Al mismo tiempo, en el Parque Nacional Nahuel Huapi se desató un incendio en una zona sin presencia humana, en el Brazo Tristeza del inmenso lago, sin senderos ni caminos. Visitantes que accedieron en embarcaciones por el lago acamparon y no apagaron el fuego correctamente. Prender fuego está expresamente prohibido en todo el territorio de los Parques Nacionales, salvo en los campings o áreas agrestes habilitadas donde la cartelería indique el uso autorizado de fuego. Ese fuego mal apagado dio comienzo a un dantesco incendio que cubrió de humo todo Bariloche.
Y, tras la Cordillera, en Chile, los terribles incendios que están destruyendo Viña del Mar, Valparaíso y otras ciudades chilenas que ya llevan 122 muertos por el fuego.
Las condiciones climáticas a ambos lados de la Cordillera son muy adversas. Las temperaturas son inusualmente altas, la humedad muy baja y el viento sopla a 68 kilómetros por hora. No llueve desde hace más de dos meses. El combate se hace muy dificultoso por los vientos que encienden los bosques a una velocidad tal que los brigadistas corren peligro.
Los brigadistas del SPLIF y trabajadores de Parques Nacionales suspendieron las medidas de fuerza previstas para el 7 de febrero, por la catástrofe. “Queremos seguir trabajando focalizados en nuestros objetivos, queremos avanzar en lo que sabemos necesario y urgente. Para ello necesitamos la tranquilidad de tener continuidad laboral asegurada, un sueldo digno, condiciones laborales acordes y una legislación ambiental en línea con nuestro trabajo” refirieron a los medios.
Para los negacionistas del cambio climático -como el gobierno nacional- estos desastres, que en Chile costó cientos de muertos y en Argentina la pérdida de bosque nativo que demorará más de cien años en reponerse les demuestran palmariamente los efectos del capitalismo sobre el planeta.
Elena Florín
06/02/2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario