domingo, 28 de julio de 2024

Las patronales, luego de amasar fortunas, sortean la recesión despidiendo trabajadores


Los trabajadores tenemos que organizarnos para no pagar la crisis. 

 Crecen los despidos y suspensiones en el sector privado fruto de que las empresas descargan el peso de las políticas recesivas del gobierno sobre las espaldas de los trabajadores. Sin embargo, sus balances muestran que muchas de ellas tienen recursos de sobra como para preservar las fuentes laborales, pero optan por reducir su plantel en función de flexibilizar las condiciones de trabajo. 
 Ya ha sido señalado en estas páginas la impostura del grupo que lidera Madanes Quintanilla -dueño de Fate, Aluar, Futaleufú e Infa- de presentar un recurso preventivo de crisis (PPC) por la fábrica de neumáticos Fate, cuando los últimos tres balances contables registran ganancias por U$S 190 millones. Sin embargo, procedió a despedir a 97 trabajadores en dicha planta y pretende avanzar con 380 nuevos despidos. Lo mismo podemos decir de otra empresa del mismo rubro, la multinacional Bridgestone, que también presentó un PPC para deshacerse de 452 trabajadores, a pesar de que obtuvo ganancias récord en los tres últimos años, y, en 2023, se dedicó a endeudarse en dólares con otras filiales del mismo holding para con la devaluación. 
 El sindicato de los trabajadores del neumático (Sutna), de dirección clasista, viene luchando de forma implacable en defensa de los puestos de trabajo, al punto que llamó al conjunto de la clase trabajadora a concentrarse en Plaza de Mayo contra el reguero de despidos que acontece tanto en el sector público como privado. Ese accionar contrasta con el de los sindicatos burocratizados, que dejan pasar las cesantías en sus gremios sin tomar una sola medida de lucha. 
 Tomemos por caso la situación de Acindar, un monopolio siderúrgico que tiene seis fábricas instaladas en distintos lugares del país, que, frente a la caída de la producción (atribuida a la parálisis de la obra pública, la caída de la industria automotriz, etc.) paralizó el funcionamiento de sus plantas entre el 18 de mazo y el 15 de abril, suspendiendo al personal. En el segundo semestre, la empresa producirá solo dos de los seis meses y los trabajadores suspendidos cobrarán el 83% de su salario en julio, el 80% en agosto y el 75% a partir de septiembre. 
 Los obreros deben sufrir recortes en su salario, cuando se trata de un conglomerado que viene amasando fortunas hace años. Según el reporte de Acindar, en 2022 (último dato disponible), el valor económico retenido (ganancia) fue de $22.330 millones y $31.241 millones en 2021. A esto se suman subsidios estatales por $43.353.078 a través de Crédito Fiscal. 
 Por su parte, la empresa Tenaris Siat -perteneciente al grupo Techint- despidió a 205 trabajadores de su planta ubicada en Valentín Alsina. Esto, cuando en el primer trimestre 2024 Tenaris obtuvo ganancias por U$S 750.225.000. Además, hizo enormes negocios a instancias del Estado, como por ejemplo, fabricar los tubos para la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner. Ni qué decir de los ingresos exorbitantes que percibe el grupo a través de su petrolera Tecpetrol. 
 Ferrum, la fábrica de sanitarios de cerámica más grande del país, despidió 100 trabajadores en lo que va del año tras el declive en la construcción. Sin embargo, es la misma patronal que, solo en el segundo semestre 2022 (último dato disponible), obtuvo ganancias por $1.686.784.620. Podemos mencionar también el caso de la compañía de electrodomésticos Whirlpool, que despidió a 60 trabajadores de su fábrica en Pilar como resultado de la caída del consumo y la quita de aranceles a la importación; no obstante, estamos hablando de una multinacional que, en 2022, alcanzó ventas anuales por U$S 2 billones a nivel global. 
 Este breve repaso demuestra que la depresión económica que promueve el gobierno de Milei no afecta por igual a los capitalistas y a los trabajadores. Ante la menor dificultad, los primeros no dudan en dejar en la calle a sus empleados, y, a su vez, aprovechar la reducción de personal para incrementar los ritmos de explotación, contratar nuevos trabajadores bajo condiciones más precarios e imponer un retroceso salarial. En ese sentido, toda la clase capitalista apoya la reforma laboral antiobrera consagrada en la Ley Bases, que, entre otros ataques, facilita los despidos al abaratar las indemnizaciones.
 Por eso, los trabajadores tenemos que organizarnos en defensa de nuestros propios intereses, sin hacer causa común con las patronales. La concentración obrera en Plaza de Mayo convocada por el Sutna constituye un punto de apoyo fundamentar para impulsar un plan de lucha en cada lugar de trabajo contra los despidos y suspensiones. Frente a la entrega de la CGT, construyamos desde abajo la huelga general para derrotar la ofensiva de Milei y los capitalistas.

 Sofía Hart

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