domingo, 9 de octubre de 2011
¿Cómo puede impactar la crisis en nuestro país?
A medida que pasan los días crecen la incertidumbre y los interrogantes sobre el futuro de la economía. El centro de la crisis está en EUU y Europa pero nosotros miramos a China y Brasil. ¿Que puede pasar? América latina está mejor parada que otras veces frente a la crisis pero ningún país está blindado. La Argentina tampoco. Lo que está en discusión es la eventual magnitud del impacto. Por Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI - Economistas de Izquierda.
Por ANRed - L (redaccion@anred.org)
La crisis mundial, tal como lo advirtiéramos desde esta columna en varias oportunidades, se desenvuelve sin solución de continuidad. Lejos de verse una salida lo que se percibe es una aceleración y profundización de la misma. El escepticismo y la pérdida de confianza han ganado a los organismos internacionales que continuamente recalculan a la baja sus pronósticos globales. El último informe del FMI pronostica que EEUU crecería 1.5 por ciento este año y 1.8 en el 2012; la Eurozona 1.6 y 1.1 respectivamente, mientras que Japón 0.5 y 2.3. Por el contrario China crecería 9.5 este año y 9.0 en 2012, y la India 7.8 y 7.5 respectivamente. Caídas y estancamiento en los países centrales y continuidad del crecimiento en los emergentes
Entre el estancamiento y la recesión
Las discusiones internacionales sobre la economía global giran ahora sobre si se ingresará en un nuevo período recesivo o tendremos una economía de crecimiento anémico que durará varios años. En lo que si hay acuerdo es que tanto EEUU como la UE y China no pueden recurrir al enorme gasto público para incentivar sus economías como si lo hicieron en el 2008 cuando la caída de Lehman Brothers.
Para colmo, tanto en EEUU como en Europa, hay diferencias políticas y multiplicidad de intereses contradictorios y buena parte de estos países están en periodo preelectoral (EEUU, Francia, España, Alemania) y los dirigentes privilegian sus compromisos nacionales, piensan en como repercutirá en sus electores las medidas para afrontar la crisis.
¿Cómo puede afectarnos?
América latina está mejor parada que otras veces frente a la crisis pero ningún país está blindado. Argentina tampoco. Lo que está en discusión es la eventual magnitud del impacto y este puede colarse por el circuito financiero o por el comercial.
a) Por la vía financiera no pareciera que el país pudiera tener problemas en lo inmediato. Luego de la crisis del 2001/2002 la banca se concentró y hoy está sólida, con tasas de ganancias altísimas, prestando para el consumo y solo con cuentagotas para inversiones de riesgo.
La deuda pública no es por el momento un dato restrictivo para la economía, tanto por su composición como por sus vencimientos es administrable por el gobierno. El peso de los intereses en el gasto total no supera el 2 por ciento, aunque en valores absolutos no deja de ser un despilfarro de dinero escaso. Por ahora el país se autofinancia. Este “aislamiento de los mercados financieros globales”, como gustan señalar críticamente la derecha y los gurúes neoliberales, refuerza la hipótesis de que la crisis mundial no nos golpearía por el costado financiero.
b) La vía comercial es la que aparece como una amenaza más tangible y probable. Hemos señalado varias veces que el crecimiento económico de nuestro país no ha sido solo producto del viento de cola. Más de la mitad del crecimiento de los últimos años se explica por medidas de política económica que han favorecido el mercado interno (consumo + inversión).
Esto no significa que las exportaciones no tengan importancia. Al contrario proveen los dólares que necesita la macroeconomía para mantener el nivel de reservas y los que requiere la industria para comprar sus insumos y equipos (la matriz insumo/producto tiene hoy un componente importado del orden del 37 al 40 por ciento). Por otro lado las retenciones a las exportaciones agrarias constituyen una fuente de ingresos fiscales absolutamente necesaria para sostener el nivel de subsidios del Estado.
Diversificación de mercados
En los años ’90, el país enviaba a Europa el 30 por ciento de sus exportaciones, hoy es poco más de la mitad, 17; al NAFTA va solo el 8, lo mismo puede decirse de las importaciones. Es porque el comercio exterior de nuestro país se diversificó y ya no muestra la inserción internacional clásica. Por el contrario el MERCOSUR, 25 por ciento, y la ASEAN (China y el sudeste asiático), 16 por ciento, son nuestros principales socios comerciales.
China no es el único destino de nuestras exportaciones agrarias, India e Irán, el Magreb africano y Oriente Medio también lo son, pero la demanda china es la que domina el mercado y fija los precios internacionales, también lo hace con los metales. Por su parte Brasil es el principal receptor de nuestras exportaciones industriales, especialmente de la rama automotriz, también químicos y plásticos.
Se da así la siguiente paradoja: el crecimiento de la economía mundial hoy depende mucho de los llamados emergentes, especialmente China y Brasil, que traccionan globalmente, al mismo tiempo es de estos dos países, segundo y primero en nuestras relaciones comerciales, de donde pueden venir las dificultades producto de la crisis internacional.
En la coyuntura se verifica una desaceleración de la economía China, sin embargo los especialistas insisten en que su PBI puede eventualmente llegar a reducir su tasa de crecimiento hasta un 7 por ciento pero no más que eso, porque es el mínimo crecimiento que necesita para seguir incorporando población rural excedente a las ciudades. ¿Cuanto puede incidir esto? No es posible saberlo a priori, pero China viene desde hace más de 15 años apoyando el cambio de la dieta alimentaria y urbanizando unas 10 millones de personas/año, no parece que salvo situaciones momentáneas deje de demandar alimentos. Por otro lado las proyecciones del PBI dadas a conocer recientemente solo muestran una caída de medio punto para el 2012.
La situación con Brasil es más compleja. Más de la mitad de sus exportaciones están constituidas por materias primas y depende mucho de los mercados de EEUU y China, pero coloca en nuestro país buena parte de sus exportaciones industriales. Además sus reservas, a diferencia de las argentinas, tienen un alto componente de capital golondrina, que ahora está saliendo masivamente del país depreciando el real, que ya lleva una caída importante. Sin embargo tanto el gobierno como especialistas y empresarios manifiestan: "No advertir por el momento pérdidas significativas de competitividad de la economía real", para unos y otros el riesgo estaría en una caída en la tasa de crecimiento, esto sí complicaría seriamente las exportaciones industriales de nuestro país.
Un problema adicional es la sobreproducción mundial de productos industriales que ya presiona sobre nuestro mercado interno, y podría hacerlo aún más. China tiene una política exportadora agresiva mientras que la devaluación en Brasil abarata sus productos que no tienen cargas arancelarias en el MERCOSUR. Como síntesis provisoria puede decirse que la caída en los precios de las materias primas, del orden del 20 por ciento -no por bajas en la demanda del mercado por ahora sino por salida de capital especulativo- no parece afectar a los productores que mantienen un amplio margen de beneficio, por el contrario el Estado sí vería debilitados sus ingresos fiscales vía retenciones.
Una caída en las exportaciones industriales significaría menor ingreso de dólares y un mayor deterioro de la cuenta corriente ya complicada por el fuerte crecimiento de las importaciones. Por lo demás afectaría el empleo sea por reducción de horas extras, suspensiones, caída de contratos y despidos, en principio en las ramas más ligadas a la exportación, las del complejo automotriz y las textil, química, plástica y metalúrgica.
Un presente más complicado
El gobierno demostró capacidad de intervención en el 2008, pero la crisis actual convive con desajustes propios que fue acumulando el ciclo expansivo: caída de los superávit fiscal y comercial, política de subsidios y tarifas contenidas, inflación, salida de capitales, deterioro de la competitividad, falta de inversiones reproductivas. El margen de maniobra es ahora menor que entonces.
Si la crisis se extiende más allá de lo coyuntural no tendrá alternativas. O deja que se descargue sobre los trabajadores y los sectores populares o la enfrenta y esto requerirá de medidas que afectaran intereses capitalistas. Poder político tendrá, la cuestión estará centrada en las decisiones.
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