El estatus de Israel se deteriora en todo el mundo. Los sionistas de Estados Unidos informan que entre la juventud el desprecio hacia el Estado genocida se extiende tanto entre los votantes demócratas como entre los republicanos. Netanyahu, en su ultima conferencia de prensa, atribuye la primacía del repudio a Israel en redes sociales a bots y algoritmos manejados por manos enemigas. No puede ocultar las movilizaciones que lo repudian en el propio Israel. Pierden la batalla de la narrativa que ha sido clave para llegar hasta este punto. Israel se consolida como un Estado paria. Su estatus colonial y genocida ya no puede ser disimulado como lo hacían en el pasado.
En estas horas el jefe del ejército de Israel, Eyal Zamir, aceptó el plan de la conducción política del gobierno de Netanyahu, Smotrich y Ben Gvir, de avanzar en la ocupación de Gaza, la incursión sobre zonas que no habían sido atacadas en el centro y la intensificación del desplazamiento poblacional hacia el sur. Plantea incorporar de inmediato a 100 mil reservistas (toda la población israelí lo es, con algunas excepciones). No hay viabilidad para el proyecto colonial si no es sobre la base de la guerra permanente.
Junto a esta estrategia continúa el asesinato de gente hambrienta que se reagrupa en los pocos puntos de expendio de alimentos mortalmente reducidos por los genocidas. Francotiradores ejecutan disparos a la cabeza de niños y adultos que están recogiendo deseseperadamente alimentos, educados en la doctrina supremacista de que en Gaza “ni los niños son inocentes”. Muchos mueren aplastados por los fardos de alimentos que se arrojan desde el aire. Entre los récords que se concretan en esta zona, está el de contabilizar a la mayor población de niños amputados de todo el mundo y dichas amputaciones se concretaron sin anestesia en la mayoría de los casos según han relatado médicos y periodistas, que también están siendo selectivamente asesinados, como ocurriera con el reciente caso del equipo de Al Jazeera.
Palestina en Argentina
En Argentina el gobierno de Milei apoya sin tapujos a Netanyahu y su derrotero criminal, mientras el mundo, incluso los que le proveyeron armas y recursos, hoy se distancia de su empecinamiento genocida. Milei no solo se alinea con Estados Unidos y con Israel, sino que en nuestro país privilegia a capitales ligados a dicho Estado criminal, como lo muestra la injerencia que la empresa estatal de aguas Mekorot tendría sobre Aysa o los beneficios que otorga al magnate inmobiliario financista de la colonización, Eduardo Elsztain, a través de entregarle la conducción de la AABE, que administra bienes del Estado, entre otros negocios a los que tiene acceso privilegiado el empresario, como su monopolio del negocio minero en San Juan. Los días que Milei permaneció en el Hotel Libertador propiedad del magnate sionista, los está pagando con creces el pueblo argentino.
Pero no es solo él. El silencio de la dirigencia peronista sobre el genocidio en curso es brutal, como también lo son los pasos concretos que se dieron desde ese espacio político para acompañar la estrategia sionista que construyó la narrativa supremacista y racista que hoy prima. Desde 2016 Israel logró instalar una “guía de trabajo” que “no es vinculante legalmente” reconocida como IHRA, en el que sus ejemplos se inclinan por el predominio de la defensa del Estado de Israel asimilando ese experimento sionista al judaísmo en general. Esta estrategia fue rechazada por centenares de judíos de todo el mundo que en respuesta fundaron la “Declaración de Jerusalem sobre Antisemitismo” (JDA) desde la que justamente se combate el antisemitismo sin atenuantes y se afirma que “No es antisemita oponerse al sionismo como ideología política o criticar las políticas de Israel”, entre otros ejemplos al respecto.
En 2020 Cristina Kirchner, en su carácter de presidenta del Senado, y Sergio Massa, como presidente de la Cámara de Diputados, acordaron adoptar la doctrina IHRA como definición de antisemitismo, recibiendo por eso el beneplácito de la Daia. En el mismo año hizo lo propio Felipe Solá como canciller. En 2022, en su carácter de ministro del Interior, Wado De Pedro dio un paso concreto más y viajó a Israel con una comitiva de gobernadores para firmar un convenio marco con la empresa estatal de aguas de Israel, Mekorot, acusada de ser instrumento del apartheid contra el pueblo palestino. Esta gestión abrió paso a los 11 convenios firmados con provincias de todos los colores políticos que le dan a Mekorot el manejo de recursos estratégicos de nuestro país. En el debate presidencial como candidato de todo el peronismo, Massa prometió declarar a Hamas como organización terrorista, en la línea de criminalización a quienes defienden la causa palestina.
En 2024, cuando ya llevaba un año el genocidio contra el pueblo palestino, el Consejo de la Magistratura se sumó a los organismos del Estado que adoptaron como definición de antisemitismo la doctrina IHRA, que es jurídicamente no vinculante, aunque jueces ordinarios y federales la están usando como si lo fuera en causas contra activistas pro palestinos (causa Bodart y Biasi). Unos meses antes en 2024, Leandro Santoro, junto a media docena de diputados del PJ y otros del PRO y libertarios conformaron el Grupo de Amistad con Israel en la Cámara de Diputados, instancia en la que el principal candidato de UxP en CABA destacó “la capacidad de Israel de sobreponerse a los problemas” mientras este Estado ejecutaba un infanticidio sin precedentes. Hace algunas horas volvió a destacar en medios nacionales su cercanía con el régimen genocida, colocándolo como un ejemplo de estabilización económica, soslayando por supuesto que esa estabilización de los '80 que reivindica el diputado de UxP se basó en la generación de tecnología fundamentalmente centrada en la guerra y su aplicación práctica para el exterminio de un pueblo.
En el campo parlamentario, el bloque de UxP en Diputados tardó más de un año y medio para que alguno de sus integrantes denunciara la situación a viva voz, siempre de la mano de diputados que no ocupan la primera línea de dicho espacio político. La ausencia del peronismo en las movilizaciones es notoria (recién en la última estuvieron presentes algunos diputados) y abarca desde los sectores oficialmente del Partido Justicialista hasta los espacios políticos como el del Frente Patria Grande que no concurrió a ninguna, ni se solidarizó con los perseguidos, ni alzó la voz de ninguna manera contra el genocidio. Apenas algún tuit del dirigente católico Juan Grabois cuando las bombas de Israel cayeron sobre la iglesia católica de Gaza dirigida por un cura argentino. Varios fueron los que en esa oportunidad ocurrida hace un mes dijeron “algo”, lo que los pinta de cuerpo entero. Para cuando la bomba cayó en la iglesia dirigida por el cura Romanelli ya había casi 60 mil muertos oficialmente y otro tanto (según The Lancet) bajo los escombros. Quizá recordar la criminalidad de un gobierno o de un Estado recién cuando les toca a los de tu religión no sea la fórmula más humana que pueda sacarnos del lodo de racismo, islamofobia y supremacismo con el que se construyen estos escenarios bélicos.
El resto de los bloques políticos patronales le dieron a la Daia la aprobación en el parlamento del “juicio en ausencia”, una estrategia legal y política destinada a avanzar en el punto final para la causa Amia, tal como lo caracterizan las propias víctimas del atentado desde organizaciones como Apemia y Memoria Activa, cada una en sus propios términos. Con este recurso, resolverán la condena a iraníes y el encubrimiento de 31 años de la masacre de 85 personas que se perpetuó hasta el día de hoy quedará intacto. La conducción comunitaria oficial llegó al extremo de rehabilitar en los actos de los 30 y 31 años del atentado a la Amia a uno de los máximos responsables de “embarrar la cancha”: el ahora ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona, quien estuvo detenido por robarse un video del despacho del juez Galeano para destruir pruebas.
La causa palestina es un emblema internacional del extremo que puede alcanzar el capitalismo para hacer prosperar sus propósitos. Israel no deja de ser un enclave imperialista en medio de un territorio con importantes recursos naturales que han puesto en jaque en diferentes etapas de la historia capitalista estadounidense y que hoy se inserta en la pelea central que representa la guerra comercial entre China y Estados Unidos. El signo de los tiempos es el guerrerismo a través del cual se conquistan mercados o se neutralizan a competidores.
Los gobiernos han fracasado en acallar ese grito de denuncia que se abre paso en todos el planeta desafiando a la represión. En Gran Bretaña, el gobierno laborista acaba de proscribir y declarar terrorista a Palestine Action por su apoyo y acción en favor del pueblo palestino. El propio Donald Trump siente la presión en su propio territorio, más aún luego del triunfo de Madmani en la interna demócrata en Nueva York, un político musulmán defensor de Palestina, que muestra que en la ciudad con más judíos fuera de Israel no se comen el verso de que antisionismo sea antisemitismo.
Los silencios y defecciones en nuestro país muestran la condición política y humana (o inhumana) de la clase política dirigente y los extremos a los que están dispuestos a llegar para retener el poder del Estado o para reconquistarlo, no de la mano del pueblo movilizado sino del lobby empresarial e imperialista que no tiene para ofrecer más que endeudamiento, entrega y guerras. Palestina es Argentina. Palestina es el mundo. La actitud frente a esta causa seguirá siendo la medida de las cosas en términos humanitarios. El genocidio en curso es por necesidad del capital. El socialismo es la única superación posible a tanta barbarie.
Vanina Biasi
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