A partir de entonces se pondrá en marcha una “provincialización” del INTA, que ya no podrá “manejar su propio presupuesto y dependerá administrativa y financieramente de la cartera agrícola, a cargo de Sergio Iraeta” (La Nación, 1/07). Por su parte, el Consejo Directivo del INTA se reconvertirá en un Consejo Técnico y pasará de 10 miembros a 7, que tendrán a su cargo cuestiones de orden técnico, dejando de lado las económicas, suprimidas por el Gobierno, más precisamente por el ministerio de Desregulación y Modernización de Estado a cargo de Sturzenegger. Este se ha fijado como meta, a través de la liquidación del INTA, reducir gastos y estructura operacional. Todo esto será complementado por un plan de retiros voluntarios. El combo liquidacionista de Sturzenegger se completa con la venta de 70 000 hectáreas de campos pertenecientes al INTA. En el borrador del DNU que se dio a conocer en los medios especializados, se puede leer que “los titulares de los organismos transformados conforme el presente Título deberán remitir a la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), un listado completo y actualizado de la flota automotor, aérea, naval, así como de la maquinaria agrícola, industrial y vial asignada a dichos organismos”, además de “la información actualizada de bienes inmuebles asignados a dichos organismos” (Bichos de Campo, 4/07).
Al día de la fecha las entidades de las patronales agrarias (Aacrea, SRA, FAA, CRA y Coninagro) forman parte del Consejo Directivo del INTA, acompañadas por representantes de las facultades de Agronomía y Ciencias Veterinarias. A estos se suman miembros de la Secretaria de Agricultura. Nicolas Bronzovich preside el ente, flanqueado por la vice, María Beatriz “Pilu” Giraudo, ambos representantes de los agronegocios. Según fuentes especializadas del sector los primeros en salir eyectados del Consejo Directivo serán el representante de Aacrea y los miembros designados por las facultades. De esta manera el Consejo Directivo quedará integrado por tres miembros designados desde el Poder Ejecutivo y las entidades agrarias contarán con cuatro representantes. Con este esquema los representantes de las patronales agrarias quedarían en superioridad numérica, si no fuera porque el presidente Bronzovich pasará a tener voto doble; de esta manera el gobierno liberticida impondrá los planes de desguace sin restricciones algunas. Estos cambios serán introducidos por los libertarios por medio de la modificación de la Ley 21.680, por la cual se creó el INTA hace 70 años, a pesar de que en la Ley Bases se plantea que el gobierno nacional no puede modificar su estructura y funcionamiento. Concretamente se eliminará el articulo Nº 4, habilitando que el presidente del ente tenga el carácter de secretario y, como en la actualidad, será nombrado por el Poder Ejecutivo. Los atributos dados al presidente del ente le permitirán “gestionar los bienes y patrimonio asignado al INTA, dictaminar el reglamento interno de funcionamiento y proponer la estructura organizativa del organismo, entre otros puntos.” (Ídem) Concretamente se le da a quien presida el INTA la suma del poder hacia dentro del ente. La eliminación del articulo Nº 4 estará secundado por la incorporación del artículo Nº 4 bis, que estipula la conformación del Consejo Técnico, eliminando al Consejo Directivo. Los miembros del Consejo Técnico serán ad honorem y sus funciones se centrarán en elaborar los planeamientos científico y técnicos del INTA, pero será el presidente, representante directo del Poder Ejecutivo, quien tendrá la última palabra para vehiculizar (o no) los lineamientos técnicos y las decisiones claves del ente. Siendo más concretos, el INTA se abocará a cuestiones más técnicas, relegando las líneas de investigación, que hasta el momento son aplicadas a la producción agropecuaria.
La motosierra de Sturzenegger también se aplicará al INTI, que según trascendidos se convertirá en una “unidad organizativa”, bajo la égida de la Secretaría de Industria y Comercio. La embestida libertaria llegará a otros entes descentralizados, como el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y el Instituto Nacional de Semillas (INASE), que al igual que el INTA, dependerán de la Secretaría de Agricultura, convirtiéndose en direcciones nacionales de dicha secretaría, lo que redundará en una pérdida de autonomía y disponibilidad de recursos económicos y la unificación de las áreas de Recursos Humanos, Administración y Asuntos Jurídicos.
El quid de la cuestión es que el golpe de mando dentro del INTA y los demás entes no se reduce a cuestiones técnicas, sino que lo fundamental de la pérdida de autonomía es que se realiza en pos de ponerlos bajo el mando del Poder Ejecutivo y el manejo discrecional de los recursos económicos, es decir, de la caja. De esta manera Sturzenegger se hace del botín que representa el INTA, imponiéndose en la lucha de facciones libertarias que se libra por el control del aparato estatal. El decreto en cuestión también prevé que la ofensiva se llevará adelante en otros entes, como la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y el Cannabis (ARICCAME), el Instituto de Agricultura Familiar (INAFCI), que ya el año pasado sufrió el despido de 900 de sus 1000 trabajadores y se disolverían el INASE y la CONASE, a pesar de lo que pretendía la industria productora de semillas.
La destrucción del INTA como se lo conoce hoy en día responde a los planes privatizadores del instituto, para subordinarlo de una vez por todas al sector de los agronegocios y las patronales agrarias. La deliberación entre los trabajadores se extiende y está planteada una gran marcha para este martes. La política de vaciamiento y destrucción del INTA y los demás entes debe ser respondida, en principio, unificando todos los reclamos e impulsando autoconvocatorias que enfrenten a la pandilla libertaria, con un plan de lucha que tenga como principal objetivo la defensa de todos los puestos de trabajo y derrotar el ajuste en curso.
Lucas Giannetti
07/07/2025
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