Lejos quedaron los tiempos de demagogia proselitista, en los que el hoy presidente Tabaré Vázquez, prometía que con los cambios que aplicaría el Frente Amplio (FA) “temblarían hasta las raíces de los árboles”.
En realidad parece que se quedó corto en sus pronósticos, porque el pueblo y en especial el activismo y los militantes del FA, que esperaron décadas esta oportunidad, no salen de su asombro con lo que está sucediendo. Por supuesto que aún goza de alta popularidad, que cuesta y duele romper con una dirección con la que se sintieron representados y esperanzados, más aún cuando buena parte de la izquierda radical también alentó las expectativas y se subordinó a la política oficial del progresismo, en el mejor de los casos diciendo que era el mal menor, o que había que dar la lucha desde adentro.
Sin embargo, los sucesos que siguieron a la llegada de Bush parecen indicar el comienzo de una incipiente oposición a la política oficial.
El Frente Amplio y Tabaré Vázquez
Pero no nos engañemos. Este Tabaré Vázquez es el mismo que 16 años atrás entregaba, como intendente de Montevideo, las llaves de la ciudad al presidente Bush padre. Y es el mismo FA que en la gestión municipal privatizó, tercerizó y precarizó trabajadores, que aumentó los impuestos, que tuvo funcionarios acusados de robos, que reprimió protestas de sus trabajadores, que reprimió vendedores ambulantes, etc.
Y este FA es el mismo que viene disciplinando a la clase trabajadora por lo menos desde el fin de la dictadura:
Primero, participando en los pactos y negociaciones con las fuerzas armadas que garantizaron la impunidad de los militares genocidas, como dice un periodista del diario más oficialista: “...como aquellos días el general Seregni tuvo la valentía de negociar con la cúpula militar dictatorial para poder salir en paz del régimen de facto” (La República, 11 de marzo de 2007).
Luego, intentando que la clase trabajadora olvidara sus propios métodos tradicionales de lucha, que olvidara la movilización y la independencia de clase en pos de la gobernabilidad, la negociación y el diálogo; política que al fin y al cabo llevó a derrotas importantes de paros y huelgas y luchas, con el consiguiente beneficio para la burguesía y el imperialismo. En definitiva que renegaran de la lucha de clases.
Desde ya que el FA no estuvo solo en esto, sino que se valió de una cada vez más conservadora y obsecuente burocracia sindical de “izquierda”.
El FA en el poder
Los peores pronósticos sobre el verdadero rol que el “progresismo” venía a cumplir, es decir, profundizar el sometimiento al imperialismo que los partidos tradicionales por su propio desgaste no podían realizar, se vieron ampliamente sobrepasados en estos 2 años de gobierno. La entrega del patrimonio nacional, más privatizaciones, más neoliberalismo, pago anticipado de deuda externa, monocultivo y plantas de celulosa, no recuperación del poder adquisitivo de los asalariados, envío de tropas a Haití, cárcel VIP para los pocos militares presos (a cambio de, como dice Tabaré, “la reconciliación, el olvido y el perdón”), tratados comerciales con EE.UU., son apenas algunas señales, de lo que este “progresismo” está realizando.
Pero fue sin duda la invitación al genocida Bush la gota que desbordó el vaso, y comenzó a darle forma a un reagrupamiento en la izquierda, que venía tomando forma pero no se expresaba tan públicamente.
La izquierda frente a la visita de Bush y la política proimperialista del gobierno
Ante la pasividad de la central obrera, el PIT-CNT, que se opuso de entrada a realizar un paro general por la llegada de Bush, así como a condenar al gobierno por invitarlo; la Coordinadora Antiimperialista fue la primera en convocar a la movilización y denunciar al gobierno.
Está integrada por diversos grupos políticos y sociales: 26 de marzo, Corriente de Izquierda, Partido Comunista Revolucionario (todos ellos parte del FA); y otros grupos a la izquierda del FA: Partido de los Trabajadores (PT, corriente hermana del PO de Argentina), Marabunta (Izquierda Revolucionaria), Fogoneros (cercanos a las posiciones de la agrupación Quebracho de Argentina), Movimiento Revolucionario Oriental (MRO), grupos anarquistas, la Plenaria Memoria y Justicia, un sector de la Coordinadora de Jubilados, entre otras organizaciones. En los últimos días, el PIT-CNT decide llamar a una movilización de repudio a la presencia del presidente norteamericano sin criticar al gobierno frenteamplista. La Federación de Estudiantes (FEUU), FUCVAM (cooperativistas de viviendas) y la Coordinadora de Jubilados que en un principio participaban de la Coordinación Antiimperialista, rompen con ésta y se unen a la convocatoria de la Central Obrera.
El PC, con sus viejos métodos stalinistas, expulsa de sus filas al dirigente Hector Morales de la Coordinadora de Jubilados con más de 30 años de militancia, por discrepar con la decisión oficial de marchar con el PIT-CNT. Además, citando a Lenin critica a los convocantes a la marcha opositora de ser oportunistas que dividen el movimiento popular y le terminan prestando servicios al imperialismo (dirigente M. Abdala, en Carta Popular, semanario del PC). Mientras tanto, el FA decide no movilizarse como tal, dejando en libertad de acción a los diferentes sectores. Se dan situaciones paradójicas como pintadas de “fuera Bush” o “Bush asesino” de parte del PS (del que forma parte el presidente Tabaré) o del PCU (que tiene a su máxima dirigente a cargo de un ministerio).
Mientras tanto el PT, con una política al menos ambigua, convoca a participar de la marcha de la Coordinadora Antiimperialista y luego constituir una “columna clasista” en la marcha de la Central Obrera que como ellos mismos caracterizan era en la práctica un acto para justificar y defender al gobierno (Tribuna de los Trabajadores, 6 de marzo de 2007).
Más contradictoria aún es la actitud del 26 de marzo y otros grupos menores que continúan en el FA. El 26 de marzo (antigua escisión del MLN), fue hasta poco antes de las elecciones entusiasta defensor del FA, aun conciente de la política desarrollada desde el gobierno de la Intendencia y del papel estabilizador jugado en la crisis de 2002, así como a nivel internacional festejó el triunfo de Lula en Brasil y de Lucio Gutiérrez en Ecuador y aún de la Alianza de De la Rúa y Chacho Alvarez.
Continuando con esta línea, hoy son consecuentes defensores y propagandistas de Chávez, Evo Morales, del nuevo presidente ecuatoriano y aun de Kirchner; es decir siempre dejando de lado la independencia política de la clase obrera, y sembrando expectativas en cuanto burgués con fraseología de izquierda aparezca.
Evidentemente son muy porfiados, o no pueden sacar las conclusiones de su propia política.
Repudio masivo a Bush
En un clima entusiasta, alrededor de 30.000 personas se volcaron a las calles a repudiar masivamente la presencia de Bush.
Las crónicas periodísticas destacan el impacto provocado por la marcha opositora, no sólo por su número, que prácticamente alcanzó a la marcha oficialista, sino también por la cantidad importante de jóvenes y activistas presentes. Un dirigente del FA, admitía al día siguiente cómo su fuerza política había dejado de ser “atractiva” para los jóvenes, dado el conservadurismo y la política desarrollada desde el gobierno.
El PIT-CNT, haciendo malabarismos para no nombrar al FA, sacó “para la tribuna”, un discurso antiimperialista hueco y abstracto, mostrando su seguidismo político, y su interés en encauzar las protestas y broncas acumuladas para que no se transformen en críticas a “su” gobierno. Es que nadie podía responder cómo ser antiimperialista y aplicar las propias recetas entreguistas del FMI, Banco Mundial, BID y demás representantes del imperialismo, generando ilusiones de que haciendo buena letra, conversando y negociando, se podrá acceder a los grandes mercados para comerciar productos y de esta manera poner en marcha “el país productivo”.
Hay que recordar que la misma Central Obrera se desdijo de sus propias posiciones en relación a las plantas de celulosa de Botnia y Ence, a las que se oponía anteriormente para justificarlas con un discurso chovinista y de supuesta defensa de las fuentes de trabajo que la inversión extranjera traería.
La marcha opositora, que partió del Monumento a los Desaparecidos, se movilizó hasta la Plaza Libertad, logrando la simpatía de los transeúntes que estaban en el lugar, para terminar con un acto y proclama en el que se criticó a Bush y al gobierno de Tabaré por su escandalosa invitación a nuestras tierras de este carnicero. La movilización participativa y entusiasta pero pacífica, realizó grafitis en Mc Donalds, y el Ministerio de Relaciones Exteriores, entre otros.
La policía, que estaba dispuesta a reprimir como lo hizo en las movilizaciones contra la visita de Bush a la Cumbre de las Américas en 2005 (recordemos que aquella marcha terminó con manifestantes procesados y presos por sedición, y fue atacada ferozmente por las fuerzas represivas de este gobierno “progresista”), aprovechó algunos pequeños incidentes para cargar sobre los manifestantes reprimiendo violentamente.
Oposición política al “progresismo” en el poder
Sin duda, la concreción de esta marcha opositora, muestra señales de un giro en algunos sectores de la izquierda uruguaya y constituye un hecho político, que seguramente tendrá repercusiones futuras. Es un paso importante, que rompe con el seguidismo a la política del “progresismo”.
El surgimiento de esta oposición no nace espontáneamente. Es el resultado del enfrentamiento a la política que se viene llevando a cabo en todos los terrenos: cumplimiento del pago de la deuda externa, de la firma un TIFA o TLC, en el envío de tropas a Haití, en la intención de instalar una base militar yanqui en Montevideo, en el aumento de la pobreza a pesar de cierta bonanza económica, en la instalación de las plantas de celulosa, etc.
Esta oposición naciente expresa también el descontento y desilusión de algunos sectores de la población que ven en esta política la continuación de los gobiernos blancos y colorados. Los trabajadores y el pueblo uruguayo que están empezando a hacer una experiencia con el Frente Amplio en el poder, no pueden confiar en los grupos que aún al interior del FA se niegan a romper y alientan la hipótesis de que es posible reconvertirlo desde adentro y que todo se trata de una lucha entre los ministros y el ala más social vs los ministros y el ala más de derecha neoliberal. Es necesario que los trabajadores empiecen a confiar en sus propias fuerzas y a transitar un camino independiente.
Hernán Yanes
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