lunes, 28 de febrero de 2022

La OTAN, el ariete militar del imperialismo


El avance de la alianza atlántica como preludio de la guerra en Ucrania. 

 Desde el comienzo de las tensiones que derivaron en el conflicto militar entre Rusia y Ucrania, Putin colocó el foco de sus preocupaciones en la expansión de la Otan hacia el este, mientras que desde los gobiernos de ‘Occidente’ señalaban que cualquier país es libre de elegir sus alianzas militares. Sin embargo, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y su engrosamiento tienen un contenido político definido. 

 Síntesis histórica 

La versión más difundida acerca de la naturaleza de la OTAN es que la alianza tiene un carácter defensivo. Ahora bien, desde sus comienzos, se organizó como una red militar para resguardar los intereses del imperialismo y del capital. La alianza surge en 1949 con el objetivo declarado de servir de presión contra la Unión Soviética y más en general para sostener a la burguesía europea, en un contexto en el que la devastación de la segunda guerra mundial generó las condiciones para que surgieran procesos revolucionarios en el continente. 
 El discurso hegemónico atribuye el origen de la Guerra Fría al expansionismo soviético, pero las acciones de la URSS fueron más bien respuestas a las acciones y presiones de Occidente, como por ejemplo el otorgamiento de los beneficios del Plan Marshall solo a los países que se alinearan con Estados Unidos, la formación unilateral de Alemania Occidental (por parte de las potencias aliadas) o la propia formación de la OTAN. La intervención imperialista masiva en la Guerra de Corea (1950 – 1955) para evitar una Corea unificada socialista termina de conformar el panorama del periodo. De hecho, la contraparte soviética de la OTAN, el Pacto de Varsovia, se fundó en 1955. 
 En sus más de 70 años de existencia la alianza atlántica no activó en ninguna ocasión su aspecto defensivo, ya que ningún miembro fue atacado por otro país, habida cuenta, en definitiva, que en la OTAN se encuentran las principales potencias (económicas y militares) del globo. Las acciones militares de la alianza fueron, de hecho, agresiones contra países oprimidos para asegurar intereses imperialistas: Bosnia, Yugoslavia (1995, 1999) y Afganistán (2001).

 La expansión 

El contenido de la OTAN termina de quedar definido una vez caída la URSS, ya que la alianza, lejos de extinguirse, se amplía hacia los países que conformaban el espacio soviético. Así, en 1999 se incorporan países del llamado Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia y República Checa), en 2004 fue el turno de los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), de Bulgaria, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia. Finalmente, Albania y Croacia se incorporaron en 2009 y Montenegro y Macedonia del Norte en 2017 y 2020 respectivamente. En todos ellos, pero en particular en los que bordean a Rusia, se han instalado cuantiosos recursos militares. Una eventual incorporación de Ucrania y Georgia completaría el cerco contra Moscú.
 Estados Unidos, bajo el gobierno de Trump, se retiró en 2019 del tratado que limitaba el emplazamiento de misiles de alcance intermedio y los desplegó en Polonia. Si a esto se le suma el reforzamiento del militarismo estadounidense en el Pacífico, en alianza con Australia y el Reino Unido, se termina de conformar un cuadro de presión militar y política contra Rusia y también contra China. 
 Es que de conjunto el objetivo del imperialismo es llevar adelante una colonización económica total de los espacios geográficos en los que tuvo lugar la expropiación del capital de la mano de procesos revolucionarios. Que la tarea de una restauración capitalista completa está aun en proceso se verifica en la propia Ucrania, donde recientemente se dispusieron medidas a favor de la ‘desoligarquización’ del país (es decir contra los burócratas que heredaron las empresas estatales) o para terminar con los límites de extensión de la propiedad en el agro. Putin y la clique dirigente rusa se oponen a esta orientación en nombre de controlar el proceso de acumulación capitalista en sus propios términos.

 Abajo la guerra, fuera la Otan y Rusia de Ucrania 

El elemento que explica el actual choque militar es, por lo tanto, una política de ofensiva imperialista. Sin embargo, la respuesta de la camarilla de Putin, la invasión de Ucrania, es por completo reaccionaria, y tendrá como víctima al pueblo trabajador a ambos lados de la frontera. Por la unidad de los trabajadores, para poner fin a la guerra y para expulsar al imperialismo de la región.

 Leandro Morgan

El terror en los pueblos del sur bonaerense


Comenzó un megajuicio por delitos de lesa humanidad en Bahía Blanca 

 Se trata del mayor debate realizado hasta el momento en la Provincia. Hay 38 imputados por violar los derechos humanos de 334 personas. 

 Entre septiembre y noviembre de 1976, varios pueblos del sur de la provincia de Buenos Aires fueron escenario de episodios similares: durante toda una noche y todo un día, las fuerzas de seguridad locales habilitaban los territorios para que patotas del Ejército desplegaran allí su cacería, secuestraran a vecinos y vecinas previamente “marcados” y se los llevaran para Bahía Blanca, el punto neurálgico de la represión ilegal de aquellos años en esa zona. Así, grupos de trabajadores y trabajadoras, sindicalistas, militantes de Tres Arroyos, Médanos, Coronel Dorrego, Villarino, Pedro Luro, Algarrobo, Mayor Buratovich y Huanguelén, entre otros, habitaron el centro clandestino que funcionó en el Batallón de Comunicaciones 181 del Ejército. Personal de esa división militar, parte del V Cuerpo del Ejército, junto a otros de Inteligencia y de Sanidad; militares de Neuquén, policías bonaerenses y de Río Negro y penitenciarios comenzaron a ser juzgados ayer por crímenes de lesa humanidad comentidos durante la última dictadura cívico militar eclesiástica. 
 Los modos en que la última dictadura aplicó el terror en los pueblos del sur de la provincia de Buenos Aires y cómo esto repercutió en la vida cotidiana de vecines, de quienes fueron secuestrades, llevades a Bahía Blanca y allí torturades, o no, las marcas identitarias que la esos operativos dejaron, “las historias no contadas, relegadas, que marcaron mucho la vida allÍ”, es uno de los “ejes novedosos” de este megajuicio, indicó el fiscal auxiliar de Bahía Blanca Pablo Fermento. 

 Historias nunca difundidas

 Se trata del octavo debate oral y público que se desarrolla en la ciudad, y el más imponente. Llevará a juicio a 38 imputados, acusados por violaciones a los derechos humanos de 334 personas que fueron secuestradas, mantenidas cautivas y torturadas en centros clandestinos como el batallón de Comunicaciones 181, la Compañía de Combate My. Keller, y el emblemático La Escuelita, entre otros. Los dos nacimientos que ocurrieron en ese campo de concentración –los hijos de María Graciela Izurieta y Graciela Alicia Romero de Metz– también serán parte del juicio.
 Los casos fueron recogidos de los testimonios que integraron el primer juicio por crímenes de lesa humanidad que se llevó a cabo en Bahía Blanca, en 2010, “gente que fue testigo por los delitos sufridos por otras personas”, y luego de las denuncias de personas “que se acercaron para iniciar trámites reparatorios, gente que había estado secuestrada en la escuelita y nunca lo había contado en su vida”, recordó el fiscal auxiliar. 
 El de Alicia Partnoy no es de los "nuevos casos". Estuvo secuestrada en La Escuelita, fue "blanqueada" en la cárcel de Devoto y, desde entonces, no paró de contar su historia. Sin embargo, los delitos que sufrió siguen hallando responsables, a 45 años de ocurridos. La última vez que declaró en un debate oral de lesa humanidad fue en el que se llevó a cabo en Neuquén, que culminó a fines de 2021 con condenas a casi todos los acusados. Aunque no sabe todavía si declarará en este, lo celebra: "Todo juicio es necesario porque con cada uno descubrimos nueva información y habla gente que no había sido escuchada hasta el momento. Es neesario validar la voz de cada sobreviviente, de cada familiar que ha venido sufriendo todos estos años tratando de descubrir qué fue exactamente lo que pasó con sus seres queridos, en busca de justicia para los responsables de su sufrimiento", señaló a este diario desde Estados Unidos, donde vive desde que la dictadura la obligó al exilio. 
 Los hay oriundos de Bahía Blanca, Como Partnoy, de los pueblos del sur de la provincia que fueron especialmente “barridos” por las fuerzas de seguridad, pero también habitantes de la Patagonia: Gente que fue secuestrada en Río Gallegos, Trelew, Comodoro Rivadavia, Neuquén y ciudades de Río Negro terminaron siendo encerradas y torturadas en el Batallón o en La Escuelita. Del total de los casos que serán revisados en el juicio, 248 lo serán por vez primera. 27 fueron asesinadas, de las cuales nueve permanecen desaparecidas. 
 “El desafío es total”, aseguró Fermento, que integra el equipo del fiscal general Miguel Ángel Palazzani y el fiscal ad hoc José Alberto Nebbia en el marco del debate cuyas “dimensiones no tienen comparación con ningún otro juicio que se haya llevado a cabo en el interior de la provincia”. 
 En relación con los testigos y los casos que serán núcleo del proceso, la expectativa que maneja la Fiscalía se vincula con “poder contar las historias individuales sin que se licúen en la problemática total, poder explicar los procesos represivos del sur de la provincia”, puntualizó el fiscal. Y además, “darle visibilidad a un montón de aspectos no han sido suficientemente considerados previamente, como la violencia sexual”. El juicio revisará, por primera vez en el proceso local de judicialización de crímenes contra la humanidad, los abusos sufridos por dos mujeres en el marco de su secuestro en centros clandestinos. “Para ellas, para las mujeres en general, para el proceso en total, esto es muy importante, es una lucha que costó mucho”, remarcó Fermento. 

 Los imputados y la impunidad biológica 

La otra faceta del desafío que propone este megadebate la jurisdicción bahiense tiene que ver con los imputados. El juicio unifica unos ocho requerimientos de elevación a juicio. El primero fue en 2015. Desde entonces, unos 15 imputados quedaron fuera de juicio. 13 fallecieron, otros dos no están en condiciones de afrontar el debate, y hay uno más que solicitó seguir ese camino, cuestión que deberá definir el Tribunal Oral Federal, integrado por los jueces Ernesto Pedro Francisco Sebastián, Sebastián Luis Foglia y Marcos Javier Aguerrido.
 En ese sentido, apuntó Fermento, “es necesario que este juicio no se prolongue más allá del año. Y para eso es necesario que se pongan a disposición todos los recursos de parte de todos los actores”. El objetivo de la Fiscalía es realizar audiencias con la mayor cantidad de testigos, que no haya interrupciones y sea lo más fluido posible. No se logró, en tanto, sumar más de una jornada por semana. 
 De los 38 imputados, unos 13 llegan a juicio por primera vez. Hay militares del V Cuerpo de Ejército, del Destacamento de Inteligencia 181, del Batallón de Comunicaciones 181 –los que nunca antes habían sido juzgados–, de la Brigada de Infantería de Montaña VI de Neuquén, un miembro de la Policía de la provincia de Buenos Aires, dos oficiales de la Policía Federal de Viedma y el director de la Unidad Penitenciaria Nº 4 de Bahía Blanca. 
 Entre los imputados militares, se encuentran el médico Humberto Luis Fortunato Adalberti y el enfermero Adalberto Osvaldo Bonini, ambos ex integrantes del departamento de Sanidad del V Cuerpo del Ejército, acusados de realizar tareas en La escuelita que permitieron prolongar el cautiverio y las prácticas de torturas sobre las víctimas. Esto es importante, también, ya que ambos gozaron de la falta de mérito durante largo tiempo antes de llegar adónde están hoy. 

 Ailín Bullentini 
18 de febrero de 2022

El único prófugo de la Masacre de Trelew será juzgado en Estados Unidos


Una reparación a la espera de la Justicia argentina 

Cincuenta años después, Roberto Bravo irá al banquillo por primera vez. El teniente retirado fue quien, el 22 de agosto de 1972, efectuó los tiros de gracia a los 16 militantes que permanecían detenidos tras el intento de fuga de la cárcel de Rawson.

 El teniente retirado de la Marina Roberto Guillermo Bravo tuvo un rol protagónico en la Masacre de Trelew: fue quien, el 22 de agosto de 1972, efectuó los tiros de gracia a los 16 militantes que permanecían detenidos en la Base Almirante Zar tras un intento de fuga de la cárcel de Rawson. Y también lo tuvo en el camino de Justicia que abrió décadas después, para intentar reparar de algún modo aquellas muertes. Porque Bravo fue el único responsable que logró, hasta el momento, zafar de la investigación, del juicio y de las condenas a cadena perpetua que obtuvieron sus colegas. A fin de mes, mientras se define si finalmente será extraditado o no a Argentina para que sea subsanada aquella deuda, Bravo será juzgado en Estados Unidos. 
 El lunes 28 de este mes, un jurado de una corte federal para el distrito sur de Florida integrado por ciudadanos estadounidenses, dará comienzo al juicio civil contra Bravo por el homicidio y la tentativa de homicidio de Eduardo Cappello, Rubén Bonet y Ana María Villareal de Santucho y Alberto Camps, cuatro víctimas de la matanza que presagió el terrorismo de Estado desatado en 1976. También evaluará el “impacto duradero” de estos hechos en las familias de las víctimas, puntualizaron desde el Centro de Estudios Legales y Sociales. El organismo fue y es querellante en la causa penal que se sigue en Argentina por esos crímenes de lesa humanidad y prestó asistencia al Center for Justice Accountability (CJA), impulsor de la demanda civil contra Bravo en Estados Unidos. 
 Por el momento, es la única vía judicial que pudo avanzar contra el teniente retirado y único prófugo por la Masacre de Trelew. Argentina realizó dos pedidos de extradición a Estados Unidos, donde vive Bravo desde 1973, cuando fue enviado como agregado naval de la Embajada. Uno fue rechazado y otro está bajo análisis. Tal como reconstruyó el periodista de este diario Diego Martínez, Bravo formalmente se retiró de la Marina en 1979, tras seis años de vida en ese país norteamericano. Desde entonces forjó en Miami, Florida, una carrera como empresario de Seguridad. Fundó la empresa RGB Group junto a su hermano Fernando. Se hizo rico. 

La Justicia argentina 

Recién en 2006 Bravo regresó al radar de la justicia Argentina, luego de que el entonces juez federal de Rawson Hugo Sastre abriera un expediente para investigar los hechos Trelew por pedido de los familiares de las víctimas. En 2008 pidió su captura internacional. En 2010, la justicia de Estados Unidos lo detuvo y lo soltó bajo pago de fianza. Y luego rechazó el pedido de extradición, el primero. El avance de la causa determinó que en 2012 fueran condenados el contraalmirante Horacio Mayorga, el capitán Jorge Del Real, el capitán Luis Sosa, a quien se sindica como uno de los ejecutores e ideólogos del plan y el cabo Carlos Marandino. Las absoluciones de aquel fallo, dedicadas al exjefe de la Base Roberto Horacio Paccagnini y al capitán de Navío Jorge Enrique Bautista, fueron revertidas por la Casación dos años más tarde. 
 El único que por el momento sigue sin ser juzgado en Argentina es Bravo. Estados Unidos aún debe resolver el seguro pedido de extradición que posibilitaría su regreso al país para poder, finalmente, juzgarlo. En octubre de 2019 volvieron a detenerlo, y a liberarlo bajo pago de fianza. En marzo de 2020, en Florida, se llevó a cabo una audiencia en el marco de ese trámite tras la cual el fiscal de distrito de Miami, Jason Wu se pronunció a favor de la extradición. 

 Otra vía de reparación clave según el CELS y las familias de las víctimas 

En paralelo a la espera para que finalmente ese acto pueda ser concretado, se abrió la posibilidad de iniciar una demanda civil contra Bravo en el mismo territorio que el represor eligió para burlar a la Justicia Argentina. Junto a un puñado de estudios jurídicos locales, el CJA representa a las familias de Capello, Villarreal de Santucho, Camps y Bonet en base a la ley de protección de víctimas de tortura que rige en Estados Unidos y que busca revisar que los ciudadanos extranjeros a los que acoge rindan cuentas por actos de tortura que cometieron en otras partes del mundo. 
 Esta línea de acción es civil, con lo cual no prevé ningún tipo de sanción carcelaria para Bravo. Lo que busca es demostrar su responsabilidad en los homicidios y tentativas de homicidio de los cuatro militantes y habilitar una reparación para sus seres queridos. En ese sentido, Sol Hourcade, coordinadora del equipo de Memoria, Verdad y Justicia del CELS señaló que el proceso y su posible resolución “tiene una importancia extremadamente relevante para las familias, que vienen pidiendo justicia y hasta el momento no han podido enfrentar a Bravo en los tribunales argentinos” al ser esa imposibilidad la que los “impulsó a buscar otras estrategias para obtener sobre todo verdad” en relación a los crímenes. No obstante, subrayó Hourcade, “de ninguna forma la resolución de ese proceso reemplaza lo que pueda suceder en Argentina”. 

 La masacre de Trelew 

El 15 de agosto de 1972, un grupo de 25 militantes que permanecían detenidos en la cárcel de Rawson intentaron fugarse. El plan era alcanzar el aeropuerto de Trelew y de allí tomar un avión que los condujera a Chile. Seis lo lograron, pero los otros 19 fueron finalmente detenidos y trasladados a la Base Almirante Zar. Allí los mantuvieron cautivos casi una semana hasta que la madrugada del 22 de agosto fueron baleados por la guardia de Infantería de Marina que en ese momento los custodiaba. Bravo dirigía ese grupo.
 En el fusilamiento fueron asesinados Carlos Heriberto Astudillo, Rubén Pedro Bonet, Eduardo Adolfo Capello, Mario Alberto Delfino, Carlos Alberto Del Rey, Alfredo Elías Kohon, Clarisa Rosa Lea Place, Susana Graciela Lesgart, José Ricardo Mena, Miguel Ángel Polti, Mariano Pujadas, María Angélica Sabelli, Humberto Segundo Suárez, Humberto Adrián Toschi, Jorge Alejandro Ulla y Ana María Villarreal de Santucho. Alberto Camps, María Antonia Berger y René Haidar sobrevivieron. Fueron trasladados al hospital naval de Bahía Blanca y luego a la cárcel de Villa Devoto, en Buenos Aires. Sus testimonios, brindados al poeta Paco Urondo, otro preso político allí, el 24 de mayo de 1973, fueron fundamentales para reconstruir la masacre, identificar a sus responsables y, sobre todo, delinear el perfil protagónico de Bravo en el episodio. De aquella entrevista surgió el libro La Patria Fusilada. 

 Ailín Bullentini 
10 de febrero de 2022 - 12:45

Los incendios y las vísperas


No fue sencilla ni ligerita la semana que pasó, víspera del discurso presidencial de mañana martes 1º. Ni en la Argentina ni en el mundo, donde como es sabido la odiosa guerra que se ha desatado en Ucrania desestabiliza una vez más a propios y ajenos, y sobre todo a los ajenos que en todo el mundo se espantan ante el renovado horror de la guerra. 
 En este caso incitada una vez más por los carniceros de la industria bélica imperial, verdaderos promotores y protagonistas de casi todas las guerras del planeta desde hace 120 años. Supuestos paladines de la libertad, prácticamente no han permitido un solo año de paz en todo el orbe, en pocas ocasiones por causas justas y la mayoría de las veces por puras pretensiones hegemónicas. Y siempre para hacer buenos negocios, claro está. 
 Nadie sabe con certeza cómo abordará nuestro Presidente esta cuestión, pero en horas previas y en algunos mentideros circulan rumores de que la esperanza de una verdadera neutralidad de la Argentina son flaquitas. Desde ya que no sería un alineamiento al grosero modo menemista, que despedazó la tradición pacifista argentina mandando naves de guerra a Irak cuando el canciller era Domingo Cavallo, y haciendo la vista gorda en las ventas clandestinas de armas a Ecuador, Croacia y Bosnia-Herzegovina, escándalo que terminó con la voladura de la Fábrica Militar de Río Tercero. 
 Lo que es seguro es que será difícil que nos mantengamos neutrales y con opinión propia y latinoamericana. La para muchos compatriotas repudiable sumisión al Fondo Monetario Internacional, y el absurdo de que sea un gobierno dizque nacional y popular el que blanquea el robo gigantesco del macrismo y la derecha local, jugarán un papel protagónico. Por eso para muchos sería una agradable sorpresa que nuestro Presidente no proceda mañana a consolidar la sumisión, como algunos analistas temen a la vista de recientes declaraciones que parecieron prólogos de alineación imperial emitidas por la gelatinosa cancillería argentina.
 A todo esto y remedando el título de la novela de Beatriz Guido "El incendio y las vísperas", cabe recordar que la gran escritora rosarina nacida hace un siglo, en 1922, hija del arquitecto Angel Guido, creador con Alejandro Bustillo del Monumento a la Bandera de Rosario y autora de novelas memorables y polémicas, describió de manera ejemplar a las oligarquías que incendian, niegan y salen ganando por sobre el dolor del pueblo. 
 En el caso correntino el gobernador –radical macrista– demoró en regresar de sus vacaciones mientras crecían los fuegos. Pero además fue reprochado porque no canceló la celebración de los carnavales correntinos programados entre el pasado viernes 18 y el 5 de marzo venidero, y para los que su gobierno habría contribuido con 140 millones de pesos. Lo cierto es que todavía al cierre de esta edición algunos departamentos de la hermosa provincia hermana siguen en llamas. 
 Y tan grave es esto que, mientras se escribe esta nota, los últimos fuegos de Ituzaingó y Virasoro se acercan a la vecina Provincia de Misiones, donde afortunadamente el Ministerio de Ambiente (que Corrientes no tiene) ha podido controlar algunos focos de incendio. Además allí lluvias recientes evitaron una tragedia en la zona Norte, desde El dorado hacia el Sur, donde hay grandes extensiones de pinares en manos de la transnacional chilena Arauco, que hace unos años compró tierras a los grupos Pérez Companc, Alto Paraná y Papel Misionero, y hoy es propietaria de cerca del 10% de toda la Provincia de Misiones.
 Cabe subrayar que en la República del Paraguay, donde la concentración de la propiedad de la tierra también es obscena, hay informes serios de que en los últimos 50 años se perdió más del 90% de sus bosques. Mensura que al paso que va la concentración de la tierra en la Argentina, cuya información se desconoce y oculta aviesamente, y la falta de informes catastrales protege, ya se está igualando en varias provincias. 
 Un ambientalista misionero muy respetado, el ingeniero Carlos Resio, informó a esta columna que "el extractivismo intensivo produce efectos tierra adentro que son devastadores. Las especies para pasta de papel, de crecimiento rápido, consumen muchísima agua y modifican los regímenes hídricos de las zonas donde se implantan. Por ejemplo, 150.000 hectáreas de eucalipto consumen tanta agua por segundo como la que liberará la represa de Baixo Iguazú para proveer de agua a toda la ciudad de Puerto Iguazú según lo acordado por los gobiernos de ambos países". Esta cantidad de agua consumida por el bosque implantado de pinos y eucaliptos "seca las vertientes, los arroyos y los humedales modificando dramáticamente las condiciones naturales, dejando sin agua a ciudades y productores rurales y contribuyendo a que se produzcan incendios. A la sequía que ya se venía manifestando cíclicamente, ahora se suma el déficit de agua provocado por la implantación de bosques maderables". 
 En el mismo sentido, una asociación internacional llamada Amigos de la Tierra y que se autodefine por "un mundo pacífico y sustentable basado en sociedades que viven en armonía con la naturaleza" ya venía realizando estudios en las zonas ahora incendiadas, con recorridos por la provincia de Corrientes recogiendo testimonios de pobladores afectados por los monocultivos forestales: pino y eucalipto. Lo notable es que esta ONG fue la que lanzó la campaña Stop Harvard, de la que en la Argentina casi no se tiene noticia. Esta organización denunció la destrucción ambiental y social que esa famosísima universidad estadounidense viene provocando en la Argentina. Como en Colonia Montaña, en el departamento San Miguel, Corrientes, que se destacó por cientos de años por sus miles de hectáreas cubiertas de bañados y tierras fértiles para la producción de alimentos y pastoreo de animales. En menos de una década, los monocultivos de pinos y eucaliptus se apoderaron del horizonte. Hoy el avance de las especies forestales define los campos propiedad de la Universidad de Harvard bajo el nombre empresarial Las Misiones S.A. 
 Dice el boletín de Amigos de la Tierra "sobre cómo el negocio de la forestación deja a los pobladores históricos –que hablan guaraní como primera lengua y conviven con el ecosistema de una manera integrada y simple– sin agua subterránea, caminos transitables, acceso a la salud, la educación y sus modos de vida tradicionales. La sequía y los incendios recientes, algunos de cuyos focos todavía están activos, ha provocado la profundización de los pozos que tenían 5 metros de profundidad y hoy están llegando a los 12 metros, todo a causa de las plantaciones de pinos y eucaliptus que consumen muchísimo líquido. Se secan los pozos, la tierra no produce por resecamiento, y "en tiempos de seca directamente no se levanta nada" como dicen los paisanos. Que, además, lamentan haber perdido horizonte. "Ya no es como antes, que se veía lejos. Ahora salís y tenés en la cara una plantación de pinos o eucaliptos".
 Ningún árbol en el mundo chupa tanta agua como estas dos especies foráneas que desde hace 30 años secan bañados y esteros, y cambiaron el paisaje correntino y misionero de la mano de grandes compañías chilenas asociadas a latifundistas locales. 
 A juicio de esta columna, esto también tiene que ver con la paz mundial. 

 Mempo Giardinelli 
28 de febrero de 2022

domingo, 27 de febrero de 2022

La guerra en Ucrania aviva mayores naftazos y tarifazos


¿Cómo impacta en Argentina la disparada de los precios de petróleo y gas por el conflicto en Europa del Este? Los precios internacionales del gas y el petróleo ya estaban altos, en el marco de la crisis energética. La invasión a Ucrania terminó de disparar la cotización de los hidrocarburos, ya que en ambos casos Rusia es la segunda mayor productora del mundo. Esto agrava el peso del déficit energético de Argentina, que debe importar gas para satisfacer la demanda interna y que a la vez compra en el exterior combustibles -que podrían producirse en el país, pero se prioriza el negocio de exportación de los pulpos petroleros. Se redoblan las presiones por una hoja de ruta de tarifazos y naftazos, es decir que los platos rotos los vamos a pagar los consumidores.
 El gas es el principal insumo de toda la matriz energética de nuestro país, por lo que su alza encarece todo el esquema de generación de energía (más aún cuando la sequía afecta la producción hidroeléctrica). Esto opera como un dedo en la llaga ante el intento de reducir los subsidios al sector, como demanda el FMI, y golpea a su vez sobre la balanza comercial que es la única fuente de divisas con que el gobierno pretende dar garantías de repago de la deuda -se estima que las importaciones en este ítem demandarían al menos 4.000 millones de dólares, y que la factura será mayor si la suba se mantiene. 
 La producción de gas en Argentina alcanza para satisfacer aproximadamente algo menos de tres cuartas partes de la demanda interna, y el resto debe importarse. Ya antes de que sonaran los primeros misiles en suelo ucraniano el precio que se pagaba por importar gas natural licuado era tres veces superior al promedio del año pasado, y se proyecta que en 2022 crezca 15% la cantidad de buques que traigan el fluido desde el exterior. Así las cosas, el monto de los tarifazos promete ser mucho más alto que el 20% con que apenas debuta el esquema «transitorio» de boletas de gas y luz. 
 También repercute la escalada de los precios del petróleo, con el barril traspasando la barrera de los 100 dólares. El hecho puso al desnudo lo leonino de la política de incentivos a los pulpos petroleros. La Secretaría de Energía debió convocar a las empresas del sector para atender una crisis en puerta en torno al abastecimiento de combustibles, porque con esa cotización internacional las compañías como la yanqui Chevron o Tecpetrol (del grupo Techint) priorizan exportar el crudo, embolsando casi el doble de lo que pagan las refinadoras locales.
 Es un negocio que contó con incentivo oficial el año pasado, permitiendo la venta al extranjero de hasta casi un tercio de la producción (2021 cerró con un aumento interanual del 45% en las exportaciones de combustibles, según Indec). La operación se hace a costa de YPF, que debe importar crudo para cubrir la demanda de sus refinerías. Ahora el costo de esto es prohibitivo, y tanto Raizen (Shell) como Trafigura (Puma) acusaron dificultades para abastecerse. La reunión en Energía apenas sirvió para que funcionarios plantearan el problema… para dejarlo librado a que lo resuelvan las compañías entre sí. 
 La crisis quedó así abierta. La política propetroleras del gobierno es reticente a tocar este negoción, cuando para incentivar a que abandonen la huelga de inversiones ya les otorga subsidios como el Plan Gas, y les promete una ley de beneficios impositivos y hasta flexibilización del cepo cambiario para que puedan girar sus ganancias en dólares al exterior. El primer efecto será un sendero de nuevos naftazos, tras la suba del 9% de este mes y la que rondaría el 7% en marzo. 
 Hay otros dos agravantes que presionan por nuevos aumentos. El primero es que la devaluación del peso aleja cada vez más lo que ganan las petroleras por exportar el crudo que por venderlo adentro. El segundo es que el conflicto en Europa del Este también mantiene en récords la cotización internacional de la soja y el maíz, base del biodiésel y el bioetanol, y por lo tanto las productoras de biocombustibles salieron a reclamar la suba de sus precios (están regulados por el Estado, y ya vienen con un cronograma de incrementos mensuales que vence en marzo). 
 El rumbo de naftazos y tarifazos permanentes es una muestra no solo de que el acuerdo con el FMI implica un ajuste frontal contra la población trabajadora, sino que además representa una orientación colonial que nos deja de rodillas ante el gran capital y las oscilaciones de un mercado mundial caracterizado por la crisis y las confrontaciones entre potencias. La inviabilidad de este esquema evidencia la justeza de la consigna que liga el rechazo a esta confiscación con el reclamo de la apertura de los libros de las empresas al control obrero, y el planteo de salida de nacionalizar toda la industria energética y el comercio exterior para que la renta de exportación -aprovechando los menores costos locales- sea invertida en un desarrollo en función de las necesidades sociales y productivas del país.

 Iván Hirsch

El antagonismo entre Putin y Lenin


A propósito de Ucrania. 

 En la antesala de la ocupación militar, Vladimir Putin emitió una resonante declaración cuestionando la legitimidad de Ucrania como entidad independiente al afirmar que su versión “moderna fue creada enteramente por Rusia, más precisamente por la bolchevique y comunista”. El actual “Bonaparte” ruso colocó nombre y apellido a “los responsables” cuando agregó que “Lenin y sus asociados cometieron un crimen histórico dividiendo territorio que pertenecía al Imperio Ruso”. Vale reconocer que, dejando de lado la falsedad sobre una Ucrania “inventada” por la Revolución de Octubre, es un acto “honesto” la presentación de su política internacional en contraposición con la de Lenin y el Partido Bolchevique. De paso, vuelve a quedar en ridículo la vocinglería de cierto derechismo al pretender asociar a Putin con “el comunismo” o “la izquierda”. 
 El presidente ruso no tiene nada en común con la causa del socialismo y la emancipación de los pueblos -mucho menos la actual ofensiva contra Ucrania. En efecto, Putin presenta su política como recuperación del “hilo roto” de la gran tradición imperial rusa, que era una verdadera “cárcel de pueblos”. Con esta cobertura, y bajo el impulso material de extender la restauración capitalista que él comanda como “primus inter pares” de la oligarquía rusa, ha promovido el sojuzgamiento de diversos territorios, incluyendo masacres (Chechenia), represión de la resistencia (Kazajistán) o manutención de una dictadura títere (Bielorrusia). En contraposición completa con esta metodología, Lenin sostuvo en la teoría -durante más de 15 años- y en la práctica -tras la victoria de Octubre- la defensa sistemática de la autodeterminación de las naciones. Una lucha teórica y práctica La revolución de febrero de 1917 levantaba de palabra el derecho a la autodeterminación de las naciones, pero lo estrangulaba en la práctica, continuando la herencia del zarismo. Por eso, Lenin fue crítico implacable de esta política, como ilustra un texto de junio de 1917 en el que denuncia el fracaso del gobierno provisional respecto de Ucrania, pues había impuesto una independencia ficticia, tutelada respecto de “las leyes que determinen el orden de todo el Estado ruso, [que] deberán ser promulgadas por el Parlamento de toda Rusia”. En contraposición con ello, Lenin afirmaba que “solo el reconocimiento absoluto de este derecho nos permite abogar por la libre unión entre los ucranios y los gran rusos, por la asociación voluntaria de los dos pueblos en un solo Estado. Solo el reconocimiento absoluto de este derecho puede romper en la práctica, completa e irrevocablemente, con el maldito pasado zarista, en el que se hizo todo para causar el distanciamiento mutuo de dos pueblos tan afines por su idioma, su territorio, su carácter y su historia”. Antes, en 1914, Lenin era igual de taxativo: “depende de mil factores, desconocidos de antemano, si a Ucrania le cabrá en suerte formar un Estado independiente. Y, como no queremos hacer ‘conjeturas’ vanas, estamos firmemente por lo que es indudable: el derecho de Ucrania a semejante Estado. Respetamos este derecho, no apoyamos los privilegios del ruso sobre los ucranios, educamos a las masas en el espíritu del reconocimiento de este derecho, en el espíritu de la negación de los privilegios estatales de cualquier nación”1.
 Esta orientación se reflejó en la práctica del poder soviético pocos días después de ocurrida la Revolución de Octubre, cuando el decreto titulado “​Declaración de los derechos de los Pueblos de Rusia” estableció la “igualdad y soberanía para los pueblos de Rusia”; “el derecho a libre autodeterminación, incluyendo la secesión y formación de un Estado separado”; “la abolición de todos los privilegios y restricciones nacionales y religiosas”; “el libre desarrollo de las minorías nacionales y los grupos etnográficos que pueblan el territorio de Rusia”. No es preciso ahora recapitular el devenir posterior de la historia ucraniana, que lógicamente no adquirió una linealidad “simple y ordenada”. Muy por el contrario, estuvo inevitablemente involucrada en un proceso internacional, que empezaba por la guerra civil con participación imperialista para derrotar a la revolución soviética. Además, dentro de la propia Ucrania las distintas clases pugnaban por distintas versiones de “independencia”, incluida la tutelada por potencias extranjeras. Esa historia, que excede por mucho el propósito de este artículo, no quita el hecho de recoger la posición histórica que los socialistas reivindicamos y que Lenin defendió con particular consecuencia.

 Controversias en el movimiento socialista 

El debate teórico sobre la autodeterminación nacional tiene antecedentes muy destacados en el movimiento socialista. Es conocida la polémica entre Lenin y Rosa Luxemburgo; los argumentos principales del primero suelen leerse en un folleto popular de 1914 titulado El derecho de las naciones a la autodeterminación. Allí, el revolucionario ruso da cuenta de los antecedentes históricos de esa posición, que el POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata Ruso) había adoptado en su programa de 1903. Esta resolución, a su vez, recogía inspiración en el acuerdo alcanzado en el Congreso de Londres de la Segunda Internacional realizado en 1896, que Lenin cita textualmente en su artículo: “el congreso declara que está a favor del derecho completo a la autodeterminación (Selbstbestimmungsrecht) de todas las naciones y expresa sus simpatías a los obreros de todo país que sufra actualmente bajo el yugo de un absolutismo militar, nacional o de otro género; el congreso exhorta a los obreros de todos estos países a ingresar en las filas de los obreros conscientes (Klassenbewusste= de los que tienen conciencia de los intereses de su clase) de todo el mundo, a fin de luchar al lado de ellos para vencer al capitalismo internacional y alcanzar los objetivos de la socialdemocracia internacional”. 
 La posición contraria a este principio -como la que sostenía Rosa- podía partir de una motivación honesta referida al combate de todo chovinismo nacional, pero concluía involuntariamente en el oportunismo, el sectarismo o ambos. Para demostrar esto, Lenin desarrolla un estudio histórico concreto del problema nacional, que no podía ser resuelto con categorías abstractas. En este punto, la creación de Estados nacionales separados (esto y no otra cosa es la autodeterminación) se corresponde con la lógica de desarrollo capitalista. Esto es, extensión de la producción y el mercado mediante una lengua única; reproducción de la clase explotada valiéndose de recursos estatales; entre otras cosas. Sin embargo, el desarrollo histórico no adquiere una forma lineal y paralela en cada país, sino desigual y combinada. Lenin era particularmente consciente de esta característica en Rusia, donde un monstruoso Estado central era dominado políticamente por una nacionalidad (“granrusos”) que ni siquiera era la mayoritaria en el conjunto del imperio. Esta situación generaba opresiones especiales cuya subestimación para un revolucionario constituían un crimen. Este análisis concreto de la situación concreta explica la obsesión de Lenin con el tema, pues si el proletariado granruso no demostraba consecuentemente a los trabajadores fineses, ucranianos o judíos su voluntad de romper con cualquier opresión de tipo nacional (por ejemplo la libertad de educarse en lengua propia), sería imposible establecer vínculos fraternos de unidad de clase para luchar por una revolución que en última instancia plantea la supresión de todos los Estados nacionales. Negar este problema en nombre de un “internacionalismo” genérico era favorecer al chovinismo granruso dentro del proletariado, del mismo modo que si un socialista inglés rechaza en la actualidad la soberanía argentina sobre las Malvinas está defendiendo objetivamente los privilegios de la aristocracia obrera de un país imperialista. 

 Autodeterminación nacional e independencia de clase 

La posterior deformación estalinista de esta política implicó subsumir al proletariado respecto de las burguesías nacionales de los países oprimidos. Pero Lenin era muy claro en 1914: “Al proletariado le importa, en ambos casos, garantizar el desarrollo de su clase; a la burguesía le importa dificultar este desarrollo, supeditando las tareas de dicho desarrollo a las tareas de ‘su’ nación. Por eso el proletariado se limita a la reivindicación negativa, por así decir, de reconocer el derecho a la autodeterminación, sin garantizar nada a ninguna nación ni comprometerse a dar nada a expensas de otra nación”. En otras palabras, “lucha contra los privilegios y violencias de la nación opresora y ninguna tolerancia con el afán de privilegios de la nación oprimida”. Se defendía como partes indisolubles de la misma política la defensa incondicional del derecho nacional a formar Estados en simultáneo con la separación tajante respecto de la burguesía de cada lugar. Indudablemente, este problema sigue una dramática actualidad. Por ejemplo, si en nombre de la “autodeterminación ucraniana” ponemos en el centro de la denuncia a la incursión militar rusa, haríamos causa común con una burguesía cuya “independencia” no es más que una pobre fachada de su vasallaje respecto de la Unión Europea y la Otan. Por eso, no se trata de fetiches. Frente a la pretensión de tener una respuesta preestablecida “a la separación de cada nación”, Lenin responde que es “absurda, metafísica en teoría y conducente a subordinar el proletariado a la política de la burguesía en la práctica. (…) El proletariado las subordina a los intereses de la lucha de clases”. 

 Guerra a la guerra 

El interés del régimen putiniano por contraponerse al legado bolchevique permite clarificar problemas políticos muy relevantes. Como herederos de ese programa revolucionario, defendemos consecuentemente la autodeterminación de las naciones como parte de la mayor confraternidad internacional entre las y los trabajadores de todos los países, sin privilegios derivados de habitar uno u otro lugar. A la vez, rechazamos cualquier fetiche al respecto, que nos impida ver la manipulación imperialista de los regímenes políticos de otros países, como sucede en Ucrania y el este europeo, colonizado por el capital financiero que sostienen “los fierros” de la Otan. Frente a eso, los métodos de masacre y sojuzgamiento nacional de Putin y su camarilla de magnates nada tienen que ver con liberación alguna. La lucha contra la catástrofe de la guerra está reservada a una clase obrera emancipada y organizada políticamente en torno a la revolución socialista. 

Alejandro Lipcovich 
 Elaboración Prensa Obrera 

 1 Lenin, “El derecho de las naciones a la autodeterminación”, 1914, en https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/derech.htm

sábado, 26 de febrero de 2022

¡Guerra a la guerra! Fuera la OTAN y el FMI.

La invasión de Ucrania, funcional a la Otan


El impasse terminal del régimen de Putin. 

 Para justificar la invasión a Ucrania, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, señaló que las negociaciones para obtener garantías jurídicas internacionales de que Ucrania no sería incorporada a la Otan habían llegado a lo que llamó “un punto muerto”. 
 Esto es, ciertamente, indiscutible. La Otan, en toda esta crisis, ratificó de todas las maneras posibles su intención de continuar con el asedio militar a Rusia. Luego de la invasión a Ucrania ha dispuesto una inmediata movilización de la llamada Fuerza de Acción Rápida, unos 40 mil hombres, para responder a la invasión de Rusia con una ampliación del territorio de la guerra. Es lo que ha anunciado el general Jens Stoltenberg, el secretario general de la Otan. Francia, Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos han desplegado nuevas fuerzas militares en Polonia, Rumania y los estados del Báltico. La prensa insiste acerca de la inminencia de un pedido de ingreso a la Otan de parte de Finlandia y Suecia. En el Congreso de EEUU y en el parlamento británico se han levantado voces, a derecha e ‘izquierda’, en ese mismo sentido, para reforzar el envío de fuerzas militares a los países fronterizos de Rusia. La Otan ha buscado y encontrado la oportunidad para escalar el cerco a Rusia. La finalidad de someterla a una dependencia semi-colonial o, alternativamente, a su desmembramiento nacional, quedó de manifiesto inmediatamente después de la disolución de la Unión Soviética y la rapiña que sufrió la inmensa propiedad estatal del país.
 En lo fundamental, sin embargo, el que llegó a “un punto muerto” es Putín y el régimen oligárquico capitalista que representa. La Rusia capitalista y oligárquica pos soviética se encuentra en impasse terminal, no importa la importancia que atribuyen los ‘expertos’ a que ha acrecentado sus reservas internacionales de divisas a u$s 650 mil millones, o a la envergadura y tecnología de sus fuerzas armadas. Esas reservas está nominadas, precisamente, en una moneda que no se encuentra bajo la dirección de Rusia. La oligarquía gobernante tiene muchísimo más activos y dinero en Londres que en Moscú; para una clase social advenediza, que no podría justificar nunca su capital en los términos legales más primitivos, la protección social que le ofrecen las metrópolis de la Otan son más seguras que las de Moscú. En cuanto a las fuerzas armadas, ellas no son un cuerpo inerte sino que, por el contrario, sufren al extremo el impasse del régimen del cual forman parte. Es la Rusia de los Putin la que ha llegado a “un punto muerto”, como consecuencia del fracaso histórico de la restauración capitalista. Rusia enfrenta el peligro de una implosión. Es un resultado inevitable del desmantelamiento de la URSS – víctima de otra implosión, su régimen burocrático, antiobrero y antisocialista. En un discurso reciente, Putín respondió al anuncio de represalias económicas por parte de la Otan, que Rusia aspira a la mayor integración posible al mercado capitalista mundial y que le es ajena, por lo tanto, cualquier propósito de “sabotearla”. Cuando en forma simultánea reivindica la ‘gloria’ del imperio zarista, omite que ese régimen era una semi-colonia del capital francés, alemán e inglés, siempre al borde de la disolución. 
 La amenaza de una guerra mundial constituye una refutación clamorosa de la tesis acerca del carácter ‘pacífico’ de la restauración capitalista, producida “sin disparar un solo tiro’. Ocurre que esa restauración no se agota con la apropiación de la riqueza del país por una serie de aventureros y burócratas – es necesario, por sobre todo, que impulse un nuevo desarrollo histórico de las fuerzas productivas. La restauración del capital en el territorio que asistió a primera y mayor revolución proletaria de la historia, tampoco es un acontecimiento de alcance nacional, como no lo fue esa revolución. La restauración de la dominación capitalista significa, internacionalmente, la colonización económica y política por parte del capital internacional. Esta colonización es lo que se encuentra en el eje del cerco desarrollado por la Otan desde hace treinta años y de la guerra actual. El mundo asiste a una nueva manifestación del carácter histórico contrarrevolucionario de la restauración capitalista. 
 Está claro, a partir de esta caracterización, no solamente el carácter reaccionario y contrarrevolucionario de la ocupación militar de Ucrania por parte de Rusia. Una guerra fundada en intereses capitalistas y planteos chovinistas e imperiales, constituye un ataque a la unidad internacional del proletariado contra el capital. La invasión a Ucrania ha sido deseada (algunos medios dicen “incitada”) por la Otan y en especial por Estados Unidos. No cambia esta caracterización el hecho de que Putin diga no tenía otra alternativa, pues los trabajadores de todo el mundo no pueden hacerse cargo del impasse de un régimen sin salida – nos referimos al bonapartismo de Putin y al imperialismo mundial y sus estados. Este impasse, que lleva a una tercera guerra mundial, sólo puede ser roto por una acción revolucionaria internacional de la clase obrera. 
 La crisis mundial en desarrollo tiene su raíz en la lucha irreprimible del capital por mercado y oportunidades de lucro, o sea por una ampliación de la frontera de explotación de los trabajadores. Pero es indudable que esta tendencia se ha acelerado como consecuencia de la crisis humanitaria plantea por el Covid, y por la agudización de la crisis social en todos los países, especialmente Estados Unidos y otras potencias imperialistas, y Rusia, la patria de la Sputnik V. El capital ha sacrificado la atención de la salud a sus propios intereses, al extremo de que las fortunas de los grandes magnates del planeta han crecido en forma espectacular durante la pandemia. La pandemia desató, asimismo, una lucha feroz por los suministros de vacunas, respiradores y hasta mascarillas, y por sobre todo por los insumos para su producción. La guerra en Europa se ha desatado en el marco de un estallido excepcional de las contradicciones capitalistas. 
 Cuando aún no se ha consumado la ocupación de Kiev, la capital de Ucrania, la posición del régimen de Putin se ha visto considerablemente agravada por el distanciamiento de ella por parte del régimen de Xi Jinping. China no tiene ningún interés en el sometimiento de Ucrania a la Rusia de Putin. No es ni el método ni la vía con que encara la guerra económica desatada contra ella por parte de Estados Unidos. China tiene inversiones en Ucrania, y Ucrania ha firmado la adhesión a la ruta de la seda. Ucrania, después de todo, no ha sido beneficiada en nada por la apertura de su economía y el sometimiento al FMI. La deuda de Ucrania con el Fondo es considerablemente mayor a la que ha dejado Macri y dejarán los Fernández. Más de lo que ocurre en Rusia, se encuentra dominada por una oligarquía dividida en regiones; Vladimir Zelensky llegó a la Presidencia como el títere de una de sus fracciones, la que monopoliza los “medios hegemónicos”. Por los resquicios de esta crisis ha penetrado China, que ahora procura algo imposible – la reanudación de las negociaciones internacionales. Para la Otan, la condición para esa alternativa es la cabeza de Putin. La posición internacional de China, como se puede ver, se encuentra ante una encrucijada estratégica, pues sería perjudicada por una derrota de Putin – y más aún por una victoria de la Otan. 
 La invasión de Rusia violenta la independencia de Ucrania, pero no es la independencia de Ucrania lo que está en juego, sino una guerra entre las potencias en presencia. Hoy mismo, Ucrania es una dependencia semicolonial de la Unión Europea y del FMI, y, políticamente, de Estados Unidos. Zelensky ha trabajado metódicamente para recuperar por vía militar las regiones disidentes o separatistas del este del país, y en última instancia de Crimea, Sebastopol, cuya importancia estratégica reside en que es un acceso al Mediterráneo de la fuerza naval de Rusia. En los últimos días, Zelensky ha reiterado su enorme congoja por la invasión rusa, sin admitir, sin embargo, que ella es un resultado de su propia política – la política de la oligarquía ‘europeísta’ y la política de la Otan. En la época de la decadencia del capitalismo y de guerras imperialistas, la independencia nacional sólo puede ser alcanzada por medio de una lucha revolucionaria internacional contra el imperialismo. Las culturas y las creaciones nacionales sólo pueden desarrollarse en una unión internacional de repúblicas socialistas. 
 En el curso de los últimos cuatrocientos años de historia, las invasiones de territorios ajenos y de países han desatado grandes y pequeñas luchas nacionales, algunas revolucionarias otras reaccionarias. ¿Cómo se plantea esta lucha en Ucrania, en medio de un envenenamiento nacionalista y chauvinista de uno y otro lado, y del imperialismo mundial? Es una cuestión que se ha venido planteando desde el bombardeo de Yugoslavia por la Otan, y la serie de crisis políticas promovidas para incorporar a los estados del este de Europa a la Otan. Esas crisis recibieron el nombre de ´revoluciones de colores´, una marca del plutócrata belicista George Soros. La cuestión se presenta de nuevo en el caso presente, cuando la Otan prepara el armamento de una guerrilla interior que complemente la respuesta exterior del imperialismo. La inmensa mayoría de la “extrema izquierda internacional, plantea una independencia nacional de Ucrania -ni Washington y Bruselas, ni Moscú-, que hace abstracción de la guerra, o sea un retorno a la falsa independencia previa, que ha creado las condiciones de la guerra. Una lucha revolucionaria, en cambio, contra la ocupación de Ucrania, por parte de Putin, o sea una lucha armada contra el invasor, debería estar presidida por el objetivo de unir a los trabajadores de Ucrania y de Rusia; por el llamado a derrocar a las oligarquías gobernantes de Ucrania y de Rusia; por el llamado a las tropas rusas a unirse a la resistencia obrera y socialista; por el principio de la revolución socialista internacional.
 Es, indudablemente, una tarea muy difícil -en extremo difícil-, debido al atraso político y a la confusión en el seno del pueblo, y al trabajo de envenenamiento ideológico de los estados, en primer lugar, y de una izquierda pacifista, democratizante y soberanista y nacionalista. 

 Jorge Altamira 
 26/02/2022

¿Terminó la tercera ola?


El aperturismo mundial de la burguesía, contra los trabajadores.

 La primera vez que el Presidente manifestó el fin de la pandemia fue en el marco de su campaña electoral, en el cierre de la convención anual de la Cámara Argentina de la Construcción. “Ahora la pandemia ha pasado, es necesario construir un mundo hacia adelante”, dijo entonces. Luego, en la inauguración de las clases pautadas para el 2 de marzo agregó: “empecemos otra vida, vamos a volver con toda la fuerza, vamos a olvidarnos de tener la cara tapada”. 
 Es la misma línea que siguen los países nórdicos -Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca-, que han apostado a la “nueva normalidad” eliminando la mayoría de las restricciones contra Covid-19, aun registrando récords diarios de contagios. “Dejar atrás la pandemia y seguir adelante”, fueron las palabras con que la ministra danesa, Mette Frederiksen, anunciaba que Dinamarca eliminaba las restricciones por Covid y avanzaba a “la normalidad antes de la pandemia”. Noruega hacía lo propio un día después: no será obligatorio priorizar el teletrabajo y el Ejecutivo anima a los colegios a la presencialidad absoluta. Este mes, en Suecia, que ha levantado todas las restricciones, la incidencia del virus supera los 5.000 casos por cada 100.000 habitantes, a pesar de que el 72% de los suecos se encuentra vacunado con esquema completo. 
 Por otro lado, en Estados Unidos se reportaron 75.067 nuevos casos covid y 2.311 fallecidos, el país se encuentra en el puesto número uno de los países con mayor cantidad de infectados por coronavirus, seguido por India y Brasil. El 78% de la población recibió la primer dosis de la vacuna, mientras que sólo el 66% ya tiene ambas dosis. California anunció que empezará a tratar al virus como un riesgo endémico. “Estamos pasando de una fase de crisis, a una fase donde trabajaremos para vivir con el virus”, dijo el gobernador Gavin Newson. EEUU fue el primer país en anunciar el recorte de días de aislamiento a 5 días para las personas infectadas, medida anunciada en el momento récord de contagios. Según Anthony Fauci, asesor médico del gobierno, el recorte del aislamiento es “una manera de evitar que mucha gente quede por fuera de sus actividades”. Estas medidas fueron cuestionadas por parte de la comunidad científica debido a la falta de datos para conocer el comportamiento de la variante ómicron, que ha pasado a ser la prevalesciente en prácticamente todo el mundo.

 Las secuelas: el long covid 

Contagiarse de covid-19 ha llevado a un porcentaje de la población a presentar secuelas luego del transcurso de la enfermedad. Según un artículo publicado en el New York Times, se trata de una enfermedad crónica con una amplia gama de síntomas. Los estudios confirman que del 10 al 30 % de las personas infectadas con coronavirus presentan síntomas a largo plazo.
 Las investigaciones demuestran que la carga viral permanece en el cuerpo, en los tejidos de los intestinos, los ganglios linfáticos, entre otros. Muchos de estos pacientes tienen dificultades para desarrollar actividades físicas, experimentando una reaparición de los síntomas cuando realizan ejercicio. Esto lleva aparejado otro síntoma que se destaca en el cuadro: la fatiga persistente. También las personas con covid leve pueden presentar un deterioro cognitivo prolongado, que incluye la disminución de la memoria, la atención y la dificultad para encontrar palabras. Otro síntoma frecuente es la dificultad para respirar.
 Algunos hospitales en Estados Unidos comenzaron a desarrollar programas para el tratamiento de recuperación tras el Covid. Debido a la cantidad de pacientes estos servicios ya se encuentran colapsados, teniendo larga listas de espera.
 Mientras gran porcentaje de jóvenes asisten a la escuela, muchos otros deben recuperarse del covid prolongado, con síntomas neurológicos, físicos y psiquiátricos. Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud, citó un estudio que mostraba que entre el 11 y el 15% de los jóvenes infectados podrían presentar covid prolongado. Muchos de los pacientes menores que presentan covid prolongado fueron niños que no fueron hospitalizados, que se recuperaron en su casa.

 Vacunación infantil 

Si bien el esquema de vacunación con ambas dosis en adultos llega a un 80%, en el caso de los niños este porcentaje no llega al 50%. Mientras que además la pandemia acentuó la pobreza entre los niños de Argentina, el 65% vive por debajo de la línea de pobreza. Esto ha llevado a la propia UNICEF a presentar un plan de trabajo para revertir la situación.
 Sonia Tarragona, jefa de Gabinete del Ministerio de la Salud de la Nación, admitió un incremento de contagio en los chicos de entre 3 y 11 años. Sin embargo dijo “ no hay ninguna manera de detener la transmición de Ómicron. Ya está en todo el país. Tampoco ha resultado tener barreras internas”.
 En las escuelas porteñas se eliminará el sistema de burbujas y aislamiento ante la aparición de un caso positivo, tampoco se exigirá un pase sanitario. Larreta agregó “algunas medidas del protocolo general pasarán a ser obligaciones a recomendaciones”. En relación al uso de tapabocas, desde el Gobierno de la Ciudad lo desaconsejan para aquellos estudiantes que van desde jardín hasta tercer grado “porque es una barrera para el aprendizaje”. El 21 de Febrero comenzaron las clases del nivel primario e inicial donde 390.000 niños vuelven a las aulas. 
 Por otro lado, el gobierno provincial comenzara las clases el 2 de marzo. El ministro de educación de la Nación, Jaime Perczyk, rectificó que habrá presencialidad plena, agregando que “la virtualidad o educacióna distancia funcionará como apoyo, pero la presencialidad es la regla del sistema educativo Argentino”. Así también, anticipó la presencialidad en todas las universidades del país.
 La persistencia de los contagios a nivel internacional como las secuelas que genera el tránsito de la enfermedad, muestran que la pandemia no concluyó. En Argentina, el gobierno de los Fernández y Larreta se ponen de acuerdo en la apertura total para la convivencia con el virus, a pesar de que la mitad de los niños no han sido vacunados con ambas dosis, esto podría llevar a un nuevo foco de contagio, perjudicando gravemente a los jóvenes.
 La lucha por los protocolos covid mediante coordinadoras en los lugares de trabajo, con derecho a parar las producciones, como así también en las propias escuelas, que permitan volver a los grupos reducidos y a la virtualidad, es la vía para proteger la salud de los trabajadores y los niños ante “la vuelta de página” que propone el gobierno. 

 Florencia Suárez 
 24/02/2022

Las drogas y los barrios, conclusiones de un reportaje revelador


“Un Potenciar Trabajo de 16 mil pesos no puede competir con la droga” 

 El periodista Pedro Lacour, que sigue en La Nación la agenda de la izquierda y las luchas sociales, publicó una cobertura acerca de la droga y su impacto sobre las organizaciones barriales y piqueteras. 
 El propio título de la nota, un “·desafío narco”, anticipa la lucha de las organizaciones sociales contra el tráfico de droga que destruye a las familias en los barrios. Uno de los entrevistados, perteneciente al Movimiento de Trabajadores Excluidos, relata la experiencia de las ´casas de recuperación´ a adictos. Los asistidos son hijos de “padres y madres consumidores, con familias que incluso venden para poder sostener la olla en la casa”. No hay línea divisoria clara entre el consumo y el pequeño tráfico, donde la venta sostiene la adicción y la propia subsistencia familiar, en medio de una miseria social completa. Desmintiendo a los defensores de la “libertad individual” en materia de drogas, el entrevistado señala que la mayoría de sus asistidos “No tuvo la posibilidad de elegir entre consumir y no consumir”, y de inmediato alude al vacío existencial que envuelve a la juventud: “En los barrios populares hay muy poco acceso al deporte, están imposibilitados de armar algún proyecto de vida”. 
 El artículo alude a la existencia de una estructura estatal -” Centros de Atención y Acompañamiento Comunitario”- que la SEDRONAR terceriza en organizaciones sociales, entre ellas, la UTEP, la CCC, el Movimiento Evita y la Iglesia. Suponemos, con razones fundadas, que esta delegación se lleva adelante por medio de trabajadores precarizados. En relación al entramado que rodea a la droga, el veredicto de los entrevistados es lapidario: “Los narcos tienen complicidad con la policía y el poder político”. Agregan, luego, que un plan Potenciar Trabajo de dieciséis mil pesos “no puede competir” con los ingresos que provee el menudeo de la droga. 

 Droga y lucha política 

Dentro de los límites de una entrevista, en la nota de La Nación no deja de colarse una evidente contradicción: aunque los militantes reporteados no dudan en vincular “al Estado y al poder político” en el entramado de la droga, las acciones que mencionan se circunscriben a la atención posterior o eventual rehabilitación de los adictos. Son parte, por lo tanto, del “control de daños”, es decir, de la morigeración sanitaria de los “consumos problemáticos”.
 Por eso mismo, el reportaje deja planteado un gran interrogante para las organizaciones sociales y piqueteras: si la droga se introduce como resultado de una ´articulación política´, en directa vinculación con el crecimiento de la miseria social, ¿no está planteada una lucha de carácter político contra la droga en los barrios? ¿No es necesaria una verdadera campaña de reivindicaciones, que una la lucha por las necesidades básicas contra el régimen político y social responsable por la miseria y la penetración de la droga? 
 Los “entrevistados” de La Nación, claro está, son dirigentes sociales oficialistas, y en ese carácter, parece claro que la cooptación estatal no se llevaría bien con una lucha contra el Estado –aun existiendo, por parte de ellos, una crítica o un rechazo al consumo de drogas. Pero este interrogante se extiende al piqueterismo opositor o independiente del Estado, en este caso ligado al libertarianismo de izquierda, que asume al consumo de estupefacientes desde el lugar de la libertad personal, cuando se trata del envenenamiento de la juventud trabajadora. Asistimos a una descomposición económica y social del capitalismo, no al paraíso de la libertad humana. 

 Por la derrota de la droga 

Esto plantea, por lo tanto, una lucha política en los barrios por la derrota de la droga, que debe ser concebida como una lucha contra el Estado, los partidos y los aparatos estatales que la promueven. Esta tarea podría comenzar, de un modo inmediato, con un trabajo de agitación y propaganda: charlas políticas en los barrios que expongan las consecuencias lacerantes del consumo; su papel como destructor de las energías creativas de la juventud y de los trabajadores; los vínculos del narco con el aparato estatal, en todas sus formas, y con el capital financiero, a través de los sistemas de lavado. 
 Estas actividades podrían concluir con resoluciones prácticas de acción, por el derecho al trabajo, al estudio, a la práctica deportiva; pelear por el derecho a exponerlas en los colegios de la zona, organizando y formando centros de estudiantes, y participando en ellos como enemigos políticos de la infiltración de la droga. 
 Contra el amedrentamiento con que los narcos protegen su actividad, debemos crear la “atmósfera” política que los combata y los excluya, en primer lugar, de los elementos más activos y avanzados de la juventud de los barrios. Hay que sumar a esta lucha a los trabajadores de la salud mental, con un planteo político. 

 Rita Marchesini 
 23/02/2022

viernes, 25 de febrero de 2022

Marcelo Ramal: "Esta es una nueva guerra de rapiña"

Claves para entender la guerra Rusia - Ucrania // Panorama internacional por Gabriel Solano

La hipocresía imperialista y la invasión de Ucrania


Finalmente, ha comenzado. Las fuerzas rusas han desatado un ataque masivo contra Ucrania. A primera hora de la mañana, en un breve discurso televisado, el presidente ruso Vladimir Putin anunció una “operación militar especial” de madrugada. A los pocos minutos de la transmisión, alrededor de las 5 a.m. hora de Ucrania, se escucharon explosiones cerca de las principales ciudades ucranianas, incluida la capital, Kiev. 
 En semanas anteriores, Putin acumuló aproximadamente 190.000 soldados cerca de la frontera de Ucrania, mientras que los líderes europeos viajaban entre Kiev y Moscú en busca de una solución diplomática. Pero no se moviliza una cantidad tan grande de tropas, tanques y cañones sólo para bailar un minué diplomático. 
 En la niebla inmediata de la guerra, con sólo fragmentos de información a nuestra disposición, es imposible dar una evaluación precisa de la situación militar. Pero el alcance del ataque ruso parece ser enorme. 
 El Ministerio del Interior de Ucrania informó que el país estaba siendo atacado por misiles balísticos y de crucero, y Rusia parecía apuntar a la infraestructura cerca de las principales ciudades como Kiev, Járkov, Mariupol y Dnipro. 
 Las explosiones de misiles iluminaron el cielo nocturno cuando comenzaron los bombardeos cerca de Mariupol, como mostraron los vídeos. Un asesor principal del Ministerio del Interior de Ucrania dijo que parecía que las tropas rusas podrían moverse pronto hacia Járkov, que está a unas 20 millas de la frontera. Los lugareños de Kiev buscaron seguridad en los refugios antiaéreos cuando se escucharon explosiones fuera de la ciudad. 
 Algunas de las primeras explosiones después de que Putin anunciara la operación se escucharon cerca de Kramatorsk, el cuartel general del centro de operaciones del ejército ucraniano cerca de los territorios controlados por Rusia en el sureste de Ucrania. También se informó de explosiones en cuarteles militares y en almacenes militares. 
 También ha habido informes de un asalto anfibio en la ciudad portuaria clave de Mariupol y de fuerzas terrestres que se desplazan desde Bielorrusia, Crimea y Rusia. El ejército ruso afirmó que no estaba apuntando a los centros de población. “Las armas de alta precisión están inhabilitando la infraestructura militar, las instalaciones de defensa aérea, los aeródromos militares y la aviación del ejército ucraniano”, dijo el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado publicado por la agencia de noticias estatal Ria Novosti. 

 El discurso de Putin

 El escenario para la ofensiva fue preparado el miércoles por la noche, después de que los líderes de los dos territorios controlados por Rusia en el este de Ucrania enviaran una solicitud oficial a Moscú de ayuda militar para “ayudar a repeler la agresión de las fuerzas armadas ucranianas a fin de evitar bajas civiles y una catástrofe humanitaria en el Donbás”.
 Un examen del discurso de Putin de esta mañana nos dice algo sobre sus objetivos e intenciones. Toda guerra debe tener alguna justificación y, en este caso, Putin mencionó: “Se está creando una anti-Rusia hostil en nuestras tierras históricas”. 
 Esta afirmación es constantemente descartada por Occidente como mera propaganda. “¿Cómo puede la pobre y pequeña Ucrania representar una amenaza para Rusia?” resoplan. Esa es, por supuesto, una pregunta que se supone que debe responderse por sí misma. Por sí sola, claramente Ucrania no representa una gran amenaza. Pero como parte de un bloque militar imperialista liderado por Estados Unidos, plantado a las puertas de Rusia, ciertamente lo sería.
 En el centro de la disputa actual está, por lo tanto, la futura membresía de Ucrania en la OTAN. Garantizar esto era una demanda central de Rusia, que Washington ha rechazado repetidamente, una negativa que fue aún más absurda porque Occidente reconoce que Ucrania no cumple con los requisitos mínimos para ser miembro de la OTAN en este momento. No está del todo claro si la aceptación de esta demanda, en sí misma, habría evitado una invasión. Pero rechazarlo continuamente de plano lo hizo inevitable. 
 El segundo requisito en cualquier guerra es ganar el elemento sorpresa y culpar al otro lado. En este caso, fue el bombardeo de la región de Donbás. Pero eso ha estado ocurriendo ininterrumpidamente durante algunos años. 
 Sin embargo, la excusa inmediata es realmente una consideración secundaria, ya que una vez que la guerra se hace necesaria, se puede encontrar cualquier excusa. Y en lo que respecta al elemento sorpresa, eso se ha logrado de manera muy efectiva, con la asistencia activa de los señores Biden y Johnson. Se han comportado como el niño que gritó «¡Que viene el lobo!» tantas veces hasta que, cuando el lobo por fin apareció en la puerta, nadie le creía.
 El discurso de Putin fue realmente una declaración de guerra, pero evitó cuidadosamente mencionarlo. A este hombre, que es lo más parecido que conozco a una esfinge egipcia, le gusta mantener a todos en vilo. “Hemos tomado la decisión de realizar una operación militar especial”, dijo, sin siquiera insinuar cuánto de especial sería.
 ¿Y cuál sería el objetivo de esta “operación militar especial”? Afirmó que era para la “desmilitarización y desnazificación” de Ucrania. «No tenemos la intención de ocupar Ucrania», dijo, pero al mismo tiempo vez, tenía una advertencia para otras naciones que podrían verse tentadas a involucrarse: 
 “A cualquiera que considere interferir desde el exterior: si lo hace, se enfrentará a consecuencias mayores delas que cualquiera que se haya enfrentado en la historia. Se han tomado todas las decisiones pertinentes. Espero que me escuchen”, dijo. 
 Un mensaje bastante claro, creo.

 ¿Podrá resistir Ucrania?

 La reacción inmediata del gobierno de Kiev fueron palabras de desafío: 
 “Putin acaba de lanzar una invasión a gran escala de Ucrania”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba. “Las pacíficas ciudades ucranianas están siendo atacadas. Esta es una guerra de agresión. Ucrania se defenderá y ganará. El mundo puede y debe detener a Putin. El momento de actuar es ahora.»
 El presidente Volodimir Zelensky usó video para pedir ayuda a la población rusa después de que un intento de hablar con Putin no tuviera éxito. “¿Los rusos quieren guerras? Me gustaría mucho responder a esta pregunta. Pero la respuesta depende de vosotros”, dijo. 
 También prometió defender el país y dijo: “Si alguien intenta quitarnos nuestra tierra, nuestra libertad, nuestras vidas, las vidas de nuestros hijos, nos defenderemos. Al atacar, veréis nuestras caras, no nuestras espaldas”. Anunció que ahora se estaba imponiendo la ley marcial en toda Ucrania.
 «Sin pánico. Somos fuertes. Estamos listos para cualquier cosa. Derrotaremos a todos, porque somos Ucrania”, dijo el líder ucraniano. Antes del ataque de Rusia, había hecho un último intento de evitar la guerra, advirtiendo que Rusia podría iniciar “una gran guerra en Europa” e instaba a los ciudadanos rusos a oponerse.
 ¡Valientes palabras! Pero esto no son más que bravuconadas vacías. El ejército ucraniano está desorganizado, y lo repentino del ataque lo tomó irremediablemente con la guardia baja. En cualquier caso, no estaba en condiciones de resistir el poderío del ejército ruso. En el momento en que Occidente anunció que no tenía la intención de enviar tropas para defender Ucrania, el asunto estaba resuelto de antemano.
 La afirmación de que no hay pánico en la capital es desmentida por imágenes de televisión que muestran largas filas de automóviles que huyen de Kiev. 
 Desde el principio, el gobierno de Kiev ha dado una imagen de impotencia. Al insistir obstinadamente en su derecho a unirse a la OTAN –una clara provocación a Moscú– se arrojó a los brazos de Occidente como su única esperanza de supervivencia. Ese fue un error muy tonto. 
 A pesar de todas sus demostraciones públicas de bravuconería, los imperialistas no tienen el más mínimo interés en el pueblo de Ucrania. Lo considera un mero peón en un juego de ajedrez cínico de la política de las grandes potencias.
 El ejército ruso afirmó que todas las bases aéreas de Ucrania fueron inhabilitadas en el bombardeo de misiles que inició la invasión rusa. Se ha visto humo saliendo de los principales aeródromos fuera de Járkov y otras ciudades del este, y tan al oeste como Ivano-Frankivsk, que está más cerca de la frontera con Polonia.
 El ataque del jueves estuvo precedido por un ataque cibernético masivo y continuo dirigido a los ministerios y bancos de Ucrania, una forma de guerra híbrida para sembrar la confusión. 
 También ha habido informes que indican que las fuerzas rusas han entrado en Ucrania, afirmando que las fuerzas fronterizas de Ucrania “no están oponiendo resistencia a las unidades rusas”. 
 En una publicación reciente de Facebook, Dimitri Kovalevich, un comentarista que vive en Kiev, pinta una imagen de las fuerzas ucranianas en desorden: 
 “Los mensajes no confirmados en la web ucraniana sugieren que alrededor del 70 por ciento de los suministros de armas occidentales recientes para Ucrania fueron destruidos directamente en los depósitos de armas. Nuestro ejército lamenta el hecho de que los depósitos estuvieran a cargo de oficiales que, nos dicen, resultaron ser agentes rusos y simplemente los volaron por los aires. “Actualización: todos los drones Bayractar turcos también fueron destruidos en los campos de aviación.
 «Los rebeldes de Donetsk se apoderaron de la ciudad de Marioupol. Casi no hubo resistencia allí por parte del ejército de Ucrania, simplemente entraron en la ciudad. 
 «Los misiles que impactaron en las bases militares de Ucrania en Odessa fueron lanzados por submarinos. 
 “Según se informa, los puestos de control fronterizos de Ucrania en la región de Sumy [noreste de Ucrania] fueron capturados. Los marines rusos desembarcaron en la región de Odessa. La base antiaérea de Kiev fue alcanzada por misiles balísticos: en una hora, Ucrania perdió casi todos sus sistemas antiaéreos. “Fuego masivo de lanzacohetes a lo largo de toda la línea del frente del Donbás. Una columna militar rusa cruzó la frontera en la región de Járkov. 
 “Gente de varias regiones de Ucrania informan de fuertes explosiones, que ocurrieron simultáneamente en Odessa, Kiev, Kramatorsk, Marioupol, Járkov y Dnipro-city. Esto parece una detonación cronometrada al mismo tiempo de grandes explosivos en todo el país. 
 “Los drones de inteligencia estadounidenses abandonaron el espacio aéreo sobre Ucrania. “Actualización: explosiones en los depósitos de armas de Ucrania.
 “El espacio aéreo sobre Ucrania está completamente cerrado. A algunos aviones que volaban a Kiev se les ordenó regresar”. 
 Está claro que estos informes, basados ​​en información confusa y parcial durante el fragor de los combates, deben ser tratados con cierta cautela. Pero si solo la mitad de esto es cierto, muestra que los rusos se aseguraron de que las capacidades militares de las defensas de Ucrania fueran destruidas, o al menos gravemente dañadas, antes de que comenzara la invasión. 
 También pinta una imagen de desmoralización y falta de motivación en al menos una parte de las fuerzas ucranianas, lo que contradice la imagen que ha difundido la propaganda occidental. Rusia ahora tiene todos los incentivos para moverse lo más rápido posible para apoderarse de la capital. 
 Los analistas militares han dicho que esperan que Putin envíe sus fuerzas para capturar o rodear Kiev. El senador estadounidense Marco Rubio, miembro del comité selecto de inteligencia del Senado, afirma que «las fuerzas aerotransportadas de Rusia están intentando tomar el control del aeropuerto de Kiev para… llevar tropas aerotransportadas y ocupar la ciudad».
 Hubo informes el jueves por la noche en los medios estatales rusos de que las tropas aerotransportadas habían capturado el aeropuerto de Boryspil, cerca de Kiev. Ya sea que estos informes sean verdaderos o falsos, es solo cuestión de tiempo antes de que la capital ucraniana esté en manos rusas. La guerra entonces, a todos los efectos, habrá terminado. 

 “Conmoción y terror” 

 Los líderes occidentales se han volcado en su prisa por condenar la invasión que, si les creemos, conducirá a algo que se aproxima al Armagedón, con millones (¡sic!) de personas muertas y una guerra sangrienta en toda Europa que amenaza la existencia misma de la civilización humana tal como la conocemos. Joe Biden emitió una declaración escrita diciendo: 
 “Las oraciones del mundo entero están con el pueblo de Ucrania esta noche mientras sufre un ataque no provocado e injustificado por parte de las fuerzas militares rusas”.
 “El presidente Putin ha elegido una guerra premeditada que traerá una pérdida catastrófica de vidas y sufrimiento humano”, dijo Biden. “Solo Rusia es responsable de la muerte y destrucción que traerá este ataque, y Estados Unidos y sus aliados y socios responderán de manera unida y decisiva. El mundo hará que Rusia rinda cuentas”. 
 “Estoy horrorizado por los horribles acontecimientos en Ucrania y he hablado con el presidente Zelensky para discutir los próximos pasos. El presidente Putin ha elegido un camino de derramamiento de sangre y destrucción al lanzar este ataque no provocado contra Ucrania”.
 “Haremos que el Kremlin rinda cuentas”, escribió Ursula von der Leyen, jefa de la Comisión de la UE, que había anunciado nuevas sanciones contra Moscú pocas horas antes del ataque. 
 Todas estas hermosas y desafiantes palabras contrastan con el hecho de que Biden y compañía nunca tuvieron la menor intención de brindar apoyo militar a Kiev. Su única contribución a la crisis actual fue una serie interminable de declaraciones belicosas, acompañadas de terribles amenazas de consecuencias «graves» (pero no especificadas) que supuestamente seguirían a un ataque ruso. Estos comentarios, respaldados por una obstinada intransigencia para siquiera considerar las demandas de Rusia, ayudaron a que la invasión fuera inevitable. 
 En resumen, todas estas damas y caballeros estaban bastante dispuestos a luchar hasta la última gota de sangre, específicamente, la de los ucranianos. 
 Aún más despreciable era el desvarío rabioso que salía de Londres. Si los discursos incendiarios pudieran ganar guerras, la estúpida retórica pronunciada en el piso de la Cámara de los Comunes habría hecho que el ejército ruso regresara corriendo a los cuarteles tan rápido como sus botas se lo permitieran. 
 “El Reino Unido y nuestros aliados responderán con decisión”, gruñó el primer ministro Boris Johnson, más para impresionar a sus propios diputados conservadores, que lo han atacado por su tímida respuesta al hombre del Kremlin.
 Desafortunadamente, el registro histórico nos dice que las guerras nunca se han ganado con palabras. Putin debe haberse reído mucho de este circo, que pasa por ser un parlamento. Es decir, en caso de que le prestara alguna atención, lo cual dudamos mucho.
 ¿Y qué vamos a decir del líder laborista, Sir Keir Starmer? El deseo más ferviente de este blairista derechista es hacer que el Partido Laborista se parezca lo más posible a los tories. Su sueño es verlo ondeando la bandera británica y las barras y estrellas en lugar de la bandera roja. 
 Por lo tanto, no fue una sorpresa verlo competir con entusiasmo con Boris Johnson para demostrar quién era el enemigo más feroz de Rusia y el partidario más ferviente de la OTAN.

 Ver la paja en el ojo ajeno 

 Todas estas palabras apestan a hipocresía. ¿Dónde quedó el coro de condena cuando los estadounidenses y sus “aliados” (léase: lacayos) lanzaron una guerra criminal y sangrienta contra Irak? ¿Y qué hay de su propaganda mentirosa sobre “armas de destrucción masiva” inexistentes, que se suponía que debían ser “probadas” con documentos falsos y sirvieron como una tapadera cínica para un acto de agresión flagrante contra un Estado soberano?
 Ese acto repugnante, así como la invasión igualmente criminal de Afganistán y la violación imperialista de Siria, provocaron la muerte de al menos un millón de personas. Pero ¿por qué dejar que los hechos estropeen una buena historia? 
 Desfilando en la televisión para que el mundo los vea, con sus trajes hechos a la medida y sus pulidas sonrisas, los líderes occidentales aparecen como la voz de la razón y del humanismo. Pero rascaremos esa superficie y no encontraremos nada más que suciedad. No hay fuerza en la tierra tan reaccionaria y tan empapada en sangre como el imperialismo estadounidense y sus títeres en Occidente.

 Las Naciones Unidas 

 Como siempre, cuando estalla la guerra, nuestros oídos son asaltados repentinamente por un ruido extraño. Se parece mucho al balido de una oveja asustada, pero en realidad es la Voz de la Cordura, la Verdadera Voz de la Humanidad, o eso nos hacen creer.
 Me refiero a los balidos de los pacifistas: esas almas agradables y bien intencionadas que nos informan que la paz es buena y la guerra mala. Pero las guerras nunca han sido detenidas por apelaciones sentimentales a la decencia y al sentido común. Por el contrario, el sentido común nos dice que a lo largo de los siglos, todos los asuntos serios siempre se han resuelto por la fuerza de las armas.
 Una de las características más notables de los pacifistas es su capacidad aparentemente infinita para el autoengaño. Se aferran con entusiasmo a todos y cada uno de los discursos de un líder que declara con fervor su apego a la paz. O a tal o cual resolución vacía de un gobierno o institución que repite los mismos sentimientos banales. Una creencia ingenua en la eficacia de tales cosas hace que los pacifistas sean útiles víctimas de los belicistas, ya que adormecen a la gente con una falsa sensación de seguridad. 
 Dichos discursos y resoluciones sirven simplemente como una cortina de humo conveniente para ocultar las intenciones reales y agresivas que se encuentran detrás de ellos. Y el mayor fraude de todos es la cómicamente mal llamada Naciones Unidas. Este organismo se creó después de la Segunda Guerra Mundial, supuestamente para impedir nuevas guerras en el futuro. 
 Y cada vez que hay peligro de guerra, los pacifistas y reformistas de izquierda llaman a la intervención de la ONU. Eso es una ilusión estúpida y un engaño al pueblo. 
 No es este el lugar para repetir la lamentable historia de esa institución. Baste decir que la ONU nunca ha impedido ninguna guerra, y de hecho ha estado involucrada en más de una, como muestra el caso de Corea. 
 Entre 1945 y 1989 ha habido más de 300 guerras a nivel internacional. Desde la Segunda Guerra Mundial y hasta el día de hoy, solo Estados Unidos ha llevado a cabo 30 operaciones militares importantes. Las Naciones Unidas no tuvieron ningún impacto en ninguno de estos acontecimientos. 
 Y hoy no es diferente. En el mismo momento en que se retransmitían las palabras de Putin, el consejo de seguridad de la ONU celebraba una sesión de emergencia, presidida por la propia Rusia, que ostenta la presidencia rotatoria. 
 Fue iniciada por el secretario general de la ONU, António Guterres, quien hizo un llamamiento directo: “Presidente Putin, impida que sus tropas ataquen Ucrania. Dale a la paz una oportunidad. Ya han muerto demasiadas personas”.
 Pero apenas estas palabras habían salido de sus labios, se estaba informando de las primeras detonaciones. El epitafio final sobre la tumba del pacifismo y las Naciones Unidas se lo podemos dejar a la Biblia: “Claman paz, paz, cuando no hay paz”. (Jeremías, 6: 14) 
 Lenin dijo una vez que el capitalismo es horror sin fin. 
Es un sistema con la guerra y el chovinismo nacional reaccionario grabado en sus cimientos, como parte de la competencia internacional por mercados y esferas de influencia. ¿Cuántos millones de trabajadores y pobres han sido llevados a los campos de batalla y sacrificados en nombre de la «nación», que es simplemente otra palabra para los intereses de la clase capitalista? 
 Mientras exista el capitalismo, la guerra seguirá siendo una de sus características permanentes, y no se puede hablar de «naciones unidas», al igual que no se puede hablar de una nación unida. La única unidad que es posible es la unidad de clase internacional. Es tarea de los marxistas y socialistas desacreditar la ilusión de que los intereses de los trabajadores y de los pobres pueden reconciliarse con los de la clase dominante.
La única manera de luchar en la guerra es luchar contra el sistema que causa la guerra.

 ¿Ahora qué?

 Si bien es demasiado pronto para decir que la guerra ha terminado, nadie puede dudar de que los rusos lograrán todos sus objetivos declarados en muy poco tiempo. No es fácil determinar el estado de ánimo preciso del pueblo ucraniano. En cualquier caso, será diferente en la región oriental, donde hay muchos rusohablantes; y en la parte occidental, que siempre ha sido más proclive al nacionalismo. 
 Pero el estado de ánimo que prevalecerá será de desesperación, pesimismo y, sobre todo, cansancio de la guerra y un fuerte deseo de paz y algún tipo de estabilidad. Esto puede proporcionar a Putin la base para establecer un gobierno prorruso en Kiev. 
 Me parece que un hombre como Poroshenko podría encajar muy bien como reemplazo de Zelensky. Es cierto que últimamente ha pronunciado algunos discursos muy agudos, condenando a Putin.
 Pero eso era de esperar, y detrás de escena, estarán celebrándose negociaciones, cuyo resultado aún puede sorprender a todos. Pero eso es solo mi suposición…
 Obviamente, la cuestión del ingreso de Ucrania en la OTAN estará fuera de la agenda. Bajo la bandera declarada de la desnazificación, habrá una purga de las organizaciones ultranacionalistas y de derecha.
 Es evidente que las fuerzas de ocupación rusas querrán deshacerse de enemigos reales o potenciales, y esto sin duda incluirá a las milicias armadas fascistas y ultranacionalistas. 
 Cuando Putin dice que no tiene la intención de ocupar Ucrania, no hay motivo para dudar de su palabra. Para ser más exactos, no la ocupará por mucho tiempo. Eso sería demasiado difícil y muy costoso. 
 No. Se retirará, habiendo hecho su trabajo. Y eso es para mostrar tanto a los ucranianos como al resto del mundo que no se debe jugar con Rusia, que la expansión de la OTAN hacia el este debe detenerse, que Ucrania y Georgia nunca deben unirse y que la OTAN no debe colocar grandes concentraciones de tropas de cerca de las fronteras de Rusia o realizar maniobras de provocación en los alrededores. 
 Sigue repitiendo que está abierto a negociar, y así es. Pero ahora negociará desde una posición mucho más fuerte que antes. Insistirá en su exigencia de que se eliminen las armas nucleares de alcance medio de Europa del Este y el restablecimiento efectivo del tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), que, como recordarán, fue abandonado unilateralmente por Trump. 
 Antes de retirarse, solo para dejar las cosas absolutamente claras, bien podría apoderarse de algunas partes más del territorio ucraniano, concretamente ampliando las Repúblicas Populares recientemente reconocidas para incluir la totalidad de las regiones de Donetsk y Lugansk.
 Eso, por cierto, sería un movimiento puramente defensivo, diseñado para crear una zona de amortiguamiento en la frontera sur de Rusia. Eso subrayaría la impotencia de Ucrania y la eliminaría por completo de la lista de posibles amenazas futuras a la seguridad de Rusia, que fue exactamente lo que hizo Putin en el caso de Georgia.
 Por cierto, al releer lo que escribí en aquel momento, creo que se ajusta muy bien a la situación actual, por lo que lo citaré aquí:
 “Sí, reconocemos el derecho del pueblo de Georgia a la autodeterminación, pero no incondicionalmente. No defendemos su derecho a oprimir a otras pequeñas naciones, como los osetios y los abjasios. ¿Defendemos el derecho de los abjasios y osetios a la autodeterminación? Sí. Pero, ¿qué tipo de autodeterminación es esa que depende enteramente de los subsidios de Moscú y se deja utilizar como moneda de cambio en las intrigas diplomáticas de este último para subvertir y oprimir a los georgianos? ¿De qué manera esto promueve la causa del socialismo y de la clase obrera? ¡De ninguna manera! Este tipo de ‘autodeterminación’ es un fraude y una mentira. Es simplemente una conveniente cortina de humo para disfrazar las ambiciones y la codicia de una potencia mayor, a saber, Rusia, que quiere recuperar sus antiguas posesiones en el Cáucaso. La absorción de estos pueblos por parte de Rusia les dará aproximadamente la misma «autodeterminación» que disfrutan los chechenos, es decir, ninguna en absoluto, al igual que no existe una autodeterminación real en Osetia del Norte, Daguestán o cualquier otra nación o región en Rusia.
 “Sobre la base del capitalismo no se puede encontrar una solución duradera para la cuestión nacional, ya sea en el Cáucaso, los Balcanes o el Medio Oriente. Cualquier intento de “resolver” la cuestión nacional sobre la base del capitalismo solo puede conducir a nuevas guerras, terrorismo, “limpieza étnica” y nuevas oleadas de refugiados, en una espiral viciosa de violencia y opresión. La cuestión del derecho al retorno de todos los refugiados nunca podrá resolverse sobre una base capitalista. Inevitablemente significaría una mayor competencia por los escasos recursos, empleos, viviendas, asistencia médica, educación y otros servicios. Si no hay suficientes empleos y viviendas para todos, inevitablemente se avivarán las llamas de las tensiones nacionales o religiosas. Las reformas parciales no resolverán el problema. Es necesaria una solución de raíz ¡No se puede curar el cáncer con una aspirina!”. 
 Si reemplazamos la palabra Georgia por Ucrania, y los pueblos de habla rusa de las regiones de Donetsk y Lugansk por los osetios y los abjasios, encaja como anillo al dedo. Realmente no hay nada más que agregar. 
 Es probable que Estados Unidos anuncie nuevas sanciones contra Rusia el lunes, utilizando herramientas para castigar a los bancos rusos y su gran sistema financiero, y que Washington había mantenido hasta ahora en reserva. 
 Las sanciones impuestas por Occidente no harán nada para alterar la posición de Rusia, ya que Putin ha tomado medidas para reducir drásticamente la dependencia de Rusia de Occidente. Es cierto que, como reacción inmediata a la invasión, el rublo ruso cayó a un nivel mínimo histórico desde 2016 y se detuvo la cotización en el mercado de valores ruso. Pero esos efectos solo serán temporales. Por otro lado, si las sanciones conducen al corte del suministro de gas ruso a Europa, tendría efectos catastróficos y entonces esperaríamos un nuevo aumento en los precios de los alimentos y de los combustibles.

 ¿Qué actitud debemos tomar? 

 La situación actual se ha encontrado inevitablemente con un bombardeo intensificado de propaganda en los medios prostituidos. El objetivo de esto no es en absoluto promover los intereses y el bienestar del pueblo de Ucrania. Por el contrario, sus intereses han sido sacrificados cínicamente en el altar del imperialismo. 
 Es imperativo que mantengamos una posición de clase firme y no nos dejemos arrastrar por la mentirosa maquinaria propagandística imperialista. 
 ¿Apoyamos a Vladimir Putin y a la oligarquía rusa cuyos intereses respalda? No, Putin no es amigo de la clase trabajadora, ya sea en Rusia, Ucrania o en cualquier otro lugar. La invasión de Ucrania es simplemente una continuación de su propia agenda cínica y reaccionaria.
 Pero esa no es la pregunta que debemos hacernos en este momento. La pregunta es: ¿podemos parecer de alguna forma que estamos en el mismo campo que el imperialismo estadounidense y británico? ¿Podemos asociarnos, directa o indirectamente, con la OTAN, esa pandilla imperialista reaccionaria? ¿O con Boris Johnson y la belicista Liz Truss, o ese traidor blairista, Starmer?
 Es tarea de la clase obrera rusa tratar con Putin. Nuestra lucha es contra el imperialismo, la OTAN y nuestro propio gobierno conservador reaccionario y esos miserables supuestos dirigentes obreros que son sus socios en el crimen. Como siempre insistía Lenin: el principal enemigo está en casa. Ya es hora de que nos recordemos ese hecho. 

 Alan Woods 
 Londres, 24 de febrero de 2022