sábado, 11 de septiembre de 2010

¡Estudiantazo!


Rebelión estudiantil

Pasadas ya tres semanas, la rebelión de los secundarios de la Capital sigue cuesta arriba y ganando nuevos aliados. La movilización del viernes fue imponente. Millares de jóvenes, 4 mil según los medios de comunicación. A los secundarios, que concurrieron en varios casos acompañados por sus padres y docentes, se sumaron los universitarios de la Facultad de Sociales y del Iuna.
En colegios como el Acosta o el Normal 10, los estudiantes terciarios se han sumado decididamente a la lucha. Escuelas que no tenían centro de estudiantes, como el Comercial 8 o el Normal 11, se están organizando al ritmo febril del estudiantazo. Pero hay un dato que marca la escalada: a la primera reunión con Bullrich concurrieron 20 colegios; a la segunda 33 y a la del viernes pasado ¡54!

“Todos o ninguno”

Durante la reunión, Bullrich presentó planes de obra para cada uno de los colegios que habían participado de la reunión anterior. No había respuestas para la veintena de nuevas escuelas que se habían sumado. Pero ese no fue el único problema. La mayoría de los planes estaban incompletos y no contemplaban la totalidad de los reclamos. Muchas veces las obras no tenían fecha de iniciación ni estaban licitadas. Los pibes, sabios, exigieron que todas comenzaran antes del receso escolar. Enfrentando a los secundarios, Macri no consiguió otra cosa que masificar la lucha estudiantil. Por eso ahora Bullrich echa lastre, dando concesiones a los colegios más combativos y organizados, para sacarlos de la lucha.
Sudestada (Libres del Sur), la pata estudiantil de Pino Solanas, propuso que se levantaran las ocupaciones de los colegios a los que se había otorgado las obras reclamadas. Actúan en la onda del ministro de educación K, Sileoni, que llamó a los secundarios a “volver a clases”, a pesar de que todavía no se consiguió el conjunto de las demandas.Esta posición fue rechazada por la Cues, que llamó a defender la unidad de los secundarios en lucha bajo la consigna “todos o ninguno”. De esta manera, lo conquistado servirá para seguir alimentando el movimiento.

Nacionalizar el estudiantazo

El crecimiento objetivo del movimiento y las obras conseguidas sirvieron para saldar el debate que se había producido al interior de la Cues, cuando el bloque encabezado por la UES (K), Lobo Suelto (La Mella) y Sudestada propuso una semana de tregua, levantado las tomas. La conveniencia de haber apostado a la continuidad de las tomas está a la vista. Sileoni pide “terminar el año en paz” porque tiene terror a que se contagie el estudiantazo al resto del país, poniendo en cuestión el conjunto del régimen anti-educativo, heredado de la dictadura y el menemismo y perpetuado por las leyes K.
El próximo 16 de septiembre, aniversario de la Noche de los Lápices, será la oportunidad para unificar en la calle un movimiento educativo de carácter nacional. Nacionalicemos el estudiantazo contra todos los gobiernos que destruyen la educación.

Julián Asiner

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Estudiantazo... Y algo más.

La Presidenta salió a hacer demagogia con los estudiantes secundarios. Después de todo –habrá pensado– se trata de un “conflicto local”. Y contra el gobierno derechista de Macri.
Pero mientras Cristina hablaba, cuatro facultades de la UBA eran tomadas por sus alumnos. Contra el derrumbe edilicio, contra los planes privatizadores.
Ya no se trataba de Macri, sino de la política y del Ministerio de Educación kirchneristas. Es toda la educación pública, dependa de Macri o de los Kirchner, la que se encuentra en ruinas.
Pero el fermento popular no se ha detenido en el estudiantazo. Lo prueba la bronca de los docentes de varios distritos, comenzando por Buenos Aires y la Capital. Lo prueba la lucha de Paraná Metal, que lleva una semana cortando la autopista a Rosario. En el banquillo, están el gobierno kirchnerista y su empresario vaciador, Cristóbal López.
Contra otra patronal oficialista, la de SanCor, sus obreros resisten los despidos. La juventud del supermercado Disco paró once sucursales contra el atropello patronal.
Con su sonrisa a los secundarios, la Presidenta ha querido disimular sus guiños a los monopolios mineros, petroleros o alimenticios. Pero el pueblo de Andalgalá, en Catamarca, volvió a las calles contra el proyecto minero depredador de Agua Rica. Y en Mosconi, Salta, los desocupados regresaron a las rutas, desafiando a la represión oficial. En la bonaerense Azul, una marcha de todo el pueblo apoyó a los obreros de la carne contra los despidos y suspensiones masivas.
Los capitalistas que reclaman “orden” dicen temerle a los Moyano. Los Macri, Carrió o Solá les hacen de coro. Pero los Moyano, al igual que los Yasky o Barrionuevo, han sido los artífices del cepo a los salarios. A lo que temen, en serio, es a la inquietud popular.
Le temen a la reacción contra la confiscación del salario, o contra el despojo de los presupuestos de educación y salud para pagar la deuda.
No, no es sólo un estudiantazo. La juventud anticipa los giros de fondo. Empeñémonos por la victoria de los secundarios, de Paraná Metal, del 82% móvil y de todas las luchas.

Mucho más que un estudiantazo

Con la toma sucesiva de facultades y colegios de la UBA, ha quedado demostrado que la rebelión de los secundarios distaba mucho de ser un conflicto local. En la próxima semana, y para ratificarlo, pararán los docentes porteños y los profesores universitarios de todo el país.
El movimiento estudiantil ha sacado a luz el estado de derrumbe de la educación pública, desde los salarios o becas hasta la infraestructura edilicia. Las tomas de facultades repudian también los mecanismos de privatización de la universidad, que emergen a partir de la asfixia presupuestaria. Entre ellos, los convenios o pasantías fundados en el trabajo precario de los estudiantes, que operan como subsidios al capital privado que los emplea. Las leyes educativas menemistas, que sancionaron esta demolición educativa, fueron dejadas en pie por sus sucesores aliancistas y por el kirchnerismo.
El gobierno kirchnerista –pero también Macri en la Ciudad- han previsto un presupuesto social que sólo se incrementó en la mitad de la inflación prevista para el 2010. Pero por los mismos motivos, también los ingresos del estado crecieron el doble de lo presupuestado. Los Kirchner manejan, gracias a ello, un “presupuesto extra” cercano a los 50,000 millones de pesos. Los quieren usar como garantía para los especuladores de la deuda pública, o para seguir subsidiando al gran capital. También en la Ciudad, Macri ha juntado plata “extra” gracias a la inflación.
La salida al conflicto educativo, por lo tanto, está a la vista: que se destinen esos recursos para aumentar los salarios de los docentes de todos los niveles; que se inicien en este año las refacciones reclamadas en todos los colegios; que se termine con la universidad con edificios prestados; que las becas y las viandas –y no el trabajo “basura”- aseguren la permanencia de los alumnos en el sistema educativo.
Como se actuaría contra cualquier arrebatador, los estudiantes han resuelto tomar lo que les pertenece. A ellos, a los trabajadores de la educación y a todo el pueblo que vive de su trabajo. Apoyamos incondicionalmente este gran “estudiantazo”, en defensa de la educación pública.

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