Un golpe feroz para el bolsillo de los 900.000 pasajeros que transporta el subte cada día. Y una transferencia de recursos más al sempiterno concesionario del subte, el grupo Roggio.
No es todo: el 1° de junio la tarifa pegará un nuevo salto para llegar a $ 650 y a comienzos de agosto, $ 757. Una suba del 500 % en dos meses.
Además del subte, también aumentó el Premetro. El boleto básico se fue de $ 43,50 a $ 200,90. En junio saltará a $ 227,5. Y en agosto, a $ 264,95.
Liberatori, remarcaron desde la empresa, tomó la decisión luego de que se presentara la documentación requerida en la medida precautelar que había solicitado la diputada Myriam Bregman. Según SBASE, necesita este aumento del boleto para compensar el efecto de la inflación sobre los gastos operativos. La tarifa técnica está fijada en $ 859,07: es el monto que surge de dividir ese costo operativo por la cantidad mensual de viajes pagos. Que el salario de los que pasajeros y los jubilados hayan sufrido una confiscación histórica no entra en el horizonte de la Justicia.
Sin embargo, el argumento es mentiroso. Nadie conoce los verdaderos costos de operar el subte: durante el debate legislativo se denunció que desde 2013 no se realiza una auditoría de la administración, gestión, subconcesión de inmuebles y tierras y funcionamiento integral de Subte de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE), así como tampoco del destino y la ejecución de los subsidios que recibe Roggio.
Los que aúllan contra las cuentas de las organizaciones de desocupados se cuidan muy bien de explicitar cómo son las suyas.
El costo del transporte se ha convertido en una tortura para los trabajadores. El boleto de colectivo subió por última vez en febrero, pero esa suba significó un 410 % anual. Ahora el Gobierno decidió subir los subsidios a las patronales y mantener el boleto fijo un par de meses. Sin embargo, “la idea de las autoridades económicas es vincular las tarifas de los colectivos del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) a las del subte” (Clarín, 18/5).
La situación de los trenes, con menos formaciones y horarios más espaciados, completa un panorama enloquecedor para quienes tienen que ir y venir del conurbano a la capital. Los micros adicionales “son más caros y demoran mucho más”. Los peajes también tuvieron un aumento de por lo menos el 100 %, según los tramos y horarios. La tarifa mínima en hora pico para los autos será de $ 600.
Esta misma semana, en alegre coyunda, liberticidas, radicales y el oficialismo local votaron juntos en la Legislatura porteña otro mazazo contra la población: eliminaron el tope a la actualización por inflación que, desde 2012, corría para el ABL y las Patentes.
El aumento es del 250 % y no establece ninguna diferenciación entre el propietario de una vivienda en Lugano y el de una mansión en Barrio Parque. “El 10 % de los propietarios de la Ciudad concentran el 60 % del valor fiscal y el 1 % de los propietarios, el 35 %. Se trata de un lobby poderosísimo que se apodera del suelo y tributan lo mismo que cualquier jubilado o jubilada que habita la Ciudad” (Parlamentario 17/5).
Por el lado de las patentes, se pasó del actual tope del 146,4 % a una actualización del 264,50 %. Esto significa que 650.000 vehículos, casi la mitad de los dominios, van a tener una actualización de hasta 60 %.
El costo del transporte, de los alquileres, de los alimentos han convertido en imposible la vida cotidiana de los explotados.
Uno estará loco y el otro estará cuerdo, pero la política del gobierno de Jorge Macri y la del gobierno de Javier Milei están en perfecta sintonía a la hora de descargar sobre los explotados todo el peso de la crisis.
Olga Cristóbal
20/05/2024
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