martes, 11 de julio de 2023

Adolfo Gilly (1928-2023)


En la ciudad de México falleció a los 95 años Adolfo “Tito” Gilly, histórico militante de la Cuarta Internacional. Fue historiador y profesor de Historia, autor de una importante literatura histórica y política revolucionaria. Argentino de nacimiento, desarrolló su actividad política en diversos países. 
 Su primera actividad militante fue en la juventud del Partido Socialista Argentino y luego pasó a integrar las filas de la tendencia internacional liderada por José Posadas, en las filas de la Cuarta Internacional. En 1956 se trasladó a Bolivia, a la edad de veintiocho años, donde permanece por cuatro años. Según relato el propio Gilly, allí fue impresionado por las grandes movilizaciones de mineros armados en La Paz en el aniversario de la revolución de 1952. 
 Se trasladó a Italia entre 1960 y 1962, trabajando con la organización trotskista de Roma. A mediados de la década de 1960 estuvo activo en Guatemala apoyando a las guerrillas del Movimiento Revolucionario 13 de noviembre (MR-13) contra la dictadura de Peralta. Estuvo también en Guatemala parte de 1964 y 1965 y en las zonas altas de la Sierra de Minas. Por esta actividad, en 1966 fue arrestado en México permaneciendo por seis años en la prisión de Lecumberri. Durante su encarcelamiento escribiría la obra “La revolución interrumpida” en referencia a la revolución mexicana de 1910. 

 Cuba y el trotskismo

 Gilly fue parte del primer congreso latinoamericano de las juventudes y los estudiantes celebrado en La Habana en 1960 en el hotel Habana Libre. Gilly formó parte del naciente Partido Obrero Revolucionario (Trotskista) – POR(T), sección cubana del Secretariado Internacional de la Cuarta Internacional y que comenzó a editar el periódico “Voz proletaria”. Este partido fue prontamente criticado y perseguido por el gobierno de Fidel Castro lo cual a su turno derivó en la detención y deportación de sus militantes, entre ellos Gilly, en 1963, quien emigró a Europa. La expulsión de Adolfo Gilly de Cuba tuvo lugar poco después de la publicación por el POR(T), en septiembre de 1963, del folleto “Las tareas económicas y la política del Estado obrero”, que Gilly había escrito bajo un seudónimo, y unas semanas después de un Congreso Internacional de Arquitectura en el que los trotskistas habían intervenido como una fracción organizada. 
 Según un texto de 1965 “Coexistencia o revolución”, para Gilly existían dos tendencias en el gobierno revolucionario de Cuba: “La tendencia que defiende la coexistencia [pacífica con el imperialismo, impulsada por la burocracia soviética y los cuadros del ex PSP], los incentivos materiales, la pausa en la revolución para la construcción económica, separación de la revolución latinoamericana para no provocar la intervención imperialista, la pacificación, sostiene que es hora de fortalecer las posiciones conquistadas para luego seguir adelante” y “La tendencia [impulsada por el Che Guevara] que se orienta hacia la revolución en América Latina, la conciencia socialista, el igualitarismo, la extensión de la revolución, sostiene que sólo avanzando con la revolución en el mundo se puede fortalecer la propia revolución cubana y que, al contrario, cortarla de esa fuente de fuerza y energía es debilitarla, aislarla y dejarla indefensa ante sus enemigos”.
 En los textos de esa época de Gilly se observa una severa critica a la exclusión de las masas de la toma de decisiones, a la falta de participación directa de la clase obrera en la planificación de la economía en Cuba. Para Gilly, la renuncia del Che al gobierno revolucionario no era “una cuestión personal, sino un hecho político”, porque “detrás de esta crisis en la cumbre máxima de la revolución cubana” se escondía “la cuestión central”: “cuál es el programa para el avance de la revolución”. 
 Un artículo de Gilly, publicado en la revista chilena Araucaria y en el semanario uruguayo Marcha, lo hizo objeto de un ataque personal por parte de Fidel Castro. En un discurso pronunciado el 15 de enero de 1966 en la Conferencia Tricontinental, Castro se refirió a Gilly como “un conocido teórico del trotskismo [....] que de vez en cuando posa entre otros intelectuales norteamericanos en la revista Monthly Review de Estados Unidos” acusándolo de “villanía” (Castro, 1966: 193; ver la respuesta de Gilly a Fidel Castro en Gilly, 1966). Esto fue parte de una denuncia general del trotskismo por parte de la dirección cubana, en el marco de su adaptación al estalinismo soviético. 

 PRD

 Gilly salió de la cárcel en 1972 y fue deportado a Francia. Estuvo cuatro años en Europa militando nuevamente en el posadismo, con el cual rompió en 1976 para retornar a México, distanciándose políticamente de la Cuarta Internacional. Apoyaría en 1987 el movimiento dirigido por Cuauhtémoc Cárdenas, hijo de Lázaro Cárdenas, al cual definió como “un poderoso movimiento político y electoral de masas –democrático, nacionalista y antiimperialista”. De este movimiento emergió el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Gilly participó en su fundación en 1989 y en su primera dirección. Ya por el año 1997 formo parte del gobierno electo de Cárdenas en ciudad de México para luego distanciarse de él. 
 Gilly apoyó políticamente la rebelión zapatista, que comenzó el 1 de enero de 1994. Según Gilly “el EZLN es un movimiento indígena al cual se unieron determinados elementos radicales de la clase media, como el propio Marcos; el movimiento, en mi opinión, merece un gran respeto”. 
 Resumiendo parte de su vida, señalamos que la trayectoria política de Gilly, sus conclusiones y textos merecen un estudio profundo para una adecuada comprensión de la lucha revolucionaria y por el socialismo en América Latina. 

 Emiliano Fabris
 06/07/2023

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