Javier Milei volvió a negar el cambio climático, esta vez reposteando en X una publicación del periodista australiano Peter Clack, quien sostiene que se trata de un invento de organismos internacionales y de “marxistas” que intervienen en las Naciones Unidas. El presidente lo hace para ocultar la responsabilidad de los capitalistas en la crisis ambiental y fomentar prácticas como el fracking o los desmontes para habilitar nuevos negocios para las patronales.
Leandro Díaz, climatólogo e investigador del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera del Conicet, señaló que los datos compartidos por Clack son engañosos. “Asumiendo que son verdaderos, el gráfico muestra la información de la temperatura máxima en una semana de julio, que a simple vista ya es rebuscado. Además, los que estudiamos estos temas sabemos que hay que analizar la temperatura media, entre la máxima (que suele registrarse en la tarde) y la mínima (que se mide apenas sale el sol). Sumado a eso, las variaciones que analizamos son de años”, sostuvo.
Milei suele atribuir los cambios de temperatura a ciclos geológicos, pero esos cambios, según los científicos del mundo, se deben a un aumento de la concentración de gases de efecto invernadero –que se incrementaron en un 50% durante los últimos 150 años. Eso es producido por la quema de combustibles fósiles, la deforestación, las prácticas agrícolas intensivas, entre otras actividades. Sin fuentes que lo respalden, Clack negó que hubiera un aumento sustancial de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera y sostiene que la humanidad está viviendo un periodo frío si se lo compara con otras eras geológicas.
A contramano de Clack y sus delirantes aseveraciones, un grupo de científicos acaba de predecir que ciudades de siete provincias argentinas podrían quedar bajo el agua para el año 2100 si las emisiones de dióxido de carbono –gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global– continúan aumentando. Es que las emisiones están escalando y en 2024 aumentaron con respecto al año anterior. No por nada los glaciares fueron golpeados por una pérdida sin precedentes de hielo y la extensión de hielo marino antártico cayó a niveles mínimos. El mayo de 2024, a su vez, fue el mayo más caluroso registrado.
Según estudios, el planeta se dirige hacia un aumento de 2,0°C (o más) en relación con la época preindustrial. “Estamos causando un calentamiento global 100 veces más rápido que los cambios naturales pasados y llevando el clima de la tierra más allá de los límites naturales, con niveles de CO2 y temperaturas no vistas en 3 millones de años», dijo Mark Maslin, científico de la Universidad de Londres. “Hay un 33% de posibilidades de que nuestra proyección sea de 3°C o más, y un 10% de posibilidades de que sea de 3,6°C o más, lo cual sería catastrófico” (The Guardian, 14/11), dijo la científica Sofía Gonzales Zuñiga con respecto a las estimaciones de temperatura para 2100.
Hay otros datos estremecedores que refutan a Milei. Un estudio arrojó que la mitad de las 68.000 muertes por calor sofocante en Europa que hubo en 2022 fueron resultado del calentamiento global (Euronews, 1/2/2024). Asimismo, viene creciendo la emisión de metano, uno de los gases de efecto invernadero más dañinos; se estima que produjo el 30% del calentamiento global desde la revolución industrial –las concentraciones atmosféricas del gas son ahora 2,6 veces más altas que en tiempos preindustriales– y está aumentando a un ritmo récord según un estudio publicado en la revista Earth System Science Data.
Por otro lado, de acuerdo a un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Harvard y de tres universidades británicas (Birmingham, Leicester y el University College London), 1 de cada 5 muertes en todo el mundo –casi el equivalente a la población de la ciudad de Nueva York– se debió a la contaminación por la quema de combustibles fósiles.
Los incendios en Los Ángeles, la destrucción del Amazonas, el huracán Milton, la catástrofe del Dana en España y las sequías en Argentina son algunos ejemplos de las consecuencias catastróficas del cambio climático. Los responsables de la crisis son los capitalistas promotores de la deforestación, la explotación de petróleo y gas y de todas aquellas prácticas contaminantes. Los capitalistas de conjunto y sus gobiernos avalan todo esto, lo que muestra la incompatibilidad del régimen social vigente con el cuidado del planeta. Por eso vienen fracasando los “acuerdos climáticos” que se cocinan en las Naciones Unidas, en cuyas cumbres no se reúnen marxistas sino los representantes de los pulpos capitalistas que contaminan todo lo que está a su alcance para obtener superbeneficios.
Milei niega el cambio climático para absolver a los capitalistas de su responsabilidad en la destrucción del ambiente y fomentar su política extractivista y contaminante para maximizar los beneficios de los grupos capitalistas; el libertario rechaza aplicar hasta el más mínimo control sobre la explotación de las riquezas naturales. Con el Rigi habilitó a los pulpos petroleros y mineros a expoliar los bienes contaminando el ambiente, pasando por encima de leyes de protección de ecosistemas. Sigue los pasos de su jefe, Donald Trump, que acaba de abandonar el Acuerdo de París y declaró su fanatismo por “perforar” –fortalecer la producción de combustibles fósiles.
Nazareno Suozzi
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