martes, 11 de octubre de 2022

La guerra imperialista continúa su expansión fuera del campo de batalla


Fuga de gas en el Nord Stream 

Las recientes fugas de los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2 revelan otro ámbito de la escalada bélica iniciada en la invasión de Rusia a Ucrania y crece la inquietud por ataques a infraestructura en una nueva etapa de la guerra iniciada en Ucrania, de otros ductos o cables en el lecho marino, de plataformas petroleras, etc. Todo lo que pueda generar un daño a infraestructura crítica. 

 Las fugas producidas fueron el resultado de atentados

 Se detectaron cuatro fugas en los gasoductos Nord Stream que unen Rusia con Alemania en aguas internacionales frente a una isla de Dinamarca, en el Mar Báltico. Las fugas de gas son un evento de alta contaminación y por su magnitud fueron equivalentes a un tercio de las emisiones de gas anuales de Dinamarca de efecto invernadero (The Verge, 30/9). 
 Ninguno de los gasoductos estaba en funcionamiento, ya que en Nord Stream 1, Rusia detuvo el suministro que estaba operando a la quinta parte de su capacidad y en el caso de Nord Stream 2, luego de finalizada su construcción (en julio y septiembre de 2021), el primer ministro de Alemania Olaf Scholtz no aprobó su habilitación y funcionamiento.
 La sospecha de sabotaje se afianza por haberse producido las fugas en los dos gasoductos (separados por 15 km) de manera simultánea. Y se fortalece por la detección de un movimiento sísmico equivalente a la explosión a 100 kilos de dinamita. Los gasoductos son de acero con un espesor de 4 cm y están revestidos por 11 cm de hormigón (Financial Times, 29/9). 
 Voceros de Rusia y la Otan cruzaron acusaciones sobre la responsabilidad de las fugas, coincidiendo de hecho en que fue un ataque deliberado y no el resultado de un accidente. 
 Una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, dijo el jueves que el incidente del Nord Stream “ocurrió en las aguas de países bajo el control total de los servicios secretos estadounidenses” (ibdm). 
 Mientras que un comunicado de la Otan advierte que responderá a “actos de sabotaje deliberados, imprudentes e irresponsables”. 

 La construcción de los gasoductos fue contraria a la posición de Estados Unidos

 Los gasoductos que proveen gas ruso a Europa, desde que se anunció su construcción, tuvieron abierta oposición de las autoridades de Estados Unidos. El presidente Barack Obama se opuso a Nord Steam 2 y George W Bush se pronunció contra el Nord Stream original antes de finalizarlo en 2011 (CNBC, 11/7/2011). 
 Durante su presidencia Donald Trump impulsó medidas para que Nord Stream 2 no se pusiera en funcionamiento y se enfrentó con la canciller alemana Angela Merkel sobre el tema, quien dijo que la política energética de Europa se discute en Europa (Forbes, 21/12/19). 
 La presidencia de Joe Biden continuó los intentos de impedir el suministro de gas de Rusia hacia Europa, al impulsar las sanciones contra Rusia en la compra de energía. Llevando a una emergencia sin precedentes a Europa por la falta de suministro y suba de precios de la energía y aumentando la inflación. 

 Con la guerra, Europa pasó a ser cautivo del gas de Estados Unidos

 Un presentador de Fox News, Tucker Carlson, sugirió enfáticamente que Estados Unidos es responsable de las explosiones que dañaron los oleoductos de Nord. Lo justificó en comentarios del presidente Biden: “…si Rusia invade Ucrania, ya ​​no habrá un Nord Stream 2. Le pondremos fin” (Washington Post, 28/9). 
 Por primera vez, Estados Unidos está suministrando más gas a Europa que Rusia. Junio fue “el primer mes en la historia en el que la UE ha importado más gas a través de GNL desde EE. UU. que a través de gasoductos desde Rusia”, dijo el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol. A precios varias veces superiores, lo que convierte a las industrias europeas en inviables y destruye el nivel de vida de las familias (Bloomberg, 1/7). 
 El aumento de las exportaciones de gas de Estados Unidos ha sido un cambio sustancial en el perfil energético. Gracias a la producción por fracking, pasó de importador de energía a ser uno de los principales exportadores. Y luego de la guerra en Ucrania, tiene a Europa como un cliente cautivo. Rusia enviaba 150 mil millones de metros cúbicos a Europa por los gasoductos y 14 mil a 18 mil millones de metros cúbicos de GNL que ahora Estados Unidos está sustituyendo. (Ibdm). 

La guerra hacia nuevos objetivos 

Luego de los ataques a los gasoductos se han intensificado las patrullas militares y de vigilancia sobre toda la infraestructura de energía en Europa y aumentó la dependencia del gasoducto de Noruega a Polonia (Baltic Pipe) y de toda la infraestructura de oleoductos global. 
 Otra infraestructura submarina crítica son los más “de 450 cables que recorren los fondos oceánicos en todo el planeta”. Esas infraestructuras de fibra óptica totalizan 1,2 millones de kilómetros, que son como “arterias por las cuales circula el flujo sanguíneo de la economía mundial. Por estos cables submarinos se realizan operaciones por valor de 10 billones de dólares por día.” (La Nación, 29/9). 
 En mayo de 2021 un ataque cibernético contra el oleoducto Colonial en Estados Unidos detuvo las operaciones y provocó escasez de combustibles en la costa este. Otro ataque cibernético a principios de año en las refinerías de Amsterdam-Roterdam provocó interrupciones en el suministro de petróleo. Ahora se agrega un componente nuevo; un ataque contra la infraestructura de gas de Estados Unidos, tendría repercusión en Europa y global. Un impacto significativo en el suministro y los precios mundiales (CSIS, 29/9). 

 La crisis energética de Europa y el mundo 

El ataque a los gasoductos Nord Stream es un nuevo capítulo de una escalada de la guerra. Que agrava las dificultades de energía en Europa y especialmente en Alemania, que acaba de informar que tendrá dificultades para la venta de energía eléctrica a Francia que realiza entre enero y marzo. Francia tiene 32 de 56 centrales de energía nuclear paradas por mantenimiento (Financial Times, 3/10).
 La reciente decisión de los países exportadores de petróleo, nucleados en la OPEP+ (que reúne a los principales productores de petróleo árabes, liderados por Arabia Saudita, y Rusia) de reducir la producción en un millón de barriles diarios para impulsar una suba de precios, tuvo una reacción inmediata en los mercados de energía y los precios de las variantes de petróleo WTI y Brent saltaron en suba. 
 La decisión de la OPEP+ fue tomada luego de conocerse los atentados a los gasoductos Nord Stream, una decisión de abierta confrontación con Europa, Estados Unidos y el mundo entero al subir los precios de la energía y aumentar la inflación global. 
 También revela la caída del liderazgo del presidente Biden y de Estados Unidos. Si, sobre todo, recordamos la visita en julio pasado a Arabia Saudita para solicitar mayor producción como forma de calmar los mercados luego de importantes subas de precios. Y luego de haber dicho en su campaña electoral que convertiría a Arabia Saudita en “un paria” internacional por ser responsable de asesinar a Jamal Khashoggi, columnista del Washington Post, capturado y descuartizado por agentes saudíes en Estambul (Think, 15/7). 

 La guerra ante una nueva escalada 

 En un escenario de dificultades globales en la cadena de suministros, el sabotaje a los gasoductos es parte de una escalada en la guerra entre los bandos participantes y con efectos en todo el planeta.
 El economista de la Universidad de Columbia Jefrey Sachs, en una entrevista en Bloomberg TV dijo que “apostaría” a que Estados Unidos estaba detrás del ataque de la semana pasada al oleoducto Nord Stream. Y agregó: “hay evidencia directa de radar de que los helicópteros militares estadounidenses que tienen base en Gdansk (Polonia) estaban dando vueltas sobre el área”. También está “la amenaza del presidente Joe Biden que dijo a principios de este año: ‘de una forma u otra vamos a terminar con Nord Stream’”. Y también tenemos las declaraciones del Secretario de Estado Antonhy Blinken que dijo “esta también es una gran oportunidad” (Daily Mail, 4/10).
 En recientes declaraciones, Trump criticó que todos los ojos estaban puestos en el huracán Ian, mientras “un acontecimiento mucho más importante a largo plazo fue el anuncio de que los gasoductos Nord Stream 1 y 2 […] han sido saboteados”. “Esto podría llevar a una escalada mayor, o a la guerra!”, alertó (RT, 29/9).
 La Unión Europea anunciará esta semana la octava ronda de sanciones, que incluye precios topes al petróleo de Rusia y prohibición de transporte por vías marítimas desde diciembre en respuesta a las “anexiones ilegales de territorios ucranianos” (El País, 5/10). 
 Parte de la escalada es también el anuncio de posibles recortes de producción de la OPEP+ que se decidirán en estos días. La noticia tuvo una respuesta en los mercados de energía con suba en las diversas variantes de petróleo. Bastó el anuncio de un recorte en producción de petróleo para impulsar una suba de los precios. 
 Mientras, las subas de tasas de interés de los bancos centrales han mostrado ser impotentes para su objetivo declamado de reducir la inflación y están contribuyendo a producir un caos financieros con devaluaciones de las monedas y bajas en los mercados de deuda. 
 La guerra con destrucción y muerte, las sanciones y las decisiones financieras del imperialismo están impulsando una mayor carestía y llevando a millones a la miseria.
 Abajo la guerra. Es el emblema que debemos levantar para detener mayores costos para toda la humanidad. 

 Sergio Rivero

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