Presidenta por amplísimo margen, muchos se preguntan qué implicará “profundizar el modelo”, como proponen sus funcionarios más cercanos. Y dado que durante tres de los cuatro años que lleva en Balcarce 50 apuntó sus cañones contra el multimedios Clarín por su posición dominante en el mercado periodístico, algunos se esperanzan ahora con que durante el próximo mandato avance en desarticular los otros “monopolios” que controlan los principales resortes de la economía.
En los últimos años, sin embargo, la concentración de la economía y el poder oligopólico de las empresas más influyentes en los rubros con mayor peso en el producto fue en aumento. El último episodio fue la autorización para la compra de Fargo por parte de la mexicana Bimbo, que ahora –con sus distintas marcas– venderá el 61% de los panificados envasados del país. El visto bueno de la oficina antimonopolios, tras ocho años de negociaciones, llegó con el argumento de que “la mayor parte del pan que se consume se compra en panaderías”.
Al frente de esa misma oficina –que se llama formalmente Comisión Nacional de Defensa de la Competencia– trabajó hasta fines del gobierno de Néstor Kirchner el economista platense José Sbattella. Experto en finanzas públicas y militante de armas llevar en los años ‘70, Sbattella ordenó confeccionar un informe que ahora la propia repartición niega y que revela hasta qué punto los “monopolios” son muchos más que el de Clarín.
Los mercados siderúrgicos, del cemento, de petroquímicos, fertilizantes, agroquímicos, telecomunicaciones, cerveza y bebidas gaseosas tienen un grado “muy alto de concentración”, según ese informe. En el mejor de los casos cuatro empresas se reparten todo el mercado, pero en la peor ecuación, una sola empresa concentra el 99% de las ventas en el mercado interno.
El trabajo fue elaborado mediante el Indice Herfindahl-Hischman (IHH), cáculo que suele utilizarse internacionalmente para medir el grado de concentración en cada mercado. A través suyo se observó por ejemplo entre los más concentrados al sector del cemento, sancionado por la propia CNDC con una multa millonaria (nunca abonada) por haber coordinado subas de precios para no competir y embolsar suculentas rentas monopólicas. Allí tres compañías se quedan con el 96% de la plaza y cuatro con el total. Son la brasileña Loma Negra (48,55%), Cementos Minetti (32,48%), Cementos Avellaneda (15,53%) y Petroquímica Comodoros Rivadavia (3,63%).
Los datos de mercado utilizados son del 2000 al 2004, pero el trabajo se hizo en 2007 y los números no se habían modificado entonces ni lo hicieron en gran medida bajo el mandato de Cristina. Por el contrario, como en el caso de Bimbo-Fargo, los pequeños cambios que operaron en la cúpula empresaria fueron en el sentido de mayores niveles de concentración y extranjerización.
El sector siderúrgico, con un grado de concentración “muy alto”, se divide en dos: chapa laminada en caliente y chapa laminada en frío. En el primer caso, el mercado nacional está ocupado por dos empresas, Siderar (84%) y Acindar (3%). Se importa el 13% restante. En el segundo, el mismo espacio está en manos de Siderar (99%) y sólo se importa el 1 por ciento.
Siderar es la nave insignia del grupo Techint, con el que el Gobierno se enfrentó este año a raíz de la negativa del holding a aceptar a uno de los directores que le corresponde nombrar el Estado por las acciones que pertenecen a la ANSES. Pero el enfrentamiento terminó cuando la compañía lo aceptó y nadie del elenco oficial volvió a hablar de “monopolio” en el mercado del acero, que repercute en los precios de todos los electrodomésticos y autos que se fabrican en el país.
En telefonía fija local, Telefónica y Telecom controlan juntas el 80% del mercado y Telmex más Iplan, Impsat, Netpan y otros de sus dependientes suman el 20%. En el caso de larga distancia, el informe adjudica el 96% del mercado a tres empresas, y en el mercado de celulares también denuncia un nivel de concentración “alto” con cuatro compañías: Telefónica-Movistar (47%), Telecom-Personal (26%), Claro (18%) y Nextel (9%).
Las cervezas que se toman en la Argentina pertenecen casi todas a los brasileños de AmBev, que en 2003 compraron Quilmes. Hasta ese momento el mercado se repartía entre Quilmes (65,7%) y Brahma (15,7%), pero ahora una sola empresa concentra el 81%. La fusión fue aprobada en los primeros días de diciembre de 2007. Justo cuando la CNDC aprobaba la fusión Cablevisión-Multicanal, el último favor de los Kirchner al grupo Clarín, cuando aún eran aliados.
En otros sectores ocurre lo mismo. Entre Pepsi (24%) y Coca Cola (60%) tienen el 84 por ciento del mercado de gaseosas. De los agroquímicos para maíz y girasol, Bayer vende el 52 y Aventis el 36 por ciento. Como Bayer adquirió Aventis en 2001, una empresa ocupa el 88% del mercado. El espacio de las petroquímicas (etileno) está prácticamente en manos de PBB Polisur (93%), el resto se reparte entre Petrobras/Pecom (4%) e ICI Argentina (3%). Y siguen las firmas.
Sbattella abandonó la CNDC en desacuerdo con la decisión de autorizar la fusión entre Cablevisión y Multicanal, que terminó por ejecutar el polifuncional Guillermo Moreno por orden de Néstor Kirchner. Luego abandonó el oficialismo con su corriente Libres del Sur, aunque terminó por volver para conducir la Unidad de Información Financiera (UIF), ente a cargo de combatir el lavado de dinero.
Lamentablemente, desde que Moreno controla la CNDC, nunca más hubo informes sobre otros monopolios que no estuvieran ligados al de Héctor Magnetto y Ernestina Herrera de Noble.
Alejandro Bercovich
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