Hasta ahora, se habla de una acumulación de 300 mm de agua, caídos en media mañana. La inundación ha destruido centenares de casas y ya hay más de 1000 evacuados, incluyendo personas mayores y discapacitados. Se cuentan de momento 6 fallecidos. La lluvia ha obligado al municipio a activar el protocolo de desastres, cortando la luz de la ciudad. Los trabajadores de Bahía Blanca están soportando, en un estado de shock que traspasa la pantalla de la tele, la inundación, la pérdida y el apagón. El Hospital Penna, especializado en neonatología, se inundó, llegando el agua a más de un metro y obligando al traslado de pacientes y de la sala de neonatología a pisos superiores. Todo esto sin la menor aparición, hasta el momento, del gobierno nacional, que la semana pasada desmanteló el área de vivienda encargada del abordaje de desastres y atención de damnificados. El gobierno del negacionismo climático despidió también personal del Servicio Meteorológico Nacional, herramienta fundamental para planificar el abordaje de la inundación. Ese negacionismo es el que sustenta el planteo que rige toda la política del gobierno frente a estos fenómenos meteorológicos extremos: ¨yo se que ustedes se van a arreglar¨. El negacionismo climático, sustenta una política de desidia que redunda en grandes pérdidas para la clase obrera porque, de seguir así, saldremos de esta situación con una infraestructura de vivienda, barrios y hospitales más deteriorada que lo que estaba antes de la inundación.
Es fundamental organizarse frente a este desastre y reclamar la inversión del estado. Que se aborde a los damnificados con la correcta atención sanitaria y se garantice su hospedaje provisorio. Que se releven los daños y el estado se haga cargo de la reconstrucción. Reincorporación de todos los trabajadores del Estado despedidos y pase a planta permanente de todo el personal de las áreas relacionadas al abordaje de desastres naturales.
Patricia Urones
08/03/2025
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