sábado, 8 de abril de 2023

Chile: ante la Constituyente trucha y reaccionaria, voto nulo


Gabriel Boric, presidente de Chile Impulsemos la lucha por nuestras reivindicaciones. 

 El próximo 7 de mayo estamos convocados a votar por quienes integrarán el Consejo Constitucional, el único órgano del nuevo proceso constituyente cuyos miembros son elegidos-digitados mediante el sufragio. Ello no le otorga ni un ápice de democracia a un proceso diseñado con todas las ataduras posibles por los partidos guardianes del statu quo del régimen. Lo que se pretende es la legitimación de este plato cocinado a espaldas del pueblo, con la participación activa del oficialismo, incluido el PC. Desde marzo se encuentra sesionando la “Comisión de Expertos” designada por los partidos con presencia en el Congreso que redactará un anteproyecto de Constitución sobre el cual debe trabajar el Consejo Constitucional. A su vez, el contenido de la nueva Constitución está determinado de antemano por “bases constitucionales” pactadas por los partidos el año pasado que, como se ha señalado suficientemente, es el cerco de la discusión constituyente que tiene como su guardián al “Comité Técnico de Admisibilidad”, organismo encargado de que nada se salga de esos márgenes. Dichas “bases” resguardan al Estado capitalista, su simbología, sus fuerzas represivas, la propiedad privada, la libertad de enseñanza y de culto que no es otra cosa que la protección a las iglesias y los negociados con la educación y el derecho a la vida, es decir, la prohibición del aborto. En definitiva, que todo el régimen reaccionario y explotador siga igual. 
 Mientras oficialismo y oposición siguen bailando la música que le pone la burguesía, las y los trabajadores estamos soportando la peor crisis en décadas. No sólo siguen vigentes todas las demandas por las cuales en el 2019 millones nos levantamos contra los responsables políticos de una vida condenada a la miseria, la pobreza y las deudas, sino que están actualizadas por efecto de las alzas generalizadas. A tres años de la rebelión que puso contra las cuerdas al régimen político heredado por la dictadura, está aún más lejana la posibilidad de acceder a una vivienda, a educación y salud de calidad. El trabajo precarizado es la regla y los sueldos y jubilaciones están muy por detrás del costo de la vida. Sigue la estafa de las AFPs y el saqueo de los recursos estratégicos como el cobre y el litio. El norte y el sur del país militarizado. También somos víctimas del crimen organizado que se tomó los barrios al amparo del Estado y sus fuerzas represivas.
 En este cuadro, el itinerario constituyente en curso pretende cerrar el ciclo político que abrió la rebelión y el relanzamiento del régimen social y político vigente en los últimos 50 años que la misma hizo tambalear. El operativo de restablecimiento del modelo en parte ha logrado su objetivo; Sebastián Piñera culminó su mandato y la rabia popular, con sus masivas y combativas movilizaciones, fue canalizada por fuera de las calles. Sin embargo, esa rabia no desapareció. Con una Constitución “nueva” que recicle el modelo con la firma de Gabriel Boric estampada, pretenden cerrar el ciclo de grandes movilizaciones populares, que en el 2019 alcanza su punto más álgido. No podemos ser parte de este operativo, lo rechazamos y llamamos a anular el voto en los comicios del 7 de mayo y a organizarnos para retomar el camino de la acción directa para conquistar las respuestas que necesitamos a las urgencias de las familias trabajadoras. 

 Sobre la Asamblea Constituyente 

Frente al fraude constituyente al que somos convocados a legitimar con el voto, desde sectores de izquierda que se han pronunciado por el voto nulo están reclamando… una nueva Asamblea Constituyente, incluso en algunos casos le agregan los adjetivos de “Libre y Soberana”. Es el caso del espacio “Yo Anulo” en cuya declaración -suscrita por el PTR, el MST, la Lista del Pueblo, el Partido Igualdad, entre otros espacios políticos, podemos leer: “…Ante este escenario llamamos a enfrentar este fraude constitucional, planteando la necesidad de retomar el camino de la movilización en pos de una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana, sin trabas ni ataduras que pueda cuestionarlo todo, pero a su vez por un programa que parta de lo más mínimo y urgente…”. Se trata de un planteo constitucionalista, no de la búsqueda de una movilización revolucionaria para destituir al régimen burgués imperante. El PTR, en una nota de debate con “Coordinadora Nacional contra el Fraude”, precisa: “Pero no se trata de que todas las organizaciones deben compartir cada punto de balance de los últimos 3 años de acontecer político en Chile. De lo que se trata es de algo más simple: si todas y todos estamos de acuerdo que debemos reposicionar la bandera de una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana, entonces es imposible pararse sobre el Acuerdo por la Paz, para oponerlo al ‘Acuerdo por Chile’, como si la Convención Constitucional hubiese sido una Asamblea Constituyente”. 
 Es decir, vuelven a encarar la lucha por una Asamblea Constituyente, pero en la actualidad sin plantear la destitución del gobierno burgués de Boric, como sí se había planteado en el caso de Piñera. Pero una asamblea que coexiste con el poder de turno es una asamblea amañada por más que proclamen lo contrario sus promotores. La consigna de Asamblea Constituyente libre y soberana estaba asociada al “Fuera Piñera” en directa conexión, directa e íntima con la rebelión popular que se estaba abriendo paso y que puso sobre la mesa la cuestión del poder político. Al margen y divorciada de una irrupción popular -que actualmente se encuentra en reflujo- es un planteo que no sale de los confines del orden social imperante. 
 Una Constituyente soberana significa que se transforma en el poder político transicional y no lo comparte con el gobierno burgués instalado. Pero el alcance de la cuestión es aún mayor. No se puede soslayar que la convocatoria actual a una constituyente es una maniobra para desviar el descontento popular (con menores posibilidades de éxito que el anterior, eso sí). Hacer girar la agenda de discusión en torno a la emergencia de una nueva Constitución es una cortina de humo para neutralizar la lucha por las demandas apremiantes y que siguen sin resolución. La izquierda no debe sumarse a este distraccionismo. Hacer pasar la acción directa de las masas por el embudo constitucional es señal de una profunda deriva democratizante y parlamentarista. 
 Es necesario que las masas tomen nuevamente en sus manos, a través de la acción directa, sus reclamos sociales y democráticos. Las mujeres, la lucha por el derecho al aborto, enfrentando las maniobras de cooptación del régimen -aliado de las iglesias- con sus propuestas demagógicas y superficiales. Lxs trabajadorxs y jubiladxs, volver a poner en pie la movilización por el “No + AFP”, enfrentando la reforma previsional trucha de Boric que busca preservar el esquema privado y el mercado de capitales, en detrimento de millones de jubiladxs. Por una jubilación estatal única financiada por la clase patronal. Las y los estudiantes, por la gratuidad total de la educación en todos los niveles, la condonación incondicional de las deudas contraídas para acceder al derecho a la educación. Todxs por un sistema de salud estatal, único y totalmente gratuito para terminar con las rifas, para que las y los pobres podamos recibir tratamientos médicos/quirúrgicos. Por un plan de lucha por todos los derechos sistemáticamente negados. Que los sindicatos y las centrales obreras rompan con la subordinación al gobierno gatopardista, declarando su independencia política, poniéndose a la cabeza de la campaña por el voto nulo contra el acuerdo de Boric/PC y la derecha. Y, por sobre todo, por la organización de la lucha por todas las reivindicaciones del pueblo trabajador sumido en la pobreza. La campaña por el voto nulo debe servir para impulsar la deliberación obrera en esta dirección. 

 Fuerza 18 de Octubre

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