de Estudios Sociales y Sociales, CELS, partidario del gobierno, envió una adhesión, aunque no participó de la marcha. Sin embargo, ni la movilización, ni los datos que surgen, han hecho cambiar de posición al gobierno K. En el día de ayer la presidente Cristina Fernández dijo que no debía haber “planteos sectoriales, mezquinos y corporativos”, en alusión a las voces que se levantaron en defensa de Sobrero. El viernes, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, había dado un fuerte respaldo al juez. Los organismos de derechos humanos afines al gobierno, se han mantenido en silencio, con excepción del CELS. Aníbal Fernández insiste en que el Gobierno no persigue a los sindicalistas de izquierda. Pero esto no encaja con el respaldo dado al juez Yalj, que a todas luces trató de armar una causa contra Sobrero. Tampoco encaja con una realidad de cientos de luchadores sociales procesados; ni con el apoyo que el gobierno brinda a la burocracia sindical, y a las patronales que hostigan o despiden a activistas de izquierda. El dirigente del Partido Obrero Néstor Pitrola declaró que “hay una persecución política a un sindicalismo de clase, de asamblea, al que cuestiona a la burocracia sindical y se opone a las patotas”. Es difícil no asociar lo sucedido con Sobrero a esta situación.

Rolando Astarita

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