lunes, 19 de noviembre de 2018

Los anarquistas, nuevo objeto de cacería

Hasta anoche ya había trece detenidos y dos causas por los episodios de bombas caseras

Los primeros detenidos fueron Marco Viola, acusado de arrojar la bomba en la casa de Bonadio, y Anahí Salcedo y Hugo Rodríguez, por el episodio en la Recoleta. El juez Ercolini hoy tomará las indagatorias a todos los acusados.
Hubo espectaculares allanamientos en locales y domicilios vinculados con los anarquistas.

Trece detenidos había hasta ayer a la noche, a raíz de los episodios con bombas caseras del miércoles último, uno en la casa de Claudio Bonadio, donde fue arrojado un explosivo que no detonó, y otro en el cementerio de la Recoleta en el mausoleo de Ramón Falcón, donde un artefacto estalló en las manos de una militante anarquista, le arrancó tres dedos y le perforó la cara. Hay dos causas abiertas, ambas en manos del juez Julián Ercolini, que tomará hoy las indagatorias, donde posiblemente impute delitos graves. En plena investigación, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ya aseguró que “los dos atentados tienen absoluta conexidad”. “Esto no pasará de largo, van a pagar las consecuencias”, advirtió Mauricio Macri. El Gobierno, es ostensible, aprovecha estos temas para correr el foco del desastre económico. En tribunales, el fiscal Carlos Stornelli interpretó que “no tiene dudas” de que el intento de atentado en el caso de Bonadio está vinculado con el expediente de las fotocopias de los cuadernos. “No veo quién quisiera hacer eso si no estuviera en la causa”, dijo. El juez, en cambio, pidió “no especular”. En Comodoro Py, muchos recordaron las detenciones de militantes anarquistas en una de las movilizaciones contra la reforma previsional el año pasado.
Los primeros detenidos a raíz de ambos hechos fueron, Marco Viola, acusado de arrojar la bomba casera frente a la casa de Bonadio, que se encontraba allí, y por el caso en el cementerio de la Recoleta, Anahí Salcedo –que fue hospitalizada con riesgo de vida– y su compañero Hugo Rodríguez. Viola había llegado caminando al lugar, y fue fácilmente identificado por la custodia del juez, que lo detuvo. La pareja entró al cementerio camuflada, ella en una silla de ruedas que no necesitaba. Era el aniversario de la muerte del jefe de la policía, Ramón Falcón, asesinado el 14 de noviembre de 1909 por el anarquista Simón Radowizky. En el lugar quedaron pintadas y los restos del artefacto explosivo, que estaba hecho con un tubo lleno de pólvora y elementos como bulones y trozos de metales, sin medidas de seguridad. Lo que lastimó profundamente la cara de la chica fue la tapa del año. Tenía un temporizador (una especie de reloj) que al unir dos cables causaba el estallido. Al parecer la chica lo manipuló mal al momento de colocarlo. Según una versión se estaba sacando una selfie en ese momento. El explosivo hallado en la casa de Bonadio era solo un caño con pólvora, preparado para accionar por una mecha, con dos tubos de butano, con capacidad para generar llamarada. Es decir, tenía un efecto más incendiario que explosivo. Es posible que se haya usado para amedrentar. En ninguno de los dos episodios se trató de explosivos de gran poder. La joven, de hecho sobrevivió, aunque ahora su pronóstico es incierto.

Página/12

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