Para el gobierno, la pobreza se redujo del 40,6% al 36,5% respecto de un año atrás pero sólo disminuyó 0,8 puntos con relación a la segunda mitad de 2021, cuando había alcanzado el 37,3%.
Estos elevados indicadores de indigencia y pobreza, y el estancamiento y retroceso de la primera mitad de este año, se explican por el retroceso de los ingresos de la población,en especial asalariados, jubilados y trabajadores independientes y por la mala calidad del mayor empleo (asalariados y cuentapropistas informales, sin aportes jubilatorios).
La leve baja de la pobreza en 12 meses (del 37,3% al 36,5% según cifras oficiales), es transitoria: la aceleración de la inflación de los últimos meses, y en especial del incremento de los alimentos, volverá a sumergir a millones en la pobreza. Además, de la inflación, el FMI condiciona las políticas del gobierno para que las metas cierren, muchas de esas medidas como los tarifazos echan más nafta al fuego.
Ésto evidencia el impacto del fuerte aumento en los precios de los alimentos. , señaló la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien no suele referirse a la inflación. “Está más que claro que estamos ante un fenómeno de inflación por oferta y no por demanda. Las empresas alimentarias han aumentado muy fuerte sus márgenes de rentabilidad”, agregó.
Añadió que es necesaria una política de intervención más precisa y efectiva en el sector y, al mismo tiempo, diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia. Pero el ministro de Economía Sergio Massa presentó un Presupuesto de ajuste para el año próximo, para cumplir con las exigencias del FMI.
Estos números significan que 16,8 millones de personas no contaron con los ingresos necesarios para cubrir la canasta básica de consumo. La situación más grave sigue siendo la de los menores de 15 años: más de la mitad (50,9%) son pobres. La mayor incidencia de pobreza fue en Gran Resistencia, Chaco (49,9%), Concordia, Entre Ríos (49,2%), y los partidos del Gran Buenos Aires (42%). En la Ciudad de Buenos Aires, los indigentes subieron del 2,3% al 3,9%
El dato de indigencia, que identifica a las personas que no tienen el dinero necesario para comprar los alimentos mínimos para subsistir, fue más crudo.Pasó del 8,2% en el segundo semestre de 2021 a 8,8% en el primer semestre del año. Son más de 4,1 millones de argentinos y argentinas no contaron con el dinero necesario para comer.
Este aumento de la indigencia se explica, sobre todo, por la disparada de los precios de los alimentos, reflejados en la Canasta Básica Alimentaria (CBA). Respecto del semestre previo, la canastas alimentarias regionales se encarecieron en promedio 33,8%, por encima del 29% que aumentaron las canastas que incluyen también bienes y servicios básicos. En promedio, la comida aumentó más que cualquier otra cosa.
La baja en el dato de pobreza, que puede resultar sorpresiva si se contrasta con la sensación efectiva de los bolsillos, se explica por el primer trimestre del año, en el que la inflación todavía no era tan elevada respecto de lo que vendría después. En marzo los precios marcaron un pico de 6,7% y el dato intermensual ya nunca volvió al orden del 4% previo.
La pobreza y la indigencia aún están por encima de los niveles de 2016 y de 2019. En tanto, la pobreza infantil, menores de 14 años, alcanzó el 50,9 %.
Sobre poco más de 11 millones de menores de 14 años, 5,6 millones viven en hogares pobres. Los menores indigentes suman el 12,7%, levemente por encima del 12,6% del segundo semestre 2021, lo que significa que cinco de cada 10 de chicos menores de 14 años vive en hogares pobres, mientras tres de cada 10 pobres (32,1%) son menores de 14 años. Entre los niños de hasta 5 años la pobreza alcanza al 47,5%, entre 6 y 11 años del 52,7% y entre 12 y 17 del 53,4% vive en hogares pobres.
La pandemia disparó la pobreza al 42% en 2020, número que empezó a bajar al año siguiente pero sin llegar a alcanzar los niveles de 2019, en torno al 35%. Hacia adelante, los especialistas prevén que se incrementará la pobreza producto de la suba de precios de los bienes y servicios de primera necesidad.
Los analistas señalan que no sería raro que en el semestre intermedio abril-septiembre se sitúe por encima del 38%, incluso cerca de 39%, lo que nos dejaría a final de año cerca del 40.
En el primer semestre de este año, en promedio, el ingreso total familiar aumentó un 29,1%. Las canastas regionales promedio aumentaron 33,8% (canasta de indigencia) y 29,0% (línea de pobreza). La pobreza y la indigencia resultan de comparar los ingresos de las personas y familias de acceder a la canasta básica alimentaria (CBA) y a la canasta básica total (CBT).
Para volver a los niveles prepandemia de forma sostenible, lo principal es que los ingresos vuelvan a recuperar el poder adquisitivo, bajar la inflación y que la economía crezca sosteniblemente. La baja de la tasa de pobreza depende fundamentalmente de una suba del ingreso promedio o una mejora de la distribución.
La suba de los ingresos tiene que ver con el crecimiento del empleo informal, en especial en los estratos más bajos, y principalmente “miembros secundarios“ de los hogares (no jefes ni cónyuges) que antes no participaban de la fuerza laboral y ahora si lo hacen para complementar los ingresos de los miembros principales, al verse estos últimos debilitados en términos reales por la aceleración inflacionaria.
A esto se suman los refuerzos de ingresos otorgados por el Estado, pero con una incidencia menor. Las cifras oficiales apenas maquillan la realidad.
Rodolfo Koé Gutiérrez. Periodista económico argentino, analista asociado a al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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