Pasadas las 15.30, la hora en que recién se completaba la concurrencia, los nuevos “triunviros” de la burocracia sindical ya habían dicho lo que tenían que decir. Después del acto express, la Plaza se desocupó rápidamente sin mayores inconvenientes: no había demasiado para desconcentrar. La marcha en día laborable solamente movilizó al aparato de los sindicatos, y en algunos casos ni eso. Por las dos diagonales podía avanzarse sin obstáculos. En la Avenida de Mayo, donde Kicillof y los intendentes amenazaron copar la parada, apenas se veían puñados de militantes de La Cámpora o de los municipios. A diferencia de las grandes movilizaciones independientes del año pasado y de este año, que colmaron todas las avenidas y calles aledañas a la Plaza, la acción de la burocracia sindical se contentó con llenar el perímetro que va desde el Cabildo a la Pirámide de Mayo. La Diagonal Norte sólo tuvo presencia por las columnas de la CTA y diversas izquierdas.
Los breves discursos de los triunviros no podían ser más sinceros: “si el gobierno insiste con la reforma”, dijo Sola del sindicato del Seguro (como si dudara de ello), “ vamos a terminar (sic) convocando a un paro”. La burocracia no va a interferir en la aprobación de la reforma fascista.
En el documento que leyó en la Plaza, la CGT reclamó por los que “hoy trabajan en la informalidad”, para quienes pidió “protección social” y “registración laboral”. No puede haber mejor definición del monotributismo, que consiste precisamente en registrar como “emprendedor” al trabajador sin derechos, desconociendo la relación de dependencia, y obligarlo a pagarse él mismo sus cargas sociales. Es una confesión de que la burocracia sindical se encuentra plenamente en el campo de la contrarreforma, como también lo está el pejotakirchnerismo.
El combate contra la informalidad le cabe a los sindicatos, que deberían paralizar a las empresas con trabajadores en negro.
Mientras la CGT despachaba su “brindis de fin de año” en la Plaza, el Senado dilataba hasta febrero el tratamiento de la contrarreforma. El “aplazamiento de la ejecución”, naturalmente, no se debe a nada que hayan hecho los burócratas. Los liberticidas deben reconstruir repartos políticos que quedaron alterados por la derrota en discapacidad y universidad, y por la designación de los auditores. La contrarreforma, en cualquier caso, obtendrá dictamen de comisión antes de fin de año. La CGT y el pejotakirchnerismo sólo están en disputas palaciegas. El acto anodino de esta tarde fue acompañado por el reclamo que le hizo el FITU y sindicatos que marcharon con él, de un plan de lucha.
Los trabajadores que están palpitando luchas encarnizadas por el salario y contra los despidos -como en Fate, Siderca o los colectiveros de Quilmes, miraron con desconfianza esta acción de aparato de la burocracia sindical. “Política Obrera” marchó este miércoles con la bandera del rechazo a la contrarreforma fascista y por una huelga general.
Marcelo Ramal
18/12/2025

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