sábado, 28 de abril de 2007

Símbolo de Victoria.



Marta Rojas
marta.rr@granma.cip.cu

Ha transcurrido medio siglo del día aquel en que fue captada esta imagen, icono que resume el espíritu de victoria de la Revolución Cubana.

El fotograma forma parte de un documental de media hora de duración, realizado por los periodistas norteamericanos Robert (Bob) Taber y Wendell Hoffman en el Pico Turquino. La fecha: 28 de abril de 1957. En aquellos momentos el incipiente Ejército Rebelde del 26 de Julio, comandado por Fidel, era considerado un grupo disperso, en huida o extinción. Para la dictadura no existía. Un jefe de Operaciones del Ejército, coronel Barreras declaraba el 12 de abril de aquel año que uno o más aviones reconocimiento habían sobrevolado toda la Sierra Maestra sin hallar huellas de los rebeldes, "a menos que estuvieran debajo de la tierra como topos, allí no hay nadie". Así puede glosarse el parte militar emitido.

Y precisamente en esos momentos, luego de largas caminatas de entrenamiento físico, de prueba de voluntad y decisión en las condiciones más duras de supervivencia en un medio hostil, rodeado de un ejército dotado de todos los medios de guerra, Fidel Castro, Comandante del Ejército Rebelde, llegaba aquella cima con Raúl y demás integrantes de la guerrilla revolucionaria.

De cierta forma, en el ascenso al Turquino se graduarían todos de combatientes imbatibles.

Simultáneamente estaba siendo consolidado el poder de organización del movimiento clandestino del 26 de julio y este había sido capaz de llevar a la Sierra hasta el ascenso a la montaña más alta de Cuba a los dos periodistas norteamericanos. Hay que tener en cuenta que los equipos fílmicos de la época eran grandes, pesados, difíciles de transportar y disimular.

Entonces los autores del documental no podían imaginar que las imágenes captadas junto al busto de José Martí en el Pico Turquino, en la cual tanto la expresión de los rostros como la hidalguía de los combatientes con los fusiles en alto, cantando el Himno Nacional de Cuba, se convertirían en algo más que el reportaje sensacional, trasmitido el 19 de mayo de ese año en los Estados Unidos.

Si bien fue el documental sobre los inicios de la lucha armada en la Sierra Maestra, más divulgado en Estados Unidos y el mundo, y de este aún más el fotograma que ilustra esta página, su valor simbólico rebasa esa verdad incuestionable. Desde el punto de vista estético, como poesía de combate, el fotograma es excepcional; pero lo es más en su significado. De entonces hasta hoy y habría de serlo siempre, denota la fuerza misma de la Revolución.

Solamente habían transcurrido, apenas cuatro años del asalto al Moncada, y de aquella imagen de Fidel detenido en el Vivac de Santiago de Cuba, donde la magia del destino hizo que en el propio centro de detención tuviera a José Martí como fondo de la fotografía. Otra hermosa coincidencia de la historia es que el busto de Martí en el Turquino fue llevado por Celia Sánchez Manduley, la más vigorosa aglutinadora de campesinos para el Ejército Rebelde, entre otros grandes méritos, del que no escapa su indispensable participación en la red clandestina para el ascenso de los periodistas al Turquino.

Insuflado de esa seguridad de victoria que plasma la imagen de Fidel, Raúl y sus compañeros en el Pico Turquino, el Jefe de la Revolución ha dado cada paso en el itinerario revolucionario que se selló en contundente victoria el Primero de Enero de 1959 y que hoy, a 50 años de ese ascenso físico, cargado de ideología, el juramento explícito de lucha y triunfo que trasmite el fotograma, está vigente, con el aval favorable de que hace medio siglo no había un pueblo unido, como ahora, presto a lograr lo que parecía a tantos, imposible.

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