jueves, 10 de mayo de 2018

Un gobierno fracasado nos lleva al FMI



El anuncio de Macri de que buscará un rescate del FMI fue la confesión más contundente de que las medidas anunciadas de manera improvisada al fin de la semana pasada habían fracasado. La suba de la tasa de interés al 40% y la obligación de que los bancos se desprendan de parte de sus tenencias en dólares no lograron revertir la corrida contra el peso. La corrida cambiaria comenzó a entrecruzarse con la caída de la bolsa. La cotización de las empresas argentinas en Wall Street y en la bolsa local se derrumbó aún más que la moneda. La pérdida de valor en pocos días adquirió una velocidad inusitada.
Lo precipitado de la decisión debe entenderse por el contexto. El próximo martes vencen Lebac por un equivalente a 600.000 millones de pesos y la posibilidad de que se renueve ese monto fabuloso era improbable. Se corría el riesgo cierto de una corrida aún más fuerte que las vistas estos días, que llevase el dólar a 30 pesos.
El anuncio de que mañana finalmente se aprobaría en el Congreso la ley de mercado de capitales en acuerdo con la oposición pejotista no causó tampoco el fenómeno esperado. Sencillamente, llegó tarde. La desregulación aún mayor del sistema financiero, favoreciendo todo tipo de mecanismos especulativos, no logró atraer al capital financiero internacional; al revés, la única puerta utilizada fue la de salida.
Macri y Dujovne atribuyeron la aceleración de la crisis económica a las condiciones internacionales, en particular a la suba de la tasa de interés de los EEUU y al valor ascendente del petróleo. Sin embargo no explicaron por qué la corrida cambiaria se concentra en Argentina y no ocurre lo mismo en otros países. El peso argentino fue la moneda que más se devaluó en lo que va del año, esto a pesar de tener la tasa de interés más alta. Este premio a la especulación financiera tampoco detuvo la fuga de capitales, que llegó a los 8.000 millones de dólares en los últimos meses.
El impacto tan brutal del cambio de las condiciones internacionales en el país no solamente habla de que Argentina, por el endeudamiento serial llevado adelante hasta ahora, se ha transformado en un país francamente vulnerable. Tiene que ver además con la crisis interna. Durante los dos años de gobierno macrista se acumularon una serie de contradicciones que acaban de hacer implosión: tenemos un déficit fiscal que supera el 7% del PBI, un déficit comercial récord que marcha a un ritmo de 18.000 millones de dólares anuales y de balanza de pagos de 30.000 millones. El ingreso de capital de corto plazo –el llamado carry trade– valorizó artificialmente la moneda local agravando todas las contradicciones. El BCRA, por su lado, se transformó en una bomba de tiempo para toda la economía. Las Lebac, que superan el 1.2 billón de pesos, requieren una emisión enorme para hacer frente a intereses que con una tasa del 40% superan los 480.000 millones de pesos anuales.
La inviabilidad del plan económico se puso de manifiesto en un detalle nada menor: Aranguren debió renegociar el aumento de las naftas con las petroleras –aunque sólo consiguió que se haga en tres cuotas del 4% cada una–, ante la evidencia de que un aumento que siga el tipo de cambio hubiese representado intolerable y hasta detonado una rebelión popular. Pero la dolarización de las tarifas y precios fue concebida para las devaluaciones; si cuando ésta ocurre no se puede aplicar quiere decir que estamos ante una economía inviable.
El intento de rescate del FMI es tan improvisado como las medidas adoptadas días atrás. Hasta ahora, sólo hubo un llamado desesperado de Macri a Lagarde para frenar la corrida y la fuga de capitales. Pero en cualquier caso, refuta la versión de que Argentina tenía reservas suficientes para hacer frente a una fuga de capitales que se transformara en una crisis financiera y bancaria.
La vuelta al FMI no será gratis: representa antes que nada la decisión de avanzar en un ajuste de enormes dimensiones. En su informe de la revisión del artículo IV, el FMI recomendó bajar las jubilaciones, subir la edad para jubilarse a los 70 años, despedir empleados públicos y avanzar decididamente en la reforma laboral. Un ajuste de este tipo refuta toda idea de ´gradualismo ´ y plantea un choque aún más agudo con los trabajadores y todo el movimiento popular.
Ante el fracaso del gobierno y su intento de descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, es necesario pasar de inmediato a la acción. Es necesario un paro activo de la CGT, la CTA y todos los sindicatos contra el acuerdo con el FMI, para voltear el tarifazo y la reforma laboral, e imponer una reconvocataria inmediata de las paritarias.
Para que la crisis no la paguen los trabajadores es necesario un programa de fondo: anular el tarifazo, nacionalizar los recursos naturales y energéticos, nacionalizar la banca para parar la fuga de capitales y repudiar el pago de la deuda usuraria.

Gabriel Solano

El FIT se movilizó contra los tarifazos y el FMI // Congreso de la Nación

La crisis nos llevó al Fondo

El mercado lo hizo de nuevo

Una visión superficial pone la causal de la corrida cambiaria de estos días en la combinación de factores internos y externos, que indudablemente influyeron, pero las causales reales son más profundas. La situación política ha cambiado.
Escribo esta nota en medio de la segunda oleada de la crisis cambiaria. La pulseada la ganó el mercado, como tantas otras veces en nuestra historia reciente, le torció el brazo al gobierno, y hoy se lo está volviendo a torcer. Hace unos minutos el presidente anunció el regreso del país al FMI, al que se le pedirá un crédito de emergencia. Un préstamo de este tipo y de este monto, se habla de 30.000 millones de dólares, no es gratuito. Los condicionamientos que impone el fondo empujarán a la recesión. El impacto en la economía y la sociedad ya se siente y se intensificará en los próximos meses.

Malgastando reservas

No fue sorpresa, se anticipaba que en algún momento iba a pasar. Desde esta misma columna alertamos más de una vez sobre las inconsistencias del programa en curso, que se acumulaban tensiones, que la inflación no cedía, que presionaba sobre el dólar, que la dependencia del endeudamiento no era sostenible en el tiempo. En paralelo los acontecimientos del 14 y 18 de diciembre, y la insólita conferencia de prensa del 28 donde se anunció el cambio de metas y se obligó al BCRA a bajar las tasas; el tarifazo y la renuncia anticipada de Emilio Monzó en diputados fueron armando el combo perfecto para que creciera la desconfianza sobre la capacidad de gestión del gobierno.
No ayudó mucho la política errática del BCRA. Primero hizo teoría y virtud de la flotación cambiaria, luego fijó el tipo de cambio para usarlo como ancla frente a la inflación, finalmente dejó que el dólar subiera para recién intervenir en el mercado (¿tal vez para favorecer a algún comprador o para aprovechar una devaluación encubierta?). Las disputas entre los ministros por el curso a seguir y al interior de Cambiemos por el tarifazo completaron el cuadro.
No por esperada resultó menos impactante la crisis cambiaria. Nunca en la historia de nuestras crisis el BCRA se vi obligado a vender casi 1.500 millones de dólares en un día. En solo tres días fueron 3.700, y si se toma el período del 5 de marzo al 3 de mayo se llega a 7.700, con lo que, si se le suman salidas por remesas y turismo, prácticamente se dilapidó el préstamo de 9.000 tomado en enero pasado.

Una cosa es la superficie y otra el fondo

En un mundo globalizado la interconexión de los mercados es un hecho de ahí que efectivamente el impacto de la combinación del alza de tasas en EEUU y la aplicación de un impuesto a las rentas de las Lebacs provocara una masiva salida de los fondos de inversión, algo que se verifica en toda América latina, y disparara la corrida cambiaria. Pero esto es la superficie del problema, en realidad se levantó el velo sobre el fondo de la cuestión: la fragilidad de la economía y del programa de gobierno. No es solo el déficit fiscal sino que más grave aún es el del sector externo (saldo comercial, pago de remesas y utilidades, turismo, fuga de capitales) que requiere cada vez mas divisas, que solo se consiguen con más deuda, pero los mercados están alarmados y tomando sus precauciones, no estan dispuestos a seguir prestando. No en vano titulaba la revista Forbes “Llegó el momento de salir de Argentina.

Ortodoxia al palo

La respuesta de urgencia del gobierno ha sido bien ortodoxa: dilapidar reservas, subir la tasa de referencia al 40 por ciento, anunciar un mayor ajuste fiscal, imponer a los bancos que desarmen sus posiciones en dólares, ratificar la meta del 15 por ciento. Solo mensajes para tranquilizar a los acreedores y rogarles que no retiren los dólares. Fue en vano, dos días de tregua y volver a empezar con la presión compradora. El regreso al FMI resultó así inevitable, si acuerda el préstamo por 30.000 millones el gobierno se garantizaría financiamiento para lo que resta del año y también para el 2019.
No será gratuito. Los condicionamientos significarán profundizar el ajuste, se encarecerá el crédito, habrá una nueva ronda de aumentos de precios, la carga de intereses será mayor y el consumo caerá más todavía. En síntesis que el PBI crecerá menos de lo poco que estaba previsto creciera y el costo social será elevado.

Nuevo escenario político

El gradualismo está agotado y el gobierno se encontraba en un punto –como lo fue 1976, 1989/91 o 2001- en que debe aplicar un fuerte ajuste para poder relanzar el proceso de acumulación de capitales. Pero la situación política no es la misma que en aquellos años –no hay un gobierno militar, no se sale de una hiperinflación como en tiempos de Alfonsín, tampoco es el descalabro de la convertibilidad que dejó De La Rúa- y han sido las resistencias sociales al ajuste las que impusieron el gradualismo y este llegó a sus límites.
El acuerdo con el FMI viene a destrabar por derecha esta situación.
Así el escenario político ha cambiado, el recorte de la obra pública se sentirá en el crecimiento y también en los votos, el archipiélago peronista se está recomponiendo alrededor de los tarifazos y la reforma laboral, aunque aún no encuentra un liderazgo, la CGT se ve empujada a dejar su quietismo colaboracionista (¿lo hará?). Ya nadie asegura la reelección presidencial en 2019.
Se vienen tiempos más duros. Todo depende de la reacción social.

Eduardo Lucita, integrante de EDI –Economistas de Izquierda

domingo, 6 de mayo de 2018

"Lo que implosionó fue la política del gobierno" // Gabriel Solano en A24

El gobierno ataca el mal que ha provocado con un golpe a los trabajadores" // Pitrola en C5N

Reforma Laboral: Se inicia el segundo round

La Reforma Previsional le demostró al gobierno nacional que las iniciativas de reformas estructurales le generarán un gran costo político. Por eso, luego de estrechar lazos con varios sectores sindicales al interior de la CGT y contar con el aval de las cámaras empresarias, ha decidido impulsar nuevamente la Reforma Laboral, pero esta vez será por partes.
El mes de mayo se perfila conflictivo. En paralelo con un dólar que subió casi dos pesos en una semana y de tarifazos que golpean los bolsillos vacíos de la gente, el gobierno Cambiemos envió el viernes al Congreso tres proyectos de ley que se desprenden de la iniciativa de Reforma Laboral desplegada a finales del año pasado. Es una revancha, luego de la imposibilidad de su tratamiento a raíz de los cuestionamientos de varios sectores de la oposición partidaria y las organizaciones sindicales. Además, aún están frescos en la memoria las masivas movilizaciones populares en resistencia contra la Reforma Previsional.
Será en los próximos días cuando el Senado se disponga a debatir en la Comisión de Trabajo los tres proyectos, los cuales están vinculados a la regularización de trabajadores no registrados, la creación de una agencia nacional de evaluación de tecnología de la salud y el sistema de prácticas formativas de los estudiantes. Según dichos del Ministro de Trabajo, Jorge Triaca, lo que se pretende es obtener “una mirada integral”, buscando “generar vínculo entre trabajadores y empleadores que priorice el consenso y no el conflicto”. Más allá de las frases lindas, los tres proyectos guardan directa relación con las intenciones denunciadas en la propuesta de Reforma Laboral inicial, confirmando que la voluntad del gobierno es servir a los patrones y quitar derechos a la clase trabajadora. Observemos cada uno de los proyectos.
El primer proyecto refiere a la regularización del trabajo no registrado. En él se incluye la extinción de la acción penal y la eximición del pago de multas y sanciones, así como la baja del Registro de Empleadores con Sanciones Laborales (REPSAL) a aquellos empresarios que blanqueen a sus trabajadores. También prevé la condonación de las deudas por falta de pago de aportes y contribuciones a la Seguridad Social. Sin embargo, como en el proyecto original, se les reconoce a los trabajadores sólo hasta cinco años de servicios con aporte, sin importar si la relación laboral es mayor.
Por otro lado, en su artículo N° 22 propone la creación del Fondo de Cese Laboral. Este fue uno de los puntos más polémicos de la iniciativa presentada a fines de 2017, ya que pretende modificar el régimen de indemnizaciones por medio de la creación de un fondo administrado bipartitamente entre patrones y sindicatos que servirá para cubrir los despidos de trabajadores. La adhesión a este sistema es voluntaria y se realiza a través de su inclusión en los convenios colectivos. Aquellos que no lo hicieren, mantendrían el régimen de indemnizaciones por despidos vigentes. La capitalización del fondo se realizará con un aporte patronal mensual, en relación con los salarios de los empleados.
Cabe señalar que la administración propuesta para el Fondo de Cese Laboral pareciera hecha a medida para el acuerdo entre la patronal y aquellos sindicalistas-empresarios que, más que defender a los trabajadores, lucran con sus derechos. La habilitación a realizar inversiones con los fondos disponibles deberá ser uno de los puntos a controlar con mayor firmeza, para evitar así grandes timbas financieras al mejor estilo de las AFJP.
En su artículo N° 37 se sostiene la exclusión del cálculo indemnizatorio “el sueldo anual complementario, los premios y/o bonificaciones, y toda compensación y/o reconocimiento de gastos que el empleador efectúe hacia el trabajador”, algo que había sido fuertemente rechazado anteriormente. Como se analizara en otra oportunidad, esta propuesta es una política clara destinada a abaratar los costos de despido -facilitándolos- ya que no sólo los disminuyen sensiblemente, sino que los socializan -vía ese Fondo- entre todos los patrones de una rama de actividad.
El segundo proyecto apunta a la capacitación laboral continua, a través de la creación del Sistema de Prácticas Formativas. Esta iniciativa está orientada a los estudiantes o recién graduados de la Educación Superior y de Adultos, quienes desarrollarían actividades laborales en calidad de pasantías en instituciones públicas o empresas, excepto aquellas que brinden servicios eventuales. La duración máxima de dichas pasantías sería de hasta 12 meses y la carga horaria semanal no podría superar las 30 horas. Por su labor, los pasantes –o practicantes, como los define el proyecto- percibirían una suma de dinero no remunerativa calculada en relación al salario básico del convenio colectivo en que se encuadre y en proporción a la carga horaria que disponga.
La extensión de pasantías laborales es una forma de fomentar el trabajo precario para la juventud, a pesar de que los datos que brinda periódicamente el Indec indican que es justamente esta franja etaria la más golpeada en el mercado laboral. Al mismo tiempo, disminuye los costos laborales para los empleadores al brindarles mano de obra barata y calificada. Por último, ejerce mayor presión en la masa laboral empleada debido a que, en conjunto con el Fondo de Cese Laboral antes descripto, permitiría reemplazar trabajadores ocupados con antigüedad por pasantes.
La tercera iniciativa es la creación de la Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías de la Salud (AGNET), el cual sería un órgano autárquico responsable de definir todas las prestaciones mínimas que deben ofrecer las obras sociales en el Programa Médico Obligatorio (PMO) y el sector público. A su vez, buscará reducir el nivel de litigiosidad que existe en contra de las obras sociales sindicales, funcionando como órgano de consulta en los procesos judiciales.
Se avecina un Mundial de fútbol y el gobierno pretende aprovechar esta distracción para avanzar firmemente con su Reforma pro-patronal. Será un mes que requerirá de mucho debate político para defender derechos conquistados, tanto contra el gobierno pero también entre las organizaciones del campo popular.

Mariano Pasi
Red Eco Alternativo

Un nuevo avance contra los derechos laborales

Como si fuera una broma pesada, en la víspera del Día Internacional de los Trabajadores, el gobierno de Macri presentó al Parlamento, de manera parcial, su proyecto de reforma laboral.
Incluyen para el debate: el llamado blanqueo contra la irregularidad en el empleo, que involucra entre 35 y 40% de la población trabajadora; los temas relativos a pasantías y capacitación profesional para jóvenes; asuntos relativos a la salud y los servicios médicos que afecta a la seguridad social; y el caliente tema de las indemnizaciones por despido excluyendo el aguinaldo y otros ingresos percibidos, tanto como la creación de un Fondo de Cesantías del que surgirían en el futuro las menguadas compensaciones por despido.
Resulta muy grave el tema indemnizatorio, con la pretensión de excluir de su cálculo desde el aguinaldo a premios y beneficios acordados entre empresarios y trabajadores. Quieren disminuir el costo por despido. Para aquellos empresarios que se acojan al blanqueo se les extingue la acción penal y se los libera de multas y sanciones de todo tipo, sacándolos de todo registro de incumplidores de la legislación laboral y de seguridad social. Claro que el trabajador deberá resignar todos sus derechos de litigar contra la impunidad empresaria.
El argumento oficial es que en esta ocasión se tratarán aspectos consensuados oportunamente con la dirigencia sindical. Vale aclarar que remiten a aquellos invitados al diálogo, especialmente la cúpula de la CGT, excluyendo a las CTAs y otras organizaciones sindicales no alineadas en centrales, y ni hablar de los movimientos sociales o territoriales que agrupan a los principales perjudicados por la irregularidad derivada de la impunidad empresaria.
Aun así, prácticamente todo el arco sindical y de movimientos sociales indicaron no acordar con criterios que disminuyen ingresos, especialmente relativos a proyecciones sobre las indemnizaciones que afectan ingresos de los despedidos.
Nadie duda que la iniciativa pretenda un nuevo intento por consolidar la ofensiva contra los derechos históricamente conquistados por la lucha de las trabajadoras y los trabajadores.
El gobierno trata de intervenir en una lógica integral de reducción de salarios y baja del costo laboral para beneficio de la ganancia empresaria, por lo que se pretende afectar el monto de las indemnizaciones por despidos. Parte de la estrategia apunta a la súper-explotación de jóvenes entre 18 y 24 años, bajo el régimen de pasantía por un año para la formación, especulando con la necesidad de empleo de los más jóvenes a cambio de míseros ingresos.
Son guiños a los inversores externos para hacerles más atractiva la perspectiva de inversión. El costo de esa estrategia lo sufrirán los trabajadores y las trabajadoras con pérdidas de ingresos y de derechos. Al aumento de las tarifas de servicios públicos y transporte, se pretende ahora la reducción de ingresos regulares, trasladando con mayor agresividad el ajuste sobre la clase trabajadora. Es el camino de la reforma previsional de diciembre pasado.
Es curioso como vuelven sobre el argumento de la litigiosidad en materia laboral, como si la defensa de derechos sociales, sindicales y laborales fuera “el” problema del funcionamiento de la economía. La imaginación es que todo se resolverá con esas esperadas y esquivas inversiones por las que claman las autoridades y por eso les ofrecen en bandeja la incompleta reforma laboral.
No es bueno el clima político para este ensayo de ajuste laboral que promueve el gobierno Macri. No solo por la discusión tarifaria en proceso, sino porque la conflictividad sindical y social supera toda parálisis imaginada de cara al mundial de fútbol. Son variados los frentes de lucha del gobierno y no solo desde el movimiento popular. Los que dominan presionan por estas medidas con corridas sobre el peso, elevando cotización del dólar, para avanzar más rápido en el ajuste y habilitar el conjunto del programa liberalizador de los grandes capitales.

Julio Gambina

Un dólar imparable superó los $23 y el Banco Central desnuda su falta de herramientas

Con el dólar pasando los 23 pesos, el Banco Central volvió a subir las tasas de interés de la política monetaria, que quedaron en 33,25 %, mientras continuó la venta de reservas.

El Banco Central (BCRA) aplicó la segunda suba de tasas de interés en menos de una semana. Cuando el dólar pasó en las primeras horas de la jornada del jueves la barrera de 22 pesos (al cierre de la jornada estaba en 23,30), el Banco Central volvió a subir las tasas de interés de la política monetaria, que quedaron en 33,25 %, mientras continuó interviniendo en el mercado vendiendo dólares.
El viernes de la semana anterior las había subido de 27,25 % a 30,25 % para contener la fuga de especuladores, que están desarmando rápidamente sus posiciones en pesos para pasarse al dólar, una hemorragia que la intervención activa del BCRA vendiendo dólares no logra contener.
De esta forma, la tasa de referencia de la polìtica monetaria, que es la de los pases que realiza la autoridad monetaria con los bancos, tuvo un incremento de 600 puntos básicos en tres días hábiles. La tasa de las Letras del BCRA (Lebac) en el mercado secundario, fue elevada a 38 %.
El incremento de la tasa de referencia, y de las Lebac en el mercado secundario, anticipa que la próxima renovación de Lebac, que será el 15 de mayo, podría producirse con un fuerte incremento de la tasa de interés pagada por el BCRA. Ese día el BCRA hará frente a vencimientos de títulos por la friolera de $680.000 millones. Si no renueva la mayor parte de ese valor, corre el riesgo de que los pesos pagados se fugen hacia el dólar, redoblando la presión sobre el tipo de cambio.
Además de subir la tasa, la entidad que conduce Federico Sturzenegger vendió ayer USD 451 millones. En las últimas tres jornadas el volumen había promediado los USD 1.200 millones.

Sin "lluvia" especulativa no hay política monetaria

El apuro que atraviesa el BCRA no surgió de la nada, se venía cocinando lentamente desde marzo, cuando el titular nominal del BCRA, Federico Sturzenegger, recibió la indicación de los coordinadores de la jefatura de gabinete, de empezar a vender dólares para sostener el tipo de cambio. Empezó entonces un tironeo para mantener el dólar por debajo de los 20 pesos. Desde entonces el Central vendió USD 6.770 millones, lo cual no permitió contener al dólar. Las reservas cayeron de los $56.000 millones y ya perdieron todo lo que habían subido a principios de enero.
Bastó un leve sacudón internacional, con una subida global del dólar respecto de otras monedas, y el movimiento de los inversores extranjeros para escapar al moderado impuesto a la renta, para terminar de sacudir la estantería del BCRA y desnudar sus debilidades. El dólar a 20 como objetivo ya es historia antinua. Ahora la pulseada puede apuntar a lo sumo a que no siga subiendo por sobre los 22 pesos.
De fondo, lo que se puso en evidencia en estos días, es un talón de Aquiles de la política cambiaria y monetaria que el gobierno logró ocultar gracias a la abundancia de dólares de deuda y especulativos que amasó desde que asumió Macri.
El déficit de la cuenta corriente (desbalance comercial, de turismo, pago de servicios de deuda), sumado a la remesa de utilidades y fuga de capitales, forman una sangría permanente de billetes verdes. Si el gobierno pudo solventar todo esto, es gracias la formidable emisión de deuda, del Estado nacional, provinciales, municipales y de empresas, que representó un ingreso de USD 65 mil millones desde que asumió Macri. También a la atracción de capitales. Si bien escasearon las inversiones productivas (Inversión Extranjera Directa), hubo un fuerte ingreso de capitales de portafolio. En total, sumaron USD 27 mil millones.
Esto estaría empezando a escasear, o al menos, a no llegar con igual abundancia. Y esto pone en aprietos los precarios equilibrios de la economía de la era Macri.
Se pone en evidencia que, en modo salida de capitales, que es la situación en la que viene entrando el país después de haber gozado de una lluvia de capitales especulativos desde que asumió Macri, no hay política monetaria que valga. Ni vendiendo dólares, ni subiendo las tasas, pudo hasta ahora el BCRA contener la estampida.
Habrá que ver si con este dólar por las nubes, y ante el riesgo de que la suba del dólar internacional haga caer los precios de granos, los sojeros se deciden a vender lo que tienen guardado en silos. Eso traerá algún alivio inmediato. Estos son tradicionalmente los meses en los que entra el grueso de los dólares de la cosecha, hasta junio o julio. Hasta ahora se venían demorando a la espera de un dólar más alto. Macri lo hizo.
Aún si esto contiene la sangría en la coyuntura, las tasas de interés altas llegaron para quedarse. Sufrirán los créditos hipotecarios, incluidos los UVA, que también están golpeados por el salto del dólar que aumenta el valor de la cuota. También raleará el escaso crédito para inversiones productivas, además los potenciales inversores buscarán participar de la fiesta financiera antes que poner su plata en capital fijo. Y sufrirá también todo el financiamiento al consumo con el cual los trabajadores vienen tratando de compensar el congelamiento de sus ingresos. La "inclusión financiera", que Macri viene impulsando con la expansión de créditos Argenta, ahora es cada vez más un grillete insoportable para los "beneficiarios".

Dónde está el piloto

Las sucesivas crisis políticas que viene atrasando el gobierno, con el rechazo a los tarifazos que empezó como una discusión de la coalición oficial y ahora muestra al gobierno amenazado de tener que vetar un proyecto opositor para revertir la última ronda de ajustes, la anticipada eyección de Monzó de la presidencia de Diputados, y el malestar por la inflación, que con el dólar más alto seguirá recrudeciendo, metieron la cola en este tironeo con los mercados.
El nuevo salto de el dólar va a meter más ruidos en la política económica, que a pesar de que en el ritmo de ajuste tarifario de estos días muestra que no tiene ningún gradualismo. Cada suba del dólar deja más lejos la posibilidad de que la inflación de 2018 sea más baja que la de 2017.
Este episodio anticipa que el gobierno va a recalcular. Más baja del gasto ante la eventualidad de que el grifo del endeudamiento externo se corte antes de lo previsto. De todos modos, la dependencia de los mercados resulta inescapable para este gobierno.

Recuerdos del futuro

Aunque a fuerza de tasas de interés por las nubes el gobierno pueda recuperar alguna calma momentánea, lo que estamos viendo en estos días es una incómoda muestra de la inviabilidad del esquema instrumentado por el gobierno para reestructurar la economía.
Pero la inviabilidad no es sólo de la orientación macrista, que a falta de un nombre mejor podríamos caracterizar como neoliberal, sino de la posibilidad de hacer sostenible al capitalismo dependiente argentino sin obligarnos a pasar una y otra vez por las traumáticas crisis que caracterizan la historia económica del país. Aunque con otra "regulación" y sin el recurso a la deuda, igual ciclo de auge, sangría y estancamiento atravesó el ciclo kirchnerista, determinado por el auge y ocaso del superávit externo.
El macrismo abrió la cuenta de capitales, liberó el cepo cambiario, creo un esquema monetario insostenible con las Lebac, y ahora paga las consecuencias intrínsecas a este esquema: en un contexto de inflación sin freno y adversidad internacional, queda severamente expuesto sin herramientas.
El precio, un déficit cuasifiscal creciente, una espiral de endeudamiento que sirvió para conseguir reservas que se obsequian a los fugadores, y la certeza de que el fin de fiesta, cuando llegue, lo van a descargar sobre las espaldas de los trabajadores.
La única salida para evitar que la clase trabajadora y los sectores populares seamos la variante de ajuste, es poner fin al programa de vaciamiento nacional que está llevando adelante Macri en beneficios de los grandes empresarios, banqueros y especuladores. Pelear por terminar con el círculo vicioso de la deuda, imponiendo el no pago de la misma, la nacionalización de la banca para establecer una banca estatal única, bajo gestión de los trabajadores, para terminar con las maniobras de los bancos privados que orqustan la fuga, y un verdadero monopolio estatal del comercio exterior y de los movimientos de capitales, hoy manejados de manera privada por un puñado de exportadores. Estas medidas, que sólo pueden esperarse como parte de un plan de conjunto de la clase trabajadora para reorganizar la economía en ruptura con el imperialismo, son la única alternativa para cortar el ciclo reiterado de bancarrotas nacionales.

Esteban Mercatante
La Izquierda Diario

jueves, 3 de mayo de 2018

Una crisis sobre sus propias premisas

Es claro que la crisis actual se funda en las premisas de la propia política del gobierno. La renovada tregua que la burocracia sindical le otorgó al macrismo, luego de las jornadas de diciembre, le permitió a éste retomar la iniciativa y aplicar buena parte de su política. Impuso en una mayoría de sindicatos las paritarias del 15% sin cláusula gatillo, con despidos masivos en el Estado y una nueva tanda de tarifazos, tal como estaba pactado con petroleras y privatizadas. Incluso sacó del cajón la reforma laboral archivada en diciembre y la enviaron al Congreso con un guiño favorable de la burocracia sindical y del pejotismo, al menos en el 90% de su articulado. Con aval de la UIA y aplauso de las Pymes reintrodujeron la rebaja indemnizatoria que facilita el despido, la racionalización de planteles y el reemplazo de trabajadores por el empleo joven, precario y con salarios basura. Sin embargo, el gobierno enfrenta la crisis más grave desde su asunción, sin poder culpar a la oposición por bloquear su programa. Al revés, ha sido su aplicación sistemática la que creó la crisis actual.

¿Errores no forzados?

Este análisis se opone a los que sostienen que el gobierno ha cometido ‘errores no forzados’, y que busca salvar la política en curso con correcciones menores. Quieren ocultar el agotamiento del rescate capitalista que el macrismo vino a operar en favor del capital internacional.
El repunte inflacionario ha colocado en cuestión las paritarias ya firmadas, así como también la viabilidad de los créditos hipotecarios que se ajustan por el índice de precios y que permitieron un crecimiento de la construcción. Al mismo tiempo, la inflación recrea la crisis cambiaria y comercial que pretendieron resolver con la devaluación de diciembre. La carestía creciente también explica la caída del consumo masivo, con la que pretenden justificar los despidos en supermercados. Y cuestiona la continuidad de los tarifazos, que echan más leña al fuego de la inflación. Pero la inflación es, en verdad, la consecuencia de todas las contradicciones de la política económica. El endeudamiento masivo ha dado lugar a una emisión monetaria similar a la del kirchnerismo, con consecuencias también similares sobre los precios. Las Lebac, utilizadas para esterilizar esa emisión, agravan a término lo que pretenden solucionar, ya que cada rescate requiere una emisión adicional para pagar intereses crecientes y una mayor tasa de interés para compensar la inflación y la tasa de devaluación. El atraso cambiario generado por el ingreso de dólares de la deuda produjo un déficit de 10.000 millones de dólares de la balanza comercial, lo que llevó a un choque con grupos capitalistas locales. La devaluación de fin del año pasado y principios de este año, impulsada para compensar a estos grupos, puso en crisis al carry trade, que exige un tipo de cambio planchado. De modo general, la suba de la tasa de interés de Estados Unidos ha reforzado la tendencia siempre presente a la fuga de capitales, que ha sido récord en los primeros meses de 2018. El encarecimiento del crédito internacional plantea la imposibilidad de financiar una economía quebrada, con un déficit de balance de pagos (diferencia entre entrada y salida de divisas) de 30.000 millones de dólares al año.
A la luz de lo señalado quedan expuestas las improvisaciones del gobierno. Un ejemplo claro es lo que puede suceder con las jubilaciones. Ocurre que la crisis de fin de año con la reforma previsional no fue otra cosa que el intento de robarle a los jubilados 100.000 millones de pesos mediante el cambio de la fórmula de movilidad, dándole mayor relevancia al ajuste por inflación que por crecimiento económico (indexación trimestral 70%, crecimiento económico 30%). Ahora bien, como resultado de la crisis, todas las previsiones han reducido el crecimiento del PBI de este año a un 2%, mientras se elevan las expectativas inflacionarias. Al final del camino, al gobierno le puede salir el tiro por la culata y terminar pagando con el nuevo cálculo más que con el anterior, mientras la Anses se desfinancia como resultado de la disminución progresiva de aportes patronales.

La cuestión política

La crisis económica ha golpeado fuertemente la imagen del gobierno. Buena parte del oficialismo admite que la propia figura de Macri está por perforar -hacia abajo- la delicada línea de los 40 puntos de intención de voto. O sea que el propio gobierno que instaló que iba por su reelección, ahora descubre que no tiene los votos para lograrlo. Que en la oposición no haya nadie que demuestre un liderazgo no sirve como consuelo. Después de todo, el propio macrismo llegó al gobierno por el agotamiento del kirchnerismo. La historia puede repetirse, pero al revés. Las divisiones al interior del oficialismo son una manifestación de esta crisis política. La salida de Monzó, partidario de un cogobierno con el pejotismo, plantea la alternativa del pasaje a la oposición de parte del oficialismo.
La oposición pejotista vive su propia encrucijada. Si quiere canalizar el repudio al gobierno debe evitar aparecer respaldando las iniciativas ajustadoras del oficialismo, pero para ganarse el apoyo de la clase capitalista debe impulsar un programa de ajuste. En relación con las tarifas, el pejotismo y el massismo han acordado un proyecto que plantea ajustarlas a futuro en base al aumento de salarios y una reducción del 50% del IVA en las boletas. La propuesta es ultra-conservadora, ya que reconoce los tarifazos superiores al 1.000% realizados en estos dos años. Ni por asomo plantea revisar el esquema de explotación de servicios públicos e hidrocarburos por parte de los monopolios privados. El ajuste de las tarifas al índice de salarios pretenderá esgrimirse en favor de un virtual congelamiento de éstos, ya que cualquier aumento conquistado con lucha se traslada inmediatamente a las tarifas, con el impacto directo e indirecto que tienen sobre los precios y la inflación de conjunto. Con todas estas limitaciones, el proyecto para el gobierno es inaceptable, ya que plantea una mayor crisis fiscal y la necesidad de un mayor endeudamiento. Las más grandes centrales empresariales han salido a cuestionarlo y Macri ha anunciado que vetará la ley, en caso que se apruebe.
Pero mientras utilizan la cuestión tarifaria para explotar el creciente repudio al gobierno, el pejotismo y el massismo han pactado con el gobierno la aprobación de la reforma laboral que entró al Senado en una versión fraccionada. Este acuerdo ha sido elaborado cuidadosamente con la burocracia sindical, en todas sus variantes. Esta burocracia, incluidas sus alas kirchneristas, se ha sumado a la firma de paritarias del 15% en cuotas reclamadas por Triaca y las patronales. El último en sumar su firma fue el bancario Palazzo, que entregó la lucha que venían librando los bancarios con mucha determinación. En momentos que se plantea la reapertura de todas las paritarias ya cerradas al 15%, el kirchnerismo hace su aporte a la tregua con el gobierno, admitiendo una rebaja salarial ante una patronal con gran capacidad económica para atender reclamos salariales.

Qué hacer

Aunque los Pichetto, Massa y Urtubey quieren jugar su partida dejando fuera a los trabajadores, un veto del gobierno a la ley tarifaria puede generar una crisis que derive en una intervención popular. La tregua de la burocracia no ha permitido que los trabajadores expresen su repudio mediante una acción sindical sostenida y de conjunto. Pero no ha pasado una semana sin que se produjeran manifestaciones populares de masas, ya sea por el reclamo del aborto legal o por el asesinato de un chofer de colectivo, o por la violación de una menor ante las zonas liberadas de la policía. En Argentina, todas las clases sociales están soliviantadas.
A los juegos por arriba de la oposición pejotista es necesario oponerle una política que impulse la intervención de los trabajadores. No queremos maniobras de desgaste sino derrotar al gobierno y conquistar los reclamos populares -éste debe ser el mensaje del Frente de Izquierda a todos los trabajadores, las mujeres y la juventud. Para eso es necesario un programa. Contra el tarifazo, planteamos la anulación de los aumentos dispuestos por el macrismo, la apertura de los libros de las empresas y la nacionalización sin pago de los recursos naturales y energéticos bajo gestión de los trabajadores. Ante la inflación creciente, planteamos la reconvocatoria de todas las paritarias ya cerradas. Llamamos a comenzar un plan de movilizaciones y actos contra la reforma laboral, pactada por el gobierno, la oposición pejotista y la burocracia sindical. Para conquistar el derecho al aborto, reforzar la acción callejera al acercarse el momento de la votación en el Congreso. Apoyar con todo las luchas tenaces contra los topes paritarios de Aten Neuquén y docentes universitarios, a imponer un curso huelguístico contra los paros dosificados de Baradel. A coordinar las acciones en apoyo a las grandes luchas como mineros del Turbio o el Inti. A ganar la calle contra las contrarreformas educativas, como lo están haciendo masivamente los terciarios, a los que se suman los secundarios y universitarios.
Llamamos a realizar una campaña contra el pacto Macri-CGT, planteando la necesidad de un paro activo nacional y un plan de lucha, por la reapertura de las paritarias, contra los tarifazos y despidos, y por el retiro de la reforma laboral del Congreso. Ante la traición de la burocracia, planteamos la necesidad de un Congreso de delegados mandatados por asambleas de bases de la CGT, la CTA y todos los sindicatos, para que los trabajadores tomen en sus manos la lucha contra el gobierno. Impulsamos un reagrupamiento del sindicalismo combativo y clasista con estas perspectivas.
Como votó el XXV Congreso del Partido Obrero e hicimos sonar muy fuerte en la tribuna del 1º de Mayo, levantamos la consigna “por la unidad de la clase obrera y la izquierda para derrotar el ajuste de Macri y los gobernadores con los métodos de la movilización popular y la lucha de clases”.

Gabriel Solano

miércoles, 2 de mayo de 2018

Devaluación y subas de las tasas de interés

En el eje de la tormenta política en la Argentina está la protesta social contra el tarifazo, ahora en debate en el Parlamento con la oposición sistémica disputando al macrismo el consenso de la sociedad. Desde el gobierno responden que la actualización tarifaria es un límite, y en un año no electoral pretenden hacer pasar el ajuste, por ahora con alza de tarifas y si pueden, disciplinando paritarias en torno al 15%, con muy pocas que por ahora se escapan por encima de ese techo.
Sin embargo, aun siendo las tarifas el eje de la disputa política, el BCRA apareció en escena durante la semana pasada en un juego de alza del tipo de cambio (dólar a 21 pesos) y la tasa de interés (30,25%) que merece ser analizado cuidadosamente, ya que algunos se apresuran a definir límites de la política gubernamental, cuando la realidad también puede pensarse como inducción a los “mercados” para impulsar la recesión con alzas de tasas y propiciar una redistribución de ingresos vía devaluación, como forma del ajuste por los mismos “mercados”. Con el eufemismo de los mercados esconden a los dueños del poder económico.
Mientras el INDEC ofrece cifras de recuperación de la economía, con la devaluación y subas de tasas se induce una desaceleración de la economía, que dificultará la construcción de consenso social, máxime para hacer pasar el ajuste. Mucho se dice y escribe sobre lo que quería hacer o no el BCRA y la política del gobierno, pero lo real es que hubo una devaluación del peso local. Cada vez que hay devaluación pierden los sectores de ingresos fijos: trabajadoras y trabajadores, activos y pasivos, tanto como perceptores de planes e incluso empresarios que ligan su destino a la capacidad de compra de esa mayoría popular.
Desde diciembre, con un dólar a 17,50 pesos al dólar actual de 21 pesos, supone una devaluación del 20%, que a no dudar, más temprano que tarde se sumará a los precios de la economía, cuando el gobierno perjura su proyecto de un límite anual de la inflación del orden del 15%. Desde que Macri asumió la devaluación es del 115%, de un dólar a 9,75 a los 21 pesos actuales.
Esa devaluación del 20% que sufren los sectores de menores ingresos es muy parecida al pronóstico de los consultores privados que difunde el BCRA, los que anticipan un 20,3% de inflación para el 2018. Lo que hicieron en estas horas es alinear el precio del dólar con la inflación esperada, todo en torno al 20%. El costo sobre la mayoría social es abrumador vía aumento de precios.
La inflación es un mecanismo de ajuste, o si se quiere, de distribución regresiva del ingreso, de la mayoría empobrecida a la minoría enriquecida y la devaluación es un aumento del precio de la divisa hegemónica: el dólar. Este precio en ascenso se traslada a los precios esenciales de la economía, los que definen la inflación. Hay que acordarse cuando en diciembre del 2015 el Ministro Prat Gay señalaba que la devaluación no se trasladaría a precios, ya que estos se habían ajustado al paralelo de tiempo del kirchnerismo (12 a 13 pesos contra las 9,75 del oficial). La realidad fue una inflación en 2016 del 40%. Después dicen que el ajuste es gradual, como sería si así no lo fuera.
Queda claro que hay perjudicados y beneficiados. Entre los beneficiados está la patria exportadora, sea agrícola, minera, petrolera, gasífera, ganadera o industrial. Estos sectores oligárquicos y de gran burguesía local y transnacional venía señalando el “atraso” del dólar, por lo que perdían competitividad contra masivas importaciones y necesitaban mayor ritmo de devaluación para poder competir con sus exportaciones.
Recordemos que en 2016 y 2017 creció el déficit comercial que en tendencia para este año supone un rojo de más de 11.000 millones de dólares. El rojo de turismo es una cifra proyectada para este año similar, del orden de los 11.000 millones de dólares. Ni hablar de las cancelaciones de deuda o las Remesas de Utilidades al Exterior, derivada de la extranjerización de la economía argentina, que no es un fenómeno solo atribuible al macrismo, sino una tendencia creciente desde el ciclo aperturista y de extranjerización inaugurado en 1975-76 y potenciado en los años noventa y claro, ahora legitimado con el gobierno Macri.

El ajuste está funcionando bajo condicionantes internos y externos

Sea por la inflación del 40% en 2016, del 24% en 2017 y vaya a saber a cuanto llegará la del 2018, con un abril que promete escalar un poco más que el valor de marzo, claro que siempre con la promesa oficial que desde mayo la inflación bajará, aun cuando se anuncian subas del transporte, del gas, la electricidad, etc.
La devaluación es un ajuste a los ingresos populares en línea con la proyección inflacionaria. Los dueños de la economía local pedían que el dólar no se atrase respecto de otros precios y el ajuste es del 20% en lo que va del 2018, lo que nos la pauta de la inflación probable para todo el año, aunque nadie puede afirmar que el movimiento de alza de la divisa haya terminado, ni que el alza de los precios sea contenido en este 20% proyectado.
El tema es que Argentina tiene que cancelar el déficit comercial, turístico, la fuga de capitales, que incluye los ahorros dolarizados en cajas de seguridad o colchón más las cancelaciones de deuda y remesas al exterior; lo que en conjunto supone unos 60.000 millones de dólares.
¿De dónde saldrán esas divisas si Argentina no fabrica dólares? Pueden salir de las reservas internacionales, que sumaban casi 65.000 millones de dólares y ahora apenas superan los 58.000 millones de dólares y pueden bajar más. Algunos dicen que esas reservas no son reales, sin embargo los que embolsaron 5.000 millones de dólares (verdaderos, no imaginarios) esta semana, recibieron en sus cuentas acreditaciones a cuenta del BCRA que así estimuló a especuladores financieros.
Vamos a insistir, que ese destino es demostración que en la Argentina existen recursos para estimular la especulación o para destinarlos para otro modelo productivo y de desarrollo. No se necesita que la decisión de inversión esté en el capital externo cuando el Estado administra cuantiosos recursos financieros que se utilizan para garantizar la deuda pública o atender la corrida especulativa por divisas.
Se insiste en que el macrismo tiene dificultades económicas y puede ser, pero lo concreto es que la política económica actúa sobre la base de un gigantesco ajuste, por evolución de precios, que incluye la restricción a la actualización de los ingresos populares, sean jubilaciones o pensiones, salarios o beneficios previsionales o sociales.
Es cierto que se combinan causas locales y globales. Sobre las primeras hemos mencionado la presión por la devaluación del poder económico actuante en el país. Sobre lo global, la base está en el aumento de la tasa de interés de EEUU, ahora del 3%, cuando desde la crisis del 2008 tendió a 0, ídem en Europa, Japón o cualquier territorio del capitalismo desarrollado.
Fueron decisiones nacionales que impactaron en el sistema mundial, ya que en esas condiciones los capitales buscaron colocaciones para mejorar su rentabilidad en lo que se denominó los “mercados emergentes”, principalmente China, India o Brasil, pero también la Argentina y otros destinos del sur del mundo.
En los últimos años eso cambió y las mejoras relativas en las cuentas macroeconómicas, especialmente en EEUU, lo que no quiere decir que a la población empobrecida le vaya bien, supuso una modificación de las políticas económicas nacionales con subas programadas de las tasas de intereses. Esto empezó antes del acceso de Trump al gobierno de EEUU y es lo que se venía anunciando y que seguramente estuvo en los informes discutidos en la reunión de primavera del FMI y el Banco mundial de la semana pasada en Washington. A esa reunión asistieron por el país el Ministro de Hacienda, el de Finanzas y el Presidente del BCRA. No se puede argumentar que los sorprendió el tema.
Por otra parte, como desde mayo rige el impuesto a la renta financiera para los residentes extranjeros tenedores de LEBAC, éstos comenzaron a liquidar sus posiciones, o sea a vender LEBAC y colocar esos recursos en dólares, por lo que la demanda alcanzó unos 5.000 millones de dólares que el BCRA debió salir a vender. Algunos dicen que por eso no debía aplicarse el impuesto a la renta financiera, con lo cual, el argumento es que el Estado debe seguir cobrando impuesto a los más pobres porque tienen escasa capacidad de incidir en la disputa económica, salvo que luchen como es el caso de la protesta por las tarifas o de aquellos que continúan discutiendo el pretendido techo a las paritarias.
Es el eterno chantaje de los poderosos, a los que no se los puede afectar porque retiran inmediatamente sus dineros. Una lógica que reproduce al infinito el poder del capital concentrado y más en las condiciones de dominación de la especulación que rige en la Argentina desde tiempos del rodrigazo y la dictadura genocida.

Una preocupación

Puede ser muy peligroso imaginar un derrumbe de la política oficial por corridas contra la moneda o descontrol de la inflación, aun cuando baja la imagen de la gestión Macri. El problema es la no existencia de un proyecto diferenciado para organizar la economía y la política. Esa es la clave en la coyuntura, es más, existen indicios de quienes, desde la oposición política, ya se prueban el traje para gestionar el capitalismo argentino desde 2019.
Eso demuestra que puede haber reemplazo de gobierno sin modificar esencialmente el rumbo. Ejemplos tenemos en la historia y sin ir más lejos veamos el cambio de 1999 que no modificó esencialmente el rumbo de la economía y aceleró procesos críticos de la conflictividad que derivaron en el 2001. Puede pensarse que estamos lejos de las condiciones de conflicto social extendido del 2001, aunque algunos protagonistas vuelven a escena, caso de Cavallo, que ahora merodea la Casa Rosada como asesor presidencial.
Siempre puede existir la “asistencia” del FMI, con créditos y un plan de salvataje y estabilización de la economía, lo que supondrá un fuerte condicionante para el ajuste, como una excusa más para profundizar el apriete sobre los ingresos populares.
La clave está en la discusión del diagnóstico de situación del presente y la construcción de un proyecto que incluya el tipo de organización económica deseable para satisfacer necesidades de la mayoría, lo que requiere superar e ir más allá de la lógica del mercado, la ganancia y la dominación capitalista.
En este momento, con reuniones, actos y movilizaciones en torno al 1° de Mayo puede gestarse una tendencia de nuevas y renovadas campañas de movilización y protesta social que disputen el sentido común de la cotidianeidad en construcción de una alternativa política en la Argentina.

Julio C. Gambina

Un relato macrista de la crisis política



Lectura de diarios.

Una crisis política es siempre el reflejo real de una resistencia popular, sea inmediata o potencial. Es la forma en que se expresa, no hace falta decirlo, la inviabilidad de la política en curso, en este caso en todas las clases sociales, incluidas las que manejan el estado. Es precisamente por esto que resulta muy ilustrativa la decepción que el conflicto por la suba de tarifas y la corrida cambiaria subsiguiente ha causado en los círculos oficialistas, sin exceptuar a los más fanáticos.

Diez Mandamientos

El puntapié inicial le cupo al deshacedor y hacedor mediático de gobiernos – Jorge Lanata. En la columna sabatina del boletín oficial del macrismo, denunció al gobierno por “Tropezar dos veces con la misma piedra”, en alusión nada menos que a la crisis por la ‘reforma previsional’ que, según contó Elisa Carrió a La Nación, estuvo a punto de derribar al gobierno “fuera de cualquier contexto”. Astilla del palo oficial, Lanata remueve las heridas: “De los diez mandamientos de Cambiemos”, escribe, “las circunstancias ya llevaron a que se cambiaran nueve”, para pronosticar enseguida que las tarifas será el décimo. Más ácido todavía, asegura que ni siquiera le servirá “ganar esta batalla perdida”, porque “el propio ministro Dietrich reconoció que a pesar de los incrementos previstos del boleto de trenes y colectivos no se hará una reducción significativa del total de los subsidios del área. El monto total”, concluye, “será de 94 mil millones, una cifra muy similar a la de 2017”. La munición gruesa la deja para el final, cuando compara al gobierno con “una banda…que cobra peaje”, en alusión a que los impuestos al usuario de los servicios “llega al 37% del valor de la tarifa”.

Punto de inflexión

Un cruce más poderoso al mentón, lo lanza un profesional del macrismo, el director de Poliarquía. Bajo un título severo: “Un punto de inflexión en la presidencia de Macri”, caracteriza que “Es la primera vez en los más de dos años de gestión de Mauricio Macri que el Presidente enfrenta una situación en simultáneo con los dos públicos de los que depende su futuro: la opinión pública y los mercados”. Cáspita – como se decía antes. “(…) el apoyo social”, relata Catterberg, “pareciera estar alcanzando los valores mínimos con los que el gobierno estaría dispuesto a convivir”; “los mercados”, por su lado, “dudan” por “los cambios en el contexto internacional (…), la inflación de este año y la sustentabilidad fiscal de mediano plazo”. Agrega “entre otros”. Enseguida hace referencia a “otra particularidad novedosa”: las peleas en Cambiemos, con la UCR y la CC, “el alejamiento del presidente de la Cámara de Diputados”. Un “mal timing y una mala señal”, pues atribuye la ‘rebeldía’ parlamentaria del peronismo a la crisis desatada en el campo oficial. Para Catterberg, “los mercados observarían con pavor” que “el Congreso tire atrás el principal ancla fiscal” si vota una ley que reduzca los ajustes de tarifas al porcentaje de aumento de los salarios y al 10.5% la carga del IVA. A este “pavor” le añade otro: que no apruebe la ley de mercado de capitales “para seguir incentivando inversiones”. El lector persistente de Prensa Obrera habrá advertido que esto es lo que escribimos hacer un par de días.

Agenda electoral pinchada

“Un momento complicado”, concluye Clarín, a partir de “10 encuestas cuyos resultados podrían resumirse así: la bronca de la gente por la inflación, más el desánimo a futuro, están pegando fuerte en la imagen del Presidente”. Esta observación pierde su carácter superficial cuando se tiene en cuenta que apenas un par de semanas atrás el gobierno intentaba imponer a las elecciones de 2019 como la agenda política del momento actual. El apresuramiento por las candidaturas (si Michetti sí, si Michetti, no; adónde se pone la UCR; qué pito juega Lousteau) ha sido avasallado por la crisis capitalista. Aunque Hugo Moyano hubiera inventado la tesis de ‘esto se arregla en 2019’ (que no ha abandonado), ahora ha tenido que poner el eje, en un reciente acto de 1° de Mayo, en Ferro, que celebró por anticipado el 27 de abril, “en dar la lucha al gobierno” y refrescar la posibilidad de “un paro general”. Otros burócratas sindicales aprovecharon el finde largo para auxiliar verbalmente a Dilma Roussef y Lula en Curitiba, estado de Paraná.

Meteorología política

Para el ex Cronista, Fernando González, ahora columnista de Clarín, la fuga de divisas amargó “la fiesta” que Mauricio Macri pretendía disfrutar con el chileno Piñera y el peruano Vargas Llosa. El título del artículo advierte de entrada que “El dólar está dando señales de tormenta” – una caracterización que no se compadece con la ‘turbulencia’ que le asigna el jefe de Gabinete. Según Gónzalez, “El círculo rojo le pide a Macri que vete el proyecto opositor para atar al suba de los servicios públicos a la de los salarios. Y las encuestas (…) lo sitúan cerca del 40% (…) que no puede ir más abajo de ese nivel inquietante”. Como el veto lo puede poner en esa situación, el columnista de Clarín (“Del editor al lector”, o sea Clarín mismo) concluye que “La realidad (sujeto supremo) está dando señales de tormenta”.
Estos juicios se ponen más agrios a medida que la lectura apunta hacia aquellos que se disputan el bacalao. Por ejemplo, otro macrista, que oficia de operador financiero, se lamenta, también en Clarín, de que “no sabemos si este es el fin de la película”, luego de recordar que el Banco Central no pudo controlar la corrida contra el dólar vendiendo divisas o dejando devaluar la moneda. Al final, Marcos Kiguel, invita a sacar “importantes lecciones de este episodio” y propugna “un tipo de cambio que sea flexible”, o sea una devaluación permanente en un contexto de tarifazos, déficit fiscal (‘primario’ como financiero) y emisión monetaria. Que Kiguel le baje línea financiera a operadores como Caputo, Lopetegui, Dujovne y Dietrich (sin menoscabo de Macri), muestra que las finanzas han pasado a castaño caliente.

“Vacío de Poder”

Un periodista de La Nación cuenta algo más pesado aún: “Algunos referentes del espacio (macrista) hablaron incluso de un eventual vacío de poder”. Recórcholis. No se referían al dólar o a las tarifas sino a la renuncia de Emilio Monzó a la presidencia de Diputados, o sea al abandono definitivo del oficio de casamentero entre el pejotismo y el gobierno. A Monzó se le adjudica la tentativa de acercar a Massa al macrismo y de otros enjuagues que viabilicen el mandato de Macri. Su renuncia coincide con la decisión de veto que ha tomado Macri sobre cualquier alteración de tarifas. Aunque el periodista rebaja enseguida el “vacío de poder” a una “pequeña crisis” que podría convertirse incluso en “una oportunidad”, informa que Macri no le va a dar, ni loco, la candidatura a la vicepresidencia al radicalismo, a quien promete la presidencia que deja Monzó en Diputados, pero solamente para 2020. No hay que excluir entonces que Cambiemos podría llegar a cambiar de coalición en forma bastante abrupta.
Todas estas citas son del sábado 28. El lunes 30, un columnista de La Nación se permite tomarle el pelo a Marcos Peña, el jefe de Gabinete – aunque la impresión corre por cuenta nuestra. “El combo de la disputa por las tarifas, que el gobierno está a punto de perder en el Congreso, y la inflación indómita, que le ha provocado una caída de entre 6 y 9 puntos en imagen, sumado a la disparada del dólar, que le costó al Banco Central la pérdida de reservas por u$s4300 millones en solo una semana, son para Peña”, con quien acababa de conversar, “problemas esperables y coyunturales”. Según lo que recogió Claudio Jacquelin, el periodista, “Para (sectores del oficialismo)”, prosigue, “la renuncia de Monzó es un síntoma de concentración creciente del poder y de la toma de decisiones, sin margen para la disidencia, sin espacio para el debate abierto ni paciencia para con los díscolos…”. Esto, “los analistas de opinión pública lo incluyen entre los hechos que dañan la imagen del Gobierno” (y) los tomadores de decisiones empiezan a temer por la cohesión del oficialismo cuando le queda mucho por hacer…”, mientras se produce “una inusual cantidad de consultas desde fondos de inversiones y analistas financieros del exterior, inquietos por las turbulencias de es tos días…”.
En tanto, “La ansiedad electoral ha empezado a crecer dentro y fuera del oficialismo, la marcha de la economía no está funcionando como ansiolítico eficaz (….). Pero no se advierte la vocación desde el vértice del poder por modificar o atenuar el mecanicisimo político en busca de recuperar la cohesión interna”. Una semana atrás, otro consultor de Poliarquía había caracterizado a esta falta de capacidad de cambio, como una tendencia al inmovilismo. Las ‘modificaciones’ más reclamadas en la plaza es un ministro de Economía que se haga cargo de todo el plan económico y que sea una pieza de unidad con la oposición pejotista y los grupos económicos de exportación.

Cavallo

Es en este marco que comenzó a mentarse a Domingo Cavallo, si no para el gabinete, lo que sería suficiente para provocar un levantamiento popular, al menos como eminencia gris que luego podría tentar aspiraciones mayores. Después de todo, han vuelto al gobierno sus discípulos de 2001. Como corresponde a un aspirante a la selección, que ya fracasó tres veces (dictadura, Menem, De la Rúa) Cavallo disipó en su blog, el lunes 30, cualquier temor por el futuro, sea la inflación y el dólar, y describió una receta que pone fin a todo el plan económico actual, con sus respectivos ministros económicos incluidos. Saludó la corrida hacia los dólares “que, dijo, nunca debieron haber entrado”, o sea que propone liquidar las Lebacs y el pasivo de u$s60 mil millones que representan para el Banco Central, y convertir en deuda pública (interna y externa) los u$s70 mil millones que el Estado le debe al Banco. Califica a las Lebacs como cuasi monedas cuyo crecimiento alimenta la inflación – algo que Prensa Obrera viene diciendo desde que fueron inventadas por el kirchnerismo. A cambio, propone convertir una deuda inoperante (la del Tesoro con Central, constituida por “letras intransferibles” de alrededor de u$s 70 mil millones), que nunca se paga, en efectiva. De este modo podría venderla a inversores privados, lo que aumentaría la deuda pública de casi u$s300 mil millones, en un 20% adicional. Este canje, aumentaría en forma sustancial la caja propia del Banco Central - suficiente para manejar el tipo de cambio. La condición final para este esquema es una privatización en gran escala de los activos del Estado, como ya ocurre, y un ajuste mayor que reduzca el déficit fiscal.
La propuesta de un cambio total de esquema económico, cuando a fin de año hay que ir armando las listas para las Paso, es una indicación del impasse oficial. Más grave, por supuesto, es que volverá a sacudir las condiciones de vida y de trabajo de las masas.

Arriba y abajo

Arriba hay señales avanzadas de agotamiento, por abajo hay tendencias de lucha que buscan su canal apropiado, contra los obstáculos del Estado y del aparato de la burocracia sindical.
Las inquietudes de las huestes amarillas no son espuma.

Jorge Altamira

El origen del 1º de Mayo

Una revolución política en la clase obrera

La primera Internacional (la Asociación Internacional de Trabajadores, la AIT), en su congreso de Ginebra (1866) hizo votar, a instancia de Eugene Dupont, representante de Carlos Marx, la siguiente resolución: “1º) El Congreso considera la reducción de las horas de trabajo como el primer paso en vista de la emancipación obrera; 2º) En principio el trabajo de ocho horas debe considerarse suficiente…”. Por primera vez este principio quedaba consagrado en un congreso obrero internacionalista.

El III Congreso de la I Internacional (1868) fue más lejos: consideró la disminución de las horas de trabajo como “condición preliminar indispensable para todas las mejoras sociales ulteriores y en especial el desarrollo de la instrucción de la clase obrera”. En las pancartas de la época: “8 hours labour; 8 hours recreation; 8 hours rest” (“8 horas de trabajo, 8 horas de recreación, 8 horas de descanso”).
Fue el Congreso fundante de la II Internacional (la Internacional Socialista), convocado en París en 1889, con preeminencia de delegados considerados marxistas, el que tomó la decisión política de convocar a “una gran manifestación internacional” por las ocho horas el 1º de Mayo.
El restablecimiento del 1º de Mayo como jornada internacional se insertó en el período de mayor organización sindical y política de la clase obrera hasta ese momento. La constitución de los sindicatos -en la década del ’90 se producen en Gran Bretaña los primeros conflictos a escala nacional- la conquista del voto para la clase obrera -el porcentaje de votos del Partido Socialista Alemán pasó del 10,1 al 23,3% entre 1887 y 1893-; la reconstitución de “la Segunda” y hasta el fútbol como identificación de un deporte con el proletariado, son fenómenos de este período.

Los años negros

La lucha por la jornada de ocho horas es inescindible de la gran crisis capitalista de 1873/1890, que originó una larga depresión que algunos extienden hasta 1895, “una divisoria de aguas entre dos estadios del capitalismo: aquel inicial y vigoroso, próspero y lleno de optimismo aventurero y el posterior, avergonzado, indeciso y, dirían algunos, mostrando ya las marcas de la senilidad y decadencia”¹. La crisis evidenció una gran sobreproducción de mercancías y capitales en las economías capitalistas, en relación con el mercado mundial de la época, precedida por el avance gigantesco de las economías industriales de Estados Unidos y Alemania, en desmedro del monopolio inglés. Financiera en su inicio, continuó con la quiebra bancaria e industrial. La lucha por la reducción de la jornada laboral y la preservación del empleo y del salario adquirieron entonces características más enconadas y la lucha de clases del periodo se convirtió en la gran moldeadora de la organización de la clase obrera en el fin de siglo.
En la convocatoria del Partido Obrero Francés -impulsor de la jornada internacionalista- al 1º de Mayo se lee: “La jornada de ocho horas significa lugar en el taller para los desocupados, a quienes multiplica el fatal desarrollo del maquinismo… es la supresión de las desocupaciones periódicas, que nos condenan cada vez más a la humillación de las oficinas de beneficencia”.

Despertar político

La llamada Gran Depresión provocó una ruptura en el proletariado inglés. La capa privilegiada -una creciente aristocracia obrera- fue golpeada por un ascenso espectacular de los trabajadores no especializados, peones y obreros de las industrias. “La potente revuelta de este sector de trabajadores bajo la dirección de los militantes socialistas y la formación de ‘nuevos’ sindicatos después de 1885 señalan el comienzo de una nueva era en la historia del movimiento obrero”². Quince días antes del estruendoso día internacional de mayo de 1890 en Londres, Engels escribe a Sorge: “en un país de movimiento político y obrero tan antiguo hay siempre un enorme montón de basura tradicionalmente heredada que es preciso limpiar gradualmente. Están los prejuicios de los sindicatos de obreros calificados -mecánicos, albañiles, carpinteros y ebanistas, tipógrafos- todos los cuales deben ser destruidos… el movimiento avanza bajo la superficie, abarca sectores cada vez más amplios, en su mayoría pertenecientes a la hasta ahora inactiva capa inferior”³. La propia movilización de mayo es una victoria del nuevo “unionismo”, pues se oponen a ella las viejas tradeunions y la Federación Socialdemócrata. En todo Gran Bretaña se produjo un despertar político de la clase obrera: las nuevas fuerzas constituyeron una poderosa oposición en la central obrera (TUC) y en 1893 se formó el Partido Obrero Independiente, que Engels saludó como una posible vía para derrotar a los elementos colaboracionistas.

Negros y blancos

En 1877 una serie de huelgas generales dirigidas por los ferroviarios conmovieron las principales ciudades de Estados Unidos en respuesta a una rebaja de salarios. El movimiento buscó rápidamente una cabeza política, el joven Working Men’s Party (WMP). El levantamiento tuvo características históricas. En un escenario dominado por las “fraternidades” de oficio, escindidas unas de otras -maquinistas, guardas, foguistas- la rebelión alumbró el primer intento de organización colectiva de los trabajadores del riel. Más importante aún, por primera vez hicieron irrupción los obreros no calificados (un fenómeno que no puede escindirse de la victoria del Norte contra el Sur esclavista en la Guerra de Secesión). Los explotados de la gran industria, totalmente desorganizados, hicieron causa común con los ferroviarios, los negros junto a los blancos. Los Knights of Labor (Caballeros del Trabajo) se convirtieron en un movimiento de masas, años más tarde, sobre la base de plantearse esta misma tarea en una doble perspectiva: la unión de los trabajadores de todas las calificaciones -el desarrollo de la gran industria mecanizada reducía al mecánico al nivel de un peón jornalero- y de todas las razas. Plantearon un atisbo de definición clasista: “Si tocan a uno tocan a todos”, pero jamás pudieron superar su límite político, al declararse abiertamente anti anarquistas y antisocialistas.
La crisis capitalista fue forjando un cambio en la conciencia del movimiento de lucha de la época. En 1881 la flamante Federación de Sindicatos, luego Federación Americana del Trabajo (AFL), pidió una ley nacional de ocho horas para los empleados del gobierno, pero en 1884, cuando la crisis se descargó con fuerza se produjo un cambio de frente. El IV Congreso de la AFL se pronunció por una acción propia de los sindicatos, llamando a imponer las ocho horas en los lugares de trabajo a través de la acción directa frente al fracaso de los reclamos ante el Estado y el logro de la reducción de la jornada de trabajo en una serie de gremios y ciudades por esta vía. La agudización de la crisis en 1883/85 fue determinante en esta radicalización. El Congreso de 1884 votó una resolución que llamó a las organizaciones obreras a imponer la jornada de ocho horas a partir del 1º de mayo de 1886. Los Caballeros del Trabajo fueron convocados a esta campaña luego de ser protagonistas de la huelga ferroviaria de 1884, que derrotó un nuevo intento de reducción de salarios y antes de las prolongadas huelgas de 1885 contra cierres y por aumentos de salarios que incluían a la mano de obra no calificada.
¿Por qué los delegados a la convención obrera de Chicago adoptaron el 1º de Mayo como punto de partida del régimen de ocho horas o de la suspensión del trabajo allí donde éstos no se sometieran? En ese tiempo existía en Nueva York y otros Estados la tradición del “moving-day”, el día en que formalmente concluían -y debían renovarse- los arrendamientos, alquileres y contratos.

¡A partir de hoy, no más de ocho horas!

El día esperado hubo no menos de 5.000 huelgas y alrededor de 340.000 huelguistas. Miles y miles de obreros conquistaron una nueva jornada, una conquista que alcanzó a una minoría de la clase obrera pero marcó el primer movimiento nacional de lucha en función de este reclamo esencial. En Chicago, el centro de la agitación obrera en esa época, hubo una provocación: una bomba cayó sobre las fuerzas policiales y mató a ocho de los efectivos. Seis dirigentes del movimiento de lucha fueron condenados a la horca y su actitud frente a la muerte es, hasta el día de hoy, un acto que enaltece a la clase obrera mundial.
Siete años después el flamante gobernador de Illinois realizó una exhaustiva investigación y probó que el veredicto había sido dictado “cumpliendo órdenes”. Uno de los jurados del tribunal lo había adelantado: “los colgaremos lo mismo. Son hombres demasiado sacrificados, demasiado inteligentes y demasiado peligrosos para nuestros privilegios”4.
En 1887, el presidente Cleveland estableció el Día del Trabajo en septiembre, para evitar que el 1º de Mayo sirviera como homenaje a los Mártires de Chicago.

Christian Rath

1. Dobb, Maurice: La evolución del capitalismo, Río de Janeiro, Zahar, 1976.
2. Morton y Tate: Historia del movimiento obrero inglés, Fundamentos, 1971.
3. Marx-Engels: Obras escogidas, Editorial Ciencias del Hombre, Buenos Aires, 1973.
4. Guérin, Daniel. Estados Unidos 1880-1950… Movimiento Obrero…, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1972.

martes, 1 de mayo de 2018

1°de Mayo Acto del Frente de Izquierda // Néstor Pitrola

Myriam Bregman - Acto del Frente de Izquierda en Plaza de Mayo

1°de Mayo Acto del Frente de Izquierda // Romina Del Plá

Una tormenta cambiaria lo que no logran calmar los dólares que regala Sturzenegger

El BCRA vendió en dos días 2.500 millones de dólares y no pudo frenar la suba del tipo de cambio. Por qué se recalentó la demanda de dólares

En menos de una semana, el Banco Central (BCRA) perdió nada menos que 3.197 millones de dólares para aplacar el tipo de cambio. En medio de turbulencias internacionales y de cambios impositivos que empujan al alza del dólar, a pesar de esta fuerte intervención de la autoridad monetaria la divisa norteamericana subió 30 centavos en lo que va de la semana.
Si bien el movimiento del tipo de cambio fue limitado (1,5 % de suba en una semana), es significativo que esta contención se haya logrado solo al precio de una fuerte intervención. El BCRA sacrificó el 5 % de sus reservas.

¿A qué se deben las turbulencias?

Los motivos inmediatos que agitaron el tipo de cambio en la última semana son dos.
El primero, es la suba registrada en la tasa de interés de los bonos del Tesoro norteamericano a 10 años. Estos títulos vieron caer su precio (la tasa efectiva sube cuando cae el valor de los bonos), y su tasa llegó a 3 % anual por primera vez en más de cuatro años. Entre los motivos que dieron algunos analistas para explicar este movimiento es un aumento de la inflación en EE UU, respecto de los niveles muy bajos en los que se encontraba, y el crecimiento de la deuda gubernamental del Estado federal norteamericano. La tasa de estos títulos a 10 años viene subiendo desde comienzos de año, y acumula un alza de más de medio punto desde enero.
El segundo motivo por el cual se agitó el mercado es que a partir de ayer empezó a regir el módico gravamen a la renta financiera que introdujo la reforma tributaria votada en 2017. Esta grava las ganancias obtenidas por los títulos que emite el BCRA con una tasa del 5 %. De esta forma, la estampida que alteró la calma cambiaria se explica en gran medida como un intento de escapar a este tributo que en los hechos limita de forma muy modesta la formidable rentabilidad de los títulos. Hecho el negocio, ahora los ahorristas, en primer lugar residentes en el extranjero, retornan al dólar para escapar al fisco. Seguramente desde el gobierno no se sorprendieron por esta actitud de los inversores. Cualquiera de los funcionarios offshore que pueblan la administración habría hecho lo mismo en su lugar. Alrededor del 8% del stock de las Lebac esta en manos extranjeras, o sea que el monto que podrían llegar a liquidar ascendería a un máximo de $98.400 millones. Es decir USD 4.800 millones, lo que es 50 % mayor a la venta realizada por el BCRA en lo que va de la semana.
De fondo, opera en el mercado de divisas la precariedad del sector externo. En los primeros 3 meses del año, la cuenta corriente (el saldo de comercio de bienes y pago de servicios con el resto del mundo) cerró con un déficit acumulado de USD 3.813 millones. A esto se suma la fuga de capitales y remesas de utilidades, lo que arroja una salida neta de dólares a pesar de que ingresaron masivamente dólares de deuda durante los primeros meses del año, por las colocaciones realizadas por el ministerio de Finanzas. Todo el balance de pagos cambiario (cuenta corriente y cuenta capital) arrojó en los primeros tres meses del año un déficit de USD 5.000 millones.
Con el panorama de divisas del año empañado por la caída de la producción de granos como resultado de la sequía (la pérdida podría ser superior a los USD 3.000 millones) la presión sobre el mercado cambiario será una constante del año.
A todo esto se suma, como un elemento no menor, el "factor político": con las disidencia que tuvo el gobierno con los radicales la semana pasada respecto del tarifazo, y un peronismo que logró una unidad, aunque efímera, para hacerle pagar este golpe al bolsillo en la sesión en el Congreso está semana, y la anunciada salida de Monzo esta semana. En medio de estas señales confusas, aumentan las dudas sobre que Argentina logre la ambicionada categoría de mercado emergente que le permitiría tal vez acceder a endeudamiento un poco más barato.

¿Estrategia o descontrol?

En medio de las paritarias, el gobierno precisa un dólar quieto. Es el único elemento de contención ante la inflación indomable, es hoy evitar nuevas subas del dólar, que impactan sobre numerosos precios. Como la política oficial apunta a mantener a rajatabla la pauta del 15 % para los salarios, buscan que el dólar no vuelva a hacer olas. Pero los costos para hacerlo están resultando altísimos.
Curiosamente, después de haber vendido el miércoles casi 1.500 millones de dólares para mantener estable el tipo de cambio, el jueves el BCRA volvió a intervenir, pero dejó que se moviera el tipo de cambio 30 centavos. Los que compraron dólares se vieron beneficiados, y al BCRA le costaría hoy casi $ 1.000 millones más (casi USD 50 millones) volver a comprar lo vendido en estos días. ¿El que apuesta al dólar pierde?
Aunque el BCRA cuenta con poder de fuego para responder durante varios días a una fuerte demanda de los que buscan pasarse a dólares, y esta podría diluirse en los próximos días si se relajan los disparadores inmediatos del sacudón cambiario, lo que quedó desnudado es la limitación que está encontrando el BCRA para hacer frente a cambios en el panorama cambiario.
En esto operan las estrecheces que encuentra la política monetaria por los distintos objetivos que le asignan a la misma desde distintos sectores del gobierno. A finales de 2017 el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, fue forzado por la jefatura de Gabinete a relajar la meta de inflación, que se elevó a 15 % para este año, lo cual se tradujo en un relajamiento moderado de la tasa de interés, que pasó de 28,75 % en diciembre a 27,25 % hoy. Recordemos que ya a principios de año esta baja puso en movimiento al dólar. Aunque fue una baja limitada, bastó para contribuir, en confluencia con factores estacionales, a acelerar la presión sobre el tipo de cambio. Numerosos especuladores dejaron de apostar a las Lebac en los últimos meses, y se sumaron a los que mes a mes dolarizan activos. El gobierno dejó correr este movimiento hasta que la depreciación del peso frente al dólar llegó a más de 15 %.
Esta depreciación del peso frente al dólar y los tarifazos llevaron a la acelerada inflacionaria de comienzos de año, como resultado de la cual entre enero y abril se habrá acumulado ya una suba de precios de 10 %.
Todo haría esperar que en las actuales circunstancias, el BCRA eleve nuevamente la tasa de referencia de la política monetaria. De hecho, ya se movió en ese sentido operando en el mercado secundario de Lebac, impulsando un alza de la tasa que la llevó a 28,5 % (200 puntos básicos de suba respecto del 26,63 % al que cerró la licitación la semana pasada).
Esta suba de tasas podría permitir contener al dólar, para lo cual evidentemente las ventas del BCRA no resultan suficiente. Aunque esto se lograría al precio de reactivar la bicicleta financiera y contribuir a un encarecimiento aún mayor del crédito.
Es posible que se reaviven la interna por la política monetaria que divide al gobierno.
Lejos de una estrategia, en el medio de la disputa por las tarifas y la escala inflacionaria, y con un ala del gobierno reacia a retomar la suba de tasas, la política monetaria del gobierno ante el cimbronazo externo queda expuesta como un verdadero descontrol.
La situación sería crítica si no fuera porque el endeudamiento serial vehiculizado por el ministro offshore Luis Caputo le permitió al BCRA contar con arcas bien nutridas de dólares. Esta disponibilidad de dólares obtenidos gracias a un endeudamiento del tesoro a tasas de 7 % anual o superior, es lo que el BCRA obsequia a mansalva para aplacar el mercado.
Mientras el BCRA gasta poder de fuego para igual perder (poner USD 2.500 millones en dos días y que el dolar igual suba no puede ser calificado de otra forma), ganan los especuladores y los que hacen negocios con la deuda.
Nada que perturbe al gobierno de los endeudadores "seriales". Es una receta que tiene patas cortas. Basta mirar la historia económica argentina reciente, con su seguidilla de crisis generadas por la deuda y el desbalance externo, para comprobarlo.

Esteban Mercatante
La Izquierda Diario

"Los aumentos de tarifas combinados dan cifras escalofriantes"

Entrevista a Gustavo Lahoud, Licenciado en Relaciones Internacionales y Magíster en Defensa Nacional

M.H.: Quiero consultarte por el debate que se ha abierto al interior de Cambiemos y desde la oposición en cuanto al aumento de las tarifas. Estamos a 20 minutos del inicio de la Marcha de las velas.
G.L.: Hemos visto por un lado el efecto acumulativo de los aumentos durante los últimos dos años, ahora estamos viendo el efecto sobre pymes, clubes de barrio, usuarios residenciales, comercios. Y con una dinámica de aumento muy complicada, porque en realidad todo esto está teniendo como efecto retraer el consumo de la población, en un contexto en el que los salarios han perdido entre un 8 y un 10% del poder adquisitivo.
Empezamos este año con más aumentos, empezando por el transporte, ahora se viene el aumento del agua en mayo, estamos en medio de una audiencia por el subte. La verdad es que los aumentos combinados dan cifras escalofriantes.
Es muy difícil sacar un promedio estimativo en todo el país, porque las tarifas son muy distintas, más aún en gas que en luz, pero estamos hablando de un 600 % aproximadamente en gas, y entre 450/500 % de luz. Los usuarios de Edenor y Edesur que eran los que tenían las tarifas más atrasadas, han llegado a aumentos del 800/900 %. Y ha pasado algo parecido con el gas. Nosotros veníamos diciendo que esto en algún momento iba a hacer eclosión y ante esto el gobierno vuelve a hacer el juego de policía bueno y policía malo y aparece Elisa Carrió haciendo una propuesta.
M.H.: Pero Carrió es Macri.
G.L.: Claro, hace toda una puesta en escena y el Radicalismo también hace una propuesta que a mí personalmente me parece indignante, porque es a lo sumo una propuesta de tarifa plana y hablan del gasto de energía eléctrica. Tarifa plana significa que durante los seis bimestres del año pagues más o menos lo mismo y lo que consumiste de más en invierno lo pagues en verano. Algo parecido al diferimiento del 50% de las tarifas que se instrumentaron en 2017. Pero no proponen la posibilidad de revisar esto, ni de retrotraer, ni de congelar, que son cuestiones que proponen los proyectos de FIT y del FPV. Retrotraer a determinadas fechas, algunos a noviembre de 2017, el de Cristina Kirchner a enero de 2017, el FIT habla directamente de dar vuelta todo el tarifazo y volver a la carga con el tema de las auditorías sobre las empresas. Porque estamos viendo que las cifras de las gasíferas y las hidroeléctricas son alarmantes, van de entre el 100 y el 500%, los resultados positivos del año pasado, con algunos casos realmente llamativos por la timba en la Bolsa, con nuevos proyectos de energías renovables, todo financiarizado, todo a largo plazo donde el Estado va a ser el garante bobo de todo eso.
Los privados van a cobrar en todo sentido, como ahora están cobrando los mejores precios del gas, como cobran el nuevo costo mayorista de energía eléctrica. El otro día viendo trabajos que está haciendo la gente de la “Scalabrini Ortiz”, que trabaja muy bien, me comentaban algo muy interesante, después de estos dos años de tarifazos, el precio en dólares de la energía eléctrica está más arriba que en el 2001, antes de que explote la convertibilidad cuando tenían las empresas asegurado el uno a uno, contratos muy convenientes para las empresas y que se movían por el índice de inflación de EE UU.
La única diferencia que es que ahora nos desenganchamos de ese mecanismo de indexación pero hay un mecanismo muy peligroso. Son todas bombas de tiempo, el mecanismo de indexación combinado por la evolución de los precios mayoristas que desde comienzo de año vienen ascendiendo de manera muy importante y por el tipo de cambio.
Entonces tenés un escenario donde las gasíferas y las eléctricas calculan hacia adelante, como pasó en las audiencias, un tipo de cambio que está por encima del que hay en el momento de la audiencia, como pasó con las gasíferas, que querían un tipo de cambio de casi $ 23 y le reconocieron uno de $ 20.50.
Si nosotros no tenemos éxito en derrotarlos en este proyecto, este es un esquema de tarifas que desestructura y desorganiza la vida productiva, familiar, todo, es imposible de ser sostenido en el tiempo y además es inviable con el esquema que dicen buscar: mejorar la competitividad atacando los costos y sobrecostos de la economía.
Pero si unís esta locura con el gran objetivo que tienen que son los llamados “costos laborales” y por eso el ataque a distintos gremios de modo selectivo. Se vendría a mitad de año el proyecto de reforma laboral, todo está apuntando a eso y al proyecto de exportación de energía. Van a meter más al gas no convencional de Vaca Muerta con la idea de que en unos años tengamos gas para exportar y todo con la idea de plataforma exportadora, ferrocarriles para sacar el gas, contratos renacidos con Chile por el lado del Pacífico, por el puerto de Bahía Blanca saldrá el gas para el que están intentando conseguir una buena oferta en el futuro.
El supuesto compromiso social de ellos es que cuando tengan una oferta abundante de gas y se cierre la ventana de la importación el precio va a bajar. Yo quiero recordarle a la gente que el precio del gas, que es otro gran robo, irá a fines del año que viene, más arriba que la paridad de importación que tenemos ahora, una locura, importamos el 25%, tenemos el 75% restante como oferta nacional pero, sin embargo, lo que determina el precio que van a ganar los productores de gas es el precio de importación. Es una locura. Todo el esquema está errado.

El hundimiento del ARA San Juan

M.H.: Y con un beneficiario central que es Shell, empresa de la que fue directivo Aranguren, ministro de Energía. Pero te convoqué para hablar del ARA San Juan. Quisiera que analicemos a dónde estamos parados en relación al hundimiento del submarino.
G.L.: Es realmente un tema muy complejo porque en estos meses, desde el 15 de noviembre, hemos visto una cantidad de puestas en escena impresionantes.
M.H.: Nosotros nos jugamos una ficha desde el segundo o tercer día, dijimos “lo hundieron los ingleses”.
G.L.: Acá hay un gran tema a dilucidar. Por todo lo que pude relevar, lo que dijo Marcos Peña hace un mes en una reunión, ante una pregunta del diputado Carmona, que está trabajando muy bien en la Comisión que se formó, es uno de los pocos que tiene voluntad de trabajar; informó que la tarea principal era de avistaje, seguimiento, trabajo de lo que se llama alijo de buques pesqueros, o sea, otros barcos acompañantes que estén en actividad de pesca, que como sabemos es la típica actividad ilegal que pesqueros de todo el mundo realizan en nuestra zona económica exclusiva y que muchas veces es motivo de conflicto con las patrullas de Prefectura. Y que, como operación secundaria había lo que se caracteriza en materia de defensa en el área naval, como operación de control de mar, es decir, vigilancia de posible actividad en la zona, no solo en nuestras zonas soberanas, esto es plataforma continental y más allá de las 200 millas, en donde está parte de nuestro reclamo de plataforma continental pero que son aguas navegables internacionales.
Pero está el tema Malvinas y la actividad unilateral que realizan los ingleses con su zona de exclusión allí, su patrullaje permanente, sobre todo el Atlántico Sur. Y la hipótesis que nosotros estamos barajando es que hay una diferencia notable entre esto que Peña dijo, que fue lo más elocuente para mí, dando a conocer que había una tarea secundaria de patrulla que el ministro Aguad sigue negando al día de hoy.
Hubo un episodio que fue esta hoja que apareció en un mapa del plan de operaciones, que era un borrador, aparentemente, donde aparecían unas coordenadas tachadas, algo absurdo porque daban que el ARA San Juan podía haber estado a 30 kilómetros de las Islas Malvinas o prácticamente sobre la isla Soledad. Que es lo que difundió la prensa. Apareció como parte de las operetas que hemos estado viviendo.
Lo que a mí me llamó la atención de esto es que otra diferencia notable al interior de la Armada, entre el ex Jefe, Srur, que acaba de declarar y tiró para arriba y para abajo. Es algo nunca visto en la historia de la Armada nacional y creo que internacional, dijo que no conocía el estado de alistamiento del buque. Es el ABC de todo lo que tiene que ver con la actividad operativa del instrumento militar, en este caso naval. Con lo cual yo tengo la impresión de que aquí hay una fatal combinación entre una misión de inteligencia, el buque llevaba un oficial de inteligencia que al principio se negaba pero luego se reconoció; y que podría haber estado haciendo avistajes en la zona de plataforma continental, en donde podría tranquilamente haberse chocado con buques británicos y hasta de otras potencias que tienen proyección extra continental, desde EE UU hasta Rusia pasando por China, porque nuestra zona del Atlántico sur, sobre la que hay que ser particularmente meticuloso por todos los recursos pesqueros e hidrocarburíferos, es una zona de potencial disputa, ya y hacia el futuro, con proyección hacia la Antártida.
Veamos todo el contexto geopolítico en ese sentido y yo pongo en consideración esa cuestión. Acá el componente que estaría generando una situación de posible conflictividad, si el submarino fue avistado por una nave británica y pudo haber procedido al hundimiento, recordemos que nosotros con Gran Bretaña no firmamos nunca un Tratado de paz luego de la Guerra de Malvinas, pero firmamos algo parecido, un Acta de rendición, el Tratado de Madrid. Esa fue un Acta de rendición.
Pocas personas se han querido poner a estudiar esto a fondo, pero ese Tratado decía que cualquier movimiento en el área militar que nosotros hiciéramos debería ser informado a Gran Bretaña 30 días antes. Yo veo que no hay mucho análisis que circule en donde entren estos componentes. Y sí veo la otra parte del asunto ARA San Juan.
No me cerraría a la hipótesis de que haya habido una falla sistémica, pero ha habido una intencionada y deliberada actitud de parte de los medios de comunicación, como sucedió con la falla acústica que fue informada por el Centro de Control Nuclear en Viena, un embajador argentino que aparece a decir esto en los primeros días, información de inteligencia de la marina norteamericana que apareció con esta información y yo tengo la tendencia a creer que todo esto se trata de mucho pescado podrido, para desorientar respecto de lo que pudo haber ocurrido.
En cualquiera de las hipótesis igualmente lo determinante es que acá también lo que tenemos que tratar de hacer es, sea como haya sido hundido, implosionado, etc., si está en la zona del talud, del límite de la zona continental hacia los fondos abisales, sobre el radio que se operó debemos poder constatar si fue bien chequeado, por sondas multiaccess o por el instrumental que un venezolano con una empresa afincada en Miami vendría a ofrecer, un vehículo automático que se tira al fondo del mar y va entregando material fotográfico sobre lo que encuentra.
Mientras tanto, el operativo de búsqueda y rescate no duró más de los quince días que por convenio internacional podía durar, del 15 al 30 de noviembre. El 30 de noviembre informaron que terminaba y se armó todo el escándalo. Después hicieron la pantomima de que seguían. Los rusos tenían especial interés en que continuaran las investigaciones y acaban de retirar su barco, hace pocos días. Siguieron al menos por 90 días en operaciones. Sabemos, de lo poco que pudimos obtener, que se le manifestó interés en el viaje que hizo Macri a Rusia.
Probablemente la información de la inteligencia rusa esté indicando que podría haber alguna incidencia vinculada a una posible agresión, pero toda esa información es la que esta Comisión bicameral que se formó deberá reunir.
Aguad fue a hacer una pantomima el otro día, incluso habló del vidente que metieron en una nave argentina para ver si veía algo. La verdad es que me parece muy grave, porque de haber sufrido todos nosotros un acto violatorio del derecho internacional esto puede ser considerado desde un casus belli hasta un crimen de guerra. Crimen en tiempos de paz.
M.H.: Sobre todo la presunción del uso de armas nucleares. Porque, teniendo en cuenta lo que hablábamos respecto de los Acuerdos de paz de Madrid, la presencia de un submarino argentino en la zona no se justificaría. Pero el tema que advierte la oficina austríaca, una semana después de producido el incidente, tiene que ver con el uso de armas nucleares.
Recuerdo haber señalado a partir de una entrevista que le escuché al ex Guardiamarina Urien, que fue director de Astilleros Río Santiago, donde comentó a los pocos días del incidente, una situación que vivió cuando se hunde una embarcación en la zona, la van a buscar y un Sea Harrier se pone en la cola del avión de reconocimiento y los obliga a retirarse porque sino los atacaban. El ARA San Juan, como decía Urien en esa oportunidad, es una de las naves insignia, uno de los armamentos más sofisticados que tenía la Argentina.
G.L.: Y además a través de la información que dieron los familiares se corroboró que había habido una actividad de seguimiento. A mí me parece que potencialmente el trabajo que tiene esta Comisión es dilucidar el asunto más grave. Y en medio de todo esto, nuestro sistema de armas y los programas de inversión previstos desde cuando Rossi se retiró como ministro de Defensa, están totalmente desarticulados.

Mario Hernandez

¿Qué se conmemora el 1° de Mayo?



El Día Internacional de los Trabajadores se conmemora cada 1° de Mayo desde su instauración en 1889 por el Congreso Obrero Socialista de la II Internacional. Las clases dominantes tergiversaron su sentido como "día del trabajo" o "día de festejo". Debemos retomar su tradición como día de lucha.

Casi 80 años de lucha de la clase trabajadora en los Estados Unidos por la mejora de las condiciones de trabajo y la reducción de la jornada laboral sumada a la masiva convocatoria que tuvo la gran huelga general del 1° de mayo de 1886, hicieron que los capitalistas temieran que fuera el principio de una revolución social. Por eso persiguieron a dirigentes obreros y armaron un juicio que condenaría a los mártires de Chicago. No es extraño que en este país y en Canadá no se conmemore esta fecha.

Los orígenes de la lucha por las 8 h

En 1817 el socialista utópico inglés Robert Owen formuló el objetivo de la jornada de 8 h, dejando el lema de ocho horas de trabajo, ocho horas de recreación, ocho horas de descanso.
La Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) en su primer congreso en Ginebra en septiembre de 1866, reanudó la discusión de las 8 h como objetivo inmediato. En el Concejo General de Londres Los representantes de Marx propusieron:
1. El congreso considera la reducción de las horas de trabajo como el primer paso en vista de la emancipación obrera.
2. En principio, el trabajo de 8 hs. diarias debe ser considerado suficiente.
3. No habrá trabajo nocturno, salvo en casos previstos por la ley.
El III Congreso de la Internacional en Bruselas de septiembre de 1868 se pronunciará unánimemente en favor de la disminución legal de las horas de trabajo.

La lucha en Estados Unidos

Los primeros movimientos en favor de la reducción de la jornada de trabajo en Estados Unidos se dieron a principios de 1800. En 1803 triunfaron los carpinteros de ribera y en 1806 los carpinteros de construcciones urbanas de Nueva York. Pero en 1832 en Boston, la primera huelga en favor de las 10 hs por los calafateadores y carpinteros fracasó.
En 1845-46, las huelgas se repitieron continuamente en los Estados de Nueva Inglaterra, Nueva York y Pensilvania. A fines de 1845 en Nueva York se celebró el primer Congreso obrero acordando la organización de una sociedad secreta. Después del Congreso industrial celebrado en Chicago en 1850, muchas ciudades se organizaron en agrupaciones para obtener la jornada de 10 hs. por medio de la huelga. Lentamente los obreros conseguían lo que pretendían. En algunos Estados se promulgó la legalidad de las 10 hs. Desde entonces, los obreros norteamericanos consagraron todos sus esfuerzos a obtener la reducción de la jornada de trabajo a 8 hs.
A partir de 1868 hubo cientos de huelgas por las 8 hs, animando a los obreros a inclinarse cada vez más a las ideas socialistas. De 1870 a 1871 los alemanes residentes en EE.UU. empezaron a organizar las primeras fuerzas de la AIT (la I Internacional ). De 1873 a 1876 se registraron huelgas en los Estados de Nueva Inglaterra, Pensilvania, Illinois, Indiana, Misuri, Maryland, Ohio y Nueva York. Todas fueron reprimidas a balazos, golpes y prisión. En 1880 quedó organizada la Federación de los trabajadores de los Estados Unidos y Canadá, que en octubre de 1884 llamó a luchar por la jornada de 8 hs.. La reduccion de la jornada laboral debía hacerse efectiva el 1º de mayo de 1886.

Primero de Mayo de 1886

En Chicago, una asociación por las 8 hs con grupos socialistas y anarquistas celebraba reuniones al aire libre, para preparar la huelga del 1° de mayo.
Albert Parsons haría en The Alarm, el órgano de los anarquistas norteamericanos, una enérgica campaña. Arbeiter Zeitung, era el órgano más importante de los anarquistas alemanes. Ambos periódicos agitaron la opinión de tal manera que se preveía que la lucha iba a ser terrible. Los oradores anarquistas que más se distinguieron en los mítines fueron: Parsons, August Spies, Samuel Fielden y George Engel.
A medida que se aproximaba el 1° de mayo, los capitalistas empezaron a temer, y decidieron organizarse para resistir la lucha de los obreros. El primer conflicto entre patrones y obreros fue en la fábrica McCormick, donde fueron despedidos 2.100 obreros por negarse a abandonar sus respectivas organizaciones.
El 1° de mayo miles de trabajadores proclamaron la jornada de 8 h La paralización de los trabajos se generalizó. En unos cuantos días los huelguistas habían llegado a más de 65.000. Las reuniones se multiplicaron. Seiscientas mujeres pertenecientes al ramo de sastrería se sumaron a las manifestaciones.
El 2 de mayo hubo un mitín de los despedidos de la fábrica McCormick. Los oradores fueron Parsons y Schwab. El 3 se celebró un importante mitín cerca de McCormick. A las cuatro sonó la campana de McCormick y empezaron a salir los obreros que continuaban trabajando. Una gran parte de los reunidos se dirigieron hacia McCormick, empezaron a arrojar piedras a la fábrica, pidiendo la paralización de los trabajos. Cuando intentaron frenar la entrada de esquiroles, dos obreros fueron asesinados por la policía.
Aquella misma noche se reunieron socialistas y anarquistas. Se convocó un mitín en la plaza Haymarket, en el sur de Chicago para la noche siguiente, a fin de protestar contra la brutalidad policial.
El 4 de mayo concurrieron más de 3.000 trabajadores al mitín en Haymarket. Samuel Fielden ya terminaba su discurso, cuando unos 180 policías interrumpieron con las armas preparadas. El capitán ordenó disolver el mitín y sus subordinados fueron avanzando en actitud amenazadora. Cuando era inminente el ataque de la policía, cayó una bomba entre la primera y segunda compañía. Cayeron más de 60 policías heridos y 7 muertos.
La policía disparó sobre el pueblo, que huyó en todas direcciones. Perseguidos a tiros por la policía, unos 38 obreros murieron y otros 115 fueron heridos.
Comenzó una terrible persecución. Se hicieron allanamientos donde arrestaron a pacíficos ciudadanos sin causa alguna. El Arbeiter Zeitung fue suprimido y todos sus impresores y editores detenidos; los oradores de Haymarket fueron detenidos (menos Parsons que se había ausentado) y los mitines fueron prohibidos en todo el país, decretando el estado de sitio.
Circulaban rumores absurdos de supuestas conspiraciones contra la propiedad y la vida de los ciudadanos. Los medios de comunicación burgueses pedían la horca contra los perpetradores del crimen de Haymarket.
El 5 de mayo en Milwaukee, la policía respondió con una masacre sangrienta en un mitín de trabajadores, acribillaron a ocho trabajadores polacos y un alemán por violar la ley marcial. En Chicago, se llenaron las cárceles de miles de revolucionarios y huelguistas.

El juicio a los mártires de Chicago

En junio comenzó el juicio, Grinnell fiscal del Estado, fundaba la acusación en que los procesados pertenecían a una sociedad secreta que se proponía hacer la revolución social y destruir por medio de bombas el orden establecido.
Los testimonios no pudieron probar nada. Para comprobar el delito de conspiración, el fiscal acudió a la prensa anarquista, presentando trozos de artículos y discursos de los procesados. El objeto era aterrorizar a los jurados, ya mal predispuestos. Se llegó al punto de exhibir armas, dinamita y ropas ensangrentadas que decían ser pertenecientes a los asesinados.
La teoría del representante del Estado quedó completamente destruida, no se pudo establecer una relación entre la bomba arrojada en Haymarket y los anarquistas procesados.
El 20 de agosto se hizo público el veredicto del jurado. Spies, Parsons, Fischer, Engel y Lingg, fueron condenados a muerte; Schwab y Fielden a reclusión perpetua y Neebe a reclusión por 15 años.

Segunda Internacional de 1889 en París

El impacto internacional que tuvo el juicio a los “mártires de Chicago” duró muchos años. En 1889 la II Internacional resuelve instaurar un dia por la lucha internacional por las 8 horas.
La fecha acordada fue el 1° de mayo de 1890, siguiendo una decisión de la American Federation of Labour, enlazándola simbólicamente con la huelga del 1° de Mayo de 1886 en EEUU y en honor a los mártires de Chicago.

Pedro Malatesta
Obrero de FATE