La crisis de suministro de gas en red no tiene antecedentes por su magnitud; no hay antecedentes de que una ciudad de la envergadura de Mar del Plata se quede sin suministro en los hogares. Atribuir esta situación solamente a la “ola de frío polar” implicaría desconocer el agravamiento, por parte de Milei, de una crisis de conjunto del sistema energético.
La llegada del gas a sus puntos de consumo se ha complicado como consecuencia de la paralización de un conjunto de obras. Es el caso de varias plantas de compresión de gas que intervienen en el fluido que llega desde la cuenca neuquina; el freno a la reversión del gasoducto Norte o la ampliación del Gasoducto de la Costa, en este caso, con impacto directo sobre Mar del Plata. Esos recortes son parte de la política de “obra pública cero” impuesta por el gobierno libertario. Pero la motosierra oficial llegó más lejos, incluso en plena crisis de suministro. Ocurre que, de acuerdo a las normas de emergencia que existen para los casos de escasez de gas, el gobierno debía proceder prioritariamente al recorte del suministro en las usinas termoeléctricas. Estas usinas están preparadas para emplear combustibles líquidos, como alternativa -aunque más costosa- en lugar del gas. Pero esa “decisión (...) es costosa para las arcas del Estado (que) debe poner la diferencia con subsidios” (Clarín, 3/7). Para evitar ese desembolso, el gobierno prolongó el consumo de gas en las usinas, a sabiendas que agravaba la escasez en los demás segmentos del consumo.
Vaca Muerta
Pero las causas de esta crisis de suministro llegan al actual nudo del sistema energético de Argentina –el yacimiento no convencional de Vaca Muerta-. El colapso de estos días tuvo lugar en medio de una manifiesta caída de la producción de gas en la cuenca neuquina. Como prueba de ello, el flamante gasoducto Perito Moreno (ex Néstor Kirchner) operó al 60 % de su capacidad. El gobierno dice que inició una “investigación” sobre las causas de la retracción en las operaciones de Tecpetrol, Pluspetrol, Total y otros. Pero no necesita indagar demasiado, porque son las propias empresas las que denuncian una crisis relacionada con la caída de los precios de exportación y el aumento de los costos en dólares, ello, cuando las áreas más productivas de Vaca Muerta comienzan a evidenciar síntomas de agotamiento. Las petroleras, además, reconocen “problemas” en la negociación de sus contratos con las empresas que llevan adelante las “fracturas” o perforaciones. Sostener a Vaca Muerta en operaciones exige “inversiones crecientes”, dicen los especialistas. Pero esas inversiones no parecen llegar. Como otras fracciones del capital, las petroleras se suman al carro de la devaluación o del tarifazo. En plena ola de frío y penuria de gas, el gobierno dispuso un aumento en los cargos fijos de la tarifa de gas en red y, además, celebró la “liberación” de los precios del gas en garrafa, cuya demanda se disparó en estos días. El gas de garrafa calefacciona al 46 % de las familias que carecen de red de gas en sus hogares.
Crimen organizado
La conducta de Milei-Caputo en relación a la crisis del gas es criminal. Los fondos acreedores de la deuda pública, las petroleras y todas las fracciones capitalistas están llevando el padecimiento de las masas hasta niveles intolerables. El precio de la garrafa debe ser retrotraído y congelado a diciembre pasado, asegurando el abastecimiento incondicional a todas las familias que lo requieran. Un sistema energético nacionalizado y gestionado por sus trabajadores debe asegurar que el conjunto del gasto en gas y luz resulte compatible con el ingreso familiar.
Marcelo Ramal
04/07/2025
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