El anuncio que el inefable Scott Bessent realizó días atrás, acerca de un crédito adicional de 20.000 millones de dólares para Argentina de parte de fondos privados, ya sufrió varias idas y venidas.
Inicialmente, la ausencia de información acerca de cuáles bancos americanos intervendrían en el préstamo fue cubierta con el boato de que “fondos de Qatar y Arabia Saudita” vendrían en rescate de la atribulada Argentina. Pero en las últimas horas, un informe de la publicación estadounidense Semafore devuelve la supuesta asistencia a bancos de Wall Street, y les pone nombre y apellido: J.P.Morgan, Bank of America, Goldman Sachs y Citi Group. El informe reconoce que las tratativas no son más que ello –aproximaciones y estudios-. Pero sus articuladores son “funcionarios de la administración norteamericana”. Según Semafore, la iniciativa monitoreada por Bessent y Trump incluiría “un plan de emergencia sustentado en activos del país sudamericano”. Ese respaldo consistiría en “títulos o bienes del Estado argentino”. La discusión en curso podría incluir un canje de los inminentes vencimientos de deuda pública de 2026 por otra deuda, aunque respaldada por activos que no se han precisado hasta ahora. En la nota de Infobae que recoge los señalamientos de Semafore, se citan las declaraciones del presidente de Goldman Sachs, Joe Waltron, sobre la “asistencia”: “Hacemos lo que nos corresponde para ayudar en situaciones así, proveemos capital si al gobierno de Estados Unidos le resulta conveniente”. Lo que se pone de manifiesto es un entramado de intereses capitalistas que opera bajo la batuta de Bessent-Trump, en función de los propósitos de la guerra internacional en desarrollo.
Esto mismo lo puso de manifiesto con mayor claridad el J.P Morgan, otro de los bancos involucrados. Según informa el periodista Jairo Stracchia en El Cronista, su presidente Jamie Dimon acaba de aterrizar en la Argentina. La nota del Cronista confirma que el paquete de “ayuda” podría consistir en la recompra de títulos públicos, es decir, en un plan de “deuda por deuda”. Casi anecdóticamente, la nota del Cronista destaca que Dimon, en sus discursos, “casi siempre termina hablando de geopolítica”. “Geopolítica” es el eufemismo que se utiliza en estos días para referirse a los preparativos políticos, financieros o comerciales relacionados con la guerra internacional. En esta misma semana, y antes de los anuncios sobre Argentina, el Morgan difundió un “plan” de 1,5 trillones de dólares “para facilitar, financiar e invertir en industrias cruciales para la seguridad y la resiliencia económica nacional”. En relación al informe, el presidente del J.P.Morgan señaló que “ha quedado dolorosamente claro que Estados Unidos se ha vuelto demasiado dependiente de fuentes poco fiables de minerales, productos y manufacturas esenciales para nuestra seguridad”. El plan apunta a la “integración de las cadenas de suministro” con foco en los “minerales críticos, los precursores farmacéuticos y la robótica, hasta la defensa y la tecnología aeroespacial”. Para que no queden dudas, el banco anuncia la futura creación de un “centro de geopolítica” propio, para la asistencia a los inversores. En el reportaje que dio a la LN+ en la noche del jueves, Milei recitó como un loro este mismo libreto: un “relanzamiento” de inversiones en la Argentina, como proveedor de minerales cruciales, en el marco de un “alineamiento incondicional” con los Estados Unidos.
Pies de barro
Por ahora, los brulotes del tipo de Semafore -al igual que los tuits de Bessent- apuntan a sofocar la corrida cambiaria argentina, que continúa su curso rueda tras rueda. Los planes de Bessent, de todos modos, no aportan un dólar al régimen quebrado de Milei y Caputo. Su sobrevivencia, como ya se lo dijeron los emisarios de Trump, queda lilbrada a la propia “acumulación de reservas” -una devaluación- y al armado de un gabinete de coalición para después de las elecciones. El periodismo informa de reuniones reservadas con gobernadores y personeros de la oposición incluso “impensados” (Clarin, 17/10), en referencia clara al kirchnerismo.
Pero un rescate de Argentina en manos de la oligarquía financiera asociada a Trump y a sus dispositivos de guerra pone de manifiesto una completa fragilidad de perspectivas para Milei y sus socios políticos. Para Trump, la guerra es la fuga hacia delante de una crisis brutal del Estado y la burguesía yanqui, que se expresa en la debilidad del dólar, en una crisis de deuda y en un estado de soliviantamiento popular en numerosos estados. ¡Ese es el “rescatista de Milei”! En el plano local, el “socorro” de Trump y Bessent acentúa la fractura al interior de la burguesía argentina, que no puede prescindir del comercio y los vínculos con China, y que se encuentra dividida ante las perspectivas de una inminente devaluación.
En cualquier caso, la tentativa de privatización masiva de recursos que esboza el J.P.Morgan arroja otra luz sobre las exigencias yanquis respecto de una coalición política con los gobernadores. Una recolonización masiva de los recursos del subsuelo exige un acuerdo estratégico con los Sáenz y los Jalil, entre otros. Nunca hay que olvidar que el régimen de jubileo sobre la cuestión minera fue instaurado y defendido con uñas y dientes por los Kirchner durante quince años. Fue la matriz sobre la cual se armó posteriormente el régimen de libre remisión de utilidades para Vaca Muerta y, más adelante, el RIGI. De todos modos, la minería del litio atraviesa por una sobreproducción evidente, que se manifiesta en Argentina donde ningún RIGI consiguió remontar la paralización de proyectos mineros. La “acumulación de reservas” para pagar la deuda es contradictoria con el “RIGI” universal que exigirán los J.P.Morgan y otros.
Las quimeras reaccionarias de Bessent, Trump y Milei no pueden remontar los limites impuestos por la crisis mundial y por la desintegración política de los liberticidas argentinos. Pero ayudan para sacar a la luz la unidad de intereses entre Milei y una oposición patronal que carece de un programa alternativo al de remontar la quiebra nacional de la mano de una recolonización asociada a la reacción internacional y a la guerra.
Marcelo Ramal
17/10/2025
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