sábado, 30 de septiembre de 2023

¿Argentina fue el país más rico del mundo cuando tuvo gobiernos liberales?


Celebración del centenario en Buenos Aires (1910).

 Sobre el discurso de Milei acerca de la situación del país hacia fines del siglo XIX y principios del XX. Uno de los caballitos de batalla del discurso de Milei y su ejército de trolles en las redes sociales es que Argentina habría conocido una época de esplendor cuando tuvo gobiernos liberales, hacia fines de siglo XIX y principios del siglo XX, tiempo en que habría sido el país “más rico del mundo” y hasta una “superpotencia”. El declive posterior sería obra de una sucesión de gobiernos populistas, estatistas e incluso socialistas. ¿Hay algo de cierto en esto? 
 En un spot de campaña de La Libertad Avanza hacia las Paso presidenciales de agosto, se afirmaba que “hubo un tiempo en el que la Argentina era el país más rico del mundo, un punto de atracción, una potencia mundial. Por eso, millones de inmigrantes llegaban a nuestro puerto buscando oportunidades; éramos la envidia de todos”. ¿Qué pasó? “Hace 100 años hubo un punto de quiebre: los políticos decidieron que la riqueza no podía ser más de los argentinos, sino que tenía que ser de ellos”.
 La realidad está muy lejos de lo que afirman Milei y los suyos. Según sus respuestas en entrevistas y posteos en redes sociales, esos dichos se fundamentan en que nuestro país se ubicaba para los albores del siglo pasado entre los primeros puestos del ránking mundial en cuanto a PBI per cápita. La cuestión que nos interesa no es refutar si Argentina logró llegar al primer puesto, ni si tiene sentido usar una medición realizada un siglo después con información parcial. La falsedad no está en los datos sino, antes que eso, en la premisa.
 Aún si la estadística fuera válida, la afirmación no sería cierta. Tener un PBI per cápita alto no convierte a un país en una potencia, y menos que menos hace de la riqueza un patrimonio de “los argentinos”. La actividad económica predominante era la exportación de productos agropecuarios, y -como ocurre hoy- toda la infraestructura productiva tenía bastante poco de argentina: los ferrocarriles eran ingleses, los frigoríficos ingleses y franceses, las casas comerciales también extranjeras, y el naciente Estado argentino se endeudaba con el exterior a un ritmo que estalló con la crisis de 1890. 
 Las potencias realmente existentes eran las que exportaban capital (con inversiones directas o indirectas -créditos-) y se quedaban con la mayor parte de la ganancia de la economía criolla. Argentina era entonces una economía que se insertaba en el mercado mundial como una semicolonia, subordinada a los intereses de las potencias capitalistas a las cuales vendía la producción agroganadera. 
 La generación del ’80 y los gobiernos de inicios del siglo XX, que endiosan hoy los “libertarios”, eran promotores de un liberalismo que en estas latitudes solo beneficiaba a la oligarquía terrateniente, y hacía de nuestro país un receptáculo de capitales y mercancías europeas. La riqueza, como ahora, se iba entonces por los puertos y por los giros de dividendos; y lo que quedaba era propiedad de un puñado de estancieros y comerciantes que habían acumulado sus fortunas en los años finales de la colonia o con la guerra civil que siguió a la independencia… siempre con el recurso de la fuerza del Estado: el mayor ejemplo son las campañas militares para expulsar de sus tierras a los pueblos indígenas, que permitieron la concentración de latifundios en manos de una casta de financistas y generales.
 Quienes realmente producían lo que se exportaba eran los trabajadores rurales, entonces sometidos a la persecución estatal para imponer una mayor sujeción a sus patrones (la folclóricas historias sobre el sometimiento del gaucho, al estilo Martín Fierro); los obreros de los frigoríficos, los ferrocarriles y el puerto, que en aquella época protagonizaban las primeras grandes huelgas y conformarían los primeros sindicatos junto a la mano de obra de los talleres textiles, panaderos o en la construcción. Es sobre estas luchas, y las grandes batallas por derechos políticos básicos como el voto universal, que en 1896 se funda el primer partido obrero de América Latina, el Partido Socialista.
 Es que el Estado “liberal” era abiertamente despótico, gobernado por una verdadera casta de oligarcas, que se opuso a sangre y fuego a conceder derechos que hoy asociamos de manera inseparable con la ciudadanía. Esta clase de estancieros se dedicó de hecho a consolidar al Estado como herramienta del avance de grandes plantaciones capitalistas o haciendas a costa de desplazar a los pequeños productores y comunidades, como ocurrió en el Chaco, La Pampa y la Patagonia; y participó con la Triple Alianza contra el Paraguay en una guerra infame al servicio de Inglaterra, que destruyó la industria guaraní e hizo de ese país uno de los más pobres en todo el período posterior. La época idílica del “libre mercado”.
 Todo esto es una ilustración de los tiempos en que se consolidaba el mercado mundial capitalista, copado por grandes potencias, dando lugar a la era de los imperios que se repartían el mundo en zonas de influencia. Argentina, con su economía semicolonial, encajaba entonces como complemento perfecto de la hegemonía británica, que se aseguraba el abastecimiento de materias primas para su industria y un destino para sus productos y la inversión de sus capitales. Como esta era una relación de dependencia, la economía nacional se vino a pique junto con el predominio inglés y el ascenso de una potencia como Estados Unidos, que era en cambio competidor de las exportaciones argentas.
 Mientras duró aquella asociación semicolonial hubo quienes hicieron grandes riquezas. Pero, claro, era una realidad muy desigual, como esas que suelen ocultar las mediciones del PBI per cápita. Mientras Buenos Aires celebraba en 1910 el centenario nacional haciendo alarde de sus fachadas de ciudad europea, con luminaria eléctrica y el Teatro Colón, a la vez eran sangrientamente reprimidas las huelgas que reclamaban por mejores condiciones de trabajo y derechos de sindicalización. Así los “millones de inmigrantes llegaban buscando oportunidades” eran recibidos con una Ley de Residencia que deportaba a activistas y militantes. Eran también los años de la huelga de inquilinos, ya que los migrantes vivían hacinados sin poder costear una vivienda, y del Grito de Alcorta, una masiva rebelión de pequeños arrendatarios. La prosperidad capitalista nunca fue otra cosa que la expoliación del pueblo.
 Excede a este artículo analizar qué fue realmente lo que vino después, pero basta dejar sentado que fueron los gobiernos capitalistas de diferente signo los que, con mayor o menor apertura económica e intervención estatal, fueron hundiendo en la pobreza a un país extraordinariamente rico en bienes naturales y con una población laboriosa en crecimiento. Los socialistas, en cambio, participaron en las grandes gestas que marcaron a fuego la historia argentina, desde la Reforma Universitaria de 1918 que echó al clero de la educación superior hasta las luchas obreras que conquistaron derechos elementales como las vacaciones pagas, la cobertura de obras sociales o la potestad de organización; desde el Cordobazo o las coordinadoras interfabriles que echaron al ministro del Rodrigazo hasta el Argentinazo que expulsó a los que quebraron al país en 2001.
 En conclusión, los socialistas y los trabajadores son quienes enfrentaron al Estado capitalista para terminar con el empobrecimiento del pueblo y el saqueo de las riquezas de Argentina. La falsificación histórica de Milei y los “libertarios” es el pretexto de un mayor sometimiento colonial al servicio del imperialismo y el capital financiero internacional. 

 Iván Hirsch

Milei chamuya con la “Argentina liberal”, pero quiere una “Argentina clerical”


Su apoyo a la iglesia atrasa 150 años.

 Milei declaró que mantendrá intactos los subsidios estatales que reciben las iglesias. 

Si bien Milei se considera heredero del pensamiento político liberal de fines del siglo XIX en Argentina, lo cierto es que su programa está por detrás de aquel ideario. Por ejemplo, el legado laicista de dicha generación no es retomado por el candidato de La Libertad Avanza, partidario de sostener el financiamiento estatal del culto religioso. 
 Los planteos oscurantistas de Milei contrastan con la impronta secularizadora que caracterizó a los liberales de aquellos años, constitutiva de su idea de progreso y modernización. Cabe destacar que ese aspecto progresivo no quita que se haya tratado de un régimen oligárquico, de beneficios a los terratenientes, que subordinó al país a un lugar de semicolonia. 
 Dicho esto, ya tempranamente, bajo el gobierno bonaerense de Martín Rodríguez (1821-1824), tuvieron lugar las reformas rivadavianas, las cuales confrontaban directamente con el clero al incluir la supresión de algunas órdenes religiosas (cuyos bienes eran expropiados por el Estado), la eliminación del diezmo y la sujeción de todo el personal de la iglesia a las leyes civiles. También se fomentó la educación bajo principios laicos a partir de la creación de la Universidad de Buenos Aires, escuelas de enseñanza primaria y media y academias especializadas. 
 Durante la presidencia de Bartolomé Mitre (1862-1868), el Seminario eclesiástico fue convertido en el Colegio Nacional de Buenos Aries, el cual sirvió como modelo de los distintos colegios nacionales que abrieron en las capitales de las provincias con el objetivo de formar a las elites dirigentes sin la presencia decisiva del clero. A su vez, se le quitó al Obispado la administración de los cementerios. En el gobierno de Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874), la tarea de formar maestros dejó de estar en manos de la iglesia y pasó a encargarse exclusivamente el Estado, mediante la creación de escuelas normales donde se dictaba el magisterio diplomado.
 Luego vinieron las denominadas “leyes laicas” de la década del ´80. Podemos mencionar a la 1420, que establecía la educación común, laica, gratuita y obligatoria. También encontramos a la 1565, que creó el Registro Civil, y a la ley de Matrimonio Civil. Las dos primeras fueron sancionadas bajo la presidencia de Julio Argentino Roca, mientras que la última se dictó durante el mandato de Miguel Juárez Celman. 
 Milei, lejos de retomar esa tradición, busca estrechar alianzas con las iglesias, sobre todo la evangélica, y reforzar el ascendiente reaccionario de estas instituciones sobre la sociedad. Declaró que no las privaría de los cuantiosos subsidios estatales que reciben, demostrando que el “plan motosierra” solo tiene como destinatario el gasto social, pero no escatimará recursos a la hora de financiar a la curia. Sucede que, en caso de llegar al gobierno, se servirá de la “casta religiosa” para arremeter contra la ESI y el aborto legal y para avanzar en sus planes antiobreros. Así las cosas, hace campaña evocando un pasado que le es ajeno, en un acto de tergiversación historiográfica de enorme magnitud, con el objetivo de engañar a la población.
 Esa reivindicación sesgada del liberalismo del siglo XIX es propia de una corriente tributaria al capitalismo en su etapa de decadencia histórica, en la cual recicla instrumentos de dominación propios de regímenes sociales precedentes -como el dogma religioso- para acentuar la explotación de la clase trabajadora. Por este motivo, solo los socialistas podemos desenvolver una lucha consecuente por la separación de las iglesias del Estado y para terminar con esa influencia retrógrada. Milei, en cambio, representa el atraso en todo sentido. 

 Sofía Hart

El “pasado glorioso liberal” del que habla Milei y la formación de la clase obrera argentina


Huelga general de la Semana Roja, 1909

 Las luchas sindicales y políticas de los trabajadores bajo el régimen liberal oligarca y conservador.

 Cuando los liberfachos exaltan el supuesto “pasado glorioso liberal de la Argentina” omiten una de las características más importantes de ese proceso histórico: la formación de la combativa clase obrera. Esta logró mediante varias huelgas generales insurreccionales poner en jaque al régimen liberal conservador y obtener una gran cantidad de reivindicaciones. Todas las conquistas de la clase obrera argentina en esos tiempos de brutal explotación fueron obtenidas con la lucha política y reivindicativa; con acción directa, asambleas, piquetes, huelgas y actos.

 Orígenes de la clase obrera argentina

 Desde 1860, y en el curso de unas pocas décadas, el país se transformó completamente, consolidándose el sistema capitalista agroexportador. Argentina se dedicaba a la exportación a Inglaterra de materias primas con poca elaboración. Para ello se instalaron en nuestro país modernos frigoríficos, ferrocarriles, se construyó el puerto y operaron buques fluviales y de altamar. Pero la mayoría de estos medios de producción y de riqueza estaban en manos del capital inglés. Los capitales británicos también tenían el control de los bancos, la deuda externa y de ramas fundamentales de la economía. Así se estableció una dependencia económica muy fuerte que colocó a la Argentina en calidad de “colonia comercial”. Esta relación permitía a los capitales ingleses anexarse económicamente nuestro país sin violar su soberanía política, apropiándose de esta forma de la mayor cantidad de beneficios en esos años. 
 Los liberales porteños, para consolidar la hegemonía la élite de Buenos Aires sobre el interior, masacraron a los caudillos disidentes y ahogaron en sangre a la próspera nación paraguaya. Para la guerra de la “triple infamia” contaron con la sociedad del imperio esclavista del Brasil. Al mismo tiempo, el desarrollo de las vías ferroviarias permitió a los caudillos provinciales que quedaban en pie participar de las exportaciones, disolviendo el espíritu popular de las montoneras. 
 El boom de la lana empujó a la burguesía terrateniente hacia la Patagonia para apoderarse de nuevos pastos para sus rebaños de ovinos. Mas de 20.000 originarios que habitaban las pampas del sur fueron masacrados, expulsados y hasta esclavizados. En todos estos procesos se conformó la burguesía nacional argentina, a imagen y semejanza de la porteña, dependiente del capital extranjero y necesitada de nueva mano de obra. 
 La Argentina, que tenía aproximadamente un millón de habitantes en 1850, recibió algo más de seis millones de trabajadores inmigrantes entre 1857 y 1930. Junto a los mulatos sobrevivientes de las interminables guerras civiles, los gauchos proletarizados y los originarios esclavizados, constituyeron la naciente clase obrera argentina. 

 Los primeros socialistas y anarquistas

 En la década de 1870 algunos franceses que se exiliaron tras la derrota de la Comuna de París (1871) desembarcaron en Argentina y realizaron actividades en el marco de la Primera Internacional. En 1880 en Alemania el canciller Bismarck promulgó leyes antisocialistas, lo que provocó la llegada a la Argentina de un centenar de alemanes exiliados, que fueron los responsables de conformar las primeras organizaciones obreras. La más importante, “Unidos Adelante”, era un club Vorwarts, realizó una activa propaganda y tuvo un peso significativo en el movimiento obrero. De igual forma, para aquella década, la propaganda anarquista jugó un papel significativo al calor de la inmigración italiana. Así lo demuestra el arribo al país de Errico Malatesta, uno de sus más grandes dirigentes a nivel internacional, en 1885.
 En 1890 la clase obrera argentina fue parte de la primera celebración del acto del Primero de Mayo en diferentes países con planteos internacionalista y reivindicaciones propias. Esta jornada había sido resuelta en homenaje a los mártires de Chicago por el congreso fundacional de la II Internacional, en 1889. En 1896 se fundó el Partido Socialista Obrero en Argentina, que fue el primer país de América Latina en tener un partido socialista como sección de la II Internacional. Más allá de todas sus desviaciones posteriores (electoralistas y reformistas), la fundación del Partido Socialista Obrero fue un avance en la organización política de los trabajadores, aunque siempre con una gran tendencia de adaptación al régimen y por eso con límites para expresar los intereses de conjunto de la clase obrera. 

 Las huelgas generales insurreccionales 

Mientras el problema de la huelga general estaba siendo debatido en el movimiento socialista a nivel internacional, la clase obrera del Plata irrumpió con un gran huelga general a fines de 1902, la primera de la historia del país. Fue contra la ley 4.144, llamada Ley de Residencia y exigiendo mejoras laborales; impulsada por los anarquistas y acompañada de forma obligada por los socialistas del PS.
 A pesar de la derrota de esta primera huelga general, el Estado burgués se vio forzado a implementar 18 veces el estado de sitio hasta 1910. Pero todas las legislaciones represivas no pudieron evitar que siguieran proliferando los conflictos obreros. Tampoco que los anarquistas y socialistas siguieran conquistando posiciones en la combativa y naciente clase obrera argentina. 
 Los socialistas lograron la obtención del primer diputado en 1904, a pesar del fraude reinante antes de la reforma electoral de la Ley Sáenz Peña de 1912. Los anarquistas lograron impulsar la huelga general triunfante de la Semana Roja en 1909, y fueron derrotados en la huelga general del Centenario en un cuadro de brutal represión y estado de sitio. Así festejó la Argentina oligárquica y conservadora el Centenario en 1910, con una enorme represión para evitar las huelgas insurreccionales de los nuevos oprimidos del Plata. 
 El pánico a la revolución obrera llevó a los conservadores a la reforma electoral; aunque muy limitada, ya que dejaba afuera a la mitad de la clase obrera que era migrante y a todas las mujeres. En el primer gobierno de Yrigoyen (1916-1922) los obreros protagonizaron nuevamente enormes huelgas de masas y generales. El “democrático” gobierno de la Unión Cívica Radical respondió en un primer momento con intentos de cooptación y luego con una asesina represión en la Semana Trágica, la Patagonia Rebelde y la Forestal en el norte. 
 Sin embargo, así como las reformas parlamentarias no aseguran el progreso indefinido del movimiento obrero, sino que es necesario la organización y la lucha, la lucha sindical por sí sola no conduce a la revolución: es necesaria la construcción de un partido obrero. Estos límites no opacan el acierto de los anarquistas de implementar el método de la acción directa, las huelgas y los piquetes como formas de luchar por las reivindicaciones y al mismo tiempo abrir un camino hacia la revolución obrera; ni de los socialistas en su intento de construcción de un partido político de los explotados con banderas socialistas. 

 Hoy como ayer 

La clase obrera argentina se robusteció con el desarrollo del proceso de sustitución de importaciones de la Primera Guerra Mundial. Sucedieron a los anarquistas en la dirección del movimiento obrera primero los socialistas revolucionarios y luego los comunistas. Estas dos organizaciones del movimiento obrero tuvieron procesos de burocratización, pero llevaron adelante enormes luchas, se obtuvieron las jubilaciones, jornadas más reducidas de trabajo y mejores salarios. Después de este importante recorrido histórico en la lucha de clases hace su aparición el peronismo, que políticamente era una forma de cooptación al Estado y de contención de una clase obrera combativa. 
 La etapa agroexportadora se fue a pique con la decadencia del imperialismo inglés y la crisis del ’30; no como dice Milei, por culpa de gobiernos populistas y estatistas. Yrigoyen defendió a capa y espada los lineamientos fundamentales del régimen agroexportador, fusilando a miles de obreros si era necesario para defender la dominación de los estancieros.
 Esa naciente clase obrera combativa e independiente, con métodos de acción directa, la lucha revolucionaria y las huelgas generales, y la construcción de un partido obrero para defender los intereses de nuestra clase, son el pasado que reivindicamos los socialistas de hoy. Son ejemplos valiosos en el actual cuadro de ajuste y ataque a los derechos conquistados, cuando luchamos para que la clase obrera retome sus viejas prácticas y supere a la burocracia entregadora. Después de todo, es como decía Gardel: “siempre se vuelve al primer amor”.

 Leo Furman

¿Emilio Ocampo y Milei se preparan para reeditar el Plan Bonex que estafó a los ahorristas?


El elegido por los "libertarios" para presidir el Banco Central justificó el robo del menemismo a millones de depositantes. En condiciones parecidas a las de 1989. 

Emilio Ocampo, el empleado de grandes bancos y fondos buitre que Milei eligió como encargado de presidir el Banco Central en caso de llegar al gobierno, justificó en una entrevista la estafa del menemismo a millones de ahorristas con el Plan Bonex. Anticipa así que un eventual plan económico “libertario” debutaría con un robo en masa del Estado a los depositantes, para rescatar a la banca. Una confesión de que todo el discurso antiestatista y en defensa de la propiedad privada es un fraude: como hizo Menem, recurrirán a la arbitrariedad estatal para salvar los negocios capitalistas a costa del pueblo.
Sabemos que, a principios del ’90, como consecuencia del Plan Bonex, los depositantes habían sufrido pérdidas bastante significativas. Sin embargo, pasados 16 meses se anunció la convertibilidad y la gente empezó a depositar de nuevo pesos y dólares en el sistema financiero. Y esto es lo que tenemos que entender, que un cambio de régimen implica eso, que la gente cambia y percibe que el cambio es duradero”. Como la confiscación de los ahorros fue una de las bases sobre las que se asentó luego la convertibilidad (un peso = un dólar) estaría justificada, y finalmente no hizo daño porque tras un tiempo la gente volvió a poner su dinero en los bancos. Se nota que Ocampo no estuvo entre las víctimas de ese robo, e incluso como asesor financiero probablemente haya estado junto a los que se beneficiaron. 
 ¿Qué fue el Plan Bonex aplicado por Menem a poco de asumir? Fue una conversión forzosa de los depósitos a plazo fijo en bonos, por lo que quien tenía colocados sus ahorros en una cuenta a 7 o 30 días recibió a cambio un papel que decía que se lo iban a devolver en 10 años. La cotización de esos bonos rondó en un primer momento al 25% de su valor nominal, de manera que todos los que estaban urgidos por recuperar su dinero tuvieron que vender sus títulos recibiendo a cambio solo la cuarta parte de lo que tenían en el plazo fijo. Un estafa multimillonaria. 
 No hay que pensar que fue un episodio que afectó a los más acaudalados. El Plan Bonex se anunció a fines de 1989, año que cerró con una inflación superior al 3.000%. Con semejante dinámica de precios los trabajadores ponían sus salarios en depósitos a plazo fijo, muchos por solo una semana, apostando a que los intereses (tasas del 138% mensual) cubrieran parte de la desvalorización de sus ingresos. Los que confiscaron eran los ahorros de los laburantes, e incluso el sueldo que usaban para vivir durante el mes. 
Recién pasado un año la cotización de los Bonex se estabilizó en torno al 80% del monto nominal, resultando todo esto en una ganancia extraordinaria para los bancos que devolvieron mucha menos plata que la que la gente había depositado. De hecho, en el medio pasó una nueva hiperinflación, con una suba de precios del 700% en el primer cuatrimestre de 1990. Queda claro quiénes perdieron, y quiénes ganaron. Poco después el mismo Ocampo pasaría a ser funcionario del gobierno menemista. 
 Este repaso importa porque la situación actual tiene mucha similitudes con aquella época, y no solo por el descontrol inflacionario. Resulta que el Plan Bonex fue una forma de facturarle a la población la quiebra del Banco Central -que se había quedado sin reservas por sucesivos pagos de deuda. Como pasa hoy con los intereses usurarios que paga a los bancos por las Leliq, entonces el BCRA no podía hacer frente a los encajes remunerados; y lo resolvió pagando con Bonex para que los bancos los entregaran a sus depositantes. Así fue como se puso fin al principal factor de emisión monetaria, que es también lo que sucede ahora con las Leliq. 
 En conclusión, el camino a la convertibilidad se allanó con el robo del Estado a los ahorristas en beneficio de la banca. Se ve que la intervención estatal contra la propiedad privada de los trabajadores no es lo que molesta a los “libertarios”; solo defienden la propiedad capitalista. Ocampo en eso es un profesional: trabajó hasta con Cristina Kirchner para sellar el canje de deuda fraudulenta en manos de fondos buitre en 2010. Ahora que los libertarios prometen terminar con la inflación cerrando el Banco Central y con una dolarización, cuyo primer capítulo sería una fuerte devaluación del peso, es alarmante que justifiquen semejante estafa menemista. 
 Nuevamente los perdedores serían quienes viven de su trabajo, ya que los empresarios ni siquiera colocan sus ganancias en el sistema financiero local sino que las fugan al exterior. Por eso las reservas del Banco Central están en rojo, y el gobierno mete la mano en los encajes para hacer frente a los vencimientos de deuda externa. 
 Milei es un impostor, que pretende volver a cobrarnos la crisis a los trabajadores para rescatar a los capitalistas.

 Iván Hirsch

viernes, 29 de septiembre de 2023

La jueza Figueroa obtuvo su pliego

Luego de cinco meses de inactividad en el Senado, el kirchnerismo logró reunir quórum para tratar una agenda diversa. Lo más notorio fue la aprobación del pliego de Ana María Figuera, jueza de Casación que fuera jubilada, semanas atrás, por una decisión de la Corte Suprema. Figueroa ya cumplió 75 años, la edad de retiro. 
 Figueroa integraba la Sala que tenía en sus manos las causas Hotesur-Los Sauces y el Memorando con Irán; la fiscalía había apelado el sobreseimiento de Cristina Fernández y otros involucrados, y la clausura del juicio oral. Se daba por descontado que Figueroa fallaría a favor de la Vicepresidenta. El Senado está facultado a prorrogar las funciones de un magistrado por 5 años antes de la fecha tope. La Corte dictaminó que el Senado no había aprobado su pliego. Se ha abierto un conflicto que involucra a la Cámara de Casación Penal, la Corte Suprema, el Consejo de la Magistratura y el Poder Ejecutivo, que será zanjado por las elecciones. Hace rato que la Corte confía que las elecciones terminarán con las decisiones de CFK
 En la sesión del Senado, la oposición de Juntos por el Cambio no reparó que la ausencia de la neuquina Lucía Crexell, una ex MPN, la dejaba en minoría. Cristina Kirchner renunció a su ' voto positivo' al transferir la presidencia de la sesión a la santiagueña Claudia Ledesma Abdala, cuyo voto desequilibró el empate de 35 a 35. 
 La interpretación de este resultado y de los pasos a seguir es variada. Para Clarín, el pliego aprobado en el Senado le servirá a la jueza solamente “como un souvenir personal”, ya que “está todo dicho” con el dictamen unánime de la Corte cuando trató el asunto. Para La Nación, en cambio, las consecuencias de esta decisión sobre Hotesur y Los Sauces son inimaginables y pueden incluso motivar que la actual Corte Suprema "no pueda pronunciarse sobre el caso, ya que cesó a Figueroa” (LN, 29/9). Para el gobierno, como es natural, “el único conflicto de poderes es entre la Corte y la Constitución” (Página/12, 29/9). 
 CFK había logrado en primera instancia, sin juicio, su sobreseimiento en el caso Hotesur-Los Sauces, como se conocen a las operaciones de retorno de los fondos públicos direccionados hacia los empresarios Cristóbal López y Lázaro Báez. Por otro lado, si se mantiene la decisión del tribunal de alzada, CFK también deberá transitar por el juicio oral en una causa, la del memorando de entendimiento con Irán, en la que fue sobreseída no en una sino en dos oportunidades. 
 Es indudable que, desde hace tiempo, la Corte ha decidió arbitrar entre las camarillas judiciales y sus terminales políticas. De eso depende el gobierno próximo. La tarea es sin embargo poco menos que imposible. El caso Cuadernos tiene comprometida a toda la clase capitalista, que son las terminales de los partidos y el Congreso. Si la intención es poner al frente a una "nueva generación" de capitalistas, por medio de una motosierra, la crisis será más explosiva que la que se avizora. La Corte, de todos modos, ha advertido a Milei que la dolarización es inconstitucional, comprometiendo la posibilidad de dictar una sentencia en ese caso. Los escándalos judiciales han formado parte del escenario de toda crisis revolucionaria. 
 Los poderes del Estado se han trenzado fatalmente como resultado del agotamiento del régimen político y del quebranto del Estado, y de la participación de las terminales del imperialismo en el aparato judicial y represivo local.

 Jacyn
 29/09/2023

La suba mínima del salario mínimo


El salariazo de Massa que no fue. 

 El Consejo del Salario aprobó ayer un aumento del salario mínimo del 32,5% para el trimestre de octubre a diciembre, en tres cuotas (12% en octubre, 12% en noviembre y 8,5% en diciembre). El salario mínimo pasará a $156.364 en diciembre. El consejo del salario mínimo, que debía reunirse en octubre, se adelantó por iniciativa de Sergio Massa, al último día en que el Gobierno podía hacer anuncios según la ley electoral. También se oficializó el aumento del seguro de desempleo que pasará del 50% al 75% del importe neto de los últimos seis salarios, según informó el Ministerio de Trabajo de la Nación. La suba del mínimo no modifica sustancialmente nada y será licuado en las próximas semanas por la espiral inflacionaria. En los hechos, consagra la pobreza de millones de trabajadores.
 Hay que decir que luego de los anuncios que venían llevando adelante Sergio Massa -eliminación del impuesto a las ganancias, devolución del IVA- en busca de impacto electoral, el aumento del salario mínimo es escueto. Se mueve más o menos en la misma línea de los acuerdos salariales de telefónicos, Alimentación, Sutna, etc. En términos prácticos, la actualización del mínimo tiene más impacto en el gasto del Estado que en el salario de los trabajadores: salvo pocas excepciones, los trabajadores de convenio cobran muy por arriba del mínimo y a los trabajadores informales o en negro directamente ni les impacta. El aumento del salario mínimo muestra los límites insalvables del “Plan Platita” de Massa
 Cobrando dos salarios mínimos en septiembre no se alcanza siquiera a la línea de pobreza. Consultada en la radio Urbana Play sobre este punto, la ministra de Trabajo de la Nación, Kelly Olmos respondió que "si trabajan los dos jefes de familia y se le suman las ayudas por guardería, etc., se llega".
 La burocracia de los sindicatos que integra el Consejo del Salario ha poyado este salario mínimo de 151 dólares El voto contrario de la CTA Autónoma del Cachorro Godoy a este acuerdo obedece a qué reclama $170.000 siempre en cuotas. 
 La discusión salarial estatizada: el consejo del salario mínimo, así como la paritaria, es un método agotado por el avance de la crisis. Se impone una lucha de conjunto de la clase obrera, por un aumento que lleve el salario mínimo al costo de la Canasta Familiar. 

 Pablo Busch
 29/09/2023

El adelantamiento de una crisis terminal


La “llegada” de los dólares paralelos y financieros al umbral de los 800 pesos no es solamente una noticia del mercado cambiario. Cuando se mira en el conjunto, es la señal de un “choque de planetas” que puede depositar la crisis hiperinflacionaria y devaluatoria en medio del proceso electoral. La nueva corrida viene acompañada de un derrumbe de los bonos en pesos, de los cuales los especuladores han salido a desprenderse. Si el Banco Central quiere contener esa caída actuando como comprador de última instancia, como viene haciéndolo hasta ahora, la emisión de pesos será sencillamente colosal. Esa emisión de rescate ya supera largamente al “paquete social” dispuesto por Massa en las últimas semanas, aunque ―a diferencia de éste― no despertó ninguna reacción de los libertarios o bullrichistas.
 Naturalmente, quienes se desprenden de la deuda en pesos corren a hacerse de dólares. Ocurre lo propio con los bancos, que se proveen de divisas para hacer frente a una eventual corrida contra los depósitos en moneda extranjera. Según los analistas económicos, las empresas reducen sus niveles de producción e inventarios al mínimo posible, y elevan los fondos para posibles “contingencias”. La temida dolarización se ha adelantado, no como plan deliberado, sino en los términos de una crisis. 
 Para enfrentar la corrida, el gobierno salió a improvisar medidas, a sabiendas de que un nuevo cimbronazo devaluatorio e inflacionario terminaría de sepultar sus posibilidades electorales. Con ese fin, anunció un “dólar Vaca Muerta”, que habilita a liquidar a la cuarta parte de las exportaciones petroleras con el dólar financiero. Con este recurso, reuniría en las próximas semanas algo más de 1.000 millones de dólares, una cifra que no mueve el amperímetro de la corrida. Para ampliarla, está implorando la liquidación de las grandes cerealeras, que han vuelto, al igual que los productores, a la política de acumular el cereal.
 Esta dolarización de hecho recibió un espaldarazo en las últimas horas, cuando el FMI tomó discreta distancia del paquete de medidas “sociales” dispuestas por el gobierno. Fue una señal de que el gobierno debería enfrentar sin red a la nueva escalada contra el peso. Pero la misma reticencia recibieron los enviados especiales que Melconian o Milei enviaron a Wall Street: Argentina, les dijeron, debería procesar “por sus propios medios” la desintegración del régimen económico presente. 
 En este cuadro, el proceso electoral, que debía encauzar la crisis, podría terminar convirtiéndose en su disparador final. Un resultado electoral desfavorable (o poco alentador) para Massa, podría detonar un desbarranque definitivo ―cambiario y también bancario― para después del 22 de octubre. El gran capital está actuando a partir de esa hipótesis, pero juega con fuego. Al hacerlo, adelanta el desenlace de la crisis. 
 La dolarización ha sido repudiada y criticada por un vasto abanico de “especialistas” de toda laya, pero se abre paso al calor de la desintegración de la moneda y del conjunto del proceso económico. Milei, el favorito electoral, lo sabe. Al punto de adelantar que su creador ―Emilio Ocampo― sería el futuro presidente (¿o liquidador?) del Banco Central. Recíprocamente, el plan dolarización opera como un poderoso acicate de la actual corrida cambiaria. Carlos Rodríguez, vocero oficioso de Milei, acaba de adelantar que una conversión de los títulos de deuda en pesos a dólares será objeto de un inevitable “desagio”, como ocurriera después de la hiper de 1989. Ello acentúa la fuga de los especuladores al dólar. Una devaluación e inflación descontroladas, previa al nuevo gobierno, facilitaría el plan dolarizador, aunque al precio de una superdevaluación y de un derrumbe social sin precedentes. 
 A la luz de este escenario, ¿cuál es el panorama para los asalariados, jubilados, precarizados o desocupados? El cimbronazo en marcha pulverizará en días y semanas a las últimas “medidas sociales”. Lo mismo vale para las precarias paritarias en cuotas, que las direcciones sindicales presentan como conquistas inamovibles. El desenlace de esta crisis terminal plantea una urgente deliberación entre los trabajadores y una lucha de conjunto.

 Marcelo Ramal
 29/09/2023

jueves, 28 de septiembre de 2023

El sacrosanto régimen de “cajas negras” en la legislatura bonaerense


José “Chocolate” Rigau, un empleado de la Legislatura e histórico militante del PJ platense y del massismo, había sido detenido in fraganti extrayendo dinero de un cajero automático a metros de la legislatura de 48 tarjetas de débito de otros empleados de ese organismo. Acumulaba, en ese momento, más de un millón de pesos. Fue acusado por un total de 177 defraudaciones y el intento de otras 45. Por mes, Rigau podría haber retirado unos 27 millones de pesos. 
 Las acciones emprendidas por Rigau dan cuenta de un esquema fraudulento para desviar fondos públicos de contratos pagados por la Legislatura de dudosa o inexistente realidad. Una “caja negra” cuya existencia es un secreto a voces por esos ámbitos. Es sabida la práctica de hacer pasar a personas sin trabajo o que reclaman ayuda como parte del plantel de la Cámara, generando una liquidación de sueldos que es luego apropiada por los partidos patronales. El presupuesto de la propia Legislatura -36500 millones de pesos- es acaparado parasitariamente con estas maniobras, al mismo tiempo que se retacea el pase a planta de los trabajadores de la Legislatura bonaerense, tal como lo viene reclamando su junta interna.
 La detención despertó un pánico monumental en los dirigentes políticos del PJ y jefes de Rigau como el presidente de la Legislatura bonaerense Federico Otermín, quien acompaña al ministro Alak en la lista municipal de La Plata. Se temía como la peste que Rigau se convirtiera en un “arrepentido” y que encendiera el ventilador. “Chocolate” fue entregado a la policía probablemente por alguien del riñón pejotista –las extracciones tuvieron lugar bajo la comodidad de cámaras, la luz del día y sin mayores reparos hasta ese momento. Distintas versiones colocan la entregada de “Chocolate” como parte de la interna de Kicillof contra Máximo Kirchner y su séquito en la Legislatura.
 A 12 días de estar detenido, Rigau recibió una de las defensas legales más caras del distrito –que ya habían trabajado con anterioridad para la Legislatura bonaerense- y, mediante un recurso de habeas corpus, fue liberado por la Cámara de Apelaciones, que además anticipó la posibilidad de una anulación completa de la causa. Los camaristas que fallaron a favor de Rigau responden a Massa y el PJ. El motivo esgrimido fue que Rigau fue requisado por la policía sin una orden judicial, invadiendo su privacidad, lo cual anula todas las investigaciones posteriores. Las personas titulares de las tarjetas de débito en posesión de Rigau que llegaron a declarar, dijeron que las tarjetas fueron entregadas con consentimiento a Rigau. Todas menos una persona, que sí negó haber entregado su tarjeta. 
 Diversos juristas afirmaron que el fallo es “aberrante” amparándose en el derecho de la policía a actuar por “flagrancia”, lo cual efectivamente hace y recurrentemente –se calculan más de 10 mil casos en Buenos Aires en el 2022. Este fallo dejaría sin efecto todas las requisas de la policía sin orden judicial previa.

 “Pacto de silencio” 

 Diarios como Clarín y La Nación están dando una abultada cobertura al caso, porque consideran que se trata de un nuevo “José López y los bolsones del convento”, Aspiran a que el caso reviva a las candidaturas perdidosas de JxC, comenzando por la propia Bullrich la cual, sin embargo, no se ha referido al tema. En la causa no hay querellantes. En vez de hacerse un festín, la oposición derechista se ha llamado al silencio, incluyendo a Milei, a quien La Nación señala como un beneficiario de estas cajas negras por armadores que responden a Massa. 
 Un grupo reducido de diputados de JxC denunciaron a los camaristas que liberaron a Rigau pero la propia presentación esta floja de papeles, según Clarín. Sería sólo una puesta en escena para salvar las papas de una complicidad con el funcionamiento de estas cajas negras, que se extiende a todos los bloques patronales desde largo tiempo. Como pasó con la “Causa de los cuadernos” de Centeno, los “Cuadernos de Chocolate” (Rigau tenía también el suyo) comprometen a todos los partidos del régimen en la corruptela. 
 De todas formas, la denuncia generó que la Corte Suprema de la provincia considere el inicio de un sumario interno, mientras podría avanzar otra causa para analizar el presupuesto y ejecución de toda la Legislatura. La justicia tiene, a su vez, el celular de Rigau, donde podría haber conexiones y pruebas. 
 En la Legislatura, que tuvo una sola sesión durante el año, no hubo un solo pedido de informe o pedido de sesión extraordinaria por parte de legisladores opositores. La próxima sesión del Senado no tiene este episodio en su temario. 
 El caso Chocolate es un episodio en la descomposición del peronismo, después de los seis millones de votos perdidos en las PASO de agosto. 

 Emiliano Fabris 
 28/09/2023

Para enfrentar al fascismo y la derecha no sirven las medias verdades

A 26 días de las presidenciales, el riesgo de que gane el candidato fascista Javier Milei o la ultraderechista Patricia Bullrich sigue presente. La “alternativa” de Sergio Massa no pasa de ser un mal menor, con mayúsculas no menores. El suspenso seguiría hasta el 19 de noviembre, porque puede haber segunda vuelta: parecería que ninguno lograría el 45 por ciento de los votos ni el 40 con 10 de ventaja sobre el segundo. 
 Esa incógnita seguirá haciendo daño. Porque ese juego electoral se presta para disimular la realidad que más duele al pueblo, hoy castigado por la altísima inflación. Y porque esas dudas sobre cuál será el próximo gobierno favorece que los monopolios y bancos remarquen, especulen, dolaricen, etc, aumentando el sufrimiento. Lo que viene pinta como pésimo (Milei), peor (Bullrich) y malo (Massa), según quién gane. Sería mejor saberlo ahora, pero el suspenso sigue hasta el 19 de noviembre.
 Con la devaluación del 22 por ciento anunciada por Massa el 14 de agosto y decidida por el FMI, se disparó más inflación, que ese mes subió al 12,4 por ciento. Así fueron empujados a la pobreza 500.000 compatriotas más, que se sumaron a los 18,5 millones que ya estaban en esa triste condición. El INDEC asegura que 40,1 por ciento de la población es pobre. Si la suba de precios llega a fin de año al 140 por ciento, como se estima, aquella proporción de pobres crecerá más. 
 Por lo visto durante la campaña electoral (también por sus antecedentes a la hora de gobernar, en el caso de Massa y dos veces ministra Bullrich), ninguno de los tres candidatos con chances de ganar van a solucionar el drama inflacionario. Ni siquiera tienen un correcto diagnóstico de la enfermedad, que atribuyen a la emisión monetaria y déficit fiscal, (y en menor medida Massa a cuestiones de precios). Los dos primeros factores influyen pero no son la causa fundamental. Y sólo superficial y erróneamente se podría apuntar a los “precios” subiendo por su puja con los salarios, que van de atrás. La causa principal de la inflación son los formadores de precios, 200 grandes firmas que dominan los mercados y fijan los precios casi a voluntad. A eso deben sumarse los bancos privados y los exportadores, que detentan los dólares, triangulan, especulan y fugan. Y último, pero no menos importante, el rol inflacionario del acuerdo firmado por el gobierno en marzo de 2022 con el FMI, que obliga a aumentar las tasas de interés y a devaluar nuestra moneda. 
 Esas son las causas más importantes de la inflación. Y la única candidata que se ha referido al asunto con denuncias y propuestas es Myriam Bregman, del FITU, pero lamentablemente apenas tuvo el 2,5 por ciento, 570.000 votos.

 TRES ALFILES DEL ESTABLISHMENT 

 Si bien los tres candidatos con más chances no son exactamente iguales, entre otros fuertes parecidos tienen su afinidad con los monopolistas, banqueros y el FMI. No son trillizos, pero en ese punto lo parecen. Hacia las PASO se los vio desfilar ante los popes de la AmCham (Cámara de Comercio Americana), el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp), la Sociedad Rural, empresas petroleras y el embajador norteamericano Marc Stanley, procurando sacarse ventajas en el poco honorable oficio de vasallo neocolonial. Todos fueron ovacionados así que es muy difícil determinar quién ganó esa pulseada por el voto del “Círculo Rojo”. Las victorias provinciales de Juntos por el Cambio en Santa Fe, Chaco y Mendoza dieron un poco de oxígeno a Bullrich, como el alejamiento de Eduardo Eurnekian respecto a su ex gerente facho. 
 El FMI y la administración Biden también mima al terceto. Después de las PASO el Fondo mantuvo reuniones por Zoom con Milei y sus economistas; igual con Bullrich y parte de su equipo. Massa fue a Washington a tramitar el desembolso por el quinto y sexto examen de revisión con la entidad, con la lista de deberes cumplidos, sobre todo la meta del déficit fiscal del 1.9 por ciento en 2023. 
 En la lucha por granjearse el apoyo fondomonetarista Massa corre con la ventaja de ser ministro de Economía. Por eso logró el desembolso de 7.500 millones de dólares, que en su mayor parte fueron a repagar las obligaciones con el mismo FMI. Pero también arrastra la desventaja de haber devaluado 22 por ciento cuando le pedían un 60. Y de haber anunciado medidas insuficientes, tardías y electoralistas, que no cayeron bien en el directorio del Fondo. Allí calculan que los anuncios electorales desbordarán mucho el corset del 1.9 del déficit. Cuentan las dos sumas fijas de 30.000 pesos para los asalariados, los tres bonos a parte de los jubilados, la devolución del IVA e alimentos y artículos de higiene, la elevación del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias y una especie de mini IFE a 2,5 millones de precarizados de dos pagos de 47.000 pesos en octubre y noviembre. Por estos “desvíos” la entidad ha apostado unas fichas más por los dos candidatos de la oposición ultraderechista, aunque sin romper con Massa, por dos razones: éste es un buen amigo del imperio y tiene chances de ir al balotaje. 
 En este punto de la relación con el imperio la voz digna y disonante volvió a ser de la “Rusa” Bregman, quien declinó tener una reunión pedida por el embajador Stanley. Ella rechazó “la injerencia política y económica que Estados Unidos ejerce y ejerció en nuestra región”. Puntualizó: “Su Gobierno es el que tiene un poder definitorio en organismos financieros internacionales como el FMI, con el cual se brindan préstamos a países como la Argentina para sostener su dominación a costa de profundizar aún más el ajuste contra el nivel de vida de las mayorías obreras y populares de mi país”. También le recordó el bloqueo que EE UU mantiene hace más de 60 años contra Cuba, los crímenes cometidos en el “centro ilegal de detención” de Guantánamo. Y que EE UU “siempre se ha opuesto a nuestro reclamo soberano por las Islas Malvinas, apoyando a Gran Bretaña durante la guerra de 1982”. ¡Touché Stanley! 

 Sergio Ortiz | 27/09/2023

La elección presidencial marcada por el 40,1% de pobreza


Las cifras de pobreza suministradas por el Indec golpean por su contundencia.

 Cuatro de cada diez personas bajo la línea de pobreza, casi uno de cada diez habitantes no tiene para comer, una pobreza entre los jóvenes de menos de 14 años que llega al 56%, con 13% de indigencia entre las niñeces (menos de 14 años), golpeadas por la crisis social e inflacionaria. El conurbano supera esos índices, arañando la mitad de la población bajo la línea de pobreza (47%) y ni hablar del Gran Resistencia o Concordia, que rozan el 60% y tienen casi la quinta parte de la población con ingresos que no permiten alimentarse. 
 El motor de este empobrecimiento generalizado fue la inflación, concentrada en el aumento de los precios de los alimentos, que golpea especialmente sobre los desocupados y sobre el 36,8% de la clase obrera que tiene trabajo no registrado. Un enorme porcentaje de la clase trabajadora no llega a la canasta de pobreza. El deterioro salarial que está en la base de estas cifras significa una monumental transferencia de ingresos en favor de las patronales, que fue calculada por el centro de estudios Cifra, de la oficialista CTA, en 87.000 millones de dólares para el período 2016-2022, y sigue creciendo.
 Hay que decir aquí que estos datos no contemplan el nuevo salto en la pobreza, producto de la devaluación producida luego de las Paso. En relación con esta situación, las medidas de Massa siguen siendo totalmente insuficientes. Los bonos, circunstanciales, no pueden compensar una caída permanente del ingreso, producto del deterioro de salarios y jubilaciones. La única medida de fondo, la eliminación del impuesto a las Ganancias, es una conquista que deberá pasar la prueba de los gobiernos por venir y de los intentos de las patronales de retacear los aumentos en paritarias con la complicidad de la burocracia sindical. 
 Los datos de pobreza están en el centro del debate de la campaña electoral. Porque lo que están discutiendo todas las fuerzas patronales y el gran capital es un enorme plan de estabilización, que arranca con una devaluación. El conjunto del arco político discute que “no es posible” el gradualismo en los ajustes. La incógnita es cómo reaccionará la población ya empobrecida a este nuevo golpe.
 La devaluación posterior a las Paso ya se trasladó íntegramente a los precios. El comercio exterior está al borde de la parálisis por la falta de reservas, que siguen en negativo a pesar de las sucesivas variantes de estímulo a las exportaciones mediante el dólar soja, que financia el Banco Central con emisión. El rojo de reservas indica que el Estado utiliza los depósitos en dólares para uso corriente, lo cual coloca el riesgo de una corrida bancaria.
 Estas escasas reservas se usan, sí, para seguir financiando la fuga de capitales: vendiendo dólares para mantener el precio del dólar MEP, entre otros mecanismos. El Estado se financia a un costo de bancarrota, atiborrando a los bancos de bonos, cubiertos a la vez contra la inflación y la devaluación monetaria. La suma de desequilibrios desemboca de cabeza en una nueva devaluación, que puede incubar una hiper y eventualmente una confiscación de depósitos, resultado de la insolvencia del Estado para respaldarlos. 
 Y no, como sostiene la derecha, por las medidas “sociales” de Massa, sino por el fracaso de la política del gobierno y su pacto con el FMI, así como la insolvencia de un régimen de ajuste para el pago de la deuda y la fuga de capitales que saquean día a día las arcas nacionales. 

 Morales con Massa, Milei con Barrionuevo 

En estas condiciones, el debate en la campaña electoral está teñido por la amenaza del cuadro explosivo que se abre bajo una doble presión de una nueva devaluación en una situación social que ya es crítica. El deterioro social del país ha ido muy lejos. En estas condiciones, Milei se reúne con la peor “casta”, la burocracia sindical de Barrionuevo, y rescata a esta burocracia contra el clasismo y la izquierda, para ganar volumen que le permita presentarse como una alternativa viable para manejar el enorme golpe contra el pueblo, con el que amenaza, compuesto de un combo de devaluación, reforma laboral y privatizaciones.
 Pero la candidatura de Milei también afronta nuevos problemas. Es que el gobierno la enfrenta ahora en forma más abierta después de manijearla fuertemente, hasta armándole las listas en el conurbano. Lo mismo le ocurre con empresarios amigos y aliados, como Eurnekian, socio del Estado en mil negocios, que sale ahora a criticarlo fuertemente luego de haberlo criado en su empresa durante años. O la Iglesia, que le perdonó las ofensas al papa Francisco durante dos años y salió extemporáneamente a denunciarlo. 
 En el fondo, no están solamente las inconsistencias del eventual programa económico de Milei, sino fundamentalmente su debilidad política. Por eso, el grueso del empresariado apunta a resucitar la candidatura de Bullrich, apostando a que ocurra esta vez lo que no pasó en las Paso: que los triunfos provinciales le den aire a su performance nacional. Bullrich basa su campaña en atacar los paros docentes -como si fueran “los sindicatos kirchneristas que tomaron las escuelas”, cuando las huelgas se han hecho en todo el país contra los sindicatos kirchneristas- y a las víctimas centrales del ajuste: los desocupados y más empobrecidos que, junto al movimiento piquetero, reclaman trabajo genuino y asistencia elemental para salir de la indigencia. 
 Massa, en cambio, trata de salir del marasmo en el que la crisis económica coloca su candidatura utilizando el cuadro social para venderle a la burguesía su capacidad de contención. La política para la cual se postula es abiertamente reaccionaria: se trata de apuntar a ganarse a una ruptura de Juntos por el Cambio para un planteo de cogobierno. 
Massa seduce y elogia al represor Morales, mientras la delegación jujeña del Malón de La Paz reclama respuestas contra la Constituyente del gobernador en el Congreso sin que el oficialismo levante consecuentemente ningún planteo. La foto con Massa incluye al radical correntino Valdez, revalorizado por el triunfo de Leandro Zdero en Chaco. Es una política que se extiende a la campaña de la Ciudad, donde Leandro Santoro reivindica las Taser y se propone aplicar el programa de Lousteau, que pide más policía en la Ciudad y amenazaba con ir a fondo en la criminalización de la protesta. 

 Vamos con el Frente de Izquierda 

Con la realización de los debates electorales, la campaña entrará en una nueva fase. En el debate de vicepresidentes, el Frente de Izquierda (con Nicolás del Caño) apareció tratando de quebrar la polarización instalada por el choque entre la negacionista Victoria Villarruel y Agustín Rossi. Quedó en evidencia no solamente el carácter negacionista de Villarruel, sino la inconsistencia política del oficialismo para criticarla una vez que ha tenido a Milani como jefe del Ejército. En la Capital, al cierre de esta edición, comenzaba el debate en el cual Vanina Biasi discute, como candidata a jefa de Gobierno, con Macri, Marra y Santoro, variantes de la Ciudad entregada a las corporaciones inmobiliarias, con alquileres impagables y donde lo único que crece es la población en villas.
 Para el Partido Obrero importa destacar desde qué ángulo votamos al Frente de Izquierda. Es un voto de defensa de una posición de independencia política, tanto respecto de la derecha mileísta como del gobierno de Massa. Y de preparación de las luchas que se vienen, por el otro. La conciencia política en la vanguardia obrera y popular de la necesidad de una alternativa obrera y socialista jugará un rol clave en un próximo período de grandes convulsiones, que preparamos con las luchas de hoy. 
 Por eso en la campaña realizamos una agitación en favor de salir a las calles, a denunciar los planteos derechistas y antiobreros de Milei y su tropa reaccionaria, y a colocar los reclamos populares frente al ajuste y la entrega del gobierno de los Fernández y Massa. Desde ese lugar, nuestra campaña electoral reivindica la acción del movimiento piquetero independiente junto a las organizaciones sindicales y populares en la movilización del 14 de septiembre y luego frente al Consejo del Salario Mínimo. O la gran movilización del 28S en defensa del aborto legal. Algunas luchas, como las de los municipales, los telefónicos o el Subte demuestran que cuando los sindicatos habilitan la clase responde con todo. 
 Unimos a estas reivindicaciones un problema clave: la defensa de la libertad de organización y de movilización. Por eso vamos al Plenario Nacional Antirrepresivo que convoca el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, para organizarnos en todo el país por el cese de la persecución y para que ningún compañero vaya preso por luchar. 
 Vamos a la campaña electoral explicando lo que está en juego y llamando, en charlas, asambleas y reuniones abiertas, a agrupar fuerzas para luchar por los reclamos y enfrentar lo que se viene. Con esta perspectiva votamos a las listas que encabezan Myriam Bregman y Nicolás del Caño, y en provincia de Buenos Aires, especialmente, vamos a una campaña con la candidatura de Néstor Pitrola a Diputado. 
 En la Ciudad de Buenos Aires, donde la lista del Frente de Izquierda la encabeza Vanina Biasi para jefa de Gobierno, vamos a colocar fuertemente los reclamos del movimiento popular contra el acuerdo Macri-Marra que se viene y que cuenta con la complicidad del peronismo. Organizando la campaña desde los barrios populares, donde el peso del movimiento piquetero se hace sentir respondiendo a las provocaciones de Jorge Macri; desde las escuelas, junto a la docencia que lucha por el salario y todos los reclamos; desde el movimiento estudiantil, los hospitales y los trabajadores de la salud, vamos a la pelea por colocar a la izquierda como alternativa y por defender la presencia en la Legislatura porteña del bloque del FIT-U al servicio de todos estos reclamos.

Juan García

martes, 26 de septiembre de 2023

Las medidas de Massa y la hiperinflación


Con el subsidio de 20.000 pesos para trabajadores recientemente despedidos y los anuncios en puerta para los informales, el paquete de medidas “sociales” anunciado por Sergio Massa en las últimas semanas estaría superando el 1% del producto bruto –unos 6 mil millones de dólares. Los anuncios son el reconocimiento de que el bloque peronismo-kirchnerismo-renovador ha perdido una parte fabulosa del apoyo electoral con que contaba. Aunque Massa salió a una cabalgata desesperada para recuperar ese voto, no se advierten variaciones sustanciales en las encuestas. Los beneficios sociales de las medidas recientes serán ‘comidos’ por la inflación creciente y la hiper. 
 La diseminación de bonos y exenciones de impuestos personales son una confesión de la amplitud alcanzada por el derrumbe social. Después de anunciar beneficios para los trabajadores en relación de dependencia, los funcionarios de Massa se dieron cuenta que quedaba afuera la mitad de la fuerza laboral. El 'alivio' de ganancias para monotributistas, que beneficiará a profesionales y muchos trabajadores con relación laboral encubierta, es solamente una “actualización de escala”. 
 Hay, sin embargo, otro paquete, que no es anunciado. Sólo por la compra de bonos del Tesoro a “precio conveniente” a los acreedores privados, el Banco Central lleva emitidos 2,5 billones de pesos, a 350 pesos el dólar. Son 6.2 mil millones de dólares. Esta fuga de la deuda en pesos del Tesoro anuncia una nueva corrida cambiaria; el gobierno perderá los 5 mil millones de dólares que ha invertido para contener la suba. Sobre esto último no abren la boca quienes critican como “inflacionaria” la eliminación del impuesto a la 'ganancia' de la cuarta categoría. Lo cierto es que la hiperinflación en marcha anulará las medidas sociales que benefician al trabajador y potenciarán las de los que han recomenzado la acumulación de dólares. 

 Desenlace

 El reboleo de medidas sociales de Massa es una movida que pretende remontar la cuesta del derrumbe electoral. Pero el ministro-candidato no desconoce el cimbronazo devaluatorio e hiperinflacionario que se ha desatado desde la devaluación de agosto. Por de pronto, el escenario de agosto se repetirá en noviembre, antes de un eventual balotaje, cuando el desembolso prometido por el FMI tendrá como condición, de nuevo, la megadevaluación. En cuanto a las tarifas, después del congelamiento por 90 días, se prevé un piso del 20% de aumentos para después del balotaje. Mientras critican a lo que llaman el “despilfarro” electoral, Bullrich y Milei prometen salidas que lucen inviables. Al desplome de la deuda local se suma el de la deuda externa, que ha caído un 14% desde su nivel de 30 centavos por dólar. Junto a la suba de la tasa de interés internacional, estas caídas inviabilizan una dolarización ‘indolora’, como sería si pudiera financiarla, y la convierte en catastrófica, porque le queda solamente la hiperinflación. De otro lado, la suba de los seguros contra defolt aumenta la presión de quienes ganarían sumas enormes de dinero con un cese de pagos de Argentina Los especuladores descuentan un concurso de acreedores con el debut del nuevo gobierno, trátese de Massa, Bullrich o Milei. 
 La burocracia se ha servido de las medidas sociales para reforzar el apoyo al gobierno y a su candidato. El apoyo a Massa significa un mayor cerrojo a la movilización de los sindicatos. Quienes piden ese apoyo en nombre del ‘mal menor’, desprecian el ‘mal mayor’ que provoca contra la lucha de los trabajadores. Mientras tanto, Barrionuevo y Cavalieri apuestan a una victoria de Milei. Es que la burocracia no tiene otro partido ni bandera que la hostilidad a los trabajadores.
 Massa intenta disimular el verdadero alcance de la crisis y de sus perspectivas. Por cierto, lo que tenemos por delante no es un horizonte de reformas sociales, sino un choque de carácter decisivo entre el Estado y el capital, de un lado, y la clase obrera, del otro. Las elecciones sólo serán un peldaño de esa crisis. 

 Marcelo Ramal 
 26/09/2023

¿Por qué la derecha odia a Myriam Bregman?

Myriam Bregman: "En Argentina ya vimos cómo termina cumplir con los requisitos de FMI"

lunes, 25 de septiembre de 2023

Estados Unidos: la burocracia “extiende” la huelga automotriz para bloquear la huelga general


La huelga lanzada por el sindicato de trabajadores de la industria automotriz estadounidense (UAW por sus siglas en inglés) cumplió una semana este viernes y se extendió a 38 plantas autopartistas y centros de distribución. Mediante una conferencia seguida por el canal de Facebook de la UAW por miles de trabajadores de las plantas, el presidente del sindicato ha pedido a los trabajadores de 38 fábricas de General Motors y Stellantis de 20 Estados diferentes del país que abandonen sus puestos de trabajo, dejando al margen los nuevos paros a Ford, argumentando el progreso en las negociaciones (El País, 22/9). Sin embargo, Ford despidió a 600 operarios mientras se desarrollan los paros.
 La metodología de la burocracia sigue siendo “golpear para negociar”, tratando de hacer el menor daño posible a las patronales. “El impacto de la primera semana de huelgas, que comenzaron el viernes pasado, ha sido moderado para los fabricantes de automóviles, en parte debido a las tácticas del UAW de atacar sólo ciertas fábricas”, señala Financial Times (22/9). Hasta el viernes solo estaban afectadas tres plantas de un total de 70 de las tres grandes firmas. Los paros tampoco son totales en estas plantas, sino que son acciones puntuales que afectan las líneas, obligando que se pare la producción de hecho. Lo que el UAW llama una “huelga de pie”, en la que los miembros del sindicato en instalaciones individuales se retiran mientras otros permanecen en el trabajo, tiene sus raíces en las huelgas continuas del movimiento sindical inicial de Estados Unidos. Sin embargo, los expertos señalan que la huelga “amenaza con revivir la escasez de la cadena de suministro que ha afectado a la industria automotriz en los últimos años, donde una pequeña interrupción puede causar un caos en todo el sistema” (FT, 19/9).
 La UAW reclama un aumento de sueldo del 46 % en cuatro años -aunque, según algunos, esta cifra podría flexibilizarse por debajo del 40 %-; una semana laboral de 32 horas con 40 horas de salario; el restablecimiento de las pensiones tradicionales con prestaciones definidas para los nuevos contratados y compensaciones por la inflación, entre otras reivindicaciones.
 Las patronales sostienen sus posiciones de fondo, planteando que las reivindicaciones de los trabajadores son inviables en el contexto actual. Mientras tanto llevan adelante una política de despidos y suspensiones. “El miércoles, Stellantis dijo que planea despedir temporalmente a 68 trabajadores en una planta de mecanizado afectada por la huelga del UAW en una fábrica de Jeep en Toledo, Ohio, y otros 300 podrían verse afectados en sus instalaciones en Kokomo, Indiana, por una huelga similar” (The Wall Stret Journal, 20/9). “El viernes Ford despidió a unos 600 trabajadores que no estaban en huelga en Michigan. GM ha advertido que podría paralizar una planta en Kansas debido a los efectos en cadena de la huelga de trabajadores en una planta de ensamblaje en Missouri, despidiendo a unos 2.000 trabajadores” (FT, 19/9). 
 La burocracia de la UAW viene de una profunda crisis que derivó en un recambio en su conducción por parte de su ala reformista. Shawn Fain, el actual presidenten del sindicato, ganó las elecciones en marzo con poco más del 50 % de los votos. En julio, prescindió del apretón de manos que tradicionalmente se organiza para los medios de comunicación entre líderes sindicales y ejecutivos del sector automovilístico y optó por visitar varias plantas. El director ejecutivo de Ford, Jim Farley, dijo la semana pasada, poco antes de que comenzara la huelga, que no había recibido una contraoferta del UAW, una situación que la compañía no había visto en 80 años. Durante las últimas décadas las condiciones laborares y salariales de los trabajadores de la industria automotriz norteamericana han caído en picada. El entrelazamiento entre las direcciones de los sindicatos y las patronales ha sido explícita en los últimos años, la renovación de la dirección fue precedida por “un escándalo de corrupción que resultó en sentencias de prisión para múltiples dirigentes sindicales y personal de Fiat Chrysler America, el predecesor de Stellantis” (ídem), es decir, precipitada por el agotamiento de la vieja burocracia. 
 La huelga de la UAW es un capítulo con peso propio en la crisis politica estadounidense y de la pelea presidencial de noviembre. La administración de Biden realizó una maniobra propia del albertismo: luego de un tibio apoyo al UAW, anunció que mandaría a Detroit una delegación de la Secretaría de Trabajo para intentar mediar en el conflicto, pero finalmente reculó con el argumento de “permitir que las conversaciones avancen” (WSJ,20/9). El viernes, en su conferencia, Fain ´apuró´ a Biden, invitándolo a que se sume a los piquetes. Biden respondió que visitaría Michigan la próxima semana “y se solidarizará con los hombres y mujeres de la UAW mientras luchan por una parte justa del valor que ayudaron a crear”.
 Por su parte, Berni Sanders ha realizado mítines en puerta de fábrica dando un fuerte apoyo a la UAW, con un discurso centrado en lo desproporcionado de la distribución de la riqueza entre los CEO y los trabajadores. “La lucha que libra el UAW tiene mucho que ver con el escandaloso nivel de avaricia y arrogancia corporativa por parte de los altos ejecutivos de la industria automotriz y sus amos de Wall Street” (Fox News, 22/9). 
 Por su parte Donal Trump relanza su campaña en las internas del partido republicano y “planea dar un discurso en Detroit el 27 de septiembre ante una multitud de trabajadores sindicalizados, saltándose el segundo debate presidencial republicano, dijo un asistente el lunes, y en lugar de eso se metió en la disputa entre los trabajadores en huelga y los principales fabricantes de automóviles de Estados Unidos. (…) Trump ha criticado duramente las políticas de vehículos eléctricos del presidente Joe Biden e instó a los trabajadores automotrices a respaldar su candidatura.” (El País 19/9).

 “Todas las plantas deberían estar en huelga” 

 Cuando Fain se dirigió a los trabajadores automotrices en Facebook Live el lunes, algunos se preguntaron si una salida en masa ejercería más presión sobre los fabricantes de automóviles. “Todas las plantas deberían estar en huelga, no sólo las plantas seleccionadas”, recoge FT el testimonio de Richard Davis, que trabaja en una planta de ensamblaje de Ford en Kansas City, Missouri, durante la transmisión de Facebook Live. “Huelga significa huelga. Así es como me criaron. No más plazos, simplemente hazlo”. Jim Davis, de Detroit, dijo que permanecer en el trabajo es como darles a los tres fabricantes de automóviles de Detroit una extensión del contrato anterior. "Me siento mal porque sólo algunos de nosotros estamos en las líneas", escribió Davis. "En mi opinión, nos hace parecer débiles" (FT,19/9).
 La clase obrera norteamericana comienza a discutir la huelga general. 

 Sebastián Chirino 
 25/09/2023

La jornada laboral de Massa: caballo de Troya de la flexibilización


Entre la batería de proyectos que propuso Sergio Massa para relanzar su campaña como candidato presidencial, se encuentra la propuesta de reducción de la jornada laboral. Argentina, con una Ley de Contrato de Trabajo que estipula una semana laboral de 48 horas, se encuentra entre los países que superan los límites que recomienda la OIT. 
 Para demostrar que no se trata de un mero arrebato de campaña, Massa se referencia en los diversos proyectos presentados por el peronismo, como el de Hugo Yasky que plantea llevar la semana laboral a 40 horas, y los de Ormaechea y Recalde, que disponen una semana laboral de 36 horas, en ambos casos, sin afectar el salario. 
 En el contexto de una inflación que destruye el salario real día a día, el hambre obliga a trabajar en más de un empleo o hacer horas extra.
 En la Argentina actual no se cumplen ni siquiera las 48 horas semanales. No sólo debido a que los trabajadores en negro superan el 40 % del total y están, por lo tanto, por fuera de la legislación laboral. Las horas extra no son la excepción, sino la norma en cada vez más empresas y los acuerdos con los sindicatos habilitan jornadas más extendidas en varios gremios. La mayoría de las patronales no respetan ni el doble pago de las horas extra ni el descanso de fin de semana desde el mediodía del sábado que establece la Ley de Contrato de Trabajo.
 Pero el problema no es solo lo inocuo que sería esta medida debido a los salarios de miseria y al incumplimiento de los derechos laborales, sino que sirve de excusa para una reforma laboral completa. 
 El proyecto de Claudia Ormaechea, por ejemplo, con un cambio en la sintaxis le otorga una concesión a las patronales largamente reclamada. La actual Ley de Contrato de Trabajo establece que "Integrarán la jornada de trabajo los períodos de inactividad a que obliguen la prestación contratada, con exclusión de los que se produzcan por decisión unilateral del trabajador”. Es decir que, ante un inconveniente que impida la actividad, ese tiempo se considera parte de la jornada y debe ser remunerado como tal, a menos que el trabajador decida no trabajar sin motivos. El proyecto de Ormaechea, en cambio, establece que "Integrarán la jornada los periodos de inactividad a que obligue la prestación contratada, con exclusión de los que se produzcan por decisión del empleador, las pausas necesarias en razón de la actividad o función, las que respondan a razones de salubridad, y las dispuestas para alimentación, sin perjuicio de otras que pudieran establecerse en las convenciones colectivas de trabajo o en los contratos individuales". 
 Por lo tanto, de un plumazo, la bancaria y diputada de la Unión por la Patria le otorga a la patronal la posibilidad de considerar fuera de la jornada laboral no solo la hora de almuerzo, sino los tiempos muertos ocasionados por cualquier cosa que interrumpa la actividad. Un corte de luz, una fuga de gas, o la decisión patronal de frenar por exceso de stock, pueden interrumpir el trabajo y el empleador puede considerar esos tiempos muertos, que no son responsabilidad del trabajador, como horas no trabajadas. Este párrafo no se entiende bien si es un error de redacción, ya que parece ir en contra del espíritu del resto del proyecto de ley, o una decisión deliberada, pero en cualquier caso modifica la actual normativa en detrimento de los trabajadores, y le permitiría a la patronal manipular a su antojo y necesidades el tiempo de cada trabajador. 
 Como antecedente, tenemos la Ley de reducción de jornada laboral votada este año en Chile, que empezó como un proyecto del PC en defensa del derecho al tiempo de ocio y terminó estableciendo las reivindicaciones de las patronales en materia de flexibilización que le quedaron pendientes a Pinochet: el derecho a modificar constantemente la jornada laboral en función de las necesidades de producción.
 El derecho al tiempo de ocio es una reivindicación que los trabajadores levantamos desde los inicios del capitalismo, pero sin un salario igual al costo de la canasta familiar es letra muerta, y el gatopardismo de los nacionales y populares nos obliga a estar alertas ante cualquier tentativa de reforma laboral.

 Luciana Diaz 
 25/09/2023

domingo, 24 de septiembre de 2023

Las elecciones en un marco explosivo


El último tramo de la campaña electoral se desarrolla en un marco explosivo. De acuerdo a datos oficiales del primer semestre, “la pobreza pasó de 36,5 % a 40,1 % en un año. Representa unos 1.7 millones más de pobres”. En agosto, la devaluación del 23 % del peso oficial provocó un salto inflacionario del 12,8 % y un porcentaje similar para septiembre. Esto ocurre cuando, en el mismo período, el desempleo ha caído al 6,2 por ciento y ha crecido el Producto Bruto Interno. Algo más de un 80 % de los obreros registrados percibe salarios inferiores a la línea estadística de la pobreza. En noviembre, a más tardar, cuando está prevista una nueva reunión con el FMI, el desembolso de fondos para que Argentina continúe pagando la deuda con el organismo estará condicionado a otra devaluación, mucho mayor que la reciente. Esa es la medida fundamental, asegura el FMI, para que se reduzca la brecha entre la cotización del peso oficial con el paralelo.
 Las modificaciones al impuesto a las ganancias para asalariados, monotributistas y autónomos representan un aumento importante en el salario de bolsillo. Pero al igual que el descuento del IVA para una canasta de productos, hasta 18 mil pesos, apenas morigeran la enorme confiscación sufrida por trabajadores y jubilados. “Los ingresos se desplomaron 12,7 %”, titula La Nación, desde que asumió el Gobierno de los Fernández. Pero esto es sólo una parte de la historia, porque en el caso de los asalariados ya habían perdido un 14,7 % bajo el macrismo; el kirchnerismo le sumó otro 14.9%. Son números de catástrofe. Pero se trata apenas de promedios – los trabajadores no registrados o aquellos no calificados han visto perder el doble de sus ingresos reales. Un lugar prominente en esta escala descendente la ocupan los jubilados, que cobrarán un ajuste menor al 15% -el índice del trimestre abril-junio- cuando la inflación se habrá triplicado en el trimestre corriente. 
 Argentina es un excelente laboratorio del llamado “efecto derrame” – pero de abajo hacia arriba. Bajo el gobierno de la "redistribución progresiva del ingreso", ha tenido lugar la mayor redistribución negativa que se tenga conocimiento – ni qué decir si se añade el período macrista. Esta confiscación económica de la fuerza de trabajo explica en gran parte el crecimiento del PBI, incluido el aumento de la Inversión Bruta. En el marco de la salida de la cuarentena, ha tenido lugar un incremento fenomenal de la tasa de ganancia –que mide la masa de beneficios producidos sobre el capital invertido. La curva ascendente de la plusvalía explica la supervivencia política del gobierno Fernández –precaria, pero supervivencia al fin. Un proceso inverso en Brasil, o sea con una recesión industrial, determinó el golpe de estado contra la petista Dilma Roussef. En vísperas de las elecciones el proceso se invierte –el FMI estima una caída del PBI, en Argentina, para 2024, del 2,6 % en el año. 
 La crisis financiera, con esta inversión de tendencia industrial, se ha tornado terminal. Argentina se encuentra en default virtual. El endeudamiento interno, en lo que se refiere al del Banco Central con el sistema bancario y los fondos de corto plazo (Leliq, pases y depósitos en los bancos) ha colapsado. Las perspectivas optimistas acerca de las exportaciones están condicionadas a una gran devaluación y a la adopción de un único tipo de cambio. Antes de salir de este pozo profundo, habrá que caer todavía mucho más. Mientras la burguesía exportadora se verá fuertemente beneficiada con una devaluación, pasará lo contrario con la que produce para el mercado interno, que además de la caída del consumo personal se verá afectada por el encarecimiento de la materia prima a industrializar. En cualquier caso, los pronósticos positivos hay que tomarlos con prudencia, porque el mercado mundial no luce tan promisorio. El precio de la soja ha caído por debajo de los 500 dólares la tonelada. Lo fundamental es, sin embargo, la crisis gigantesca del sector inmobiliario en China, que afecta a los bancos, y el derrumbe en Alemania, como consecuencia de la guerra de la OTAN y Rusia, que ha dejado a su industria fuera de competencia. Si Alemania se ve forzada a recurrir al subsidio de la industria y a promover una devaluación del euro, la arquitectura monetaria y económica de la UE se verá fuertemente afectada. De otro lado, el mantenimiento de altas tasas de interés a nivel internacional, presionará a la baja los precios de las materias primas y creará una crisis de liquidez para los estados y compañías fuertemente endeudados. 
 Los cambios en ganancias, para la cuarta categoría, responden a una maniobra política significativa. Es que el beneficio al estrato superior y más calificado procura dividir a las distintas categorías de trabajadores en cuanto a la necesidad de entrar rápidamente en acción. Como se ha escuchado decir por estos días, “en fábrica las cosas se han calmado un poco, pero los barrios son un volcán”. Los corresponsales de los diarios argentinos en el exterior adjudican a los financistas con los que se informan “que el escenario en Argentina es convulsivo”. No solamente abajo sino también arriba. Para Eduardo Eurnekian, de la Corporación América, mentado padrino de Milei, el pseudolibertario se ha ido de mambo. No le gustó para nada que Milei ataque a los BRICS (Brasil, China, Rusia, India, Sudáfrica), de los que Argentina depende financiera y comercialmente. Tampoco a Bulgheroni, asociado a los chinos en petróleo, y con inversiones en Asia Central. Eurnekian no dijo nada, lamentablemente, del planteo de Milei de convertir a Malvinas en una Hong Kong, o sea en una plaza financiera off shore, pero custodiada por la OTAN. Los "capitanes de la industria" y los bancos se ciñen al apoyo a Bullrich-Petri, el más señalado, sin embargo, para el descenso en la primera o única vuelta del 23 de octubre que viene. 
 Quien haya presenciado el debate entre candidatos a vicepresidente en A2V (TN) pudo comprobar que no quisieron ventilar nada de este escenario ni de cómo pretenden encararlo – ni siquiera Del Caño, quien concluyó con un patético "Ni cómplices ni sometidos", evitando el lenguaje inclusivo. En la campaña de agitación de nuestro partido, Política Obrera, la agenda fundamental será plantear una acción de masas contra la catástrofe que se avecina. 

 Jorge Altamira
 22/09/2023

El debate vicepresidencial en “A dos voces”


El debate entre los cinco candidatos a vicepresidente, organizado por TN, fue, antes que nada, una serie de ‘spots’ televisivos, que pueden luego ser reproducidos por “las redes”. Quien más ha usado este método de recortar intervenciones para acomodarlas a los tiempos de las aplicaciones ha sido la cohorte de Milei. 
 Cada contrincante se sirvió del minuto concedido en el arranque para definir sus posiciones. Villarruel pegó primero señalando que “los otros cuatro candidatos [suman] 76 años viviendo de la política”. Luis Petri, vice de Patricia Bullrich, prometió “orden y terminar con el kirchnerismo”, mientras que Agustin Rossi exaltó un crecimiento “inédito” del empleo. Florencio Randazzo, vice de Schiaretti, llamó a “terminar con la grieta” y Nicolás del Caño del FIT-U denunció “el ajuste y el FMI”. Fue una repetición de fórmulas conocidas. 
 Ninguno de los candidatos centró su intervención en el inminente desenlace de la monumental crisis política y económica, a pesar de que la elección del próximo gobierno ha sido reiteradamente señalada como el tiro de partida para una gran operación de rescate financiero, con consecuencias terribles para la población trabajadora. Nadie se metió con las perspectivas de una catástrofe –tipo 1989 o 2001, aunque su estallido será el desafío de las nuevas autoridades. Esta ‘omisión’ -si cabe el término- permitió a unos y otros llenar la pantalla con acusaciones recíprocas sobre delitos pasados. Quien podía haber centrado el debate en esta línea era Villarruel, cuya corriente es un emergente de esta crisis terminal. Pero a lo largo de dos horas, la dolarización fue mencionada sólo por Petri, para denunciar que Milei había “reculado en chancletas” en cuanto a ese propósito. Del Caño apuntó en forma consistente a una salida electoral que refuerce a la izquierda en el Congreso, pero se abstuvo consecuentemente de dar una orientación política para una acción de masas derivada de la crisis. 

 Los “bloques”

 En la discusión económica cada candidato decidió destacar un aspecto aislado de la situación general, no una caracterización de conjunto. El oficialista Rossi fue más lejos, pues reivindicó una acción de gobierno que se llevó puestos al presidente y a la vice y que marcha sin pausa a la hiper. Es que el descenso módico del desempleo o la eliminación del impuesto al salario o la devolución parcial del IVA, no corrige siquiera la tendencia general; Massa, si gana, ya tiene comprometida otra devaluación. Todos los rubros de ingresos de los trabajadores están en caída libre. En uno de sus intercambios Rossi aseguró que “vamos a echar al FMI”, lo que para un kirchnerista sólo significa que va a pagar toda la cuenta del préstamos y sus intereses usurarios, algo por otra parte absolutamente imposible. Al día siguiente, el INDEC informó de “una dramática suba de la pobreza”, con datos anteriores a la última devaluación. El horno no está para bollos. 
 La “libertaria” Villarruel reclamó achicar el gasto y frenar la emisión –de dolarización nada. No dijo qué gasto ni qué emisión, en momentos en que el mundo capitalista entero gasta de lo lindo, en guerra por supuesto, y emite a cuatro manos, frente a los aumentos de intereses de la deuda pública. La omisión de la dolarización no es, sin embargo, un recule; Milei la ratificará en el debate presidencial. Pero era inoportuno traerla a la mesa en la semana en que Rosatti, el presidente de la Corte, dictó una sentencia unilateral de inconstitucionalidad fuera del ámbito judicial. Muy hábil la ‘periodista’ que ‘entrevistó’ a Videla, pateó la pelota afuera. La candidata sí insistió, sin sombra de duda, con el planteo de una contrarrevolución en las relaciones laborales, algo que unifica a todos los partidos patronales. En lo que parece un furcio, Villarroel señaló que “a los argentinos no les interesan mis ideas políticas”, algo que confirman todas las encuestas. LLA se vende al mejor postor, ese es su único programa. Eurnekian le sacó tarjeta roja por el ataque de Milei a los BRICS, con los que cuenta la Corporación América para hacer grandes negocios, en especial de infraestructura. 
 Petri como Randazzo repitieron la monserga de un Banco Central “independiente”. Sobre el impuesto al salario, Petri denunció que “beneficia a los jerarcas sindicales” –una ‘gaffe’, porque la burocracia gana mil salarios mínimos, no quince. Por su parte, Del Caño, denunció que “mientras te ajustan, los empresarios ganan” y reclamó un aumento salarial para trabajadores y jubilados, a sabiendas que eso no es competencia del Congreso sino de una lucha decidida y de conjunto de los trabajadores. Ni rozó el planteo de una huelga general. Para la izquierda, toda tribuna es una tribuna de lucha de clases, no de recolección de votos al márgen de esa lucha. Del Caño no denunció el descalabro económico y la disolución de su moneda, ni planteó una estrategia para esta circunstancia extraordinaria. El debate sirvió para exponer el agotamiento del izquierdismo electorero. La denuncia de “la politiquería”, con la esperanza de encajar en el “clima de época”, es un supremo embuste, porque los políticos y sus partidos son herramientas fundamentales de la clase capitalista para cooptar a los trabajadores y dividir sus filas. 
 En el bloque sobre “rol del Estado y conflictividad social” cada uno eligió frases de ocasión. Rossi advirtió que “las mujeres van a ser las primeras perjudicadas”, no por la crisis sino por el desalojo de las feministas K, corresponsables de la miseria general. Destacó, sin sonrojarse, las“medidas que achican la brecha entre los géneros”, como la moratoria a los jubilados – sin señalar la estafa en las liquidaciones jubilatorias, ni las apelaciones judiciales de la Anses contra los jubilados. 
 Villarruel prometió “ni sacar ni aumentar planes” sino reemplazarlos por empleo “ordenadamente”. Lo mismo que ya había propuesto Rossi, con salarios similares a los planes. Sobre las mujeres denunció que los cuatro ‘machirulos’ que la rodeaban le habían faltado el respeto toda la noche. Petri advirtió contra “pasar de un populismo de izquierda a uno de derecha", y que “los que organicen piquetes irán presos”. Logró ponerse a la derecha de Milei. En la pelea de planteos irrelevantes Randazzo compitió con Del Caño cabeza a cabeza. Para el primero, es necesario “todo el mercado que sea posible y todo el Estado que sea necesario”, mientras que el representante del FIT-U sentenció que “con más Estado o más mercado, ganan los empresarios”. Esto último es una recaída en el ‘trotskismo liberal’ o ‘liberal trotskismo’ que inauguró Solano, que no distingue las medidas capitalistas del Estado de aquellas que está forzado a implementar, como la eliminación del impuesto al salario, que el mismo Del Caño tuvo que votar. Al interpelar a Villarroel eligió reivindicar la ley de Educación Sexual Integral, cuya currícula la confecciona el Estado “de los empresarios”. Bajo el capitalismo, el Estado no es patrimonio de ninguna clase de empresarios, sino su instrumento, en última instancia, debido a la dominación de las relaciones de explotación capitalista. En otro cruce con Petri sobre la minería, Del Caño se quejó de que “los recursos no queden en las provincias”, y condenó el extractivismo, en defensa del agua, sin decir que está monopolizado por bodegueros y grandes viñateros. Descolgado de toda su intervención anterior, Del Caño recitó su “pertenencia al socialismo y al gobierno de trabajadores”. El socialismo no es, sin embargo, una identidad, porque se convierte en utopía, sin un método histórico de lucha para emancipar a las fuerzas productivas de la explotación del hombre por el hombre.
 En el bloque de “seguridad y defensa” nadie habló de la guerra de la OTAN. En un ‘intercambio’ previo, Rossi había criticado la posición de los pseudolibertarios sobre Malvinas. Del Caño le escapó al asunto, porque defiende, con el MST e IS, la autonomía nacional de Ucrania, en condiciones de protectorado de la OTAN. Del Caño dejó pasar A2V para convocar a los trabajadores a una lucha internacional contra la guerra, demostrando un crudo provincialismo político. 

 Episodio I 

El “minuto final” de cada candidato fue ‘aprovechado’, por Rossi, para proponer “futuro o pasado”, desde el pasado; Villarroel invitó a ser “protagonistas de la epopeya del Siglo XXI” y Del Caño, a “no aceptar la resignación, ni cómplices ni sometidos”. Es una agenda derrotista. Es el “temor” que Myriam Bregman había expresado antes, en el mismo programa. Veremos qué nos ofrecerán los pretendientes a la presidencia, la semana próxima.

 Federico Fernández
 21/09/2023