Comunicado de las FARC-EP
08 de Noviembre de 2006 Señores James Petras, Noam Chomsky, Jesse Jackson, Angela Davis, Michel Moore, Oliver Stone y Denzel Washington Recurrimos a ustedes, símbolos de la intelectualidad y del pensamiento honrado de la patria de George Washington, Abraham Lincoln y Martín Luther King, para dirigirnos por su intermedio, al pueblo de los Estados Unidos llamado a incidir, por encima de sus gobernantes, en el futuro de paz, justicia y confraternidad de los pueblos del mundo. En febrero de 2003 el avión de inteligencia de combate tripulado por Thomas Howes, Keith Stansell y Mark Gonsalves, de nacionalidad estadounidense, fue derribado por guerrilleros de las FARC en territorio colombiano, en los pliegues de la cordillera oriental que se extienden hacia el Caquetá. Los tres fueron hechos prisioneros legítimamente, por cuanto estaban desarrollando una acción de guerra en medio de un conflicto armado que libran por el poder las FARC, Ejército del Pueblo, y el Estado colombiano. Howes, Stansell y Gonsalves están vivos bajo custodia respetuosa y digna en la selva. Son los únicos prisioneros de guerra norteamericanos vivos en el mundo. Washington ha invertido miles de millones de dólares en el marco del Plan Patriota del South Command intentando un peligroso como insensato rescate militar. Por esa misma actitud el Presidente Uribe causó en el pasado reciente la muerte lamentable de un ex ministro de defensa, un gobernador y 8 militares. De hecho, durantes estos tres largos años los prisioneros estadounidenses han corrido riesgos innecesarios con los operativos militares que buscan su liberación a sangre y fuego. Por esta causa no podemos acompañar esta misiva con pruebas de supervivencia que hubiesen podido llevarles, al menos, un poco de tranquilidad a sus familiares, pero prometemos hacerlas llegar en ocasión propicia. Al pueblo de los Estados Unidos le pedimos su solidaridad siempre generosa para que presione ante el Presidente Bush una actitud de su gobierno a favor del canje de prisioneros de guerra en Colombia, o intercambio humanitario, como prefieren llamarlo en el Palacio de Nariño. Tenemos que ganar esta batalla de humanidad, que además puede abrir senderos para la paz con justicia social en este país. Desafortunadamente el manejo con cabeza caliente que el Presidente Uribe le ha dado a la situación, ha sembrado de obstáculos el camino. Cuando hoy se han generado grandes expectativas frente al canje de prisioneros en Colombia, Uribe se ha apresurado a decir que en un eventual intercambio no podrían incluirse a los guerrilleros Simón Trinidad y Sonia por el hecho de estar en manos de la justicia norteamericana. Simón Trinidad, vocero político de las FARC en los diálogos de paz con el gobierno de Pastrana en el Caguán, fue extraditado a los Estados Unidos bajo falsas imputaciones y sucios montajes de la inteligencia militar colombiana y de la Fiscalía, que nunca lograron ocultar la conducta retaliatoria motivante de esa determinación. A la cédula de ciudadanía de Sonia, digna guerrillera campesina, le estamparon la huella digital de una narcotraficante y hasta le cambiaron el nombre para poderla extraditar. A su llegada a los Estados Unidos fue recluida durante 6 meses en un oscuro foso de castigo. Simón ha permanecido siempre encadenado y aislado y se le ha impedido el ejercicio pleno del derecho a la defensa legal ante un estrado judicial extranjero que no habla su lengua ni tiene por qué juzgarlo. Aunque no es integrante del Estado Mayor Central de las FARC, pérfidamente las autoridades lo presentan como tal para vincularlo a todo un concierto de delitos inventados, entre los que sobresale el de terrorismo. En ellos se pretende castigar la resistencia de las FARC a la política de recolonización neoliberal y de predominio del imperio en Nuestra América, la del sur. Simón y Sonia fueron extraditados a los Estados Unidos violando el dique constitucional que prohíbe perentoriamente la extradición de nacionales por razones políticas. De corazón deseamos el canje para poner término al largo cautiverio de los prisioneros en poder de las partes contendientes, incluidos Simón, Sonia, Howes, Stansell y Gonsalves. A no ser que los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, frente a estos prisioneros, tengan alguna otra iniciativa razonable para convenirla con las FARC. Lo importante es que todos recobren su libertad. A Noam Chomsky, a James Petras y a los pueblos de Estados Unidos y Colombia los convocamos a levantar esta justa bandera del canje y de la paz, que al mismo tiempo es un apoyo a la solución política y diplomática del conflicto. Como lo hemos expresado en reciente comunicado público dirigido a los militares colombianos “los programas sociales, los cambios de estructura, los acuerdos de paz, son más eficaces y poderosos que las balas y los operativos”. Nos gustaría ver un cambio de actitud en el gobierno de Washington. Que en lugar de calificar como organización terrorista a las FARC con el resbaloso propósito de deslegitimar una organización política y al mismo tiempo justificar su intervención en un conflicto interno, piense en el derecho universal de los pueblos al alzamiento contra regímenes injustos y oprobiosos. El Libertador Simón Bolívar nos ha enseñado que: “el hombre social puede conspirar contra toda ley positiva que tenga encorvada su cervíz”, y que “cuando el poder es opresor, la virtud tiene derecho para anonadarlo”. “El hombre virtuoso se levanta contra la autoridad opresora e inaguantable para sustituirle… por otra respetada y amable”. Confiamos en las acciones del pueblo pensante y amante de la paz que palpita más allá del Río Bravo, buscando que los conflictos del mundo y del continente se resuelvan civilizadamente teniendo en cuenta la dignidad de los pueblos. Reciban nuestro saludo cordial. De ustedes, atentamente, FARC-EP, Comisión Internacional Raúl Reyes, integrante del Secretariado Montañas de Colombia, octubre de 2006
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