miércoles, 30 de noviembre de 2016

El “misterio” de la reactivación y la incertidumbre por Trump



Cambiemos se pregunta cuando llegarán los “brotes verdes”. Mientras se especula sobre las medidas que tomará Donald Trump. En el interregno domina la incertidumbre.

Nadie duda que el año terminara con una caída económica de alrededor de 2,5 %. Se trata de una retracción mayor a la prevista por el Gobierno en el Presupuesto 2017. El “segundo semestre” nunca llegó.
En algunas actividades la recesión es más pronunciada. Según Orlando Ferreres, en el acumulado hasta octubre la industria tuvo una baja de 2,8 %. El Indec comunicó que la producción de energía retrocedió 4,2 % en el tercer trimestre en relación al año pasado. El dato de energía actúa como un indicador transversal de toda la economía. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el fin de semana largo el consumo fue 5 % menor que en 2015. Son solo algunos indicadores que ilustran la situación general.
"Anoche, Felipe Larraín (ex ministro de Economía chileno del gobierno de Sebastián Piñera) me preguntó cuándo arranca y le respondí que es un misterio", esta declaración fue un sincericidio en que incurrió la semana pasada el ministro de Producción, Francisco Cabrera. El “misterio” se refiere al momento en que comenzará la reactivación.
Es un “misterio” que invade al gobierno en pleno. Transcendidos mediáticos indican que desde la Jefatura de Gabinete los funcionarios más encumbrados iniciaron consultas a algunos especialistas para ver cuándo estiman que aparecerán los “brotes verdes” en el consumo y la economía.
La única noticia buena para el Gobierno viene de los fugadores de capitales y evasores de impuestos que están entrando al blanqueo. Es algo, pero no alcanza. Pocos economistas arriesgan que habrá una reactivación fuerte en 2017. Los más sensatos asumen que a lo sumo se verá un rebote de la caída de este año. Por ahora, públicamente pondera más el optimismo de la voluntad que el pesimismo de la razón.
Por debajo, la falta de reacción de la actividad económica se traduce en internas en el gabinete (la más notoria entre Alfonso de Prat Gay y Federico Sturzenegger), reclamos industriales que en algunos casos llegan al pedido de una nueva devaluación “light” y malestar social. El hándicap oficial es la gobernabilidad prestada por la oposición patronal y la tregua de las cúpulas sindicales.

Dominio imperialista

En 2015, Estados Unidos fue el tercer destino en importancia de las exportaciones argentinas: con U$S 3.346 millones explicó el 6 % de las ventas externas. A su vez, Argentina realizó importaciones desde el país del norte por U$S 7.700 millones, representando el 13 % del total de las compras externas. Para nuestro país, el saldo del comercio exterior fue negativo en U$S 4.268 millones.
Estados Unidos pasó a ocupar el tercer lugar entre los socios comerciales de Argentina, detrás de Brasil y China. Algunos analistas se basan en este hecho para poner límites a los efectos que el proteccionismo del nuevo presidente pueda tener sobre nuestro país. Se trata de una visión parcial debido a que las relaciones económicas no se reducen al intercambio comercial.
El capital yanqui tiene un peso predominante en la economía nacional, disputando el primer lugar en la inversión extranjera radicada en estas pampas. Según la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham), esa entidad cuenta con 622 empresas asociadas que emplean a 360 mil trabajadores, explican el 18,6 del Producto Interno Bruto y el 38 % de la recaudación fiscal. El 44 % de los socios son empresas de origen estadounidense, 10 % representantes de empresas norteamericanas y el 46 % restante con capital proveniente de otros orígenes.
Hoy otros factores, como, por ejemplo, el peso del capital financiero y la estructura de dominación mundial a través de organismos multilaterales. Pero los datos expuestos exhiben las fuertes relaciones económicas y dan una dimensión del impacto que puede tener el giro en las políticas de Estados Unidos a partir de la asunción de Donald Trump. Pero no es todo.

Efecto Trump

Las repercusiones de las medidas que tome Trump no puede medirse solamente por el efecto directo sobre el comercio y las inversiones en Argentina, sino por las modificaciones que puedan implicar sobre los parámetros sobre los que se movió la acumulación de capital a nivel mundial en los años recientes.
Muchos analistas exhiben cierto consenso en el muy probable inicio de una época de dólar fuerte, incluso algunos aventuran una muy dudosa vuelta al patrón oro, producto de la combinación de estímulo fiscal y mayor restricción monetaria en Estados Unidos. En simultáneo, avizoran el regreso a escena cierto nivel moderado de inflación en el país del norte.
Para nuestra región, los especialistas del establishment financiero prevén que la llegada a la Casa Blanca del nuevo presidente podría hacer caer a la mitad las ventas de bonos globales de América Latina y el Caribe, ya sea de gobiernos o de empresas. No se trata sólo de opinólogos. Los que hacen estas afirmaciones son ejecutivos del J.P. Morgan y otros bancos de inversión que operan con la deuda pública.
Las posibles causas que señalan son varias. El proteccionismo que promete Trump afectaría a los prestamistas latinoamericanos por la baja de impuestos a las corporaciones que retornen capitales al país del norte. No sólo eso. El plan de infraestructuras que proyecta el nuevo presidente, más allá de la escala que alcance, aumentaría el costo de la deuda pública de Estados Unidos vía incremento del déficit estatal, y encarecería, a su vez, el crédito internacional.
La dosis real de cada una de las iniciativas de Trump está por ver, pero de conjunto presionarían en el sentido de una salida de capitales de países “emergentes” en un vuelo a la calidad. Además, podrían empujar hacia la baja los precios de las materias primas que exporta América Latina.
Las novedades acentuarían un proceso previo. Las materias primas cambiaron de tendencia en 2014 y los datos para Latinoamérica ya mostraban un descenso en la inversión extranjera directa que alcanzó un máximo de U$S 147 mil millones en 2012 bajando a U$S 129 mil millones en 2015. Ni que decir que el capital especulativo (no el de inversión) tendría más motivos para iniciar el viaje hacia economías centrales.
Desde la asunción de Cambiemos, Argentina está viviendo una realidad relativamente distinta en relación a los flujos de capitales, esencialmente por el ingreso de divisas con fines especulativos y la escalada de deuda externa. Sosteniendo las altas tasas de interés que paga el macrismo por la emisión de deuda tal vez logre capear la tormenta frente a las medidas de Trump. Todo entra en el terreno de la especulación.
Aun así, América Latina y el Caribe están atravesando su segundo año consecutivo de recesión. Este hecho no puede pasar inadvertido en nuestro país. No sólo porque es un fenómeno que, según la Cepal, no ocurría desde la década perdida del ochenta, sino porque la recesión de la región la explica en gran medida Brasil, el principal socio comercial de Argentina. Allí la recuperación esperada para el año próximo también se está revisando a la baja, tanto que casi no va a crecer.
Ni siquiera las transformaciones que pudiera tener el, para Argentina lejano, Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que “integra” económicamente a México y Estados Unidos sería neutral. Un analista local habló, para establecer algún tipo de comparación, de “efecto tequila” II. Hay que recordar que el primero sacudió al esquema de la convertibilidad de Domingo Cavallo y Carlos Menem. Hoy las condiciones son distintas, pero no está de más tenerlo como referencia.
La recuperación hacia el año próximo a la que apuesta Cambiemos está apoyada en el endeudamiento externo para empujar la obra pública. Por lo cual, en gran medida, todas las proyecciones están sujetas a lo que haga Donald Trump. Esperar y ver.

Giros

Los cambios en la política económica de Estados Unidos siempre impactaron fuertemente en América Latina y en Argentina.
Hacia fines de los años 1960 se comenzó a verificar el fin del “boom” de la posguerra. Una expresión sintética fue fin del sistema de las paridades cambiarias fijas que perduraron hasta 1971. Estados Unidos abandonó el patrón oro y en marzo de 1973 se autoriza la libre y total flotación del dólar, de tasas de interés y de precios. Las materias primas variaron en tendencia alcista hasta 1980, cuando comienza un período de amortiguación.
Dictaduras mediante, el endeudamiento de los países de América Latina que en 1970 llegaba a un total de U$S 20.900 millones de dólares pasó a ser en 1980, luego de absorber eurodólares y petrodólares, de U$S 243.000 millones. Ese esquema para la región se modificó cuando Paul Volcker decidió subir en 1979 la tasa de interés que establece la Fed de los Estados Unidos. Así condujo a crisis de deuda externa. Hoy los países de esta parte del mundo están con mejores guarismos de deuda, pero el ejemplo histórico sirve para ver el impacto que tienen los cambios bruscos en la política yanqui.
Durante la década de 1990, el auge neoliberal llegó a América Latina a través del “Consenso de Washington” que, con desigualdades, condujo a privatizaciones y ataques profundos a las condiciones de vida obrera. Esa situación trastocó en el nuevo milenio cuando varios gobiernos neoliberales de la región quedaron, o fuertemente deslegitimados o directamente impugnados en las calles.
El “viento de cola” por la plena incorporación de China a la economía mundial y la política crediticia laxa de Estados Unidos favoreció a Latinoamérica que tuvo su “década ganada”. Desatada la crisis mundial de 2008 la región tuvo un interregno en el que logró despegarse en simultáneo que desaceleró su crecimiento hasta la actual recesión.
Entre la demagogia de Trump en la campaña electoral y el programa que llevará a la práctica intervendrá la política y la negociación con el establishment económico de la principal potencia mundial. Pero no hay dudas que giros importantes, de mayor o menor proporción, están inscriptos en la situación. Por el momento reina la incertidumbre.

Pablo Anino

Detienen a dos curas abusadores en Mendoza

Los curas Nicolás Corradi (82) y Horacio Corbacho (55) y un empleado del Instituto Antonio Próvolo para niños hipoacúsicos, fueron detenidos por abuso sexual en la provincia de Mendoza, luego de que una testigo los denunciara. El procurador de la Corte mendocina adelantó que pueden salir a la luz nuevos casos e involucrados en los abusos, que incluyen todo tipo de vejámenes en la “Casa de Dios” donde las niños y niñas sordos eran llevados para ser abusados.
El cura pedófilo Corradi, tenía en su haber una denuncia previa por el mismo motivo en Italia, donde nació y ejerció el sacerdocio hasta que fue trasladado a la Argentina por la jerarquía del Instituto Próvolo de Verona, por los vejámenes cometidos contra niños en aquel país. Una práctica recurrente de la jerarquía vaticana para ocultar estos delitos y salvar de la condena a los responsables de estos crímenes aberrantes.
El arzobispo de Mendoza se excusó, ya que los antecedentes de Corradi estaban fuera de su jurisdicción y adelantó que serán juzgados según el derecho canónico. Una confesión de las futuras conspiraciones que se tejerán para garantizar la impunidad, en primer lugar de la propia jerarquía eclesiástica que apaña a los pedófilos.
A cargo de la causa está el fiscal Fabricio Sidoti, sobre quien pende un jury de enjuiciamiento por el femicidio de Ayelén Arroyo, que fue asesinada por su padre luego de que ella lo denunciara por abuso sexual. Por estas horas el hombre está en graves problemas, ya que los medios revelaron las desgravaciones del testimonio de la joven de 19 años que demuestran que estaba bajo amenaza, algo que él había negado (Mendoza Post, 26/11)
Un reguero de denuncias por abuso de menores recorren el país, son los casos de Juan de Dios Gutiérrez en Catamarca, el obispo de la diócesis de Río Gallegos, el cura colombiano Escobar Gaviria denunciado por dos monjas en Entre Ríos; a los que suman otro tipo de acusaciones, como las torturas de monjas de la localidad de Nogoyá también en esa provincia y la nueva causa por malversación de fondos contra el pedófilo Julio César Grassi.
Pese a la descomposición manifiesta, los gobiernos continúan tercerizando la educación y la asistencia en la Iglesia Católica. Valoran la formación en el miedo y el renunciamiento, y su función de contención social. Por ello la persistencia del derecho canónico, una parodia de justicia, que el Estado reconoce pese a las consecuencias gravísimas que en la recurrencia del abusador Corradi quedan de manifiesto.
Exigimos justicia para las víctimas. Que los curas abusadores sean juzgados en fuero civil. Por la inmediata separación de la Iglesia del Estado.

Partido Obrero

Solo se presenta la Lista Roja clasista

Entrevista a Gustavo Lerer, Delegado General del Hospital Garrahan sobre las elecciones sindicales este miércoles

-M.H.: Estoy un poco decepcionado, había escuchado que le habían hecho un escrache a Macri cuando visitó el hospital la semana pasada. Pero lo que hubo fue mucha presencia policial y no hubo escrache.
-G.L.: Desde la Comisión Interna decidimos no hacer el escrache porque veíamos que podía ser perjudicial para el objetivo que es demostrar lo que está haciendo el pacto PRO-K en el hospital. Sigue habiendo una directiva mixta, lo único que cambió es la relación de fuerzas, con el kirchnerismo había tres consejeros kirchneristas y uno macrista y ahora es al revés.
Sacamos un comunicado repudiando la presencia de Macri porque había bajado el presupuesto del hospital en 348 millones de pesos y está aplicando un plan de ajuste de achique de la salud, la educación, con recortes de salarios, despidos, represión y ataque a los trabajadores.
Desde la mañana había una gran presencia policial, con perros busca bombas, y la patota de UPCN que meses antes había hecho lo mismo pero con Scioli. Sea cual sea el sector burgués que esté en el gobierno, será apoyado por la burocracia sindical.
-M.H.: Andrés Rodríguez, Secretario General de UPCN se ha prestado a la firma de un bono para fin de año, pero solo para los empleados nacionales dejando afuera a los provinciales y tercerizados, a pesar de ser un gremio con competencia nacional.
-G.L.: UPCN firma lo que le ofrecen, tal vez regatea unos centavos y algunos negocios para ellos. Lo grotesco es que a la tarde estuvieron en la movilización en el Congreso de la CGT y los movimientos sociales reclamando por la Emergencia Social.
-M.H.: Así es, Andrés Rodríguez estuvo en el escenario como parte del Comité organizador del acto.
-G.L.: Igual esto no varía, con el kirchnerismo han hecho lo mismo, Cristina se ponía la gorrita de UPCN e iba a los actos de Rodríguez. Lo mismo que con Gerardo “Batallón 601” Martínez de la UOCRA. Acá el problema es la conciliación de clases, así como no hubo década ganada tampoco ahora hay ningún cambio para los trabajadores. Son distintos sectores burgueses que se turnan en el manejo del Estado para aplicar los planes del imperialismo, de reconversión y de salvataje de las metrópolis imperialistas frente a las crisis económicas cíclicas que se dan en el mundo.
-M.H.: Pero ustedes en el Garrahan los han echado.
-G.L.: Sí. Pero con todo el apoyo del aparato del Estado manejan el ingreso del personal entonces siguen teniendo el poder y la resistencia y las ganas de pelear de los trabajadores no es eterna, entonces en determinadas circunstancias se retrocede, inclusive por errores o muchas veces los compañeros cambian salud por dinero.
-M.H.: Lo decía porque el próximo 30 de noviembre va a haber elecciones de Junta Interna en el Garrahan y la única lista que se presenta es la de ustedes.
-G.L.: Sí, pero en el hospital hay 4 gremios: SUTECBA, UPCN, ATE y la Asociación de Profesionales, y también se suma Gastronómicos con los trabajadores de los comedores tercerizados.
-M.H.: O sea que no son la única representación sindical dentro del hospital.
-G.L.: No. Nosotros abogamos porque hubiera una sola representación pero obviamente no le conviene al gobierno.
-M.H.: Ustedes representan a la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).
-G.L.: Claro. Nosotros somos la única lista de ATE, hay una pequeña oposición de la Verde y Blanca que son kirchneristas que hoy en día dirigen el sindicato de Capital, pero no ha presentado lista.
-M.H.: ¿Cómo se conformó la lista de ustedes?
-G.L.: Se conformó con el mismo mecanismo que utilizamos siempre, hacemos una pre-selección donde participan los mejores activistas, los compañeros clasistas y después los compañeros en asamblea votan a los que más les parecen. Hay compañeros del Partido Obrero, del PTS, del MAS y del PSO que es el partido en el que milito yo, después la mayoría de los compañeros son independientes. En cinco asambleas, porque tenemos cinco turnos, eligiendo con el mecanismo de la lista chorizo, se ponen todos los nombres de los compañeros y los votantes les ponen cruces, luego se cuenta y esos son los compañeros elegidos. Es como una interna, una pre-selección y después esos son los compañeros que integran la Lista Roja.
Los mismos compañeros que eligieron sus representantes también votaron un programa clasista donde planteamos la necesidad de una nueva sociedad, la defensa del conjunto de los trabajadores, la pelea contra la represión, contra los gobiernos patronales sean del color que sean, contra la entrega de los recursos naturales y los agrotóxicos.
-M.H.: O sea, no es solo un programa que se reduce a lo sindical estrictamente.
-G.L.: Claro, porque en esta época de los monopolios cualquier conducción que no se plantea ese tipo de programas termina siendo cooptada por el gobierno burgués y el Estado patronal, como ocurre con la mayoría de las burocracias sindicales, inclusive con sindicatos que han surgido como de izquierda como fue el caso del Subte.
-M.H.: Es interesante esto que estás contando porque evidentemente ustedes superan ese cáncer que es la división entre los compañeros luchadores.
-G.L.: Lo superamos eligiendo los trabajadores, porque así como los eligen podrían quedar afuera los compañeros de las corrientes.
-M.H.: Pero el mecanismo no deja de ser interesante.
-G.L.: Esto tiene límites, no es que cualquier compañero se puede presentar, compañeros que están o han estado con la burocracia sindical, como muchas corrientes que lo están, como el MST o el PCR no participan de esta interna porque por más que coincidamos en unidades de acción consideramos que ningún compañero que esté por la conciliación de clase ni con acuerdos con la burocracia tiene que estar en esta lista ni en ningún acuerdo político. A veces nos toca el mote de sectarios, pero nosotros entendemos que no es así, que no se puede unir el agua y el aceite y que estas opciones de conciliación de clase terminan abortando o frustrando grandes luchas o revoluciones que dan los trabajadores.
-M.H.: Volviendo al tema de la visita de Macri ¿por qué visitó al Garrahan?
-G.L.: Vino a reinaugurar algo que ya estaba inaugurado siguiendo una práctica que impuso el kirchnerismo. El hospital hace rato que tiene un sector que es Comunicación a distancia, que establece teleconferencias con hospitales del interior donde se hacen diagnósticos, se toman casos clínicos, la única diferencia es que en los últimos tiempos esto se hacía con el satélite Arsat y ahora Macri alquiló otro satélite y seguramente se ha agregado alguna que otra cosita. Vienen para la foto y después descuentan el presupuesto y los salarios son por debajo de la canasta familiar.
Hace poco salió del propio Departamento de Estadística del gobierno de la Ciudad que la canasta básica total era de 12.000 pesos, sin contar alquiler. O sea que para pagar los servicios, alimentarse y vestirse una familia tipo con dos hijos necesita esa suma y nosotros tenemos muchos compañeros por debajo.
-M.H.: Hace un tiempo ustedes encararon una lucha por un adicional salarial.
-G.L.: Por 5.000 pesos que no pudimos conseguir. Ahora por única vez nos están dando 3.000 pesos en octubre-noviembre y no sé si la extraordinaria de UPCN nos la van a dar. Nosotros ahora estamos pidiendo 10.000 mil pesos para fin de año y seguimos insistiendo con los 5.000 durante todos los meses. Es un paliativo porque lo que reclamamos es un salario de 25.000 pesos de mínima con cláusula gatillo, o sea que se corrija en relación a la inflación.
-M.H.: ¿Querés agregar algo más?
-G.L.: Tuvimos otro conflicto con un compañero que fue suspendido sin derecho a descargo por 30 días.
-M.H.: Se ha vuelto una costumbre de la dirección del Garrahan, recuerdo el caso similar de una compañera hace unos meses atrás.
-G.L.: Sí, es un espejo de la realidad. Durante la etapa kirchnerista se dio el caso de esta compañera y ahora pasa con el macrismo. La matriz autoritaria del hospital es terrible y también están los López, los Báez, los Andrés Rodríguez, funciona de la misma manera.
Cuando planteamos el aumento lo planteamos bajo control obrero, con la apertura de los libros porque queremos el aumento del presupuesto para que se transforme en salud que significa buen salario para los trabajadores y buena atención para los pacientes, no para que se lo trague la burocracia sindical y los funcionarios corruptos. Uno de esos negociados impresionantes son las tercerizaciones.
-M.H.: Les deseo suerte el próximo 30 de noviembre más que nada en cuanto a participación de los trabajadores.
-G.L.: A nosotros no nos gusta ser lista única. Nos hubiera gustado que se presente quien se tenga que presentar, sino parecemos la burocracia sindical que hace lista única, con otros mecanismos, porque ellos cagan a trompadas a la oposición. Los compañeros sienten que no tiene sentido la elección al ser lista única. Es distinto el contenido, pero preferiríamos poder confrontar.

Mario Hernandez

martes, 29 de noviembre de 2016

Venta de acciones de Petrobrás: un negociado infame a favor de empresarios amigos de Macri



Se acaba de consumar un negociado escandaloso que trae aparejado la transferencia del patrimonio público a una empresa privatizada vinculada al gobierno. Nos referimos a la venta realizada por el Fondo de Garantía de la ANSES de sus acciones de Petrobrás a Pampa Energía, la sociedad que controla EDENOR y que tiene como accionistas principales a Marcelo Mindlin y al empresario inglés amigo de Macri Joe Lewis.
El negocio fue así: la ANSES le vendió acciones equivalentes al 11.8% del capital de Petrobrás Argentina a Pampa Energía por 156 millones de dólares. Pero antes de ello el gobierno resolvió perdonarle la deuda de 19.000 millones de pesos que las distribuidoras eléctricas tenían con la mayorista Cammesa, una sociedad controlada por el Estado. En el caso de Pampa Energía ese perdón alcanzó al menos los 77 millones de dólares, es decir el 50% de la cifra que recibió la ANSES por la venta de sus acciones. ¡Por lo tanto, la mitad de los fondos que Pampa Energía le dio a la ANSES fueron proveídos por el propio Estado!
El 50% restante tampoco saldrá de los bolsillos de Mindlin y Lewis sino que será costeado por el Estado y los usuarios. Esto porque durante el 2015 EDENOR recibió subsidios del gobierno kirchnerista de al menos 2.300 millones de pesos, lo que al tipo de cambio actual equivale a 143 millones de dólares. Estos subsidios no fueron invertidos en infraestructura ni para pagar la deuda que tenía la empresa con Cammesa. A esto hay que sumarle que el gobierno autorizó un tarifazo eléctrico a favor de las distribuidoras del 400% para el 2016 y acaba de anunciar para el año entrante otro del 73%. En la audiencia pública EDENOR justificó el tarifazo alegando que estaba en quiebra, pero la compra de activos realizada prueba lo contrario. Con los fondos públicos recibidos se valieron para una expansión en otras empresas sin arriesgar capital propio.
El gobierno defiende la operación argumentando que consiguió fondos, cuando toda la evidencia muestra que Pampa Energía utilizó fondos públicos para ampliar su patrimonio. Es necesario denunciar esta operación y reclamar su inmediata anulación.

Gabriel Solano

Trabajadores y sindicatos: Entre lo viejo y lo nuevo

El gremialismo argentino lleva largas décadas de una historia plagada de sometimiento o “alianza” con las patronales y el Estado, manejo antidemocrático y a menudo violento de sus sindicatos, instauración de direcciones “verticales” que tienden a minimizar o ignorar la voluntad de sus representados, enriquecimiento de sus dirigentes, negociaciones “a la baja” de los salarios y condiciones de vida de los trabajadores, sempiterna predisposición a la negociación y la conciliación, acompañada por permanente reticencia a la adopción de medidas de fuerza u otras acciones combativas en defensa de los intereses de los trabajadores.
¿Cómo se explica la permanencia de esas conducciones sindicales, con frecuencia prolongada durante décadas, con sucesivas elecciones de la misma agrupación al frente del gremio y muchas veces con permanencia también por décadas del mismo secretario general al frente del sindicato?.
En un país en el que se habla tanto de “políticas de estado”, en general para afirmar que hasta ahora no existen en tal o cual campo, la política sindical es un verdadero esfuerzo continuado de los más variados gobiernos, desde la década del 40 a la actualidad. La figura de la “personería gremial”, basada en un solo sindicato por rama, y el virtual monopolio de la representación que otorga al gremio que la obtiene es una base del “modelo sindical”. Un sólo sindicato puede declarar huelgas u otras medidas de fuerza, elegir delegados que adquieren fueros de protección, negociar y firmar convenios colectivos de trabajo, recibir, por descuento automático, un aporte mensual de todos los trabajadores incluidos en el convenio de la actividad respectiva.. La modalidad organizativa, plural o única, que debería estar basada en la libre iniciativa y decisión de los trabajadores , queda aprisionada en las indicaciones de un marco normativo estatal que delimita (y limita) la representatividad gremial.
Otro factor indudable de permanencia del “modelo” son las maniobras que, en general en connivencia con empresarios y gobierno, se consuman para mantener y consolidar la preeminencia de la misma dirigencia. El Ministerio de Trabajo de la Nación suele aprobar estatutos que fijan desmesurados requisitos para presentar una lista a elecciones o dificultan la designación de candidatos, algunas veces con exigencias tan fuera de lugar como que ya hayan formado parte con anterioridad de la conducción del sindicato, en directa apelación a la autorreproducción de la dirigencia. Las patronales suelen colaborar con los sindicatos para despedir a activistas enfrentados con las conducciones, y estos con las empresas para que muchos conflictos culminen en despidos masivos ante el silencio de la conducción sindical oficial. Todos estarán de acuerdo en el aval a asambleas amañadas, a presiones ilegales sobre los trabajadores, a las trampas en las elecciones de delegados. Siempre que se pueda, autoridades, dirigentes gremiales y los dueños de las empresas se pondrán de acuerdo para desplazar o negar las representaciones gremiales de delegados “molestos”. Cuando estos mecanismos “fallen” y los opositores ganen o amaguen ganar un sindicato, las impugnaciones, el fraude electoral, las abiertas apelaciones a la violencia, garantizarán la amenazada continuidad.
El hecho de que a lo largo de varias décadas este tipo de sindicalismo mantenga inalterado su predominio sobre la amplia mayoría del movimiento obrero, requiere sin embargo una explicación más amplia que el conjunto de mecanismos de coerción y de alteración de los mecanismos democráticos. Ninguna dominación se erige solamente sobre un juego de violencias y presiones, puede establecerse sobre esa base, pero su permanencia, sobre todo si es prolongada, requiere la existencia de componentes de consenso, de la creación de una cierta legitimidad que se sustente, sino por el apoyo activo, al menos por una actitud de pasividad, del hábito de obediencia a ciertas pautas, la creencia de que a cambio de someterse al poder existente se obtienen beneficios..
Es muy frecuente que los críticos de las conducciones que suelen ser caracterizadas como “burocracia sindical” concentren su interés, y sus ataques a las mismas, en torno al uso de la fuerza, el fraude y la connivencia con patrones y autoridades, y no presten la necesaria atención a la configuración de un consenso. Quizás ocurre que resulta dificultoso el reconocimiento de que una porción decisiva de la clase obrera argentina está regida por unas prácticas, e incluso una ideología, bien diferentes a las posiciones combativas e incluso clasistas que ellos propician,
Cabe examinar con brevedad los mecanismos que tienden a la producción de consenso:
-Los trabajadores comparten, o al menos no cuestionan abiertamente, una concepción de colaboración de clases, de no impugnación del sistema capitalista, de expectativas más amplias en la acción gubernamental y las políticas estatales que en el resultado de las luchas, de “asociaciòn” con los empresarios en la defensa de la “industria nacional”.. Ello abre de por sí un espacio compartido con la dirigencia, que en su abrumadora mayoría adscribe al peronismo en sus variantes más conservadores y conformistas.
-Esos rasgos suelen articularse con una mentalidad conservadora, con aspectos individualistas, que ve la relación del afiliado con el sindicato como una suerte de intercambio, por cierto desigual.El trabajador otorga su voto en las elecciones, su concurrencia a actos y asambleas complacientes con la dirección del sindicato, la adhesión a eventuales medidas de fuerza. A cambio contará con la protección del delegado y eventualmente de instancias más altas, muchas veces no relacionada directamente con la defensa del salario y los derechos laborales, sino con distinto tipo de beneficios informales, que pueden dificultarse o “cortarse” si el trabajador deja de concurrir a actos, movilizaciones y asambleas, o muestra cualquier otro signo de alejamiento o inconformidad, y por el contrario, consolidarse e incrementarse si la actitud “participativa” se mantiene en el tiempo o se potencia.
-En base a la normativa que les posibilita el descuento directo de aportes sindicales, y le da el trato de partícipe de los convenios colectivos con auspicio estatal, las entidades gremiales se les presentan a los trabajadores como una institución que forma parte de “lo existente”, un integrante “natural” e indispensable de la relación laboral, como los empleadores y eventualmente el Estado. No por casualidad, en algunos gremios se pueden ver campañas electorales en que los afiches de propaganda presentan a los postulantes como “eficientes administradores” o protagonistas de “una gran gestión”, consignas que, a primera vista parecerían más apropiadas para un dirigente de una entidad deportiva o de una empresa comercial que para un conductor sindical. Pero puede no haber mejor principio de legitimación para una dirigencia que permanece décadas en sus puestos, que no alienta la iniciativa, la militancia ni la combatividad. Un sindicato bien administrado, unas prestaciones de salud con funcionamiento aceptable, un conjunto de servicios disponibles, pueden ser el mayor activo de una dirigencia conservadora que aspira al consenso pasivo y al miedo al cambio de los trabajadores.
- La posibilidad de administrar obras sociales que brindan servicios, en primer lugar de salud, pero también de acceso a deportes, turismo, guardería, jardín de infantes, ayuda escolar, capacitación gratuita o a bajo precio , etc., torna algo difuso el sentido reivindicativo de la adhesión a un sindicato . En la práctica la obra social juega como un dispositivo de la acción sindical, que en la conciencia del trabajador suele hacerse más importante que la defensa cotidiana de los intereses laborales. Sobre todo para las trabajadoras y trabajadores con familia a cargo, el acceso a prestaciones para el grupo familiar se torna gravitante, a menudo la única alternativa válida frente a servicios estatales deficientes, o privados muy onerosos. Las “aflojadas” de los dirigentes en la defensa del salario o las condiciones de trabajo, pueden parecer menos importantes que esos beneficios.
-La militancia sindical no toma los carriles tradicionales, de una lucha solidaria en favor de los intereses de los compañeros de trabajo, sino que funciona como una suerte de “carrera” paralela al desempeño laboral, a partir de la cual se obtienen beneficios individuales como la cobertura frente a despidos, la posibilidad de obtener “buen trato” por parte de la patronal, la posibilidad de obtención de acceso en condiciones de relativo privilegio a las prestaciones de la obra social. Aquel que se afianza en la “carrera sindical” y en el seno de organizaciones muy burocratizadas, suele con cierta facilidad acceder a la “licencia gremial”, básicamente la posibilidad de no trabajar o hacerlo con horario y obligaciones reducidas, para cumplir tareas sindicales. Se separa así de sus bases y comienza la trayectoria de burócrata. Muchas veces a esa altura ya es un completo servidor de la estructura gremial, sin ningún interés en contradecir sus propósitos. Esta situación se extiende en los sindicatos más grandes a centenares y hasta millares de trabajadores que operan como correa de transmisión entre la dirigencia y las bases y juegan incluso un rol disciplinador ante los signos de descontento y oposición, y aún de “indiferencia”.
-Esos modos de reclutamiento, “profesionalización” y goce de privilegios de una militancia sindical burocratizada, se hacen más patentes y complejos a medida que se sube en la escala de la dirigencia. Empiezan los “negocios” de todo tipo, a partir de los fondos del propio sindicato, de la obra social, o incluso de peculiares “asociaciones” con las patronales. El volumen de esos “negocios” se amplía cuando se pasa de las dirigencias locales a la nacional, hasta llegar a “mover” millones de dólares, en particular, pero no exclusivamente, en los sindicatos más grandes. Y culmina en el fenómeno de los sindicalistas-empresarios, dueños abiertos o disimulados de empresas del mismo rubro de su “representación” sindical o de otros. Muchas veces, el enriquecimiento de las cúpulas “derrama” hacia abajo, generando amplias cadenas de corruptelas y complicidades de modo que afianza una cultura de “todos ganamos algo”, “acá nadie es un santo”, etc.
Si se suman esos factores generadores de consenso con los también variados y poderosos que apuntan a la coerción sobre los trabajadores o a la “protección” de las conducciones sindicales por Estado y patronales, el resultado es un sistema de dominación de gran solidez, con amplias capacidades de neutralizar, desalentar, desarticular o cooptar las oposiciones o resistencias que puedan surgir, incluidos múltiples modos de “castigo” para los que insistan en no someterse. Allí radica parte de la explicación de fenómenos a simple vista tan peculiares o “incomprensibles” como el de dirigentes confirmados o sucedidos por sus colaboradores inmediatos, después de las más graves y verosímiles denuncias de corrupción, violencias o fraudes. También hay que tener en cuenta la pervivencia de algunas direcciones con un esquema más “vandorista”, con mayor compromiso con la defensa del trabajador, que desarrollan sus componendas y negocios en niveles compatibles con la opción por medidas de fuerza o fuertes presiones a las patronales. “Fulano habrá hecho la suya, pero hay más trabajo y los sueldos son más altos que cuando fue secretario general por primera vez”. Expresiones de este tipo suelen ser escuchadas como muestra de una adhesión nada idealizada, pero bien distinta de la pura resignación o conformismo.
La mayor parte de los empresarios (existen también muchos que son opositores cerriles a cualquier forma de “poder sindical”), gobiernos de distintos signos y último pero no menos importante, la Iglesia Católica, actúan de acuerdo para sustentar lo que suele llamarse el “modelo sindical”. Sobre todo los gobiernos y la jerarquía eclesiástica se abstienen de formular cualquier crítica de fondo a la organización sindical, fingiendo ignorancia. sobre los múltiples componentes antidemocráticos y corruptos del “modelo”. De modo invariable, se avalan los atropellos más variados contra los luchadores en el campo sindical, incluido los procesamientos u otros hostigamientos judiciales por la fundamental razón de no renunciar a las luchas, y molestar así al conjunto de los “factores de poder”. Una y otra vez, las “mesas de diálogo” son habilitadas como forma de descomprimir el conflicto social, y útil pretexto de la CGT para posponer medidas de fuerza o dejar sin efecto planes de lucha.
Puede hablarse de “reforma electoral”, “reforma judicial”, a veces hasta de “reforma impositiva”, lo que nunca se pone en el tapete es una reforma sindical, un tabú autoimpuesto por los dirigentes políticos de los diferentes partidos del “establishment”. La única excepción parcial fueron los primeros tiempos de la presidencia de Raúl Alfonsín, cuando se intentó un cambio de legislación y de “modelo”, más hijo del entusiasmo de la U.C.R. que, ganadas por primera vez las elecciones presidenciales al peronismo, esperaba poder expandir su predominio a las organizaciones sindicales, contra las que había lanzado un fuerte cuestionamiento durante la campaña electoral, en torno al “pacto militar-sindical.”. La operación fracasó con rapidez y dio paso en seguida a los habituales métodos de alianza entre gobierno y poder sindical más concentrado, con la entrega a este último del Ministerio de Trabajo como “prenda de paz”.
De todas formas, a las organizaciones sindicales y los luchadores no les cabe esperar ninguna “reforma” venida desde arriba. Un cambio de modalidad organizativa y de prácticas concretas no puede ser obra sino de los trabajadores mismos. ES válido presionar en pro de algún cambio normativo que pueda facilitar un proceso de democratización, es necesario que las protestas se orienten también contra las variadas y reiteradas parcialidades del Ministerio de Trabajo nacional y los provinciales, en detrimento de organizaciones sindicales alternativas o independientes. Pero es en la actitud y las prácticas cotidianas del conjunto de los trabajadores y en particular de quienes aspiran a construir un sindicalismo sobre nuevas bases, que deben cifrarse las esperanzas y las acciones concretas de cambio. Dificilmente las clases dominantes y las “instituciones” que le respondan cedan de modo voluntario el “dique de contención” a las luchas que la actual modalidad sindical representa.
En las difícilísimas condiciones de la década del 90, la Central de los Trabajadores Argentinos constituyó un valioso aporte y esfuerzo en el sentido de la democratización sindical, el aumento de la participación activa de los trabajadores, la ampliación de la organización sindical hacia sectores distintos al de trabajadores asalariados formales, a los que siempre se limitó la CGT. La afiliación directa a la central, el reconocimiento de relaciones laborales bajo modalidades no salariales, la elección de las autoridades por voto directo de los afiliados, el destierro de las “intervenciones” y otras figuras diseñadas para el avasallamiento de las organizaciones locales o sectoriales por la entidad nacional, fueron otros tantos elementos para la configuración de un sindicalismo más abierto y democrático. Esos esfuerzos se vieron proyectados en logros como un alto nivel de afiliación, una llegada efectiva a nuevos sectores, la realización de congresos con participación de miles de trabajadores y discusiones abiertas y amplias. La central de reciente creación tuvo protagonismo en las grandes movilizaciones contra la política de privatizaciones, el endeudamiento, el incremento de la desocupación y la pobreza, etc. Compartió iniciativas como la Marcha Federal y encabezó la formación y desarrollo del Frente Nacional contra la Pobreza (Frenapo). Tiempo después lanzó una idea de grandes perspectivas, la Constituyente Social, que nunca llegó a materializarse.
Pero en el debe de las limitaciones también la cuenta es importante. Nacida en base sobre todo a gremios estatales, ATE y CTERA en primer lugar, nunca logró modificar ese predominio. Pese a la inclusión desde el comienzo o incorporación posterior de sindicatos industriales (p. ej. el del Neumático (SUTNA), Obreros Navales, UOM Villa Constitución, aceiteros), de transporte y servicios (p. ej.APA, Propaganda Médica) de compañías privatizadas (FETERA), y varias organizaciones territoriales o de desocupados (Federación de Tierra y Vivienda, MTL, MOI.), CTA no alcanzó peso decisivo en ninguna de esas ramas de la economía. Los estatales y los docentes siguieron siendo la “columna vertebral” de la central, las dos organizaciones sobre las que descansaba lo fundamental del poder de movilización, de intervención en los medios, de financiamiento, de la CTA. Los partidarios de la Central no ganaron otros grandes sindicatos, se fundaron algunos con carácter “paralelo”, en sana ruptura con la lógica del “sindicato único por rama”, pero en general siguieron siendo minoritarios, cuando no diminutos, en relación a la cantidad de afiliados y el poder de los sindicatos tradicionales del mismo sector.
Esas falencias, junto con una rivalidad entre ATE y CTERA latente desde los inicios de la central y, sobre todo, opuestos posicionamientos hacia los gobiernos kirchneristas, en un cuadro de creciente polarización en la sociedad en general y entre los trabajadores en relación a los comportamientos a seguir ante esos gobiernos, tuvieron muchísimo que ver con la partición de la CTA, acontecida en 2010, tras la división en dos listas del núcleo fundador y una elección de resultados discutidos. Uno de los núcleos surgidos de esa ruptura, que pasaría a llamarse CTA autónoma se orientó a sostener un lugar de completa autonomía frente al gobierno, más acorde con los postulados iniciales que el firme alineamiento con el gobierno de la otra fracción, la CTA de los trabajadores. Esa política pareció ser compartida por toda la conducción de la CTA autónoma, pero la línea de “unidad de acción” con las distintas “ramas” en que a su vez se había dividido la CGT, generó la crítica de una parte sustancial de la dirigencia del sindicato más numeroso, ATE. Eso marcó el inicio de una crisis que no parece en vías de solucionarse y en la que, como suele ocurrir, las discrepancias en la línea a seguir se mezclan con impugnaciones de manejos administrativos, y acusaciones de corrupción.
Hoy tenemos una CGT reunificada después de varios años de estar partida en tres, una vez más empeñada en el eterno diálogo con empresarios, gobierno e Iglesia, y con el juego de colaboración-oposición con políticas que la propia dirigencia cegetista define como “recesivas”, “de ajuste”, “que van en perjuicio del nivel de empleo” o “disminuyen el poder adquisitivo de los salarios”. Pero se elude una y otra vez un choque frontal, siempre a la búsqueda de coincidencias parciales, de explorar nuevas vías de negociación y acuerdo. La conducción está integrada por un triunvirato entre cuyos escasos elementos novedosos puede mencionarse que ninguno de sus integrantes está hoy incluido en la estructura del Partido Justicialista. Lo que no implica que la pertenencia peronista se haya opacado. La devoción hacia el primer peronismo se mantiene como referencia, pero su proyección actual es mucho más difusa que hasta hace unos años.
Las corrientes situadas más a la izquierda, en su mayoría identificadas con partidos trotskistas, han ganado posiciones en el movimiento obrero. Han avanzado en el gremio de la construccción, con un sindicato “paralelo” (SITRAIC), ganaron las elecciones del sindicato del neumático hace poco,etc. Hace años que mantienen la conducción de algunos sindicatos o seccionales docentes, y se destacan en la dirección de conflictos en diversas empresas, que a menudo se extienden a la representación mayoritaria en las comisiones internas respectivas. También sostienen desde hace décadas agrupaciones de oposición en muchos sindicatos, que aunque no alcancen su conducción, constituyen espacios de crítica y planteo de alternativas, y nuclean a trabajadores bajo otra concepción de la tarea gremial, incluidos los que dan a todo riesgo la lucha cotidiana contra la burocracia, sin ninguna representación gremial.. Con todo, si se lleva la mirada al conjunto del movimiento, su presencia sigue siendo muy minoritaria, sin perspectivas de revertir la situación del conjunto del movimiento sindical a la perspectiva combativa y clasista. Actúan tanto en la CGT como en la CTA, sin poder disputar con éxito la dirección de ninguna de ellas, ni del puñado de “megasindicatos” que cuentan sus afiliados por cientos de miles (metalúrgicos, mecánicos, mercantiles, camioneros, etc.). Si bien las expectativas de sus partidarios son las de desatar una crisis del sindicalismo burocrático que permita un más o menos rápido y completo desplazamiento de la dirección actual del movimiento obrero, estas esperanzas no parecen de fácil realización. Con todo, no hay que menospreciar esa lucha tenaz, que tiene a la independencia de clase de los trabajadores como una orientación permanente.
Los trabajadores argentinos siguen entonces con una conducción sindical más orientada a su autorreproducción, su enriquecimiento, el establecimiento de relaciones privilegiadas con diversos “factores de poder” , la proyección de algunos dirigentes a cargos electivos o de designación por el ejecutivo. Una dirigencia que, aparte de que por su configuración ideológica y su práctica cotidiana renuncia a todo cuestionamiento de fondo a la sociedad capitalista, y tampoco sustenta ya ningún consistente programa de reformas. Tiende a debilitar su identificación con un partido, para pasar a arreglos más coyunturales con aquellas fuerzas políticas y elencos de gobierno que les garanticen “términos de intercambio”, más favorables para la garantía de “paz social” y “moderación” en los planteos que ese sindicalismo ofrece. Entre los varios “lunares” del régimen constitucional argentino, esta estructura sindical antidemocrática y atravesada por una corrupción estructural, es uno de los más oscuros y persistentes.
Para los trabajadores, lo que, si se hace abstracción de sus rasgos ominosos, pudo ser en su momento una herramienta razonable de promoción de sus intereses económico-corporativos a cambio de la renuncia a cualquier perspectiva anticapitalista, hace tiempo que constituye un modo de “capitulación” permanente. Prima la adaptación a los intereses empresarios en los que una mejora del salario real y de las condiciones de trabajo sólo pueden ser correlato de momentos de expansión económica y fuerte ampliación de las ganancias capitalistas. Y en cuanto esas condiciones se modifican, la dirigencia sindical no va más allá de una muy limitada “reducción de daños”, compatible con la aceptación de pérdida de puestos de trabajo, agravamiento de las condiciones de explotación, y deterioro del poder adquisitivo del salario, apenas un paso atrás de las aspiraciones de máxima de los empresarios. Es lo que está ocurriendo una vez más desde las postrimerías del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner hasta la actualidad. El bienestar y los derechos de los trabajadores retroceden, sin que la dirigencia sindical desarrolle las medidas de lucha de la contundencia y continuidad necesarias para tener probabilidades de éxito en revertir esa tendencia.
Durante 2016, la CGT (las CGT, en los primeros meses del año), lanzaron una gran movilización a fines de abril, muy numerosa, que parecía ser el preanuncio de nuevas manifestaciones públicas y de una escalada de paros nacionales, y que se orientaba en primer lugar a la lucha contra los despidos. Después de esa gran demostración, el Congreso Nacional aprobó una ley contra los despidos, el Poder Ejecutivo la vetó y…las CGT no hicieron más que declaraciones condenatorias. Se abocaron a un proceso de reunificación, y una vez asumida la nueva conducción, el amago de declarar finalmente un paro nacional se sostuvo un breve tiempo hasta dejar lugar al establecimiento de un Diálogo por el Trabajo y la Producción, bajo auspicio eclesiástico.
Las CTA siguieron un camino de convocatorias callejeras, con la CGT ausente o con presencia marginal, recibieron la exigencia de un paro general de parte de los trabajadores movilizados en la Marcha Federal del 2 de septiembre, esperaron en vano que lo convocara la CGT para sumarse, y tuvieron que conformarse con llamar a una Jornada Nacional de Protesta, que consiguió una importante movilización, aunque sin paro de actividades. Seguramente se seguirá por ese camino, interpelando a los trabajadores a la lucha y ejerciendo presión sobre la conducción cegetista.
En el momento actual, siguen planteadas las grandes líneas de los problemas y limitaciones del movimiento obrero argentino. Las condiciones son mucho mejores de lo que fueron en los años de Menem y los primeros del nuevo siglo. La sostenida reactivación industrial le devolvió incidencia y peso a los trabajadores, diluyó en parte la mitología del “fin de la clase obrera”, incluso gremios industriales tan tradicionales como metalúrgicos y mecánicos multiplicaron el número de sus “representados”.Hoy se ciernen nuevas amenazas sobre los puestos de trabajo, renovadas ofensivas a favor de “aumentos salariales en función de la productividad”, “flexibilización de las condiciones de trabajo”, “disminución del costo laboral, de la industria del juicio, del ausentismo” y toda la monserga sobre el exceso de empleo público, orientada a cesantías, retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas, y la “batería” de ataques contra los trabajadores del sector público. La burocracia sindical ya ha iniciado, como explicamos, las componendas y concesiones de costumbre. Es una oportunidad más de diferenciarse de modo activo como alternativa de lucha, de organización sindical democrática, de independencia frente a los patrones y el gobierno. Se necesita pensar y actuar a través de múltiples iniciativas y líneas de acción, con un espectro amplio de alianzas, pero en base a acuerdos claros y preservación de la independencia frente a la burocracia.
Sigue en pie la necesidad de construcción de un movimiento obrero renovado, de una organización independiente y combativa en condiciones de disputar la conducción lugar por lugar, y también de la dirección de las entidades sindicales, siendo indispensable que esto comprenda a los grandes sindicatos del sector privado, tanto de la industria, como del transporte, el comercio y los servicios. Con múltiples formas, sea la disputa de las organizaciones existentes,cuando ese camino se juzgue viable, sea con la creación de sindicatos “paralelos”, o de agremiaciones de alcance y lógica distinta a la existente hoy. Lo esencial es disputar poder en el interior del movimiento obrero, por los caminos que aparezcan más adecuados para cada sector y circunstancia. Y tener claro que la pelea por la dirección es inescindible de la lucha por las conciencias, de la batalla por la construcción de una nueva hegemonía cultural en la clase trabajadora, de un “nosotros” de la clase distinto al que, con matices y cambios importantes, impera al menos desde los años 50. Necesitamos un movimiento obrero que espere más de su propia organización y acciones y menos de las políticas estatales, que deje de “naturalizar” la ideología y las prácticas de la burocracia sindical. Y, sobre todo, que ya no piense y actúe en términos de “regreso” a algún pasado venturoso, o de búsqueda individualista o corporativa de un bienestar trazado sobre el molde del consumo y el sentido común hegemónico. Es una lucha titánica, contra las patronales, el Estado, el movimiento sindical predominante hasta hoy, e incluso las ideas, sentimientos y prácticas que se han hecho carne en los trabajadores argentinos durante muchos años. Contamos con la memoria de un movimiento obrero y una dirigencia sindical diferentes, a las que hay que reivindicar desde la mirada hacia el futuro y no a partir de la nostalgia de un pasado al que se supone irrepetible, Existe una nueva generación de trabajadores cuyo inconformismo y ansias de transformación hay que “descubrir”, comprender y estimular, sin querer asimilarlos a los parámetros de generaciones anteriores. Tenemos en nuestra sociedad millones de jóvenes con dificultades para conseguir un primer trabajo, o que directamente ven como algo inalcanzable, o no deseable un trabajo estable y “en blanco”. Los que tienen trabajo padecen en gran proporción la precariedad, las bajas remuneraciones, las condiciones de sobreexplotación. Necesitamos de todas las generaciones y de las situaciones más diversas, articular el presente, la historia y el porvenir, colocar al movimiento obrero en una perspectiva anticapitalista, innovadora y con vocación de futuro, que recree la convicción y la épica de no luchar sólo por la defensa de lo amenazado y la recuperación de lo perdido. Instaurar y difundir el combate por el advenimiento de una sociedad nueva, de una democracia radical de los trabajadores,de un mundo de igualdad, justicia y disfrute colectivo de una vida libre de explotación, alienación y estigmatizaciones.

Daniel Campione

Los que nos llevan al “colapso” y cómo evitarlo



La bicicleta financiera armada con las altas tasas de interés y el dólar planchado no sólo agudizaban la recesión económica en todos los planos, sino que exponía a la Argentina a un estallido ni bien se modifiquen las circunstancias que la hacían viable –las bajas tasas de interés internacionales.
El triunfo de Trump, y el anuncio de una agudización de la guerra comercial, financiera y monetaria jugó ese papel. El encarecimiento de la tasa de los EEUU puso en cuestión el plan de mega-endeudamiento votado en el Presupuesto (¡55.000 millones de dólares!) y las devaluaciones de las monedas de Brasil y México agravaron el atraso cambiario con los países que Argentina tiene un mayor flujo comercial. Sobre llovido mojado.
Fue ante este combo mortal que Lavagna se sumó a los pronósticos catastrofistas, avizorando que la política económica del gobierno lleva al país a un colapso. En términos similares se pronunció quien fuera su jefe, Eduardo Duhalde. La respuesta del gobierno fue acusar al ex ministro de Economía como punta de lanza de un lobby devaluador, algo tan obvio como cierto.
La acusación, sin embargo, oculta lo esencial: quien hizo la acusación, Prat Gay, fue el brazo ejecutor de la devaluación de comienzos de año, que rondó el 50% de un saque. Esa devaluación, claro, contó con el respaldo de Lavagna, lo mismo que la eliminación del impuesto a las exportaciones (retenciones) y el tarifazo, tres medidas que al combinarse llevaron a un salto inflacionario superior al 40% anual. Para evitar que esta altísima inflación derive en una hiper, el gobierno armó la bicicleta financiera, aprovechando las bajísimas tasas de interés internacionales. Las consecuencias fueron una recesión económica profunda y la pérdida del beneficio de la devaluación para los capitalistas. La historia de la devaluación de Kicillof del 2014 se volvió repetir. La `salida` de Lavagna es profundizar la orientación que hizo Prat Gay y ya fracasó. Una nueva devaluación nos llevaría a otra variante de colapso.
La incapacidad de los Prat Gay y Lavagna para hacer frente a la situación se debe a que la bancarrota económica tiene características sistémicas y no puede ser enfrentada con medidas monetarias o financieras. Argentina tiene una deuda colosal, que se ha agravado en el último período. Sólo durante el año en curso, si se suma la deuda del Tesoro y la del BCRA (Lebac) arroja la friolera de 90.000 millones de dólares. Sturzenegger en menos de un año triplicó la deuda del BCRA, pasando de 250.000 a 750.000 millones de pesos. Como esta deuda está colocada a tasas de interés cercanas al 30% y con vencimientos a corto plazo su impacto inflacionario es evidente, pues sólo puede pagarse con emisión monetaria. Una reducción drástica de la tasa de interés, como reclama Lavagna, llevaría a que se invierta la bicicleta: los pesos se cambiarían por dólares, produciendo una nueva devaluación.
El gobierno tiene por delante vencimientos de deuda por 20.000 millones de dólares. A esto debe sumarse la deuda de las provincias y de las corporaciones capitalistas, que también recurren al BCRA en busca de divisas. El cambio de las condiciones internacionales cuestiona el plan financiero de refinanciar esa deuda con nueva deuda. El gobierno dice como plan B tiene al blanqueo, que puede suplir la falta de financiamiento. Pero esto está por verse. La parte más importante de la plata que se blanqueará quedará en el exterior, esto a un costo bajísimo. Mientras tanto, otros hacen una negoción comprando propiedades para eludir el pago de toda multa, lo que ha creado una nueva burbuja inmobiliaria que encarecen tantos las compras como los alquileres.
Lo que a esta altura es seguro es que el dinero blanqueado no irá a la inversión. Esto por un motivo sencillo: la industria funciona al 60% de su capacidad instalada y la caída de las ventas y de la construcción se ha agudizado. Ningún capitalista va a invertir cuando tiene las máquinas paradas. La salida por el lado de la exportación choca con la recesión brasilera, la guerra comercial en marcha y la caída de los precios internacionales de las materias primas.
En estas condiciones la salida de Macri es reforzar la explotación de los trabajadores. La promesa realizada en la reunión anual de la UIA de terminar con los convenios colectivos de trabajo va claramente en esa dirección. En vez de la devaluación que promueve Lavagna, que impactaría negativamente sobre los salarios, Macri promete otra vía para lo mismo, atacando las condiciones de trabajo. La salida inflacionaria de Lavagna-Massa, o la recesiva de Macri-Prat Gay son dos formas de ataque a los trabajadores.
Incluso como salida reaccionaria, estas políticas no aseguran evitar el colapso anunciado. Para esto es necesario un replanteo general, que parta de una reorganización económica sobre otras bases sociales. Un verdadero plan de inversiones que reactiva la economía es incompatible con el pago de la deuda y con un sistema financiero manejado por evasores y fugadores de dinero. La creación de una banca nacional única y un monopolio del comercio exterior son instrumentos fundamentales para un desarrollo del país, especialmente frente a una crisis internacional que se agrava. Esto debe ir acompañado de la prohibición de despidos y suspensiones, el reparto de las horas de trabajo, la implementación de un salario igual a la canasta familiar y el 82% móvil para los jubilados. Sólo este programa, que es el que aplicaría un gobierno de los trabajadores, puede evitar el colapso que pronostican desde los círculos de poder.

Gabriel Solano

Lo que dijo Fidel del Che vale para él mismo



En este triste momento recordemos lo que dijo Martí: “No es que los hombres hagan pueblos, sino que los pueblos en su hora de génesis suelen ponerse vibrantes y triunfantes, en un hombre.”
Y las palabras de Fidel sobre el Che el 18 de octubre de 1967, son a su vez aplicables a Fidel:
La muerte del Che —como decíamos hace unos días— es un golpe duro, es un golpe tremendo para el movimiento revolucionario, en cuanto le priva sin duda de ninguna clase de su jefe más experimentado y capaz.
Pero se equivocan los que cantan victoria. Se equivocan los que creen que su muerte es la derrota de sus ideas, la derrota de sus tácticas, la derrota de sus concepciones guerrilleras, la derrota de sus tesis. Porque aquel hombre que cayó como hombre mortal, como hombre que se exponía muchas veces a las balas, como militar, como jefe, es mil veces más capaz que aquellos que con un golpe de suerte lo mataron.
Sin embargo, ¿cómo tienen los revolucionarios que afrontar ese golpe adverso? ¿Cómo tienen que afrontar esa pérdida? ¿Cuál sería la opinión del Che si tuviese que emitir un juicio sobre este particular? Esa opinión la dijo, esa opinión la expresó con toda claridad, cuando escribió en su mensaje a la conferencia de solidaridad de los pueblos de Asia, Africa y América Latina que si en cualquier parte le sorprendía la muerte, bienvenida fuera siempre que ese, su grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo, y otra mano se extienda para empuñar el arma.
Y ese, su grito de guerra, llegará no a un oído receptivo, ¡llegará a millones de oídos receptivos! Y no una mano, sino que ¡millones de manos, inspiradas en su ejemplo, se extenderán para empuñar las armas!
Nuevos jefes surgirán. Y los hombres, los oídos receptivos y las manos que se extiendan, necesitarán jefes que surgirán de las filas del pueblo, como han surgido los jefes en todas las revoluciones.
No contarán esas manos con un jefe ya de la experiencia extraordinaria, de la enorme capacidad del Che. Esos jefes se formarán en el proceso de la lucha, esos jefes surgirán del seno de los millones de oídos receptivos, de las millones de manos que, más tarde o más temprano, se extenderán para empuñar las armas.
No es que consideremos que en el orden práctico de la lucha revolucionaria su muerte haya de tener una inmediata repercusión, que en el orden práctico del desarrollo de la lucha su muerte pueda tener una repercusión inmediata. Pero es que el Che, cuando empuñó de nuevo las armas, no estaba pensando en una victoria inmediata, no estaba pensando en un triunfo rápido frente a las fuerzas de las oligarquías y del imperialismo. Su mente de combatiente experimentado estaba preparada para una lucha prolongada de 5, de 10, de 15, de 20 años si fuera necesario. ¡El estaba dispuesto a luchar cinco, diez, quince, veinte años, toda la vida si fuese necesario!
Y es con esa perspectiva en el tiempo en que su muerte, en que su ejemplo —que es lo que debemos decir—, tendrá una repercusión tremenda, tendrá una fuerza invencible.
Su capacidad como jefe y su experiencia en vano tratan de negarlas quienes se aferran al golpe de fortuna. Che era un jefe militar extraordinariamente capaz. Pero cuando nosotros recordamos al Che, cuando nosotros pensamos en el Che, no estamos pensando fundamentalmente en sus virtudes militares. ¡No! La guerra es un medio y no un fin, la guerra es un instrumento de los revolucionarios. ¡Lo importante es la revolución, lo importante es la causa revolucionaria, las ideas revolucionarias, los objetivos revolucionarios, los sentimientos revolucionarios, las virtudes revolucionarias!
Y es en ese campo, en el campo de las ideas, en el campo de los sentimientos, en el campo de las virtudes revolucionarias, en el campo de la inteligencia, aparte de sus virtudes militares, donde nosotros sentimos la tremenda pérdida que para el movimiento revolucionario ha significado su muerte.
Porque Che reunía, en su extraordinaria personalidad, virtudes que rara vez aparecen juntas. El descolló como hombre de acción insuperable, pero Che no solo era un hombre de acción insuperable: Che era un hombre de pensamiento profundo, de inteligencia visionaria, un hombre de profunda cultura. Es decir que reunía en su persona al hombre de ideas y al hombre de acción.
Pero no es que reuniera esa doble característica de ser hombre de ideas, y de ideas profundas, la de ser hombre de acción, sino que Che reunía como revolucionario las virtudes que pueden definirse como la más cabal expresión de las virtudes de un revolucionario: hombre íntegro a carta cabal, hombre de honradez suprema, de sinceridad absoluta, hombre de vida estoica y espartana, hombre a quien prácticamente en su conducta no se le puede encontrar una sola mancha. Constituyó por sus virtudes lo que puede llamarse un verdadero modelo de revolucionario.
Suele, a la hora de la muerte de los hombres, hacerse discursos, suele destacarse virtudes, pero pocas veces como en esta ocasión se puede decir con más justicia, con más exactitud de un hombre lo que decimos del Che: ¡Que constituyó un verdadero ejemplo de virtudes revolucionarias!
Pero además añadía otra cualidad, que no es una cualidad del intelecto, que no es una cualidad de la voluntad, que no es una cualidad derivada de la experiencia, de la lucha, sino una cualidad del corazón, ¡porque era un hombre extraordinariamente humano, extraordinariamente sensible!
Por eso decimos, cuando pensamos en su vida, cuando pensamos en su conducta, que constituyó el caso singular de un hombre rarísimo en cuanto fue capaz de conjugar en su personalidad no solo las características de hombre de acción, sino también de hombre de pensamiento, de hombre de inmaculadas virtudes revolucionarias y de extraordinaria sensibilidad humana, unidas a un carácter de hierro, a una voluntad de acero, a una tenacidad indomable.
Y por eso le ha legado a las generaciones futuras no solo su experiencia, sus conocimientos como soldado destacado, sino que a la vez las obras de su inteligencia. Escribía con la virtuosidad de un clásico de la lengua. Sus narraciones de la guerra son insuperables. La profundidad de su pensamiento es impresionante. Nunca escribió sobre nada absolutamente que no lo hiciese con extraordinaria seriedad, con extraordinaria profundidad; y algunos de sus escritos no dudamos de que pasarán a la posteridad como documentos clásicos del pensamiento revolucionario.
Y así, como fruto de esa inteligencia vigorosa y profunda, nos dejó infinidad de recuerdos, infinidad de relatos que, sin su trabajo, sin su esfuerzo, habrían podido tal vez olvidarse para siempre.
Trabajador infatigable, en los años que estuvo al servicio de nuestra patria no conoció un solo día de descanso. Fueron muchas las responsabilidades que se le asignaron: como Presidente del Banco Nacional, como director de la Junta de Planificación, como Ministro de Industrias, como Comandante de regiones militares, como jefe de delegaciones de tipo político, o de tipo económico, o de tipo fraternal.
Su inteligencia multifacética era capaz de emprender con el máximo de seguridad cualquier tarea en cualquier orden, en cualquier sentido. Y así, representó de manera brillante a nuestra patria en numerosas conferencias internacionales, de la misma manera que dirigió brillantemente a los soldados en el combate, de la misma manera que fue un modelo de trabajador al frente de cualesquiera de las instituciones que se le asignaron, ¡y para él no hubo días de descanso, para él no hubo horas de descanso! Y si mirábamos para las ventanas de sus oficinas, permanecían las luces encendidas hasta altas horas de la noche, estudiando, o mejor dicho, trabajando o estudiando. Porque era un estudioso de todos los problemas, era un lector infatigable. Su sed de abarcar conocimientos humanos era prácticamente insaciable, y las horas que le arrebataba al sueño las dedicaba al estudio; y los días reglamentarios de descanso los dedicaba al trabajo voluntario.
Fue él el inspirador y el máximo impulsor de ese trabajo que hoy es actividad de cientos de miles de personas en todo el país, el impulsor de esa actividad que cada día cobra en las masas de nuestro pueblo mayor fuerza.
Y como revolucionario, como revolucionario comunista, verdaderamente comunista, tenía una infinita fe en los valores morales, tenía una infinita fe en la conciencia de los hombres. Y debemos decir que en su concepción vio con absoluta claridad en los resortes morales la palanca fundamental de la construcción del comunismo en la sociedad humana.
Muchas cosas pensó, desarrolló y escribió. Y hay algo que debe decirse un día como hoy, y es que los escritos del Che, el pensamiento político y revolucionario del Che tendrán un valor permanente en el proceso revolucionario cubano y en el proceso revolucionario en América Latina. Y no dudamos que el valor de sus ideas, de sus ideas tanto como hombre de acción, como hombre de pensamiento, como hombre de acrisoladas virtudes morales, como hombre de insuperable sensibilidad humana, como hombre de conducta intachable, tienen y tendrán un valor universal.
Los imperialistas cantan voces de triunfo ante el hecho del guerrillero muerto en combate; los imperialistas cantan el triunfo frente al golpe de fortuna que los llevó a eliminar tan formidable hombre de acción. Pero los imperialistas tal vez ignoran o pretenden ignorar que el carácter de hombre de acción era una de las tantas facetas de la personalidad de ese combatiente. Y que si de dolor se trata, a nosotros nos duele no solo lo que se haya perdido como hombre de acción, nos duele lo que se ha perdido como hombre virtuoso, nos duele lo que se ha perdido como hombre de exquisita sensibilidad humana y nos duele la inteligencia que se ha perdido. Nos duele pensar que tenía solo 39 años en el momento de su muerte, nos duele pensar cuántos frutos de esa inteligencia y de esa experiencia que se desarrollaba cada vez más hemos perdido la oportunidad de percibir.
Nosotros tenemos idea de la dimensión de la pérdida para el movimiento revolucionario. Pero, sin embargo, ahí es donde está el lado débil del enemigo imperialista: creer que con el hombre físico ha liquidado su pensamiento, creer que con el hombre físico ha liquidado sus ideas, creer que con el hombre físico ha liquidado sus virtudes, creer que con el hombre físico ha liquidado su ejemplo.

Nelson P Valdés

lunes, 28 de noviembre de 2016

Trump, las peras y las manzanas



La función en la producción capitalista de los inmigrantes “ilegales” en EEUU y los peones “golondrinas” tucumanos que levantan las cosechas en Neuquén y el Alto Valle del Río Negro, tiene puntos de coincidencia.
Esas coincidencias echan luz sobre las declaraciones de Trump acerca de la expulsión de inmigrantes.
Aquí y en EEUU la función es abaratar sustancialmente la mano de obra para las patronales, presionando además a la baja los salarios de los trabajadores “legales” o en blanco.
Por eso la inmigración del exterior en EEUU o del propio país en nuestro caso, es un mecanismo que promueven y organizan las propias patronales en su beneficio. Son también un factor patronal de división de la clase obrera y un bloqueo a la sindicalización. Perfectamente tolerado por las burocracias.
La veta xenófoba explotada por políticos patronales (desde Trump al rionegrino Pichetto) busca explotar y potenciar la competencia al interior de la clase obrera, más en la medida que la crisis y el desempleo golpean masivamente. Cuando un sector de la clase obrera es cautivado por la idea de que los extranjeros o los emigrantes de otras provincias “nos vienen a sacar el trabajo”, se produce una reacción primaria, elemental, que la propaganda socialista debe apostar a superar.
En el Alto Valle del Río Negro, las pocas veces que han estallado denuncias de peones “golondrinas” no registrados viviendo en condiciones infrahumanas en las chacras, surge que detrás de su traslado a la zona está la propia patronal y toda una organización mafiosa que nunca podría sobrevivir, por décadas, sin la protección y la promoción del Estado y su entrelazamiento con las fuerzas represivas. El asesinato del peón salteño Daniel Solano en Río Negro expone esta trama en toda su magnitud.
Por eso el anuncio de Trump de expulsar a millones de “ilegales” choca con un hecho objetivo: para las patronales es necesario que primero imponga a la clase obrera nativa las condiciones laborales y los salarios de los expulsados. Porque si los expulsa antes de lograr el abaratamiento de la mano de obra local, elimina un factor de competencia obrera por el trabajo y luego será más difícil imponer una mayúscula flexibilización laboral a obreros estadounidenses que en su gran mayoría ya votaron por lo que ellos entienden que es una propuesta “socialista” con Sanders.
No está claro que los sectores patronales que se benefician con los trabajadores inmigrantes “ilegales”, vayan a tolerar su expulsión sin antes asegurarse otro trabajador en las mismas condiciones. Trump puede alardear para la tribuna, pero no puede saltear los fenómenos que la misma crisis del capitalismo ha generado.
Si Trump o los Pichetto lo ignoran, no hacen más que reflejar que representan la barbarie por sobre todas las cosas.

Norberto E. Calducci

Hasta siempre Comandante



Con motivo del fallecimiento del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz

sábado, 26 de noviembre de 2016

Fidel Castro, eterno héroe de los desheredados



Personaje controvertido en Occidente, donde es fuertemente criticado, Fidel Castro es admirado en cambio por los pueblos de América Latina y del Tercer Mundo, que lo consideran un símbolo de la resistencia a la opresión y un defensor de la aspiración de los países del Sur a la independencia, a la soberanía y a la autodeterminación. Rebelde mítico que entró en vida en el Panteón de los grandes libertadores del continente americano, el antiguo guerrillero de la Sierra Maestra ha visto su prestigio superar fronteras continentales para convertirse en el arquetipo del antiimperialismo del siglo XX y el vector de un mensaje universal de emancipación.
Los medios occidentales, por sus crispaciones ideológicas y una condescendencia obvia hacia los pueblos del Sur, no han logrado entender la importancia histórica de Fidel Castro para Cuba, América Latina y el Tercer Mundo. Desde José Martí, el héroe nacional cubano, ningún otro personaje ha simbolizado con tanta fuerza las aspiraciones del pueblo cubano a la soberanía nacional, a la independencia económica y a la justicia social.
Fidel Castro es un símbolo de orgullo, de dignidad, de resistencia y de lealtad a los principios y su prestigio ha superado las fronteras de su tierra natal para irradiar el mundo. El líder histórico de la Revolución Cubana tomó las armas a favor de los oprimidos y reivindicó sus derechos a una vida decente. Procedente de una de las familias más adineradas del país, renunció a todos sus privilegios de clase para defender a los sin voces, abandonados a su suerte e ignorados por los pudientes.
Fidel Castro dispone de una legitimidad histórica. Armas en mano luchó contra la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista durante el ataque al cuartel Moncada en 1953 y durante la insurrección en la Sierra Maestra de diciembre de 1956 a diciembre de 1958. Triunfó contra un régimen militar brutal dotado de un impresionante poder de fuego y apoyado por Estados Unidos. En un contexto de hostilidad extrema ha realizado el sueño de José Martí de una Cuba independiente y soberana y ha guiado a su pueblo en el camino de la emancipación plena y definitiva oponiendo una resistencia a toda prueba frente a las pretensiones hegemónicas de Washington.
Fidel Castro también dispone de una legitimidad constitucional. Cada uno tiene derecho a pensar lo que quiera sobre el sistema electoral cubano pero fue elegido, cada cinco años, de 1976 a 2006. Antes de esa fecha sólo era primer ministro y no presidente de la República. En efecto, contrariamente a una idea preconcebida, Cuba ha tenido a no menos de cuatro presidentes de la República desde 1959: Manuel Urrutia de enero de 1959 a julio de 1959, Osvaldo Dorticós de julio de 1959 a 1975, Fidel Castro de 1976 a 2006 y Raúl Castro desde 2006, cuyo gobierno terminará en 2018 tras la reforma constitucional que limita el número de mandatos a dos.
Ningún dirigente puede permanecer a la cabeza de un país durante treinta años, en un contexto de guerra larvada con Estados Unidos, sin un apoyo mayoritario del pueblo. Obviamente, como en toda sociedad, existen insatisfechos, críticos y decepcionados. La Revolución Cubana, obra de mujeres y hombres, es por definición imperfecta y jamás ha tenido la pretensión de erigirse en ejemplo. Pero la inmensa mayoría de los cubanos tiene mucho respeto hacia Fidel Castro y jamás ha puesto en tela de juicio sus nobles intenciones. Estados Unidos siempre se ha mostrado muy lúcido al respecto. Así, el 6 de abril de 1960, Lester D. Mallory, subsecretario adjunto de Estado para los Asuntos Interamericanos, recordó en un memorándum a Roy Rubottom Jr., entonces subsecretario de Estado para los Asuntos Interamericanos, el prestigio del líder cubano: “La mayoría de los cubanos apoya a Castro. No hay oposición política eficaz […]. El único medio posible para aniquilar el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desencanto y el desaliento por la insatisfacción económica y la penuria”. Washington siguió ese consejo y dio prueba de una hostilidad encarnizada contra los cubanos imponiendo sanciones económicas sumamente severas que duran hasta hoy. Pero la empresa no ha sido coronada de éxito. En efecto, cerca de medio siglo después, la popularidad de Fidel Castro sigue viva. Es lo que ha podido constatar Jonathan D. Farrar, entonces jefe de la diplomacia estadounidense en La Habana quien no ha dejado de enfatizar “la admiración personal significativa para Fidel” por parte de los cubanos, recordando que “sería un error subestimar […] el apoyo del cual dispone el gobierno, particularmente entre las comunidades populares y los estudiantes”.
Tres facetas caracterizan al personaje de Fidel Castro. En primer lugar es el arquitecto de la soberanía nacional que ha realizado el sueño del Apóstol y Héroe Nacional José Martí de una Cuba independiente y ha devuelto su dignidad al pueblo de la Isla. Después es el reformador social que se ha ubicado al lado de los humildes y los humillados creando una de las sociedades menos injustas del Tercer Mundo. Finalmente es el internacionalista que ha tendido una mano generosa a los pueblos necesitados y que ha ubicado la solidaridad y la integración en el centro de la política exterior de Cuba.

Salim Lamrani

Preocupa la economía en la Argentina: sin inversión, con bajo consumo y saldo negativo del comercio internacional

La realidad de la economía mundial es preocupante, ya que la desaceleración económica puede evolucionar hacia la recesión y el estancamiento. Es una situación que impacta regional y localmente con graves consecuencias para los sectores menos favorecidos, especialmente los trabajadores y sus familias. La valorización del dólar luego del triunfo Trump agrava la tendencia a la baja de los precios internacionales de exportación de nuestros países.
El informe conjunto de la CEPAL/OIT [1] de octubre pasado señala que se vive una “crisis en cámara lenta en los mercados laborales”, identificando un significativo crecimiento de la tasa de desempleo regional del 7,4% en 2015 a un 8,6% para el primer semestre en ambos. Ya no existe la situación fiscal que generaban los precios internacionales, las políticas de distribución del ingreso, o la masividad de una política social compensatoria. El cuadro es de incertidumbre.
Sin expectativas diferenciadas para el segundo semestre del 2016, el énfasis del informe de CEPAL/OIT se establece en las dificultades de las economías de los países sudamericanos, principalmente Brasil, el de mayor peso relativo. Queda claro que el impacto de los problemas económicos se traslada a la mayoría trabajadora de la región,

Por casa como andamos

La situación económica de la Argentina no es muy diferente, con cifras oficiales del Estimador Mensual de Actividad Económica de septiembre de 2016. Allí se informa de una variación negativa de 3,7% con relación al mismo período del año anterior, y un acumulado anual negativo del 2,4% [2] ,
Esa desaceleración, agravada con recesión productiva en el sector manufacturero y de la construcción está acentuada con el déficit comercial, ya que el INDEC informa que en el mes de octubre de 2016 las exportaciones alcanzaron un valor de 4.715 millones de dólares mientras que las importaciones sumaron 4.829 millones de dólares, registrándose un déficit de la balanza comercial de 114 millones de dólares. [3]
Por el lado del desempleo, hacia septiembre del 2016 baja del 9,3% del segundo trimestre (abril a junio) al 8,5% del tercer trimestre (julio a septiembre) sobre la población económicamente activa (PEA), es decir, población en edad de trabajar.
Aun con la mejora relativa, el gobierno impulsó esta semana un acuerdo entre empresarios y la CGT para congelar despidos hasta marzo próximo. También avanza con acuerdos paritarios para actualizar salarios sobre mejoras de productividad, caso emblemático de los petroleros.
La aspiración es profundizar esa línea y por eso el Presidente Macri les dijo a los empresarios de la industria que había que cambiar los convenios colectivos que vienen del siglo pasado. Dice que son antiguos, que hay que adecuarlos al nuevo siglo. El objetivo es, con la productividad como excusa, bajar salarios y con ello el costo de producción, siempre en aras de la rentabilidad del capital.
Sean las estadísticas oficiales o de los organismos internacionales, la economía argentina tiene problemas en sintonía con la situación mundial recesiva.
Pensemos que el PBI crece por inversiones, consumo o saldo favorable del comercio exterior. Así, la realidad hace agua por todos lados. Inversiones no llegan del exterior y la burguesía argentina prefiere especular o fugar divisas, apoyándose en elevadas tasas de interés que convalida el BCRA con la oferta continua de Letras, las LEBAC. Tampoco hay capacidad de inversión pública, agudizado con la sub-ejecución presupuestaria.
Además, no existe saldo comercial favorable, que como vemos es negativo, y del consumo ni hablar, especialmente de los de abajo, la mayoría de las trabajadoras y los trabajadores.
A tal punto llega la situación que el gobierno ya no hace propaganda con la llegada de inversiones esquivas, sino que comienza a lubricar el consumo, habilitando concesiones ante la demanda de movimientos sociales por 30.000 millones de pesos hasta el final del mandato, salvo, claro, que la demanda social y política se extienda en el futuro mediato (2017 es año electoral, que dicho sea de paso, ya comenzó).
También se extienden las ventas a plazo y el “ahora 18” pretende inducir más el gasto. Otro estímulo será la población con mayor disponibilidad de ingresos ante la eximición del medio aguinaldo al impuesto a las ganancias, lo que opera para salarios menores a 30.000 pesos y proporcionalmente para ingresos superiores.

Aunque no arranca, la economía promueve ganadores y perdedores

Algunos se preocupan porque la economía no arranca, tal como se expresa en las manifestaciones macroeconómicas. Sin embargo, a no engañarse, en este marco de problemas, existen sectores minoritarios con grandes ganancias, especialmente en el campo de la especulación. Es el caso de grandes fugadores y evasores que ya blanquearon más de 22.000 millones de dólares y logran facilidades desde el Estado, su Estado capitalista.
La demanda social postergó los incrementos tarifarios y la lucha de movimientos sociales arrancó incrementos de gastos sociales en el cierre del año, claro que los sectores hegemónicos llevan ventaja con las medidas iniciadoras del gobierno Macri: la devaluación, quita de retenciones y pagos de la deuda.
Está claro que la balanza no está equilibrada y que para que ello ocurra se requiere mayor densidad social y política de la mayoría social afectada con políticas pensadas para que la economía, arranque o no, satisfaga a los sectores más concentrados y minoritarios. Como siempre señalamos, en definitiva es una cuestión política.

Julio C. Gambina

Notas:

[1] CEPAL-OIT. Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe. Número 15, Octubre 2016. En: http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/---sro-santiago/documents/publication/wcms_532968.pdf
[2] INDEC. Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE). En: http://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/emae_11_16.pdf
[3] INDEC. Intercambio Comercial Argentino. En: http://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_11_16.pdf

Vuelta al primer casillero

Regresó a comisión la ley de humedales

Tenía dictamen de mayoría y todo indicaba que sería aprobado en la sesión, pero a la hora de votar el Senado devolvió el proyecto de protección de los reservorios de agua dulce.
"El agronegocio y las grandes inmobiliarias vetaron la protección de humedales”, aseguraron organizaciones socioambientales, académicos y legisladores luego de que la Cámara de Senadores devolviera a comisión un proyecto de protección de humedales (reservorios de agua dulce), aunque tenía dictamen de mayoría y estaba a punto de recibir media sanción. La iniciativa, que recibió el apoyo de un centenar de especialistas, protegía más de 60 millones de hectáreas, a lo que se había comprometido el presidente Mauricio Macri.
Los humedales son sitios de gran biodiversidad, zonas de inundación permanente o temporaria, que actúan como “esponja” y regulan el caudal de agua, absorben y atenúan inundaciones. Ejemplos de humedales son los Esteros del Iberá (Corrientes), Delta del Paraná (Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires) y Laguna de los Pozuelos (Jujuy).
En las últimas décadas sufrieron el avance de actividades perjudiciales, desde agronegocios (ganadería, arrozales, soja) y minería (sobre todo de litio) hasta de grandes empresas inmobiliarias, como los countries, que suelen ubicarse, y destruir humedales. Desde hace más de una década, organizaciones socioambientales, vecinales y académicos impulsan la protección de esos sitios.
En 2015 perdió estado parlamentario un proyecto que ya tenía media sanción. Este año fue presentado nuevamente, con las firmas de las senadoras Magdalena Odarda (Frente Progresista-Coalición Cívica-ARI) y Teresita Luna (Frente para la Victoria). Contó con el acompañamiento de Fernando Solanas (presidente de la Comisión de Ambiente), Jaime Linares, Elizabeth Kunath, Sandra Giménez y Ruperto Godoy. Fue debatido y consensuado en doce reuniones y dos audiencias públicas de las que participaron especialistas de universidades nacionales, investigadores, representantes de instituciones gubernamentales y un amplio espectro de organizaciones y movimientos sociales. El 20 de septiembre el proyecto obtuvo luz verde con dictamen de mayoría con la firma de 16 senadores de las dos comisiones intervinientes, la de Ambiente y la de Agricultura.
El proyecto plantea un ordenamiento territorial de humedales y protege los ecosistemas, fundamentales para aliviar inundaciones y proveer de agua potable. También incorpora una moratoria para impedir la continuidad de las obras o el inicio de actividades que impliquen cambios del uso del suelo.
La media sanción parecía encaminada, pero el 15 de noviembre el senador del PRO y dirigente de Federación Agraria Argentina, Alfredo De Angeli (presidente de la Comisión de Agricultura), presentó un proyecto por la minoría junto con Cristina Fiore Viñuales y Silvia Giacoppo.
El Senado debía votar ayer, pero el legislador de Chubut Alfredo Luenzo sorprendió a todos. Aunque en comision había apoyado el proyecto de protección de humedales, en el recinto Luenzo propuso que vuelva a comisión y se siga debatiendo. “Es una vergüenza lo que hizo y es herir de muerte el proyecto de ley. Que vuelva a comisión es dilatar todo, con muchísimas posibilidades de que no vuelva al recinto”, explicó Enrique Viale, de la organización Abogados Ambientalistas.
En el recinto, 42 senadores votaron el regreso a comisión y sólo 12 optaron para que se vote en la sesión. Entre los que rechazaron votar la protección de humedales figuran, además de Luenzo, José Alperovich, Julio Cobos, Alfredo De Angeli, Omar Perotti, Luis Naidenoff, Federico Pinedo y Juan Carlos Romero.
Franco Segesso, de Greenpeace Argentina, aseguró que “la vuelta a comisión es casi una sentencia de muerte, ya que pronto el proyecto pierde estado parlamentario y no se puede volver a tratar en el recinto. Tiene que quedar claro que menos protección de humedales es igual a más inundaciones”.

Darío Aranda
Página/12

"La Iglesia Católica es el ariete contra el aborto legal en la Argentina"

M.H.: Ayer viernes 25 de noviembre, es el Día internacional de lucha contra las violencias hacia las mujeres se convocó una marcha. Algo se anticipó en el acto que convocó el Frente de Izquierda y los Trabajadores en Atlanta. Lo que se conmemora es el asesinato de las hermanas Mirabal, activistas políticas dominicanas asesinadas por la dictadura de Trujillo. La historia la cuenta Vargas Llosa en su libro “La fiesta del chivo”. En homenaje a esas luchadoras políticas y sociales se conmemora el próximo y todos los 25 de noviembre el Día internacional contra la violencia hacia las mujeres. ¿Cuáles fueron las consignas centrales y reclamos de esta marcha? Ha habido algunas novedades a nivel parlamentario en relación al aborto y el Papa sorprende diciendo que es un pecado, pero que se puede perdonar.
C.D.: Esta marcha se inscribe en una serie de movilizaciones populares gigantescas que venimos protagonizando las mujeres desde 2015 con las marchas de “Ni una menos” con convocatorias multitudinarias. Venimos de protagonizar un hecho histórico que es un Paro nacional de las mujeres el pasado 19 de octubre repudiando el femicidio de Lucía, la joven marplatense.
M.H.: Te interrumpo para comentar que estuve 25 días en Europa, y fue la única noticia sobre Argentina que mereció la atención de El País de España, que le dedicó media página.
C.D.: Efectivamente, fue un hecho histórico, así que lo amerita. Además, fue un paro contra la burocracia sindical, porque la CGT no convocó a parar, de hecho está en una tregua con el gobierno, no ha convocado a ningún plan de lucha frente a los despidos, suspensiones y rebaja salarial y las mujeres hicimos en las calles lo que las centrales sindicales no hacen por los trabajadores. Por lo tanto, fue un hecho de mucha relevancia, con paros, cortes de calles, decidido de manera democrática. Nació desde las bases del pueblo argentino de mujeres en repudio a este crimen que tiene componentes de responsabilidad del Estado. A Lucía la mataron 3 narcotraficantes marplatenses, uno de ellos hijo de un famoso escribano de Mar del Plata, Offidani, que fue defendido en primera instancia por un funcionario del gabinete del Intendente Carlos Arroyo, amigo de Carlos Pampillón, de este grupo neonazi marplatense que agredió al Encuentro Nacional de Mujeres el año pasado apostado en la Catedral tirando piedras y gases lacrimógenos. Por lo tanto, el crimen de Lucía tiene estos componentes de responsabilidad estatal que nosotras siempre denunciamos en la violencia hacia las mujeres.
La marcha de este viernes se inscribe en esta tendencia que es mundial porque en Francia hubo un paro muy grande por igualación salarial, en Islandia ocurrió lo mismo y en Polonia las mujeres salieron a manifestarse en contra de un gobierno de corte clerical que quería restringir el derecho al aborto aún más en ese país. Inclusive se movilizaron mujeres católicas, fue una marcha que rajó las paredes y el gobierno se vio obligado a retroceder.
En cuanto al tema del Papa, muchos lo han caracterizado como un gesto, en relación a la familia, a la mujer, a los homosexuales, pero efectivamente la Iglesia Católica es el ariete contra el aborto legal en la Argentina. El lobby clerical en el Parlamento es fuertísimo, a tal punto que este año nuevamente quedó en suspenso el tratamiento de la campaña por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Los bloques parlamentarios del PRO, el PJ y buena parte del kirchnerismo se han manifestado en contra de tratarlo y las diputadas y representantes han manifestado que lo hacen por la presión de la Iglesia. Es decir, que mientras el Papa tiene este gesto que mencionabas, la realidad de la Iglesia Católica es operar en contra de las mujeres ante este derecho y, por lo tanto, no soluciona el problema que tenemos de las muertes por abortos clandestinos.
Hubo un informe de la relatora de la ONU en relación a la violencia hacia las mujeres en nuestro país, donde reflejaba esta realidad, más o menos medio millón de abortos clandestinos por año, no se sabe el número de mujeres muertas por mala praxis y está completamente corroborado que la principal causa de muerte materna es por aborto clandestino. Vemos una Iglesia con una doble cara, por un lado, con un gesto y, por otro, la política concreta bien terrenal de los derechos de las mujeres haciendo todo lo posible para que este derecho no se concrete.
Inclusive con otras cosas, en el ámbito de la salud hoy es uno de los principales obstáculos para que no se puedan atender los abortos no punibles. En nuestro país desde 1921 hay tres causales por las cuales las mujeres podemos abortar legalmente y, sin embargo, cuando una mujer llega al hospital con un embarazo producto de una violación o un abuso tiene que afrontar muchos obstáculos médicos, burocráticos e institucionales para acceder a esa práctica. Esto es resultado de la injerencia de los Comité de bioética que están manejados por la Iglesia Católica.
Este es uno de los reclamos más fuertes el 25 de noviembre, derecho al aborto legal, seguro y gratuito y la anulación de la condena de Belén, la joven tucumana injustamente presa por un aborto espontáneo con el que llegó al hospital de San Miguel de Tucumán y provocó una movilización gigantesca por su libertad.
M.H.: Actualmente está en libertad.
C.D.: Sí, pero la condena sigue en proceso. La Corte Suprema tucumana en estos días tiene que definir si la condena se ratifica o rectifica. Todo indicaría que es una crisis para el poder político tucumano, porque ellos intentaron sentar un precedente con esto, que las mujeres que llegan con un aborto al hospital tienen que ir presas. Quisieron hacer un fallo aleccionador. Las mujeres salieron a manifestarse en contra porque Belén fue víctima de violencia obstétrica, le hizo el control ginecológico la policía de Tucumán, le mandaron por mensaje de texto al fiscal la foto del control ginecológico. Le sucedieron muchas cosas que suceden a las mujeres pobres de nuestro país. Porque en esto hay una diferencia de clase muy grande. Las mujeres que pueden acceder a una clínica privada abortan en la clandestinidad, pero sin riesgos. Las mujeres pobres no solo tienen que enfrentar el riesgo de una infección sino también la criminalización por parte del Estado. El fallo está viciado por nulidad, esto lo dijo su abogada Soledad Odessa que es miembro de Católicas por el derecho a decidir y la Corte suprema tucumana anuló el encarcelamiento sobre las bases de este fallo.
El otro gran tema de la movilización del 25 tiene que ver con la asistencia a las mujeres. En nuestro país tenemos una ley, sin embargo, la realidad es que no tenemos dispositivos de asistencia genuinos. Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires, el legislador Marcelo Ramal presentó una ley para la creación de un centro integral para la mujer por comuna, con la idea de contar con equipos interdisciplinarios, psicólogas, asistentes sociales y abogadas. Esta ley se votó favorablemente al calor del “Ni una menos” y las movilizaciones, pero al día de hoy no se ha implementado. Nosotras hemos hecho pedidos de informes y lo que nos ha dicho el gobierno porteño es que piensa tercerizarlo en ONGs. Primero, esta es una política de precarización del trabajo y, en segundo lugar, muy riesgosa porque si las ONG las atiende la Iglesia o grupos clericales nos vamos a ver privadas de un instrumento que debería ser a favor de las mujeres para caer en manos de instituciones con una mirada muchas veces perniciosa en cuanto a las cuestiones de la mujer. Así que marchamos por presupuesto, por casa refugio, por el pase a planta permanente de las trabajadoras que se dedican a la asistencia.
Y el tercer punto tiene que ver con la defensa del trabajo. Las mujeres somos las más golpeadas por la desocupación, la carestía de la vida, una brecha salarial del 30% por un mismo trabajo. El día domingo salió una entrevista a una mujer que fue víctima de violencia y ella decía que tiene recursos, plata para tomar un taxi, para irse de su casa, pero ¿qué hace una mujer con muchos chicos y sin dinero? Quiere decir que la violencia hacia la mujer tiene muchas manifestaciones y la violencia doméstica no es privada, ni cómo se resuelve tampoco. Tener independencia económica, un trabajo, vivienda, acceso a los recursos puede ser la diferencia entre la vida y la muerte de una mujer.
Esos son los 3 ejes de una marcha multisectorial, con todos los sectores políticos que intervenimos en el Movimiento de las mujeres, con un contenido que defendemos que tiene que ver con la independencia del Estado y de la Iglesia que es un actor político fundamental en el mundo y también en nuestro país.

Mario Hernandez