martes, 23 de abril de 2024

Dengue: más de 300.000 casos


Según datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación, en el país se diagnosticaron 315.942 casos de dengue en lo que va del año. En todo el 2023, que había sido hasta entonces el mayor brote, se contabilizaron 130 casos. Esto da cuenta del crecimiento exponencial de la epidemia en el país. En las mismas proporciones han crecido las muertes registradas, que pasaron de 65 en todo 2023 a 238 en el primer cuatrimestre de este año. También han crecido los casos graves y las hospitalizaciones, al punto de desbordar las disponibilidades de atención y de internación. Además, se da por hecho que, por cada caso registrado, hay tres más sin registrar, todo lo cual da cuenta del alcance que adquirido la epidemia. En 19 de las 24 jurisdicciones del país ya transitan casos autóctonos y no se descarta que, tanto en CABA como en el AMBA, la epidemia se transforme en endémica, produciendo casos todo el año, modulando según las estaciones del año. Pero el invierno no garantiza inactividad del vector: como el mosquito es hogareño, las bajas temperaturas se morigeran por la acciones de las estufas y calefactores, manteniendo al mosquito en actividad y a sus larvas, evolucionando. 
 Al tener en cuenta el “año epidemiológico” para dengue, que se considera de agosto a agosto, en esta temporada 2023-2024 sumaron 333.084 los casos totales reportados y 238 las muertes atribuidas a la enfermedad. Con estas cifras y a esta fecha es clara la mayor magnitud que temporadas epidémicas previas: los casos acumulados hasta la semana 15 representan 3,17 veces más que lo registrado en el mismo período de la temporada anterior -2022/2023- y 9,1 veces más que lo registrado en el mismo período de 2019/2020.
 Así y todo, los últimos datos que se han dado a conocer son del 13 de abril. Cuando se actualicen, darán cuenta de un nuevo salto de contagios y de muertes. 
 Por su parte, Adrián Díaz, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (IIByT, CONICET-UNC) y profesor adjunto en el Instituto de Virología “Dr. J. M. Vanella” de la Universidad Nacional de Córdoba, precisó en un diálogo con Infobae lo siguiente: “La disminución de la temperatura se podría ver reflejada en los casos dentro de aproximadamente dos semanas. ¿Por qué? Porque impacta en la transmisión del mosquito; en el período de incubación extrínseco. Hay dos períodos de incubación extrínseca: el período de incubación del virus en las personas y el del virus en el mosquito. Entonces, con este frío, va a disminuir y se va a generar un aletargamiento en la actividad del mosquito. Entonces, toda la transmisión se hace más lenta porque el mosquito se alimenta menos y está menos activo”. 
 Por su parte, el infectólogo Tomás Orduna, exjefe del Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero en Hospital de Infecciosas “F. J. Muñiz” y miembro del comité científico de la Fundación Mundo Sano, explicó: “Empiezan a mezclarse momentos de facilidad para la transmisión por temperaturas o lugares donde aún hay una importante actividad del mosquito y otros donde esa actividad va disminuyendo con la llegada y la instalación del otoño, que va cambiando las condiciones eco-epidemiológicas. Esto va mermando la cantidad de mosquitos y por ende disminuye la posibilidad de adquirir el virus del dengue”. Ordura se interroga “si este año se reproducirá lo mismo que en el 2023, con regiones del país como el nordeste en las que durante los 12 meses hubo transmisión del dengue, generando una facilidad para la iniciación de una nueva epidemia como la que estamos viviendo”. Muchos otros expertos aseguran que el mosquito del dengue no se extinguirá con la llegada del frío, en definitiva. Por lo tanto, las posibilidades de contagio continúan latentes.
 Científicos del CONICET advirtieron sobre la presencia del Aedes Aegypti y, si bien no se replicarán los criaderos de huevos, el mosquito no dejará de circular. 

 Cambio climático 

La causa del brote actual es atribuida al cambio climático y también al comportamiento de estos insectos, ambos factores vinculados entre sí. 
 A través de estudios y experimentos en campo, el Grupo de Estudio de Mosquitos (GEM) del Instituto de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) comenzó a estudiar las variaciones a corto y largo plazo del Aedes aegypti.
 Si bien hay factores ambientales que favorecen su persistencia interanual, ya sea en temporadas cálidas como frías, se demostró que estos mosquitos desarrollaron resistencia. El trabajo fue publicado en la revista de la Sociedad Americana de Entomología, donde se dejó claro que la población de esta especie tiene una mayor tolerancia a las bajas temperaturas que en otras regiones geográficas. 
 Los investigadores observaron que las eclosiones de los huevos no se detienen, lo que da cuenta de que este mosquito se estaría adaptando a las temperaturas invernales de la Ciudad de Buenos Aires. 
Mientras tanto, en las barriadas crecen las denuncias sobre el faltante de espirales y repelentes. Donde se han realizado las fumigaciones, estas tienen cada vez menos efecto sobre los mosquitos. La gente comprueba que el frío tampoco los frena como antes. Poseen una capacidad de adaptación que sorprende. Mientras tanto el gobierno sigue en la completa inacción a la espera de que el frío baje los contagios y apacigüe la preocupación popular por el tema. Una política criminal en materia de salud en todos los sentidos. La crisis del dengue ya tiene repercusiones políticas: las encuestas han comenzado a reflejar la disconformidad de la población sobre el manejo del tema por parte de los funcionarios.
 El Gobierno ya confirmó que no va a haber vacuna. Los repelentes, que iban a aparecer por obra y magia del mercado, no aparecen, ni siquiera los importados de Polonia, cuyo ingreso se ha demorado. La inmensa mayoría de la población, por otro lado, tampoco está en condiciones de comprar repelentes por los precios abusivos y el derrumbe de sus ingresos. Por el contrario, el Gobierno a su vez desfinancia todos los organismos de investigación, léase CONICET, CNEA, etc., en cuyos ámbitos había procesos de investigación en curso para elaborar una vacuna nacional, larvicidas, estriación de los mosquitos, etc., etc. . 

 Daniel Blanco 
 22/04/2024

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