jueves, 11 de julio de 2024

Milei ventila la crisis financiera en la Bolsa de Comercio


El discurso que Milei pronunció en el aniversario de la Bolsa de Comercio dejó una conclusión muy clara: la crisis abierta hace semanas atrás, cuando Luis Caputo anunció la transferencia de la deuda del Banco Central a manos del Tesoro, acelera su velocidad de propagación. 
 Milei reboleó acusaciones diversas para tratar de explicar la disparada de los dólares financieros y paralelos en los últimos días y semanas. Le devolvió a los diputados y senadores la calificación de “degenerados fiscales”, en este caso, por el proyecto -ahora congelado- de movilidad jubilatoria que se encuentra en el Congreso. Pero particularmente aludió sin nombrar a los dueños del banco Macro, a quienes acusó de haberse desprendido de deuda pública para volcar dinero a la compra de dólares. Los mentideros oficiales denuncian que el banco de Brito ejecutó la garantía de compra que ofrece el Banco Central sobre parte de la deuda pública -los llamados “puts”- y con esos recursos recalentó el mercado de divisas. A los Brito y el Banco Macro se le atribuyen vínculos con Sergio Massa. 
 Pero lo que Milei calificó como una conspiración política, en lenguaje liberal y austríaco no sería más que una “reacción de los mercados”. O, en todo caso, una “conspiración” que envuelve a buena parte de los banqueros.
 En apenas una semana, desde que Caputo anunció el traspaso compulsivo de la deuda del Central al Tesoro, la base monetaria -billetes en circulación más reservas de los bancos privados en el Central- creció un 26%. La razón de esta explosión monetaria es la decisión de los acreedores del Central de “desarmar” parte de los pases -deuda de cortísimo plazo- con el banco, obligándolo a emitir pesos para rescatar esos compromisos. Por las mismas razones -el temor al traspaso compulsivo de la deuda, que alguien caracterizó como “reedición del plan Bonex”- los bancos adoptaron otra decisión monetariamente explosiva: ejecutar las garantías del Central sobre la deuda del Tesoro (“puts”), obligando, también por esta razón, al BCRA a imprimir dinero. 
 De un modo tortuoso, está ocurriendo el escenario largamente temido en relación a la deuda del Banco Central con la banca privada, que se viene arrastrando desde las Lebacs a las Leliqs, y de las Leliqs a los “pases”. Un desarme súbito de estas colocaciones generaría una “bomba monetaria” y, a renglón siguiente, un cimbronazo cambiario e inflacionario. Por lo pronto, el salto del dólar en los mercados “libres” ya se produjo. 
 El saneamiento del Banco Central, reboleado regularmente por Caputo y por Milei, ha constituido un fraude desde que asumió la gestión libertaria. Las primeras operaciones de conversión de deuda del Central a deuda del Tesoro corrieron el riesgo de naufragar cuando Caputo-Bausili anunciaron que retirarían los “puts” - algo de lo que enseguida debieron desdecirse. En consecuencia, por cada pasivo que el Central transfirió al Tesoro, creó un compromiso equivalente, en términos de seguro o garantía, de que el banco será su comprador de última instancia. Esa situación se ha reiterado, con matices, en el “canje” anunciado por Caputo semanas atrás, pues “las letras de regulación monetaria” también contarán con una opción de rescate por parte del Central. Los pesos que el Tesoro absorba por esta vía quedarán depositados en el Central, como garantía última de esa deuda con los bancos. A través de una manipulación de su balance, el BCRA no está contemplando a estos nuevos depósitos del gobierno como parte de su base monetaria. Los analistas que sí lo incluyen estiman que la base monetaria real, que orillaba los 35 billones de pesos a fines del 2023, asciende a unos 50 billones en el momento presente. La “novedad” no sólo es el pasamanos de la deuda, sino que una parte creciente de ella no es renovada y se vuelca a la circulación monetaria y luego al mercado de divisas. Los insultos de Milei encubren esta fractura expuesta en el riñón del capital financiero. Su razón de fondo es el carácter impagable de la deuda pública, y los pases de mano de Caputo -del Central al Tesoro y viceversa- como manifestación de una cesación de pagos. Mientras Caputo quiere sostener su castillo de naipes con una corriente de capitales “de afuera”, los banqueros “de adentro” han iniciado una fuga. 

 Marcelo Ramal
 11/07/2024

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