lunes, 20 de octubre de 2025

Kicillof y el país que quieren los dueños


El gobernador asistió a la presentación del libro de Alejandro Bercovich.

 Alejandro Bercovich presentó su libro "El país que quieren los dueños" en la ciudad de La Plata. A pocos días de las elecciones del 26 de octubre, el evento tuvo como invitados al intendente Julio Alak, a Jorge Taiana, quien encabeza la lista de diputados nacionales de Fuerza Patria en la provincia de Buenos Aires, y al gobernador bonaerense, quien se vio en la obligación de aclarar que la presentación del libro no era un acto de campaña.
 Axel Kicillof cerró el panel con una larga intervención de más de una hora. Volverá a hablar el lunes 20 cuando sea parte del homenaje al burócrata José Ignacio Rucci, en un acto organizado por la CGT de La Plata, Berisso y Ensenada, conmemorando con retraso el 17 de octubre. Ese mismo día, el Partido Obrero recordará a Mariano Ferreyra, asesinado por la burocracia empresarial y corrupta de José Pedraza, a la que Cristina —con la gorrita puesta— alabó en su momento como un ejemplo de sindicalismo. 
 Importa menos lo que contó Kicillof en la hora y veinte llena de anécdotas universitarias y autoreferenciales, que lo que omitió decir. A lo largo de su extensa exposición no hubo ni una referencia a los 20.000 millones de dólares del swap norteamericano y a las condiciones coloniales del "rescate" del Tío Scott, que de paso benefició a sus traders amigos. Quienes esperaban un "Braden o Perón" o una vehemente denuncia de Trump y de la injerencia del imperialismo yankee en la política argentina se llevaron el chasco de su vida. 
 Nada de eso ocurrió. La moderación de Kicillof y de todo el peronismo tiene un costado político y otro oportunista que retrata su condición de clase burguesa. Para Cristina Kirchner y Axel Kicillof, Trump es un proteccionista al que le interesa la defensa de la clase obrera norteamericana, en contraposición al liberal Milei. Cristina Kirchner llegó a decir del verdugo de Palestina y principal sostén del Estado genocida de Israel, que es nacionalista y peronista, poniendo un signo igual entre el nacionalismo opresor del imperialismo y el nacionalismo defensivo de los países atrasados. El "Patria sí, Colonia no" te lo debo. 
 Con la vista puesta en el 2027, de la boca del presidenciable no salió una sola mención de condena a Donald Trump y a su secretario del Tesoro, Scott Bessent, y mucho menos a la política criminal del imperialismo norteamericano en Palestina y Medio Oriente. Trump es el principal sostén del Estado genocida sionista. Kicillof se acercó a Sergio Massa en busca de un interlocutor potable para el gobierno republicano que aleje el fantasma del "soviético".
Kicillof tampoco se refirió a la deuda externa que asfixia por entero a la Argentina. Fue el conductor de Pasaron Cosas el que destacó —y no lo hizo Kicillof— los curros financieros y especulativos de los fondos de inversión extranjeros y del país que son acreedores del Estado. La soga al cuello se cierra con los intereses leoninos y las imposiciones conexas que favorecen a las empresas norteamericanas. El mismo que repite que la deuda es impagable esconde que todos los gobiernos desde la dictadura a la fecha han pagado la deuda externa, como lo hizo Néstor Kirchner, gatillando al contado 10.000 millones de dólares. 
 El presidenciable Kicillof nunca investigó la deuda externa bonaerense y reivindica los pagos al Comité de Acreedores como una muestra de gestión y del orden fiscal. Nada dice del ajuste a los salarios de los docentes bonaerenses, que están entre los cuatro salarios más bajos del país, ni del pedido de autorización a la Legislatura para tomar nueva deuda por mil millones de dólares extras para pagar los vencimientos de la "reestructurada" deuda externa bonaerense o de la emisión regular de Letras de Tesorería en pesos para financiarse, ajustados al valor del dólar. 
 El antiimperialismo trucho de Kicillof se redujo en el evento platense al impotente pedido de un gravamen —acordado entre los presidentes del mundo— a los capitalistas que evaden impuestos radicando sus capitales en el exterior. Sobre el final, el gobernador llamó a los capitalistas que están perdiendo plata por la caída del consumo y el industricidio a que "sean argentinos", una vaguedad en línea con el discurso de Cristina, cuando dijo en obvia referencia a los empresarios que "ya nos van a pedir a buscar". 
 El gobernador invitado no fue al Coloquio de IDEA, pero tampoco se refirió a este cónclave patronal, donde los capitalistas reclamaron acelerar la reforma laboral y otras "reformas estructurales" que están en la agenda y en los condicionamientos que exige Trump. No es la negación de la "argentinidad" lo que mantiene el apoyo del capital a Milei, sino el aumento de la tasa de ganancia, flexibilizando las condiciones de trabajo, pactando la destrucción de los convenios colectivos con las burocracias sindicales y ajustando paritarias y salarios. Los "dueños" valoran la ofensiva libertaria para barrer con las indemnizaciones por despidos y las jubilaciones. 
 El peronismo se cotiza frente a las patronales con las entregas y traiciones de la burocracia sindical que dejan pasar todos los ataques. Cristina Kirchner atizó la reforma laboral para los trabajadores estatales en nombre de una "nueva estatalidad" que no se pase tres pueblos, en suma, el aval a la quita de derechos y conquistas sindicales. Si Kicillof habla poco a la hora de las definiciones, es porque como toda la burguesía, apoya la corrección del tipo de cambio, es decir, la devaluación del peso, que castiga en primer lugar a los trabajadores con la licuación de los salarios y el impacto inflacionario sobre la canasta familiar. 
 Yendo al grano, Taiana priorizó la respuesta política y el llamado a construir una fuerza social y política, en obvia referencia a los capitalistas, porque con "el peronismo solo no alcanza". El evento debía ser la presentación de "El país que quieren los dueños", pero pasaron cosas. 

 Daniel Rapanelli

No hay comentarios:

Publicar un comentario