jueves, 22 de febrero de 2007

Propuesta del Partido Comunista de los Trabajadores.

Propuesta del Partido Comunista de los Trabajadores a las organizaciones políticas, sociales, ambientalistas y gremiales para las elecciones 2007
Por un Frente Único, Popular, Revolucionario
por el Socialismo

Basamentos:

La lucha indeclinable entre el proyecto popular y el proyecto del capital financiero local e internacional se manifiesta históricamente de distintas formas. Una de ellas, y en el transcurso de este año, se dará en el ámbito electoral.
Como es sabido, en el marco de la democracia burguesa, mientras ella exista y no la podamos superar por una auténtica democracia proletaria, las elecciones son parte integrante de cómo se manifiesta en cada momento histórico la lucha de clases, hasta tanto no se llegue, como nos dice Marx, a la guerra de clases.
En las condiciones actuales, el movimiento revolucionario puede aprovechar para tomar contacto con las masas a fin de hacerles conocer sus propuestas, en instancias de alza del clima político general.
Asimismo, ve facilitada la posibilidad de desplegar una acción lo más amplia posible, a través de una intensa labor de propaganda y agitación para demostrar ante el pueblo las limitaciones de las elecciones burguesas y la hipocresía de los partidos políticos del sistema.
Una auténtica democracia no es una alternancia periódica de funcionarios al servicio del mismo poder económico. Éstas son falsas opciones de una falsa democracia.
Por eso es muy claro Lenin cuando dice: “Ningún socialdemócrata (comunista) que pise el terreno del marxismo, deduce la medida del boicot (a las elecciones), del grado reaccionario de tal o cual institución, sino de determinadas condiciones especiales de la lucha”.
Más adelante nos encontramos con otro párrafo muy esclarecedor:
“Lo que nos importa nos es asegurar mediante mañas un puesto en la Duma (parlamento). Por el contrario, estos puestos son importantes en la medida que puedan contribuir a desarrollar la conciencia de las masas, a elevar su nivel político, a organizarlas, no en nombre de la placidez filistea, no en nombre de la “tranquilidad”, el “orden” y la “prosperidad pacífica burguesa”, sino en nombre de la lucha, de la lucha por lograr la plena emancipación del trabajo de toda explotación y de toda opresión. Sólo en esa medida son para nosotros los puestos en la Duma y toda campaña electoral”. (“Cuál es la actitud de los partidos burgueses y del partido obrero en la Duma”)
Se puede entonces sacar así algunas primeras conclusiones que puedan servir de basamento a nuestro análisis actual:
1) No se puede hacer una negación general, abstracta de la participación en elecciones, sin tener en cuenta el nivel de las luchas, el estado de ánimo y el desarrollo de la conciencia de los trabajadores y las masas populares, en cada país y en cada momento histórico, por supuesto sin dejar de lado las tendencias políticas mundiales y en especial latinoamericanas.
2) En un periodo de ascenso de las luchas revolucionarias o en condiciones políticas muy particulares, puede ser acertado el boicot a las elecciones (voto en blanco, abstención)
3) Por el contrario, si esas condiciones no se dan, existe la posibilidad de presentarse a elecciones, en acuerdo con otras organizaciones políticas de izquierda y bajo un programa elaborado y aprobado en común
4) Estas como cualquier otro tipo de conclusiones políticas, deben apoyarse en el principio marxista del análisis concreto de cada situación concreta, a fin de no caer en subjetivismos o abstracciones, en recetas prefijadas propias de un “pensamiento de manual”, alejadas de la vida y de la situación real de los pueblos.
Por lo tanto, con la formidable herramienta del pensamiento y la metodología del socialismo científico, se hace imprescindible profundizar sobre nuestra realidad político-social actual, a los efectos de poder definir con claridad la posición a adoptar ante las próximas elecciones.
Partimos también del firme convencimiento de que ni gobiernos dependientes o corrompidos, ni la miseria de los pueblos, producen de por sí una revolución; sólo pueden producir la descomposición de un país. Para los cambios profundos se necesita una fuerte organización revolucionaria y la construcción desde las bases de un sólido poder obrero y popular.
Teniendo en cuenta todas estas consideraciones; sumadas al cambio de humor popular respecto de las políticas neoliberales, repudiadas sobre todo en Latinoamérica, donde a través del voto se ha desbancado a los saqueadores tradicionales, y se han ungido incluso proyectos que dicen “bregar por el socialismo” (más allá de las polémicas que esto genera en el seno del movimiento revolucionario latinoamericano debido al contenido real de estas propuestas); y luego de un intenso y rico debate, la Mesa Ampliada del Partido Comunista de los Trabajadores, en base a una orientación política leninista, ha resuelto:

- Hacer un llamamiento a todas las fuerzas de la izquierda revolucionaria para construir un frente en las elecciones.

- La constitución de este frente de izquierda es la condición fundamental para nuestra participación en ellas, y puede darse tanto a nivel nacional, como provincial, distrital o municipal, con el objetivo estratégico, expresado en nuestra línea partidaria, de la conformación de una fuerte organización revolucionaria y un poder obrero y popular.

- Si a pesar de nuestros esfuerzos, este objetivo no se logra, entonces no participaremos en el proceso electoral. Esto no significa tomar una actitud pasiva o neutra. Estamos dispuestos a desarrollar un fuerte trabajo propagandístico y agitativo difundiendo nuestras propuestas políticas y apuntando al desarrollo de nuestra organización.

- Con el fin de convocar a todas las fuerzas políticas de izquierda, se ha propuesto una comisión de diálogo, previa la realización de un documento llamando a la unidad, a través de un debate amplio y sincero y la confección de un programa común.

No desconocemos que en el campo de la izquierda la situación no ha mejorado mucho con referencia a anteriores elecciones, puesto que nos sigue encontrando divididos y en algunos casos duramente enfrentados, lo cual puede dificultar cualquier tipo de acuerdo. Pero no debemos negarlo de antemano. Siguen pesando mucho las actitudes sectarias, hegemonistas, de “canibalismo político”, que continúan planteando aquello de “unámonos pero detrás de mis propuestas y mis candidatos”, aunque luego algunos planteen astutamente una nueva variante: “ponemos nuestros candidatos al servicio de la unidad”.
Hay quienes impulsan la unidad con la llamada “centroizquierda”, contribuyendo así a impedir el avance del movimiento popular y revolucionario, objetivo que siempre persigue la burguesía. Al mismo tiempo, los movimientos sociales que adopten esta política socialdemócrata, centrista, terminan siempre por conciliar con los gobiernos burgueses de turno, marionetas del dominio imperialista. La socialdemocracia, la “centroizquierda”, son el “Caballo de Troya” del sistema dentro del campo popular.
Por cierto que no se trata de caer en actitudes pesimistas o derrotistas, aunque no será nada fácil superar estas circunstancias en lo inmediato. Sabemos que hay muchos resquemores, mucha desconfianza en la militancia y algunos sectores del pueblo, por los errores cometidos en el pasado por la izquierda, y en especial por el PCA, pero la causa de dichos errores no se debe al hecho en sí de participar en las elecciones, sino a las desviaciones sectarias o reformistas, que en este último caso, buscaban alianzas hacia la derecha del arco político, lo cual los convirtió en furgón de cola de los partidos burgueses. Es por ello que dejando atrás estas deformaciones, se ha no sólo impulsado, sino precisado bien cuál será nuestra actual política de alianzas.
Si hay reales posibilidades, se puede avanzar en alguna forma de unidad de la izquierda y distintos sectores y organizaciones del campo popular que quieran trabajar por la liberación de nuestra patria, apuntando siempre a ir más allá del objetivo táctico de una elección, y avanzar hacia objetivos estratégicos de más largo alcance.
Este debe ser el eje central de nuestras preocupaciones y nuestros planteos en este proceso electoral y por eso estamos enviando un llamamiento a todas las fuerzas de izquierda, que esperamos tenga buena acogida.
Desde ya que, como hemos aclarado en uno de los puntos de nuestra resolución, si a pesar de todos los esfuerzos no se puede concretar la tan necesaria confluencia de fuerzas, no podemos descartar la posibilidad última del voto en blanco o la abstención, pues nuestras posiciones no son ni serán meramente electoralistas.
Se desprende a la vez de todo este análisis que por principio no se puede caer en la simplificación a veces hasta agresiva de calificar de reformista a una organización que resuelve participar en elecciones (cuestión que también se da en otras instituciones del sistema como los sindicatos, las universidades, etc.), como de aventureros de ultraizquierda a los que decidan boicotearlas. Todo depende de un justo análisis de cada realidad concreta, y del nivel de conciencia, de organización y de las luchas de la clase obrera y demás sectores populares. Sino terminaríamos considerando a Lenin y al Partido Bolchevique como uno de los mayores reformistas y oportunistas de la historia, cuando expresó en su conocida obra “El izquierdismo enfermedad infantil del comunismo”:
“En 1908, los bolcheviques de “izquierda” fueron expulsados de nuestro partido por negarse obstinadamente a comprender la necesidad de participar en un parlamento ultrareaccionario: los “izquierdistas” –entre los que había muchos excelentes revolucionarios que, con honor, fueron después (y aún lo son) miembros del Partido Comunista-, se apoyaban, sobre todo, en la exitosa experiencia del boicot de 1905. Cuando en agosto de 1905 el zar anunció la convocatoria de un “Parlamento” consultivo, los bolcheviques le declararon el boicot, en contra de todos los partidos de oposición y de los mencheviques, y el parlamento fue barrido, en realidad, por la revolución de octubre de 1905. El boicot era correcto en ese momento, no porque sea correcto en general la no participación en los parlamentos reaccionarios, sino porque valoramos acertadamente la situación objetiva, que conducía a la rápida transformación de las huelgas de masas, primero en huelgas políticas, luego en huelga revolucionaria, y por último en insurrección”. “...sería un grave error, sin embargo, aplicar esta experiencia ciegamente, por simple imitación, sin espíritu crítico, a otras condiciones, a otra situación.”


LLAMAMIENTO

En consecuencia, y ante el hecho concreto de las próximas elecciones a realizarse en el transcurso de este año, para elegir representantes en el orden municipal, provincial y nacional, el Partido Comunista de los Trabajadores a través de su Mesa Constitutiva Ampliada, hace un llamado al conjunto de las fuerzas de izquierda a conformar un Frente Único, Popular y Revolucionario por el Socialismo, como alternativa real para avanzar en pos de un gobierno de los trabajadores y el pueblo.
Proponemos así impulsar la agrupación, por medio de COORDINADORAS DE BASE de acción política, a constituir en cada barrio, pueblo o zona, a los distintos partidos de izquierda, al conjunto de las organizaciones sociales en lucha (de trabajadores desocupados, campesinos pobres, estudiantiles, ambientalistas, de género, de la cultura, etc), y fundamentalmente a las organizaciones sindicales clasistas, todas las cuales vienen batallando contra la continuidad de una política de máxima explotación, de miseria, de entrega de nuestras riquezas y sumisión al imperialismo.
Para el fin señalado, creemos que es vital y necesario la elaboración en común de un programa en que la defensa de los intereses, necesidades y derechos de la clase obrera y del pueblo, y sus aspiraciones de avanzar hacia el objetivo de democracia económica, de auténtica independencia nacional y soberanía popular, queden claramente plasmados.
Estamos en el comienzo de un camino, con dificultades y expectativas, y no olvidando nunca que nos encontramos en el medio de una intensa lucha ideológica, en especial contra formas de nacionalismo burgués, un falso progresismo populista, y todo tipo de reformismo, dado que sin vencer en dicha contienda de ideas, será imposible que los trabajadores puedan ir avanzando a niveles más altos de conciencia y de combate por la toma del poder, cuestión fundamental de una revolución, a fin de marchar decididamente a la construcción de una nueva sociedad, una sociedad socialista.
Febrero, 2007

Partido Comunista de los Trabajadores (PCT)

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