jueves, 23 de marzo de 2023

¿Rusia y China están más cerca?


Sobre el encuentro entre Putin y Xi Jinping

 La reunión entre Putin y Xi Jinping en Moscú despertó en Washington y la Unión Europea las alarmas ante lo que consideran como un afianzamiento de los lazos entre Rusia y China. La Casa Blanca, de hecho, viene insistiendo en que Beijing podría proporcionar auxilio al Kremlin en la guerra de Ucrania, una aseveración sin pruebas que apenas encubre su envío sistemático de pertrechos militares al régimen de Volodomir Zelensky. 
 La guerra en Ucrania, efectivamente, intensificó los vínculos entre Rusia y China. Las sanciones internacionales empujaron al Kremlin a la búsqueda de nuevos socios comerciales en Asia; Putin redirigió parte de las exportaciones petroleras hacia India y Beijing, a la vez que también incrementó los envíos de gas natural al gigante asiático. 
 Ya desde la ocupación de Crimea por parte de Rusia, en 2014, y de las sanciones occidentales que le siguieron, Moscú empezó a mirar hacia el este. Ese año empezó a construirse el gasoducto Power of Siberia 1, con la intención de llevar el fluido desde Siberia hasta Shangai. En la cumbre de esta semana, se mencionó un proyecto -Power of Siberia 2- que va en el mismo sentido. 
 China tiene una razón adicional para preservar sus lazos con el Kremlin, y es su propio enfrentamiento con Estados Unidos. Un avance yanqui en el ex espacio soviético ampliaría el radio de influencia de la Casa Blanca peligrosamente cerca de sus fronteras. 
 No es casual que una de los principales temas del cónclave Putin-Xi Jinping haya sido la preocupación “por el creciente refuerzo de los vínculos de la Otan y los países de la región Asia-Pacífico en materia de seguridad”, según consta en la declaración posterior al encuentro. Como parte del cerco contra China, en el último período, Estados Unidos selló un acuerdo militar con Filipinas; reforzó los vínculos con Corea del Sur; Nancy Pelosi –extitular de la Cámara de Representantes- visitó Taiwán; y se formalizó el Aukus, una alianza militar que la Casa Blanca integra junto al Reino Unido y Australia. 
 Pero a pesar de sus relaciones con Moscú, Xi Jinping ha sido extremadamente cauto en lo que refiere a la guerra en Ucrania. Beijing no se ha cansado de aclarar que mantiene una posición “imparcial” en el conflicto, lo que de paso le sirve para postularse como mediador. Es que la guerra ha sido un dolor de cabeza para China, que contaba antes de su estallido con todo tipo de vínculos y proyectos económicos con el viejo continente, incluyendo a Kiev.
 La propuesta informal de 12 puntos del gigante asiático para poner fin a la guerra ha sido recibida con frialdad por todas las partes involucradas. Establece el respeto a la soberanía e “integridad territorial” de “todas las partes”, sin que se sepa bien qué implicancias concretas tendría ese postulado. Putin considera difícil que la iniciativa prospere, y Occidente recela de un cese al fuego porque cree que, en las actuales circunstancias, podría consolidar los avances territoriales de Putin en el este ucraniano. Zelensky no se cansa de decir que la base de cualquier acuerdo consiste en la retirada rusa de todo el Donbas, e incluso de Crimea. Además, Occidente rechaza el punto que plantea el cese de las “sanciones unilaterales”. 
 Así las cosas, hoy la perspectiva más probable pasa por una prolongación de los enfrentamientos. 
 La guerra de Ucrania ha llevado a una rediscusión de los alineamientos internacionales de los Estados. El cónclave de Putin y Xi Jinping se inscribe en ese nuevo cuadro. 
 Para los trabajadores del mundo, se plantea la lucha contra la guerra imperialista y los gobiernos que la promueven. 

 Gustavo Montenegro

La intervención de Edesur, una reacción tardía ante las protestas y que no resuelve nada


Hay que abrir los libros de la empresa al control de trabajadores y usuarios. 

 El gobierno nacional anunció la intervención administrativa de Edesur por 180 días, después de los cortes de suministro que tuvieron lugar en medio de la ola de calor y la reacción popular que esto produjera. El interventor será Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda y exministro de Desarrollo Territorial y Hábitat. Se trata, sin embargo, de una medida tardía y harto limitada, que no dará salida a los problemas que tiene el servicio eléctrico y que afectan a millones de personas. 
 El Ejecutivo solo podrá monitorear el estado de la prestación del servicio y si la empresa invierte dinero en mejorarlo. No tendrá ninguna potestad sobre el control operativo de la compañía ni afectará los derechos de los accionistas. 
 Esto es así a tal punto que sigue en pie el régimen de tarifazos; en abril, el Valor Agregado de la Distribución aumentará un 107%, lo que significará que las subas en las boletas que recibirán los hogares serán de hasta un 30% (El Cronista, 20/3). Es decir que el gobierno mantiene en marcha un esquema que le pasa la factura a las víctimas del vaciamiento y el pésimo servicio. 
 La intervención llega tarde, el gobierno dejó pasar el verano más caluroso de la historia en el que cientos de miles de hogares estuvieron sin luz ni agua por días y días. Así las cosas, si los cortes se reducen será solo debido a la disminución de la demanda de energía por la merma de las altas temperaturas. 
 Además, Edesur ya contaba con veedores gubernamentales, y sin embargo continuó primando la desinversión. Por eso esta medida no garantiza que la empresa invierta en mejoras. ¿Un gobierno que recorta el presupuesto de inversiones en obra pública va a supervisar que la privatizada invierta en infraestructura eléctrica? El mismo interventor Ferraresi, como ministro, ha subejecutado el presupuesto de la cartera de vivienda, en medio de la crisis habitacional. 
 Sergio Massa justificó la no afección de los derechos de los accionistas diciendo que eso despejaría los riesgos de que Enel, el grupo italiano propietario de Edesur, recurra al Ciadi (tribunal del Banco Mundial) para reclamar una indemnización. Esto muestra que los contratos firmados para la privatización de los servicios públicos tienen un carácter leonino, ya que la empresa tendría las de ganar en un juicio a pesar de haber incumplido las prestaciones e inversiones que debía garantizar. 
 El Frente de Todos busca ocultar que ha sido cómplice del vaciamiento del servicio de distribución eléctrica, dando luz verde a la desinversión, la falta de mantenimiento y la precarización de los trabajadores de Edesur (por ejemplo, en el conflicto de los trabajadores de la tercerizadora EMA, el Ministerio de Trabajo intervino para dejar pasar los despidos).
 De hecho, interviene únicamente a Edesur, cuando la huelga de inversiones se expresa en toda la industria energética. Reconociendo los perjuicios que ocasionó durante el verano la falta de mantenimiento de las generadoras eléctricas (lo que dejó sin usar hasta un 40% de la capacidad de generación), el Ejecutivo busca revertir esto mediante la dolarización de una parte del precio que el Estado les paga por la energía. 
 A su vez, le otorgó un aumento de tarifas a las transportadoras (líneas de media y alta tensión) a pesar de que el Enre había constatado que las empresas del sector invirtieron solo una cuarta parte del monto que se comprometieron a invertir en 2022.  En el también interviene en estos eslabones, posee “las centrales térmicas Costanera y Dock Sud, la concesión de la hidroeléctrica El Chocón, líneas de transmisión y de transporte de energía eléctrica” (Infobae, 21/3). 
 Por otro lado, el Enre está evaluando la posibilidad de aplicar sanciones monetarias contra Edesur, debido a los cortes de luz. A la multa de $1.200 millones que ya fue oficializada, se le podría sumar otra de $2.700 que serviría para devolverle el dinero a los millones de usuarios afectados por la interrupción del servicio. Los montos de estas multas son irrisorios, más si se los compara con la deuda de $139.405 millones que el gobierno le condonó (a libro cerrado) a Edesur y Edenor por los pasivos que estas mantenían con Cammesa, la mayorista eléctrica. 
 La “intervención” del gobierno tiene lugar mientras En el planea vender Edesur. Esto deja planteada la sospecha de que el oficialismo busca incidir en el proceso en el cual la distribuidora eléctrica será adjudicada a otra firma. Con la medida cae el valor de mercado de la empresa (lo que se suma a la condonación del pasivo millonario que tenía con el Estado). 
 Sectores como Juntos por el Cambio o aquellos que responden al fascista Javier Milei dicen que la solución es dolarizar las tarifas, una política que ya fracasó bajo la gestión Macri. La bancarrota del sistema eléctrico es el resultado de la política privatista del Estado burgués.
 Hay que terminar con esta política de tarifazos y vaciamiento. Para eso es necesario abrir los libros de Edesur al control de trabajadores y usuarios, para ver qué hizo con el dinero de los subsidios millonarios, cuáles han sido las inversiones y los movimientos de capital en estos casi 15 años, y determinar qué se necesita para remediar la situación en la que está el servicio. Esto vale para todo el sistema energético. La única salida de fondo es la nacionalización sin pago de las privatizadas vaciadoras bajo control de sus trabajadores. 

 Nazareno Kotzev

martes, 21 de marzo de 2023

El desfalco contra las asignaciones familiares


Los números publicados por la oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) son irrefutables: el gobierno ha ajustado el presupuesto de las asignaciones familiares en una medida mayor que todos los demás presupuestos: bajó un 56,4 % respecto febrero de 2022, todo esto aún con salarios reales inferiores. 
 Al ajuste del 56,4 % se llega "producto de la actualización del valor de las prestaciones por debajo de la inflación (72,5 vs 100,7 %), la disminución del complemento mensual dispuesto en octubre 2021 y la reducción en la cantidad de prestaciones, por la política de actualización de topes máximos para acceder al beneficio, que impactará recién en marzo” (Clarín, 21/3).
 La reciente actualización del tope de salarios para percibir las asignaciones -de $ 158.366 a $ 404.062 brutos- que fue celebrada por la CGT como una conquista, restituye temporalmente el derecho de una franja de trabajadores a cobrar el salario familiar, pero sin reparar lo perdido en estos 12 meses, ni pagar lo confiscado en los últimos años. Quienes volvieron a cobrar las asignaciones, irán quedando afuera a medida que las actualizaciones salariales los dejen por arriba del piso. 
 "Para los rangos salariales más bajos, la pérdida actual es mayor porque en 2021 y en 2022 esas escalas tuvieron salarios familiares adicionales, complementos o refuerzos durante varios meses que no se integraron al beneficio y no fueron prorrogados. En consecuencia, desde este mes, el primer rango percibe $ 11.465, cuando en marzo 2022 el beneficio era de $ 6.375 más un complemento de $ 3.751. En total $ 10.126. Con relación a los $ 11.465 a cobrar desde marzo, representa un aumento de apenas el 13,22 % frente a una inflación de más del 100 %. El rango 2 cobra en marzo $ 7.732 versus $ 4.300 más un plus de $ 2.530. En total $ 6.530. Equivale a un incremento del 18,4 % en 12 meses. El rango 3 cobra desde marzo 4.675 por hijo frente a $ 2.599 (+ 79,9%) en marzo 2022 y el rango 4 percibirá $ 2.410 frente a $ 1.339 (+ 79,9 %) un año atrás, en ambos casos por debajo de la suba interanual de los precios". 
 En el caso de los trabajadores que llegan a los 404 mil pesos brutos, además de pagar el impuesto a las Ganancias dejan de percibir en forma automática las asignaciones familiares. Se supone que se reemplaza el beneficio del cobro del salario familiar por la deducción de los hijos del impuesto, pero como las deducciones también se actualizaron por debajo de la inflación, el beneficio está lejos de ser compensado. 
 La confiscación del gobierno respecto de las asignaciones se da en todos los planos. La AUH (Asignación Universal por Hijo) se redujo un 2,7 % interanual, debido a la actualización del valor de la prestación también por debajo de la inflación.

Pablo Busch

Mendoza: liberaron a Lorena Torres y Martin Rodríguez


Mientras diferentes organizaciones piqueteras y políticas estábamos movilizadas por la libertad de Lorena y Martín, la jueza de garantías, Mirna Montaldi, ordenó la libertad de los dos militantes detenidos el martes 14 de marzo durante la jornada de lucha de la Unidad Piquetera.
 Las razones “oficiales” de la detención eran la obstrucción del tránsito durante distintas movilizaciones reclamando por planes sociales y alimentos para los comedores. 
 En Argentina, el 60 por ciento de los niños vive por debajo de la línea de pobreza y hasta los trabajadores asalariados son pobres. Los cortes de calle son una respuesta al delito de asfixiar de hambre a las familias de trabajadores y trabajadoras. 
 A días de realizarse, en todo el país, la movilización por el 47 aniversario del golpe que dio inicio a la última dictadura militar, la detención y el procesamiento de los compañeros fue una provocación que despertó el rechazo de organizaciones de las más diversas posiciones políticas. El gobierno de Suárez no ha dado marcha atrás en la persecución y dio a conocer que se mantiene el procesamiento de tres militantes, Lorena Torres, Martín Rodríguez y Gimena Báez, está última no estaba detenida pero sí imputada. 
 Los tres compañeros tienen que presentarse ante la justicia cada 15 días, no pueden salir del país ni reiterar el delito, o sea no pueden movilizarse mientras dure su procesamiento en libertad. La detención se dio bajo el artículo 194 del código penal “impedir, estorbar o entorpecer el normal funcionamiento de los transportes por tierra, agua, aire o los servicios públicos de comunicación, de provisión de agua, de electricidad o de sustancias energéticas”. Pero en Argentina miles de familias quedan sin luz a diario, carecen de acceso al agua potable o deben cocinar a leña y carbón. 
 Este 24 de marzo vayamos por su desprocesamiento y por el desprocesamiento de los y las luchadoras populares, para poner fin al ajuste del FMI, Massa y los gobernadores y por todas las reivindicaciones de las y los trabajadores. 

 Valu Viglieca 
 21/03/2023

Qué hace Xi en Moscú


Hace un par de semanas, la diplomacia internacional se despertó con la sorpresa de que China había logrado que los gobiernos de Irán y Arabia Saudita reanudaran relaciones diplomáticas luego de una década de hostilidades. Ambos estados, además de competidores en el mercado internacional de petróleo, se alinean en campos enfrentados en el mapa islámico: Irán es la cabeza del shiismo y Arabia del sunnismo. Operados por Estados Unidos, los saudíes enfrentaban la rebelión en Yemen, apoyada por Irán, contra el gobierno oficial, incluyendo bombardeos masivos. Irán, por su lado, bombardeó instalaciones petroleras en Arabia Saudita. La periferia sunnita ha estado normalizando relaciones con el estado sionista, en tanto Irán ha sido amenazado por Israel con atacar sus instalaciones nucleares. Esta divisoria estratégica en el Medio Oriente quedó superada o neutralizada a través de la mediación de China, cuando el gobierno de Biden denuncia a Irán por el incumplimiento de los acuerdos nucleares firmado hace una década y por la provisión de drones a Rusia en la guerra contra la OTAN. El servicio de inteligencia israelí se enteró de todo esto, al menos en apariencia, por medio de los diarios. 
 El ingreso impetuoso de China en una región disputada por Rusia y Estados Unidos, modifica el escenario internacional. Por de pronto, asegura el suministro de combustibles a China, que depende fuertemente de la importación. Extiende la influencia de China de Asia Central al occidente. Cierra estratégicamente la incorporación de numerosos países a la red de inversiones de China conocida como la Ruta de la Seda. Este es el contexto inmediato que enmarca una propuesta de cese del fuego y de paz que China ha enviado a los países del G-20 y a la misma Ucrania. China pretende representar a un tercer bloque en la guerra, el de aquellos como India y Sudáfrica, que no han repudiado la invasión rusa, así como a numerosos gobiernos de América Latina, que han propiciado el fin de la guerra. Singapur, un fuerte centro financiero, e Indonesia, con la mayor población musulmana del planeta, se acercan a esta misma posición. Mientras la OTAN ha rechazado de plano el “plan” de China, el presidente de Ucrania fue más cauteloso – le dio la bienvenida y demandó una reunión cara a cara con Xi Jinping, el presidente de China. 
 El punto central de la propuesta en debate es un cese del fuego que congela las posiciones militares en el terreno. Pero enseguida añade que la paz debe asentarse en la soberanía territorial de Ucrania. Los puntos de contacto de este planteo con lo que ya plantearon otros antes, incluidos Henry Kissinger y Elon Musk, o una parte considerable del partido republicano de Estados Unidos y de la derecha europea, son evidentes. Bajo la mesa, China ofrece financiar la reconstrucción de Ucrania, que ya está anotada en la Ruta de la Seda. Es una propuesta más atractiva que la que han ofrecido Estados Unidos y la Unión Europea, y que evita la pugna entre monopolios capitalistas. En tanto EEUU y la UE atraviesan un fuerte proceso de quiebras bancarias y rebeliones populares cada vez más intensas, China ha anunciado un plan de reactivación de alrededor de 400 mil millones de dólares, que ha sido saludado por diversos observadores como una salida a la recesión que amenaza a sus rivales. Xi Jinping acicatea a Zelensky a distanciarse de la intransigencia de la OTAN, y también incita a Europa a asociarse al planteo, con la zanahoria de abrir preferencialmente el mercado de China a los capitales europeos.
China enmarca su planteo para Ucrania en una estrategia de “multipolaridad”, o sea de finalización de la hegemonía norteamericana. Históricamente, el capitalismo no ha sido nunca “multipolar”, salvo que se interprete de ese modo a la crisis de la transición de una hegemonía a otra. Pero es el señuelo que la burocracia de China para atraer a los afectados por los costos de la dominación norteamericana, que han crecido mucho como consecuencia de su declinación. China enfrenta de este modo el ataque de Estados Unidos a su desarrollo económico y a sus inversiones extranjeras. No pasa día sin que Biden no anuncie alguna restricción o sanción económica contra compañías de China. Para China estos ataques son equivalentes a los que se lanzaron contra los gasoductos de Rusia a Europa, que fueron uno de los determinantes finales que desencadenaron la decisión de Putin de invadir Ucrania. 
 El objetivo del viaje de Xi a Rusia es embarcar a Putin en esta política. Es claro que un cese del fuego será acompañado de medidas que garanticen el cumplimiento de la totalidad del plan, que incluye el retiro de Rusia del este de Ucrania y, a largo plazo, si no un retiro de Crimea, al menos un condominio, o una cesión de la base de Sebastopol por un siglo. No es sencillo para Putin adherir a este plan, porque enseguida se produciría una crisis política en la propia Rusia. 
 Visto en su conjunto y en su complejidad, el planteo de Pekín anuncia una escalada en la guerra. El rechazo de la OTAN llevará al envío de mayor armamento al régimen de Kiev, como ya están haciendo Polonia e incluso Alemania. Dado el desangre del ejército de Ucrania, se producirá una intervención creciente de tropas extranjeras, algo que ya ocurre. China se verá obligada a apoyar militarmente a Moscú; lo contrario dejaría abierta una acción de la OTAN en el Indo-Pacífico contra China. Algunos observadores ‘occidentales’ ya admiten que la política de Biden producirá a Estados Unidos perjuicios o daños autoinfligidos. La política interior norteamericana podría agrietarse con más profundidad, ante una escalada militar que seguramente ampliará el área de la guerra. En los últimos días, por caso, se ha agravado la crisis entre Argentina y Estados Unidos, cuando el FMI actúa para evitar el derrumbe del gobierno, como consecuencia de la oposición de Biden a la compra de aviones caza de China por parte del gobierno de Fernández. El año pasado no fue usada una partida de 600 millones de dólares asignada en el Presupuesto para esa compra. Argentina está obligada a recurrir a China porque Gran Bretaña ha vetado cualquier compra de armamento. Los aviones tendrían la tarea de supervisar el Atlántico Sur, asolado por saqueos pesqueros, incluida la cesión del área marítima de Malvinas, por parte de Gran Bretaña. 
 Xi no se trasladó a Moscú para defender a Putin sino a los intereses de China, que es embarcar a Rusia en un proceso de negociaciones que implicaría renunciar al despojo territorial de Ucrania, o a convertir la costa del Mar Negro en un ‘mare nostrum’, con capacidad para bloquear el comercio mundial de granos. Xi ofrece, en canje, llegar a una alianza con Rusia si la OTAN decide ir hasta el final en el propósito de desmantelar a Rusia. 

 Jorge Altamira 
 21/03/2023

lunes, 20 de marzo de 2023

Crisis bancarias: del Valle de California a la economía mundial


Cuando la mayor parte de la prensa internacional clamaba que la quiebra de los dos bancos especializados en financiación de inversiones tecnológicas -el Silicon Valley Bank y el Signature Bank-, eran fenómenos aislados, que no comprometían al sistema bancario, las acciones del Credit Suisse caían estrepitosamente en las bolsas –un 30% en un sola jornada- y comenzaba una corrida contra sus depósitos. 
 El anuncio de que el Banco Nacional Saudi no ampliaría su participación accionaria en el banco suizo fue interpretado negativamente por tenedores de bonos y por depositantes. El Credit Suisse tiene un largo historial de pérdidas por operaciones fallidas y por su condición de cueva de dinero ilegal de buena parte del mundo. Credit Suisse perdió decenas de miles de millones con el fondo Archegos y la compañía de servicios Greensill en 2021. Para el desenlace fue decisiva la declaración de la auditora PwC, de que no podía firmar el balance del banco debido a “debilidades materiales en sus informes financieros”. Es una alusión a la caída del valor de su cartera de títulos de la deuda pública de diversos países, como consecuencia de la suba persistente de la tasa de interés. Sin conexión con los bancos intervenidos en Estados Unidos, el Credit Suisse adolecía del mismo problema estructural, que la valuación contable no se corresponde con el valor de mercado de los activos, y que esa pérdida no estaba cubierta por ninguna provisión específica en sus libros.
 En forma simultánea, un tercer banco de California anunciaba su falencia, el First Republic, que atiende a las grandes tecnológicas, pero en este caso desatando una operación de salvataje de los seis bancos más importantes de Estados Unidos. “Once bancos, informa el Wall Street Journal (16-3) han depositado 30 mil millones de dólares… en un esfuerzo extraordinario para proteger al conjunto del sistema bancario”. 
 El Silicon Valley y el Signature, en cambio, no han encontrado compradores, por lo que han debido ponerse bajo el amparo de la ley de quiebras. Los intentos del banco de inversión Goldman Sachs, asesor financiero del SVB, de quedarse con el banco por monedas no fructificaron. Mejor suerte tuvo el británico HSBC, que se quedó con la filial londinense del SVB a cambio de 1 libra esterlina, luego de la deserción de otras instituciones. El HSBC no se tomó el tiempo para investigar los balances de la sucursal (“due dilligence”), para poder ganar la partida a un eventual rival; hizo un apuesta al voleo ante la presión insistente de las autoridades del Reino Unido para evitar una quiebra que pudiera contagiar al resto del mercado de Londres. 
 El descalce entre el valor de los depósitos, por un lado, y el de los activos de los bancos, por el otro, se ha acrecentado enormemente con el aumento de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo y el de Suiza, y considerablemente menos el de Japón. Esto significa que el balance de los bancos ocultan pérdidas de magnitud. La aseguradora de depósito de Estados Unidos, FDIC, ha informado que, en total, las instituciones financieras norteamericanas tienen 620 mil millones de pérdidas no contabilizadas. Una desvalorización del 10% de estas carteras barrerían con la cuarta parte del capital de los bancos” (The Economist, 16-3). Visto en otros términos, de acuerdo a un análisis de inversiones a tasas fija, “los activos de los bancos serían 2 billones de dólares inferiores a los reportados – lo suficiente para barrer con todo el capital del sistema bancario norteamericano” (id.). Estos datos mensuran las dimensiones que ha ido adquiriendo el capital ficticio en el régimen capitalista contemporáneo. 
 La insolvencia financiera de bancos e instituciones no se manifiesta solamente cuando se produce un retiro de depósitos, que aparece, en realidad, en una última etapa. Se manifiesta por una intensa actividad para sacar beneficio de una quiebra, mediante la venta anticipada, a la baja, de las acciones y los bonos en poder de los potencialmente afectados. Lo llamativo es que estas operaciones bajistas se han venido haciendo contra los bonos emitidos por Estados Unidos y por los de los principales países de la Unión Europea, que son considerados los activos más sólidos de la economía mundial. 
 Los rescates que anuncian las autoridades económicas y monetarias, y los ‘pools’ de bancos que se forman para el caso, dejan un tendal de pérdidas entre quienes han especulado con las quiebras. Todo esto deja en evidencia una situación de insolvencia real o potencial de las deudas públicas más sólidas, y de otro lado el mecanismo de disolución económica que pone en marcha la disputa entre capitalistas. Los liberales y libertarios, por el contrario, elogian este trabajo destructivo del valor de mercado de las empresas como una suerte de recolección de basura que asegura la reproducción del capitalismo. 
 El rescate por 54 mil millones de dólares que aportó el Banco Central de Suiza levantó las acciones del Credit Suisse, pero no afectó significativamente su vulnerabilidad sistémica. En el pico de la crisis, su tasa de riesgo llegó a 2000 puntos básicos (como Argentina), las medidas de contención la bajaron a 980 pp y el rescate la estabilizó en 890 pp. O sea que ha perdido la posibilidad de obtener financiamiento. Aunque la liquidación del banco está fuera de la intención de las autoridades, se da por hecho de que lo compraría el UBS, el mayor banco de Suiza, con graves pérdidas para el Banco Central, que le ha prestado 54 mil millones de dólares – la misma cifra que el FMI le dio a Macri, pero por debajo de lo que ofrece a Ucrania. Una operación semejante expondría las enormes tenencias de los oligarcas rusos en el Credit Suisse.
 Un elemento adicional poderoso en esta crisis, son las condiciones preferenciales que gozan los bancos con relación a otros acreedores en un concurso de quiebra. “Los mayores 25 bancos tienen más de 247 billones de dólares en derivados, lo cual plantea un tremendo monto de riesgos para el sistema financiero”, señala una publicación. Esos derivados son contratos que protegen las inversiones entre los mismos bancos. Estos derivados tienen preferencia sobre los derechos de los accionistas ordinarios, los acreedores comunes y los depositantes no asegurados. 
 En el sistema financiero presente, los fondos internacionales -de inversión, capital, cobertura, y otros- ganan en preponderancia a los bancos. Larry Fink, el mandamás del mayor fondo internacional, advierte que “los fondos invertidos en inversiones ilíquidas, como inmobiliarias, crédito privado y participaciones de capital, podrían ser la tercera ficha de dominó por caer” (Financial Times, 15/3). A diferencia de los bancos, los fondos no tienen otros seguros que los que hayan contratado, además de su clientes, por medio de derivados. No cuentan con el rescate de la banca central o el Tesoro. Fink añade, perceptivamente, que “otros riesgos son los geopolíticos y las fragmentación de la economía mundial”. 
 Esta última observación pone a la crisis financiera en desarrollo en lo que es el ojo o centro del huracán – la insolvencia histórica del capitalismo. El rescate capitalista de 2008, el financiamiento estatal al capital bajo la pandemia y la militarización creciente del gasto público han puesto en posición de bancarrota a la deuda pública. Estados Unidos registra un déficit fiscal de 1.5 billones de dólares y una deuda pública de 24 billones – un 120% del PBI. Es la deuda en proceso de desvalorización que los bancos tienen en sus activos. El refugio por antonomasia del capital va quedando a la intemperie. Esta crisis sistémica conecta con la guerra y con la fragmentación del mercado mundial. Hay que sacar las conclusiones estratégicas de este irrevocable realidad histórica.

 Jorge Altamira 
 19/03/2023

El derrumbe del plan Massa, un desafío político para la clase obrera


La revisión parcial del acuerdo entre el gobierno y el FMI ha sido leída, casi sin excepción, como el agotamiento del “plan” y de la gestión de Massa. Es lo que debaten todos los diarios del fin de semana. De acuerdo a una frase célebre del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, en poco tiempo más el gobierno sería recogido “en helicóptero”. Sin reservas internacionales y con una caída sustancial de la recaudación impositiva, el equipo de Massa estaría mascullando un “desdoblamiento cambiario”. Espera que por esta vía ingresen dólares a más de 400 pesos por unidad. Desde todos lados le han advertido que esto no tiene futuro sin “un plan”. El “plan” sería la reforma laboral y previsional, en este caso la suba de la edad jubilatoria, como intenta el francés Macron, a cambio de una rebelión popular. Con la inminente declaración de bancarrota del Credit Suisse, es difícil que los dólares se animen por Argentina. Hay doscientos bancos en EEUU, según una publicación financiera, que preparan el cierre de ventanillas en las semanas próximas.
 La Oficina del Presupuesto del Congreso (OPC) ha dado a conocer que los ingresos y gastos del gobierno han caído en forma extraordinaria. Un 38% en el caso de las transferencias a las provincias y del 32% a las asignaciones sociales en el primer bimestre del año, respecto de 2022. Mientras tanto, los ingresos han caído por los menores ingresos por las retenciones de exportación e importación y por el impuesto a las ganancias. Además, la “meta fiscal” está siendo pulverizada por la recesión económica. Para compensar, el FMI demanda un ajuste fiscal por el lado de las tarifas. El espacio para un tercer “dólar soja” ha desaparecido, por la caída de la cosecha. Los bonos de la deuda pública con jurisdicción extranjera han caído por debajo de los 30 centavos el dólar. Los depósitos en pesos son colocados a no más de 30 días en un 85% del total. Esto apunta a una mayor velocidad de circulación del dinero y por lo tanto a una tendencia a la hiperinflación. El pronóstico para los próximos meses es un 8 a 10% mensual de aumento de los precios. 

 “No digo de no pagar”

En este cuadro, han surgido voces en el oficialismo o semioficialismo planteando el “incumplimiento” del acuerdo con el FMI. En la tribuna, volvieron a aparecer Máximo y Cristina Kirchner. Aunque el primero levantó más polvareda, la vicepresidenta fue mucho más precisa en su conferencia de Río Negro: “no digo de no pagar”, aseguró, sino de pagar a plazos más extendidos. El FMI no discrepa con este planteo, pero lo ve inviable para un gobierno en retirada y tampoco lo quiere si no viene acompañado “por un plan”. Al lado del Silicon Valley Bank y del Credit Suisse, ahora viene la liquidación financiera de Argentina. Esto significa que será comprada por la banca extranjera, por medio de privatizaciones y concesiones de explotación de recursos naturales, sin asumir la deuda pública acumulada. 
 El más elocuente de los apóstoles del incumplimiento con el FMI ha sido el economista Alvarez Agis, quien –según los diarios- se encargó de explicar su punto de vista en una reunión reservada con sus clientes, que son los principales popes de la burguesía nacional. Álvarez Agis asume que no será posbile renegociar los acuerdos con el FMI, lo que significa la declaración de default con el Fondo y todos los organismos internacionales. Esta posibilidad inédita ha empezado a discutirse entre China y el FMI, en el marco de los default de Sri Lanka y Pakistán. Los créditos de China no están registrados como deuda pública porque son préstamos bilaterales, no títulos del Estado. Con China o sin China, el planteo del consultor de empresas Ávarez Agis, desataría una fuga de capitales y una hiperinflación. El kirchnerismo insinúa el “incumplimiento”, como un recurso dudoso de última instancia. 

 Devaluación

 En medio de este salto cualitativo en la crisis, Sergio Massa se prepara para tomar disposiciones de emergencia, incluso un desdoblamiento cambiario. La tercera semana de marzo arrancaría con un salto devaluatorio del dólar oficial, disimulado la bajo forma de diferentes tipos de cambio especiales destinados a la agroindustria, las automotrices, la energía o la tercerización global de servicios profesionales (que los nacionales y populares llaman “industria del conocimiento”). Por este rumbo, echará nafta al fuego del proceso inflacionario. 
 La perspectiva de una recesión agravada y de una inflación sin freno ha desarticulado el esquema de paritarias en cuotas –y a la baja- con que la burocracia sindical acompañó al “plan Durar. Un ala de la burocracia y la izquierda kirchnerista han comenzado a asociar el “incumplimiento” con el Fondo a la renuncia de Massa. Una nueva información revela que todas las formas de salario se han desvalorizado debido a esta política – registrados, en negro, monotributristas, factureros y jubilados, así como la asistencia familiar.
 La crisis hiperinflacionaria inminente plantea discutir la huelga general. Es la agenda que la burocracia no quiere llevar a la clase obrera, como tampoco los partidos que “se plantan” y aquellos que “se plantan menos” en el FIT-U. Es el tema crucial de la campaña electoral, porque un partido que proponga romper con el FMI y aumentar salarios y jubilaciones, sin la huelga general, le está mintiendo a sabiendas a los trabajadores y al electorado. 
Para desarrollar el planteo de la huelga general es necesario intervenir en las revisiones paritarias para reclaman un aumento general de salarios y jubilaciones del ciento por ciento; un mínimo no imponible a ganancias de un millón de pesos, ajustado por inflación; y poner fin a la flexibilidad laboral y a la insalubridad en los lugares de trabajo.
 La huelga general ha entrado en la agenda de los trabajadores de todo el mundo. 

 Marcelo Ramal 
 19/03/2023

Macron recurre al decreto para imponer la reforma previsional


Francia, entre la crisis política y la rebelión popular. Luego de haber obtenido la aprobación de la reforma previsional en el Senado, en una primera lectura, Emmanuel Macron, el presidente de Francia, entró “en pánico”. Así lo asegura el New York Times (La Nación, 19/3). En lugar de proseguir el trámite en Diputados, Macron optó por imponer la reforma por decreto, un abuso que le permite la Constitución gaullista de 1958. Para el diario neoyorquino, es “una jugada política que podría costarle caro”. La reforma previsional demora el derecho a la jubilación de los 62 a los 64 años. Es una medida que exige fuertemente el FMI a Argentina, que la extendería de los 65 a los 70 años. Los aportes jubilatorios en ese lustro irían a parar al pago de la deuda pública. Primero, los acreedores financieros.
 El decreto puso de manifiesto algo siniestro; aunque el bloque de Los Republicanos tiene ministros en el gobierno, Macron dudaba de que los votos del sector fueran enteros para la aprobación de la reforma. Una grieta de emergencia. Debido a esto, el ex funcionario de la banca Rotschild se saltó el pasaje por la Asamblea Nacional, en momentos en que las encuestas de opinión revelaban un 65 % de oposición a la reforma previsional. La sanción del decreto subió el rechazo al 80 %. Macron ha replicado a este infortunio asegurando que la reforma previsional era necesaria para “mantener la confianza de los mercados financieros”. La crudeza del argumento, para la sensibilidad social del país y las numerosas huelgas y manifestaciones que tienen lugar en todo momento, tiene un fuerte núcleo de realismo cuando la quiebra del Credit Suisse amenaza a la Société Générale y a Paribas, como lo muestra la caída de la bolsa de París. Macron se encuentra, definitivamente, en la cuerda floja.
 La crisis política ha disparado de inmediato numerosas iniciativas para bloquearlas. Una de ellas es la presentación de una moción de censura al gobierno, a la que le faltan una treintena de votos para conseguir la aprobación; un número insuficiente de Republicanos declaró que la acompañaría. La derrota de la moción serviría para demostrar que no hay mayoría parlamentaria para destituir a la primera ministra y eventualmente al mismo Macron. La sanción del decreto quedaría validada por la negativa, por la falta de votos para abolirlo. El otro recurso es someter la reforma a un referendo, lo cual suspendería su aplicación hasta su realización, alrededor de septiembre. Es a lo que se inclinan algunos dirigentes sindicales para frenar las movilizaciones. La Intersindical que coordina a las centrales sindicales apoya una campaña por el referendo contra la reforma, en el caso de que fracase la moción de censura al gobierno. 
 La crisis política desatada por la reforma previsional pone de manifiesto el derrumbe de la segunda presidencia de Macron. Francia ha pasado a segundo plano en el escenario europeo y en la guerra de la OTAN contra Rusia. El propósito de desempeñar un papel independiente que devuelva a Rusia a la integración con Europa ha fracasado en forma estrepitosa, al igual que el propósito, compartido con Alemania, de crear unas fuerzas armadas independientes de la Unión Europea. Italia, por contraste, ha ganado un mayor espacio. En un contexto de crisis bancarias y financieras, el retroceso de Francia debilita la capacidad de rescate de sus bancos y fondos financieros. La "deslealtad" de Los Republicanos con Macron forma parte de una tentativa de rearmado de conjunto del régimen político de Francia. 
 El decretazo fue respondido con numerosas manifestaciones que la prensa ha caracterizado como “espontáneas”. Aluden de este modo a la connivencia de la burocracia de los sindicatos y de la izquierda soberanista (Nupes y Partido Comunista) con el Estado, en lo relativo a evitar que la lucha asuma características firmes y consecuentes o, como dice la corresponsal de Clarín, “insurreccionales”. Mientras de un lado se han producido manifestaciones y choques con la policía, cortes en la autopista que circunvala Paris, bloqueos de vías férreas y la radicalización de algunas huelgas -recolectores de basura, educación-, la Intersindical de centrales obreras ha lanzado otro paro aislado para el jueves 23, del cual han desertado algunas, como la CFDT. Phillipe Martínez envió una carta a Macron para que devuelva la calma al país, mediante el retiro del proyecto. Varios medios de comunicación caracterizan que la lucha contra la reforma, que ha involucrado a millones de personas, puede convertirse en un renovado movimiento de “chalecos amarillos”, induciendo a una resistencia dispersa, separada de la clase obrera, sin alcances políticos.
 La llamada izquierda trotskista repite, en esta crisis potencial revolucionaria, los esquemas del pasado. Apoya los "planes de lucha", que en este caso consistenn en parar y manifestar a escala nacional los jueves. El “International Viewpoint”, la publicación del secretariado de la IV Internacional y del NPA, caracteriza a las luchas en desarrollo como “un movimiento social amorfo” y ha fijado como orientación “los paros renovables”. Otro sector, Lutte Ouvriere, caracteriza que “sólo algunos sectores se han lanzado a la huelga” y llama a nuevos sectores a parar. Existe un temor rayano en el pánico a plantear la huelga general y el derrocamiento del gobierno, con dos pretextos principales: “el movimiento no da”, al menos por ahora, y no hay que alejarse de las masas con consignas extremas. De acuerdo a la corresponsal de Clarín, sin embargo, esas consignas extremas son las que lanzan los sectores que luchan con mayor intensidad –“la primera línea”-. El punto es, de todos modos, otro: un partido revolucionario debe esforzarse por inculcar el desafío al poder. El decreto de Macron expresa, precisamente, que el poder siente que enfrenta ese desafío. En medio de la inflación, el crecimiento de la pobreza, los rescates multimillonarios a los bancos y una guerra que escala todo el tiempo y es cada vez más dañina para los trabajadores, en estas condiciones, la agitación por la huelga general y abajo Macron están a la orden del día. 
 Los acontecimientos en Francia vienen acompañados por las huelgas en Grecia, que no cesan luego del accidente ferroviario que mató a decenas de personas y puso de manifiesto la corrupción del gobierno en lo que atañe a obras de infraestructura. El gobierno derechista de Atenas ha suspendido las elecciones previstas para mayo –un equivalente del gobierno por decreto de Macron, en este caso para evitar las urnas--.

 Jorge Altamira 
 20/03/2023

domingo, 19 de marzo de 2023

Causa Fuentealba II: condena al por menor, impunidad al por mayor


A pocos días de cumplirse el 16 aniversario del asesinato del docente Carlos Fuentealba, fueron condenados por “abuso de autoridad” seis de los ocho policías acusados en la causa “Fuentealba II”, referida a la represión del 4 de abril del 2007 en el paraje Arroyito de Neuquén. El Tribunal consideró como abuso de autoridad al accionar policial, dado que la represión continuó cuando los docentes neuquinos se retiraban del lugar. Fuentealba, recordemos, fue asesinado cuando una granada de gas disparada por el policía Poblete ingresó por la luneta del auto que lo trasladaba y lo alcanzó en la cabeza. 
 Durante el periodo de alegatos de la semana anterior, los imputados manifestaron inocencia. Quien era jefe de la fuerza por ese entonces agregó que él dio orden de organizar un operativo de prevención debido al delito que cometía la docencia con sus protestas y a la molestia que eso ocasionaba a la comunidad. 
 Poblete fue condenado en un juicio anterior a reclusión perpetua por homicidio con alevosía. Quienes nunca fueron juzgados, en cambio, han sido los responsables políticos del asesinato de Carlos Fuentealba, encabezados por el ex gobernador Jorge Sobisch, autor intelectual de la represión de aquel 4 de abril de 2007. 
 Sobisch también declaró en este último juicio. Fue llamado por la defensa de los imputados para prestar declaración testimonial y en una actitud rayana con la burla, modificó algunos datos en relación a lo que dijera en 2008, cuando fue juzgado Poblete y agregó que “no recordaba nada” de aquel proceso ni de la conferencia de prensa posterior a la represión en la que asumía la responsabilidad política del hecho.
 El juicio Fuentealba II tiene lugar en el contexto de huelgas docentes en varias provincias, porque las condiciones salariales y de trabajo contra las que se expresaba Carlos se mantienen. 
 A pocos días de un nuevo 4 de abril, el mejor homenaje que puede rendirse a un compañero que murió peleando y que se ha convertido en símbolo de lucha para la docencia de todo el país, es impulsar las huelgas, mantenerse en las calles, superar a todas las burocracias por el camino de la autoconvocatoria y la huelga por tiempo indefinido.
 Justicia por Carlos Fuentealba. Castigo a Jorge Sobisch. 

Mali Quintillán
 17/03/2023

Paolo Rocca, ¿por qué no le dan Báez y CFK la oportunidad de un arreglo extrajudicial?


Tenaris, la principal compañía del grupo Techint, y Paolo Rocca acordaron en un tribunal de Estados Unidos desembolsar USD 9,5 millones a un grupo de inversores para cerrar una demanda iniciada luego de revelaciones surgidas en el marco de la llamada “causa de los Cuadernos”. De acuerdo a los testimonios de ´arrepentidos´ que colaboraron con la investigación, Techint pagó sobornos millonarios a funcionarios argentinos para que gestionen, ante el gobierno venezolano de Hugo Chávez, la indemnización al grupo por la nacionalización de la siderúrgica Sidor. 
 La demanda original ascendía a USD 236,4 millones, pero los accionistas admitieron un pago mucho menor atento a los plazos y a la incertidumbre del eventual desenlace judicial. La razón que esgrimen es que Tenaris-Techint-Rocca violaron las ´claúsulas anti-corrupción´ presentadas por la compañía ante la SEC, la autoridad de la bolsa de Wall Street. Las revelaciones del caso de los Cuadernos produjeron una drástica caída de la cotización bursátil de la compañía, afectando el interés de los inversores. Ahora el juez norteamericano deberá refrendar el acuerdo, que se produce en vísperas del llamado ´discovery´, como se denomina a la apertura de la prueba en los tribunales yanquis. 
 Uno de los motivos que apuraron el acuerdo es que Rocca tiene sobreseimiento firme en la causa de los Cuadernos. En agosto de 2021, el juez federal Julián Ercolini los sobreseyó a él y a Luis Betnaza (número dos del Grupo Techint) y Héctor Zabaleta (director de administración). Estos últimos habían admitido los desembolsos, pero el juez consideró que los sobornos se pagaron por “razones humanitarias” para preservar la integridad física de sus empleados en Venezuela. “El fiscal Carlos Stornelli y la Unidad de Información Financiera (UIF) podían apelar, pero no lo hicieron. El entonces titular del organismo que lucha contra el lavado de activos, Carlos Cruz, dijo que se había enterado por los diarios de que el sobreseimiento había quedado firme” (Infobae, 16/3). Esto también benefició a Cristina Fernández y a sus funcionarios, al menos en este tramo de la causa. 
 Sidor fue nacionalizada por el chavismo luego de un largo y duro conflicto con sus trabajadores, que fueron a la huelga en reclamo de un aumento salarial, la mejora de las condiciones de trabajo -las muertes laborales eran harto frecuentes- y el pase a planta permanente de 9.000 operarios que revistaban como contratados. La diplomacia kirchnerista intervino directamente para negociar una salida con su aliado bolivariano: el resultado fue una ´nacionalización´ pagada a precio de oro con dinero contante y sonante a Techint-Tenaris y, posteriormente, el fracaso de la empresa y su completo vaciamiento.
 Techint es el principal pulpo capitalista de Argentina. Su empresa Tenaris es líder mundial en la producción de tubos sin costura para la industria petrolera. En nuestro país detenta el monopolio absoluto en la materia y es la proveedora para la construcción del gasoducto “Néstor Kirchner”. Nada más tomando en cuenta los resultados beneficiosos que obtuvo de las gestiones K en Venezuela, es lógico que Rocca le haga un momento al fallecido ex presidente. 
 El caso de los Cuadernos es sólo una de las acusaciones por pagos de sobornos contra Rocca y su grupo. Si en todos los casos se escudara en ´razones humanitarias´, podría decirse que la filantropía es su razón de ser. Ex ejecutivos de Tenaris en Brasil son juzgados por el pago de coimas por U$D 10 millones a un ex ejecutivo de Petrobras, quien admitió haber recibido los pagos ilegales. “Como Rocca es italiano y Tenaris cotiza en la bolsa de Milán, el empresario y otros accionistas fueron juzgados por el caso de Petrobras en una corte de esa ciudad italiana, pero el día de la sentencia el tribunal milanés decidió que no tenía competencia territorial para juzgarlos y cerró el caso. La fiscal había solicitado cuatro años y medio de prisión para Rocca y el decomiso de 6.592.891 de euros” (elDiarioAR, 15/3). Por este mismo caso, agrega la periodista, Tenaris acordó pagar al gobierno de los Estados Unidos una multa de más de US$78 millones para cerrar la investigación por presuntos sobornos en Brasil y la violación a la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA) que se aplican a las compañías que cotizan en la bolsa de Nueva York. Por otra parte, en Argentina, Rocca y Techint tienen dos causas abiertas desde 2017, sin movimientos: una por la pata local en el hecho juzgado en Brasil e Italia, y por otra relacionada con presuntas coimas por la construcción de una usina nuclear en Angra Do Reis. Cabe agregar por último que en 2011 la empresa firmó otro “acuerdo de no enjuiciamiento” con el Departamento de Justicia y un “acuerdo de enjuiciamiento diferido” con la SEC como resultado de presuntos sobornos que la empresa pagó para obtener negocios de una entidad estatal en Uzbekistán (elDiarioAR, ídem). 
 Las cifras involucradas y las dimensiones de Techint hacen palidecer las aventuras viales de Lázaro Báez en Santa Cruz. Es evidente que el proceso judicial está condicionado por poderosos intereses económicos y sus vínculos con los gobiernos de turno. Por caso, el huracán Odebrecht, que volteó presidentes, ministros y empresarios por todo el continente, no tuvo, hasta ahora, ninguna repercusión local, cuando involucra a operadores vinculados tanto a los K como a los Macri. 
 Ambos lados de la grieta tienen motivos para festejar - ¡Viva la patria (contratista)!

 Jacyn 
 18/03/2023

El ´long Covid´ produce estragos en la población mundial


Un reciente estudio publicado por la revista The Lancet (11/3) estima que al menos 65 millones de personas luchan contra el COVID prolongado. 
 El COVID prolongado o long COVID es una afección multisistémica debilitante, posterior a la infección con síntomas comunes de fatiga, dificultad para respirar y disfunción cognitiva, que puede afectar la capacidad para realizar actividades diarias durante varios meses o años, es decir, tiene un carácter incapacitante. Aunque el riesgo mayor se encuentra entre los adultos que debieron ser hospitalizados al contraer COVID-19, fumadores, personas con obesidad y a quienes padecen enfermedades autoinmunes, afecta a personas de todas las edades, incluidos los niños y niñas, siendo muy frecuente en personas jóvenes sanas y puede seguir a una infección inicial leve (Infobae, 18/2).
 La consecuencia es un daño global generalizado a la salud, el bienestar y los medios de subsistencia de las personas: se estima que una de cada diez personas que desarrollan COVID durante mucho tiempo, deja de trabajar. Es la situación de miles de enfermeras de Escocia que actualmente no pueden continuar con sus tareas laborales encontrándose en una situación de extrema vulnerabilidad social. Reclaman que el síndrome de COVID prolongado sea considerado una enfermedad laboral para así poder recibir ayuda estatal (Daily Record, 8/03/2023). En Estados Unidos, por su parte, a partir de febrero de 2022, se estimó que el síndrome afectaba a unos 16 millones de adultos en ese país y había obligado a entre 2 millones y 4 millones de estadounidenses a abandonar sus trabajos. (Infobae, 18/2). A su vez, según un nuevo estudio publicado en JAMA Health Forum (CNN, 3/3), en el año posterior a la infección, las personas que experimentan COVID prolongado corren un alto riesgo de sufrir una variedad de resultados adversos para la salud, incluido el riesgo doble de muerte. 
 El long COVID o COVID prolongado tiene una sintomatología diversa y, por este motivo, suele ser considerado como una enfermedad psicosomática, no llegando a su diagnóstico de forma adecuada. Los datos sobre este síndrome escasean en la mayoría de los países sobre todo en países de bajos y medianos ingresos. Donde se han realizado estudios, como en India, China y Sudáfrica, se ha encontrado COVID prolongado (The Lancet, 11/3/). 
 Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina Azrieli de la Universidad Bar-Ilan de Israel, demostró que la vacunación con al menos dos dosis de las vacunas de plataforma de ARN mensajero reduce la mayoría de los síntomas a largo plazo que los individuos declaran meses después de contraer la infección por el coronavirus (Infobae, 18/2). Pero, si bien la vacunación reduce el peligro, no lo previene por completo. Según el artículo de The Lancet, al no haber tratamientos específicos, la atención debe recaer en la prevención (manteniendo bajos los casos de COVID-19 y asegurando la vacunación) y la atención multidisciplinaria centrada en el paciente. Los pacientes necesitan apoyo físico, cognitivo, social y ocupacional multisectorial. Esto en el marco del desmantelamiento de la atención de la salud a nivel mundial, sobre todo la relacionada con la atención al COVID. En Canadá, por ejemplo, la Autoridad de Servicios de Salud Provincial (PHSA) anunció el cierre de sus cuatro clínicas de recuperación post-COVID en Vancouver, Victoria y Fraser Valley. El programa interdisciplinario, que también ofrece recursos educativos y clases, actualmente incluye médicos, enfermeras, trabajadores sociales y fisioterapeutas. A fines de marzo, las cuatro clínicas regionales harán la transición a un programa virtual centralizado, que solo brindará recursos educativos y herramientas de autogestión. El programa ya no ofrecerá acceso a un médico (WSWS 2/3). 
 La educación y concienciación sobre el manejo clínico del COVID prolongado en atención primaria sigue siendo insuficiente, agrega el artículo de The Lancet y continúan las inequidades en la atención y los retrasos en la atención y el apoyo prolongan y exacerban los síntomas. 
 El rechazo al vaciamiento y al colapso del sistema de salud y los reclamos de mejores condiciones laborales y salariales han generado huelgas de trabajadores y trabajadoras de la salud a nivel mundial, como en el caso de Reino Unido y Argentina, entre otros. 
 Los gobiernos capitalistas y la Organización Mundial de la Salud pregonan “el fin de la pandemia” y se prevé que se declare oficialmente en el mes de mayo, como ya anunció el gobierno de Estados Unidos. Esto se discute mientras que las graves consecuencias de la pandemia de COVID-19 siguen saliendo a la luz. Se nos impone la defensa de la salud pública contra todo tipo de desmantelamiento y achique y la defensa de las condiciones de trabajo de la clase obrera mundial.

 Soledad Domínguez 
 18/03/2023

sábado, 18 de marzo de 2023

A 46 años de los fusilamientos en la cancha de Racing


La madrugada del 22 de febrero de 1977 no fue una noche más de verano en Avellaneda. En un paredón del estadio de Racing Club, un operativo policial terminó con el fusilamiento a quemarropa de cuatro hombres y dos mujeres, de entre 18 y 50 años. 
 Un acta elevada por Jorge Héctor San Félix, jefe de la sección regional Lanús de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (Dipba), narró: “Que el día de la fecha, siendo aproximadamente las 1:40 horas, en circunstancias en que fuerzas conjuntas recorrían la zona de Avellaneda, al llegar a la calle Colón entre Alsina e Italia, observaron que varias personas se hallaban pintando leyendas subversivas” (Página 12, 22/2/2017). Inventando un enfrentamiento armado, la policía terminó con la vida de seis personas, que aún se encuentra desaparecidas.
 En 2016, Rafael Barone, amigo del exjugador Omar Oreste Corbatta, declaró a la justicia como testigo de lo sucedido, afirmando haber visto, en las inmediaciones del sector boleterías, “varias personas muertas, fuera de la cancha, con tiros. (…) Al otro día ni comentamos ¿Qué íbamos a comentar? En ese tiempo estaba prohibido comentar las cosas?”. Vecinos de Piñeyro denunciaron lo mismo. Las persianas de la cancha quedaron marcadas con agujeros, debido a los balazos 9mm de las fuerzas policiales. 
 En esto estuvo involucrada la fuerza represiva bonaerense comandada por Ramón Camps. A cargo de él se monto el “Circuito Camps”, un sistema de represión ilegal basado en 29 centros clandestinos de detención y tortura, muchos de los cuales funcionaban en las propias dependencias policiales. Por ellos pasaron miles de víctimas. “Una vez secuestradas por grupos de tareas, a las víctimas se las trasladaba a los diferentes centros clandestinos -podían pasar por varios de ellos-, donde eran torturadas e interrogadas, en ocasiones durante meses. Luego se decidía su destino: unas pocas eran liberadas, otras eran desaparecidas y en muchos casos se las asesinaba y luego fraguaban las circunstancias de sus muertes, haciéndolas pasar como “abatidas en un enfrentamiento”. Por esto último, los médicos de la morgue policial firmaban falsos certificados de defunción, que permitían sus enterramientos “legales” como NN” (Infobae, 2/12/2021). 
 A la par, en el cementerio municipal de Avellaneda existió el sector 134, donde el equipo de antropología forense exhumó 336 cuerpos, entre 1988 y 1992, los cuales fueron enterrados en fosas comunes. Actualmente están en estudio para obtener sus identidades. 
 A menos de diez cuadras del Estadio Presidente Perón se emplazaba uno de estos centros, conocido como “El Infierno”. Este estuvo ubicado en 12 de Octubre y José Estrada. “En el edificio funcionó la Brigada de Lanús con asiento en Avellaneda, bajo la dependencia de la Dirección de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Entre 1976 y 1978 el lugar fue usado como centro clandestino de detención, tortura y exterminio” (Comisión por la Memoria, 15/9/2021). Luego del retorno de la democracia, el lugar siguió en manos de las fuerzas policiales. Será recién 18 años después (2011), que mediante la ordenanza 2.321, el Concejo Deliberantes de Avellaneda designó el edificio como Espacio de la Memoria. 
 El 18 de abril de 2018 fue presentado un proyecto de señalización, en homenaje a los caídos. La Comisión Directiva (CD) del club hizo un silencio atronador, al igual que el Municipio de Avellaneda, encabezado por Jorge Ferraresi (Frente de Todos). La presión popular está expresada, por ejemplo, en un mural frente a la cancha. Ni la CD ni el gobierno municipal exige el castigo a los responsables políticos y materiales de la Masacre de Piñeyro.
 Camps fue juzgado y condenado entre 1984 y 1986 (en tres instancias) por más de 200 secuestros extorsivos, torturas, violaciones, asesinatos y sustracción de menores. En 1990 fue liberado gracias a los indultos del gobierno peronista de Carlos Menem. Camps falleció en agosto de 1994, sin culpa ni cargo, llevándose consigo el destino de miles de luchadores populares. 
 Nos aproximamos a un nuevo 24 de marzo, a 47 años del golpe cívico-militar. En estos 40 años de democracia pasaron radicales, peronistas, macristas y kirchneristas, y los libros de la dictadura siguen cerrados. Sucede que nos sigue gobernando la misma clase empresarial, que en 1976 saludó el golpe y hoy se disfraza de demócrata. La lucha por el juicio y castigo a los responsables políticos y materiales de la masacre de Racing está en manos del pueblo trabajador. 

 Diego Bubu

El laberinto georgiano


El trasfondo de las protestas en el país caucásico. 

 Georgia, una nación del Cáucaso con apenas 4 millones de habitantes, volvió a ser noticia en los últimos días debido a una serie de protestas opositoras contra un proyecto oficial que establecía mayores controles y penalidades a organizaciones que reciben financiamiento externo. 
 La norma en cuestión, finalmente retirada, creaba un registro con los grupos que reciben más del 20% de sus fondos desde el exterior. Estados Unidos y Bruselas apoyaron las movilizaciones, en las que se vieron flamear banderas de la Unión Europea (UE).
 El proyecto fue presentado en el parlamento por Sueño Georgiano, la fuerza que gobierna el país desde 2012. Está orientada en las sombras por el hombre más poderoso del país, el oligarca Bidzina Ivanishvili, quien hizo su fortuna en Rusia desde los ’90 y fue primer ministro georgiano en 2012-2013. Su patrimonio ascendía entonces a 6.400 millones de dólares. 
 Sueño Georgiano desplazó del poder al Movimiento Nacional Unido (MNU), el partido que rigió los destinos desde la llamada revolución de las rosas, en 2003. El MNU, formación alineada con el Partido Popular Europeo, dio paso a un proceso de privatizaciones masivas (incluyendo la salud) en la ex república soviética e inició un camino de incorporación a la UE y a la Otan.
 Las tensiones con Rusia llegaron a su punto más alto en 2008, cuando el gobierno georgiano invadió Abjasia y Osetia del Sur, dos regiones que habían proclamado su independencia a comienzos de los ’90, tras una guerra con Tbilisi. La invasión fue derrotada en pocos días y, a renglón seguido, el Kremlin -que apoyó militarmente a abjasios y osetios- reconoció la independencia de los dos territorios de marras. Al día de hoy mantiene 13 mil soldados apostados en esas zonas. 
 Hay que agregar aquí que en Georgia existe un tercer territorio que goza del estatus de república autónoma: Ayaria, de mayoría musulmana, ubicado -al igual que Abjasia- sobre el Mar Negro, cuya autoridad principal, sin embargo, es designada desde Tbilisi. 
 Los tiempos del MNU en el poder (hoy es la principal fuerza opositora) acabaron, como el del régimen de Eduard Shevardnadze en 2003, en medio de grandes movilizaciones de repudio. Su principal referente, Mijeil Saakashvili, se encuentra actualmente encarcelado, tras un juicio por una golpiza contra uno de sus opositores, mientras ejercía la presidencia. Desde la cárcel, denuncia haber sido envenenado.
 Muchos consideran a Sueño Georgiano como una formación prorrusa, más aún a la luz de la ley que desató las últimas protestas, y que ha sido comparada a la ley de agentes extranjeros que Moscú impuso en 2012, profundizada con el inicio de la guerra en Ucrania. Pero la cuestión es más compleja, porque los gobiernos de Sueño Georgiano ratificaron la orientación principal de su antecesor en el poder, a saber: la integración a la alianza atlántica y al club de los 27. 
 En el caso de la UE, Bruselas aceptó en 2022 las candidaturas de Ucrania y Moldavia, pero rechazó la de Georgia, al considerar insuficientes sus reformas en materia de “desoligarquización” del país. No obstante, el actual primer ministro dijo este mes que ese rumbo es “irreversible”. 
 En cuanto a la Otan, la incorporación de Georgia, junto con la de Ucrania, terminaría de configurar un cerco sobre Rusia. Por eso, Putin lo ha marcado como una línea roja. Y, aunque hasta ahora no se ha llegado tan lejos como a un ingreso formal, la alianza atlántica hizo ejercicios militares con fuerzas locales en 2022. A su vez, Estados Unidos instituyó un programa de entrenamiento y asistencia de sus tropas. 
 A pesar de esta línea de aproximación a Occidente, el gobierno georgiano no rompe lanzas con Moscú. Si bien condenó la invasión de Ucrania, no se plegó a la campaña de sanciones internacionales. Algunos dicen que esto obedece a la dependencia de la energía del Kremlin y del turismo ruso. 
 La complejidad de la ubicación política de Sueño Georgiano tiene su correlato en la propia división del partido gobernante: nada menos que la propia presidenta de la república, Salomé Zurabishvili, apoyó las protestas opositoras. 
 La oposición, en tanto, reclama un rumbo decididamente pro-occidental y no descarta seguir movilizada con esa perspectiva.
 Georgia es un territorio de ubicación estratégica, sacudido por brutales disputas interoligárquicas en la cúspide del poder. Moscú lo considera parte de su radio de influencia y el imperialismo lo codicia como una pieza clave en su línea de colonización económica y dominio político del ex espacio soviético. El estallido de la guerra en Ucrania lleva todas estas tensiones a un nivel más alto. 
 Las masas georgianas tienen planteado el desafío de abrirse un rumbo político independiente de los bloques en pugna. 

 Gustavo Montenegro

Inflación: la “normalidad” del seis por ciento


La escalada de la inflación al 6,6% terminó de hundir las promesas de Sergio Massa en torno del “sendero descendente” de los aumentos de precios. Cavallo, precisamente, acaba de calificarlo de “tonto”, por haber insistido meses atrás en los anuncios que aseguraban una inflación del 3-4% para febrero-marzo. El ex ministro de Menem y De la Rúa, como varios otros, defiende al 6-7% de inflación mensual como una suerte de “normalidad” para la transición electoral. El propio Massa, que se ha llamado a silencio, parece avalar este planteo. Pero un examen más riguroso indica lo contrario: la inflación es la consecuencia final del desmadre del “plan Durar” o “aguantar”. Massa no ha despejado el horizonte de una cesación de pagos anticipada – tampoco el de una hiperinflación. 

 Las dos sequías

 Los gurúes económicos atribuyen la inflación de alimentos -que orilló el 8% mensual en febrero- a la sequía, que diezmó las pasturas y cabezas de ganado. Los diagnosticadores de este fenómeno “natural” omiten decir, sin embargo, cuál fue la orientación del gobierno ´nacional y popular´ frente a la crisis de oferta: ni más ni menos que defender a muerte a la exportación de carnes, que en enero de este año crecieron exponencialmente respecto del año anterior (30% las carnes, en general, un 70% los cortes sin hueso). En medio de la penuria, el gobierno priorizó los compromisos de los megafrigoríficos de exportación a expensas del mercado interno, algo que intentó disimular con los “precios justos” para los ´cortes populares´, que no paran la olla familiar. Una catástrofe climática reclama medidas excepcionales de abastecimiento. En cambio, los Fernández y Massa no se apartaron un milímetro de las metas del FMI, que exigen acumular reservas para pagar la deuda – allí van a parar las exportaciones de alimentos. Así, la sequía climática está llevando a otra sequía – la de la alimentación popular, que se achica dramáticamente al compás de los precios en alza. Las estadísticas de consumo minorista y de centros comerciales acentúan su caída y lo mismo ocurre con el uso de tarjetas de crédito. Con aumentos paritarios que “corren” a la inflación”, y un 40% de la fuerza laboral precarizada -y sin aumentos- la presente inflación consagra un salto cualitativo en el empobrecimiento masivo. Los que atribuyen la inflación a “la emisión” nunca señalan, sin embargo, que esa emisión sólo alimenta a la indexación de la deuda pública, en beneficio de los sponsors de la política libertaria – los bancos y fondos de inversión. 

 Disparada 

Por estas mismas razones, nadie asegura ahora que el 6-7% constituya el ´nuevo piso´ inflacionario del plan Durar. Por lo pronto, el mes de marzo se proyecta por encima del 7%, al calor de las nuevas tarifas, la educación privada y otros aumentos. Pero la disparada de los alimentos ha puesto en crisis, además, al precario esquema de los “precios justos”. La cámara de supermercados denuncia un “desabastecimiento del 45%” en los productos con precios regulados, que las fábricas alimentarias estarían desviando al comercio que no está sometido a las inspecciones de precios. La queja anticipa la intención de desconocer los actuales acuerdos de “precios justos”. Otro acuerdo de precios que entra en crisis es el que el gobierno suscribió con las petroleras, que reclaman ahora por un “atraso” del 12% que intentarán aplicar en abril. Por otra parte, la escalada inflacionaria ha vuelto a colocar en la agenda el reclamo por una actualización más acelerada del dólar oficial, que la patronal exportadora trasladará a los precios internos. El transporte y los alquileres cuentan con la misma prerrogativa que los acreedores de deuda – la indexación de sus valores de acuerdo a la inflación pasada. 

 Salarios 

La inflación en alza no ha merecido reproche alguno por parte de los técnicos del FMI – tampoco había una exigencia taxativa en las ´metas´ que oportunamente se firmaron. El Fondo sabe muy bien que la escalada inflacionaria es el instrumento oficial para destruir los salarios estatales y las jubilaciones, que se ajustan por detrás -y por debajo- de la suba de los precios. La primera partidaria de la “normalidad del 6%” es la burocracia sindical, que aspira a continuar con el régimen de caída progresiva del salario que imponen las paritarias en cuotas – y la sobreexplotación, para compensar la caída de los salarios. A despecho de todas las expectativas de “normalidad inflacionaria”, la crisis amenaza con barrer al precario equilibrio del plan “Durar”, y es eso lo que revela la inflación en alza. Es necesario discutir esta realidad en las organizaciones obreras, y preparar una respuesta de conjunto.

 Marcelo Ramal 
 15/03/2023

Solo la izquierda que se plante puede ofrecer una salida


Sergio Massa ha fracasado y eso no lo discute nadie. Con él fracasó toda la coalición oficialista con el kirchnerismo incluido.
 El índice de inflación le puso número a ese fracaso: el 6,6% es más del doble de lo que el ministro se había puesto como objetivo. A nadie puede asombrar que esto suceda porque la inflación es resultado de muchos factores que confluyen, y en los cuales el gobierno tiene una incidencia. Él mismo ha habilitado aumentos de tarifas, combustibles, etc.; los acuerdos de precios bajo diversas nominaciones, además de fácilmente violables, vinieron acompañados de aumentos. La mayor parte de ellos está referida a los alimentos y estos aumentaron casi el 10%. El gobierno no pudo sustraerse de que la inflación favorece la recaudación y por lo tanto lo ayuda a cumplir con las metas de reducción del déficit fiscal. Los que pagan las consecuencias son los trabajadores, que se van empobreciendo en forma exponencial. 
 Este no es el único fracaso del otrora “superministro”. Tuvo que pedirle un “perdón” al FMI porque no logró el objetivo de reservas al cual se había comprometido. Entabló un acuerdo con los bancos para la renegociación de la deuda en pesos, donde les garantizó que no iban a perder ni por la inflación ni por una devaluación -o sea, los blindó en medio del derrumbe de todas las variables económicas. Algo que se les niega a los trabajadores en las negociaciones salariales o los desocupados a través de Tolosa Paz. Así y todo, el canje de la deuda en pesos fue más bien magro y no cumplió con las expectativas. Lo que nunca cesó es la fuga de capitales (que la renegociación de la deuda en pesos habilita) ni las maniobras contra el peso, la subfacturación de las exportaciones y la sobrefacturación de las importaciones. Ante todo lo cual el gobierno hizo la vista gorda. 
 Tampoco puso en marcha la economía. El freno de la actividad económica está motorizado por la falta de dólares para importar insumos y el aumento de la tasas de interés que encarece el crédito. 
 Si el fracaso es cantado y unánimemente aceptado, lo que cabría preguntarse es por qué aún el ministro no saltó por los aires. 
 Todo esto se suma a la ola de calor que terminó de agravar el derrumbe de un sistema eléctrico dominado por la desinversión y los negociados; puso de manifiesto la catastrófica situación edilicia de las escuelas, que ha llevado a la paralización de las clases en el Amba y en otras provincias. 

 El FMI aprieta, Massa ejecuta 

El gobierno celebró que el FMI (con el argumento de la sequía) “comprendió” que el gobierno no iba cumplir con las metas de reservas y habilitó un nuevo desembolso para que Argentina no entrara en default. La principal preocupación del FMI es cobrar y no tener que poner un incobrable en sus balances, por lo tanto, aprovechó para apretar las clavijas reclamando acelerar los tarifazos vía la eliminación de los subsidios, condicionar la moratoria previsional, que votó el Congreso exigiendo compensaciones para no comprometer el ajuste, y hacer recortes mayores en las partidas sociales, por un lado. Por el otro, sostuvo la necesidad de mantener una tasa de interés positiva (es decir superior a la inflación) que va a activar la recesión y también acelerar la devaluación oficial que el gobierno venía haciendo por encima de la inflación hasta diciembre. En concreto, un programa de guerra contra los trabajadores que fundamentalmente se expresa en el derrumbe de los salarios y las jubilaciones, la caída del empleo y el crecimiento de la informalidad laboral (es decir, precarización). 
 Es evidente que el imperialismo, vía el FMI, no está dispuesto a llevar al gobierno al abismo. La quiebra del Silicon Valley Bank puso de manifiesto que la crisis de 2008 no se cerró y amenaza con un crisis bancaria y de deuda con epicentro en Estados Unidos. Una desestabilización de su patio trasero puede tener consecuencias impredecibles. Por ahora apuesta a que Massa llegue a diciembre y que un recambio permita ir a fondo con herramientas políticas renovadas; hoy ese recambio no está preparado. 
 A Massa lo sostiene el apoyo del imperialismo, pero también de todas las fracciones del Frente de Todos. De boca de intendentes ultracristinistas, como Ferraressi o Mayra Mendoza, que estuvieron en el acto de Máximo Kirchner en Avellaneda, el kirchnerismo salió a excusar al ministro por ser heredero de los “desaguisados” de Guzmán. Las críticas a la situación económica y el acuerdo con el FMI que hicieron en ese acto no rompieron el apoyo al ejecutor del mismo. Guzmán y Alberto firmaron (con el apoyo de la clase capitalista y sus políticos) el pacto con el FMI, Massa con el apoyo K lo ejecuta. 

 El Frente de Nadie y Separados por el Cambio

 El fracaso de Massa está dejando al oficialismo sin candidatos, él mismo no sería el candidato con una inflación en ascenso, ya que nadie se quiere hacer cargo de la derrota. La primera de todos es Cristina, que supone, con razón, que una derrota electoral ayudará a acelerar la confirmación judicial de la sentencia en la causa Vialidad y fallos contrarios en otras. Cristina, que un principio había rechazado ser candidata a algo, ahora agita la “proscripción”, y sus seguidores le reclaman que se presente para quebrarla. Atrás de esta contradicción flagrante está la impotencia del kirchnerismo para ofrecer un rumbo diferente. 
 Juntos por el Cambio, que está encabezando las encuestas, no tiene aún un candidato ni tampoco definida una política concreta. Y se ven acosados por Milei, que encaramado en el rechazo popular agita un programa derechista. Un sector plantea tomar “medidas de fondo”, como la eliminación del cepo, una megadevaluación, un tarifazo eliminando subsidios y dolarizando los costos, sobre todo de la energía y los combustibles, un congelamiento de precios y salarios y jubilaciones luego de una fuerte depreciación de estos últimos, etc. Otros, como Larreta, creen que esto es imposible sin un acuerdo con un sector del peronismo. También reflejan que no hay una homogeneidad en la clase capitalista, dominada por una lucha para impedir ser el pato de la boda. Ninguno quiere ser el que pierda y cargue con los costos. 
 A casi cuatro meses de inscribir alianzas y listas para las Paso, la burguesía no tiene un candidato favorito. Esto también ayuda a la sobrevida de Massa, que sigue haciendo parte del trabajo. 

 Represión

 En los políticos capitalistas impera otro temor: que el agravamiento de la situación lleve a una intervención popular generalizada, que por último tome en sus manos la resolución de los problemas. La rebelión popular en el barrio Los Pumitas de Rosario destrozando un búnker narco, algo que ninguna fuerza policial o militar hizo, fue una advertencia. Los cortes de calle y las protestas por la falta de luz, o las movilizaciones de estudiantes y docentes frente al calor infernal en las escuelas o la falta directa clases, es otra. Además, los paros docentes han recrudecido, con cabeza en la huelga general autoconvocada de San Juan, que han empezado a romper los topes de Massa (rechazo al 87% en Río Negro), forman parte de la explosividad social junto al acampe de tres días de la Unidad Piquetera. 
 Por eso ha recrudecido en estos días la represión, ataques y campaña contra el movimiento piquetero en ocasión de su plan de lucha. En Mendoza, el encarcelamiento de dos dirigentes del Polo Obrero con el argumento de la “reiterancia” es un salto en la criminalización de la protesta. Las amenazas contra los piqueteros hechas no solo por Bullrich sino por otros candidatos, en lo que constituye una verdadera campaña para meter mano dura, no es un hecho menor. Porque mientras esto sucedía, la cheta Tolosa Paz lanzaba diatribas, mentiras y daba de baja 85.000 planes Potenciar Trabajo, sin responder a reclamos tan elementales como comida para los comedores, una obligación presupuestada en su ministerio. El enseñamiento contra el movimiento piquetero es un ataque a todos los trabajadores y al conjunto de la lucha popular. Atacan al sector que, organizado, viene sistemáticamente enfrentando los recortes del FMI y poniendo un coto a la pretensión de reducir los salarios a niveles de indigencia. 

 Organizar la intervención de los trabajadores

 Hay que rechazar todas las presiones y campañas que pretenden dividir a los trabajadores, porque tienen el objetivo de preparar un avance represivo contra todas las luchas. López Murphy se subió a la ola represiva porque él vivió en carne propia cómo la lucha popular lo bajó del Ministerio de Economía a los 13 días de haber asumido. 
 La izquierda es la única que tiene un programa para poner fin al derrumbe al que nos llevan los políticos capitalistas. Para eso se requieren dos cosas fundamentales: ser celosos defensores de la independencia política, delimitarse del kirchnerismo que pretende distraer de su responsabilidad de la situación; por otro lado, hay que proceder a organizar a los trabajadores tras una alternativa política propia, por eso llamamos a convocar a un congreso del FIT-U con los luchadores, que se alce mostrando la decisión de la izquierda de liderar el repudio a un régimen podrido y acabado. 

 Eduardo Salas

jueves, 16 de marzo de 2023

El sangriento aniversario de la guerra de Ucrania: balance y perspectivas


Hace exactamente 12 meses, los tanques rusos cruzaron la frontera hacia Ucrania. El aniversario de aquel acontecimiento no ha pasado desapercibido. Efectivamente, ha ocupado muchas horas de tiempo en televisión y otras tantas columnas en las páginas de la prensa.
 Tanto el presidente de la Federación Rusa como el de los Estados Unidos de América pronunciaron largos discursos sobre el mismo tema, aunque, a juzgar por el contenido, bien podrían haber estado hablando de hechos muy diferentes que tenían lugar en una galaxia lejana. 
 En su discurso sobre el Estado de la Unión, Putin afirmó que la guerra en Ucrania fue provocada por la acción deliberada del imperialismo estadounidense. Esta afirmación fue negada con indignación por los medios occidentales, que continuaron repitiendo la idea de que se trataba de la “guerra de Putin”, una guerra causada por las tendencias megalómanas, o la locura real, del hombre del Kremlin. 
 En respuesta al presidente ruso, Joe Biden aseguró a una multitudinaria audiencia de admiradores en Varsovia que la OTAN no era el agresor, que era una asamblea completamente inocente y amante de la paz de nobles amantes de la democracia que nunca amenazó a nadie. 
 “No tenemos nada contra el pueblo de Rusia”, aseguró a los polacos. No representamos una amenaza mayor para ellos de lo que lo sería un grupo de boy scouts que llaman a su puerta y se ofrecen a limpiar sus ventanas. Y así sucesivamente, en esta línea. 
 El hecho de que esta adorable variedad de boy scouts pacifistas estén armados hasta los dientes con todas las armas imaginables de destrucción masiva conocidas por la humanidad; esto es, por supuesto, únicamente con el propósito de defenderse. Porque el mundo, como sabemos, está lleno de tipos malos que siempre amenazan con derrocar nuestra forma de vida democrática. 
 Un discurso verdaderamente conmovedor que habrá servido para calmar los nervios de los amigos polacos de Biden. Pero antes de dejarnos arrullar por un sueño profundo, sometamos los hechos a un examen sereno y racional. 

 La guerra de informacion 

En cualquier guerra, la clase dominante debe tomar todas las medidas necesarias para movilizar a la opinión pública en apoyo de sus acciones. Es, por tanto, cuestión de suma importancia inventar toda una batería de argumentos que sirvan para unir a las masas detrás del carro de la guerra, para convencerlas, mediante toda suerte de mentiras y engaños, de que ‘nosotros somos los perjudicados’, y que ‘ la verdad y la justicia están de nuestro lado’ (así como Dios, quien, por algún milagro, está siempre del lado de cada ejército en conflicto). 
 Para ello, siempre es necesario demostrar que la guerra la inició el otro bando. Esto no es tan difícil de hacer, ya que si no ocurre ningún incidente que justifique tal afirmación, siempre se puede fabricar. Y la clase dominante tiene en sus manos una vasta y poderosa maquinaria de propaganda, que se moviliza inmediatamente para ese fin. 
 De hecho, la cuestión de quién disparó el primer tiro, quién invadió a quién, etc. es trivial, lo que no nos dice absolutamente nada sobre las verdaderas causas y el contenido del conflicto.
 Todos estos puntos se aplican a la presente guerra de la información, que en el conflicto actual difiere de sus predecesoras solo en la amplitud de su alcance y el descaro de sus mentiras. No hace falta decir que nunca se mencionan las razones reales por las que se libra una guerra. “La guerra de Putin” Durante los últimos 12 meses, con tediosa monotonía, día tras día, el mismo mensaje ha sido repetido por nuestra “prensa libre”. 

“Esta es la guerra de Putin”.

 El hombre del Kremlin es retratado alternativamente como un tirano sediento de sangre con aspiraciones de gobernar el mundo o un hombre de mente desequilibrada, presa de delirios megalómanos con quien un psiquiatra podría pasar media hora feliz en una conversación profunda. Un “lunático” desquiciado, para citar el elegante lenguaje del secretario de Defensa británico, Ben Wallace.
 Pero ninguna de estas reconfortantes descripciones puede encajar a la perfección. El mismo hombre fue descrito anteriormente como un astuto maquiavélico que, desde el rango de un humilde agente de la KGB, logró en poco tiempo elevarse a la cabeza de uno de los Estados más poderosos del mundo.
 ¿Puede uno realmente creer que un hombre así arrojaría toda precaución al viento y apostaría todo en el tiro de un jugador desesperado? Eso no estaría en absoluto en el carácter del personaje. Tampoco existe la más mínima evidencia que apoye la hipótesis de que Vladimir Putin está clínicamente loco. Esa etiqueta se aplicaría mucho más justamente a algunas de las damas y caballeros que actualmente ocupan el cargo más alto en el Reino Unido de Gran Bretaña, incluido el Sr. Ben Wallace. Pero hablaremos de ese tema en otro momento.

 ¿Quiere Putin restaurar la Unión Soviética?

 También se alega que Putin desea restaurar el Imperio Ruso, o incluso la URSS. Podemos descartar inmediatamente la segunda variante por carecer de todo contenido real. La Unión Soviética era lo que llamaríamos un Estado obrero burocráticamente deformado.
 A pesar de la degeneración que sufrió bajo Stalin, aún conservaba muchas de las conquistas más importantes de la Revolución de Octubre, a saber, una economía planificada nacionalizada. 
 La caída de la Unión Soviética, provocada por décadas de corrupción, estafa, mala gestión y la torpeza burocrática de una casta privilegiada de funcionarios, llevó al desmantelamiento completo de la economía planificada y a la liquidación de todo lo que quedaba del antiguo Estado obrero.
 En su lugar, lo que ahora tenemos en Rusia es un Estado capitalista en el que los medios de producción son propiedad y están controlados por una oligarquía que es 100 veces más corrupta y podrida que la burocracia estalinista. 
 Hay viejos estalinistas tontos que viven en sus sueños e imaginan que Putin es de alguna manera el hombre que restaurará la gloria de la Unión Soviética. Eso es una completa tontería. Vladimir Putin es hijo del régimen capitalista contrarrevolucionario que surgió de los escombros de la Unión Soviética y está a favor de la defensa de sus intereses. En el proceso se ha vuelto fabulosamente rico. 
 Putin es un bonapartista burgués reaccionario, cuyas políticas no pueden desempeñar un papel progresista, ni en la política interior ni en la exterior, ni en la paz ni en la guerra. Cualquier confusión sobre esta cuestión conducirá a los resultados más negativos.
 Es cierto que Putin una vez llamó al colapso de la Unión Soviética: “la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”. Pero también dijo: “Cualquiera que no se arrepienta de [su] destrucción no tiene corazón; cualquiera que quiera verla recreada no tiene cerebro”. 
 No diría que los que asiduamente difunden el cuento de hadas del plan secreto de Putin para restaurar la Unión Soviética no tienen cerebro. Ciertamente tienen suficiente cerebro para vender una historia que no tiene fundamento, pero que puede ofrecer excelentes resultados para la OTAN. Y, después de todo, ¿por qué dejar que los hechos estropeen una buena historia? 
 La idea de que le gustaría restaurar el viejo y reaccionario imperio zarista es un poco más creíble, pero también se basa en las suposiciones más endebles y estúpidas. Se aduce una referencia pasajera a Pedro el Grande como “prueba” de esta teoría.
 Esta extravagante teoría se ha utilizado para provocar un ataque de nervios, no solo en los países bálticos y Polonia, sino también en Finlandia y Suecia. “Ucrania fue solo un primer paso”, insinuó sombríamente un ex ministro sueco a The Guardian, “no me sorprendería si, en unos años, Estonia y Letonia son los siguientes en la fila”.
 Los neutrales suecos y finlandeses no tardaron en meterse en la cama con la OTAN. Realmente no fue una sorpresa. El llamado pacifismo de la burguesía nórdica fue siempre una fachada hipócrita, detrás de la cual se escondía el interés propio más cínico. 
 Es cierto que Suecia se mantuvo neutral en ambas guerras mundiales. Pero es igualmente cierto que Suecia obtuvo grandes beneficios de la venta de material de guerra a ambos bandos, y engordó con las ganancias de ese dinero ensangrentado. Rasca a un pacifista escandinavo y encontrarás a un imperialista frustrado no muy por debajo de la superficie.
 La idea de que las acciones de Vladimir Putin están motivadas por algún gran plan para restaurar el Imperio Zarista no se corresponde en lo más mínimo con todo lo que sabemos sobre el hombre. Se busca atribuirle un nivel de delirante romanticismo histórico que difícilmente concuerda con lo que sabemos de su perfil psicológico. 
 No se trata en absoluto de un soñador con visiones románticas del pasado o del futuro, sino de la mentalidad fría, paciente y calculadora de un burócrata profesional ambicioso; un hombre que había pasado toda su vida adulta subiendo pacientemente la escalera resbaladiza, peldaño a peldaño, que conduce en dirección al poder. 
 The Guardian sacó la conclusión correcta de esta tontería cuando escribió:
 “Dejando de lado el hecho de que el ejército ruso ya está en apuros para lograr incluso éxitos modestos en Ucrania, un ataque a los Estados bálticos o a Polonia los pondría en conflicto directo con la OTAN, que es lo último que Moscú (u Occidente) ) quiere.» (The Guardian, 22 de agosto de 2022) 
 Los objetivos declarados de Rusia todavía eran bastante moderados: básicamente, evitar que Ucrania se uniera a la OTAN y neutralizar al régimen de Kiev. ¿Podría Occidente haber aceptado esto? ¡Por supuesto que podría haberlo hecho! Ellos mismos habían pospuesto continuamente la pertenencia de Ucrania, no solo a la OTAN sino incluso a la UE. 
 Durante muchos años, habían aceptado un papel neutral para Finlandia. ¿Por qué Ucrania no podría estar en una posición similar? Desde su propio punto de vista, habría muchas ventajas en mantener relaciones amistosas con Rusia y Occidente. Si no lo aceptaron, debe haber habido razones. Y había razones muy sólidas. 

 Una alianza imperialista agresiva 

La OTAN no es una organización amante de la paz cuyo objetivo sea únicamente la defensa de los valores democráticos occidentales. Es, de hecho, una alianza imperialista agresiva que existe exclusivamente como una tapadera para las ambiciones de su pagador, los Estados Unidos, y su objetivo de dominación mundial total.
 En la década de 1980, cuando la crisis de la Unión Soviética la obligó a buscar un acomodo con el imperialismo estadounidense, el entonces líder soviético Mijail Gorbachov solo aceptó la reunificación alemana –sobre la cual la Unión Soviética tenía derecho legal de veto– porque recibió garantías de que la OTAN no se expandiría después de que retirara sus fuerzas de Europa del Este. 
 Los líderes de EE. UU., Gran Bretaña y Alemania dieron garantías inquebrantables de que se respetarían las legítimas preocupaciones de seguridad de Rusia en este punto. El secretario de Estado de George H. W. Bush, James Baker, aseguró a su homólogo soviético, Eduard Shevardnadze, que en una Europa posterior a la Guerra Fría, la OTAN ya no sería beligerante: “menos una organización militar, mucho más política, [así que] no tendría necesidad de capacidad independiente”. O eso dijeron. 
 Baker prometió además a Shevardnadze «garantías férreas de que la jurisdicción o las fuerzas de la OTAN no se moverían hacia el este». El mismo día, en Moscú, le dijo al secretario general soviético que la alianza no se movería “ni una pulgada hacia el este”.
 Él mintió. Las promesas de no expandir la OTAN solo duraron hasta 1999, cuando Polonia, la República Checa y Hungría fueron invitadas a la alianza. En total, 13 estados de Europa del Este se han convertido en miembros de la OTAN desde entonces. 
 Y este defensor de la democracia y de los derechos soberanos de los Estados nacionales, amante de la paz, persiguió sus objetivos agresivos con el mayor vigor y brutalidad. El imperialismo estadounidense posee la maquinaria militar más poderosa del mundo. Hizo uso de este poder para invadir y aplastar cualquier Estado que no pudiera controlar.
 Después del colapso de la URSS, los estadounidenses aprovecharon el caos de los años de Yeltsin para afirmar su dominio a escala mundial. Intervinieron en áreas anteriormente dominadas por Rusia, lo que nunca se habrían atrevido a hacer en la época soviética. 
 Primero, intervinieron en los Balcanes, acelerando deliberadamente la desintegración de la antigua Yugoslavia. Bombardearon Serbia e interfirieron en sus asuntos internos para instalar un gobierno pro-occidental. A esto le siguieron las invasiones criminales de Irak y Afganistán, y una intervención fallida en la guerra civil siria, que los llevó a colisionar con Rusia. 
 Todo el tiempo, continuaron expandiendo su control sobre Europa del Este, expandiendo la OTAN al incluir antiguos satélites soviéticos como Polonia y los Estados bálticos. Esto en cuanto a las promesas hechas repetidamente por Occidente de que la OTAN no se expandiría «ni una pulgada» hacia el este.
 Esto trajo una alianza militar hostil hasta las mismas fronteras de la Federación Rusa. El imperialismo estadounidense hace uso de muchos métodos diferentes para perseguir su objetivo de dominación mundial.
 El argumento sobre la soberanía nacional, que ahora se usa con tanta frecuencia para calificar a Rusia de agresor en el caso de Ucrania, fue convenientemente ignorado en los casos de Serbia, Afganistán e Irak. 
 Se suponía que estos eran Estados soberanos e independientes. Pero eso no hizo ninguna diferencia para el imperialismo yanqui, que violó descaradamente su soberanía y los bombardeó y aplastó sin piedad. 

 Rusia y Estados Unidos 

Rusia es más que una potencia imperialista regional. Su posesión de enormes reservas de petróleo, gas y otras materias primas; su fuerte base industrial y su complejo militar-industrial; junto con su poderoso ejército y la posesión de un arsenal nuclear, todo se combina para darle un alcance global que lo pone en colisión con el imperialismo estadounidense. 
 Washington ve a Rusia como una amenaza a sus intereses globales, especialmente en Europa. El viejo odio y sospecha de la Unión Soviética no desapareció con el colapso de la URSS. Joe Biden es un excelente ejemplo de la generación de rusófobos que quedaron de los años de la Guerra Fría.
 Washington tiene una variedad muy grande de armas en su arsenal contrarrevolucionario. Utiliza su vasta riqueza para entrometerse en los asuntos internos de otros países, financiando y apoyando descaradamente a los partidos de oposición, amañando las elecciones y derrocando a cualquier gobierno que no sea de su agrado. 
 Las llamadas “revoluciones de colores” a partir de 2003 provocaron lo que se conoce como cambios de regímenes en los Estados del antiguo bloque soviético, rodeando así a Rusia con un número creciente de Estados dirigidos por gobiernos dominados por Washington y hostiles a Rusia. 
 Pero al intentar atraer a Georgia a la órbita de la OTAN, cruzaron una línea roja. Rusia se sintió humillada y amenazada, y usó la fuerza militar para que los georgianos volvieran a estar en línea. La derrota militar de la camarilla reaccionaria de Tbilisi pretendía mostrar a los estadounidenses que Rusia estaba mostrando sus músculos y haciendo retroceder al imperialismo estadounidense y a la OTAN.
 Esa fue una advertencia para Estados Unidos, pero éste continuó su política agresiva a pesar de todo. Y las cosas llegaron al punto de inflexión cuando intentaron atraer a Ucrania a la órbita occidental.

 “La más brillante de todas las líneas rojas” 

Los políticos occidentales descartan las objeciones del ruso como paranoicas. Describen a la OTAN como una alianza puramente «defensiva».
 Afirman que la decisión de Rusia de ir a la guerra fue un acto de «agresión no provocada». No fue tal cosa. La colocación de un miembro de la OTAN a las puertas de Rusia fue un acto muy claro de agresión no provocada y una provocación del tipo más flagrante y descarado. Moscú nunca podría aceptarlo. Este hecho era bien conocido por los estadounidenses, a quienes se les había advertido con mucha anticipación de cómo respondería Rusia. 
 Cuando se planteó la posibilidad en una cumbre de la OTAN en 2008 de que Ucrania debería unirse a la alianza como miembro de pleno derecho, Bill Burns (ahora jefe de la CIA, que entonces era el embajador de EE. UU. en Moscú) escribió en un cable secreto a la Casa Blanca: “La entrada de Ucrania en la OTAN es la más brillante de todas las líneas rojas para la élite rusa (no solo para Putin)”. 
 Y agregó: “En mis más de dos años y medio de conversaciones con actores rusos clave, desde los que arrastran los nudillos en los oscuros rincones del Kremlin hasta los críticos liberales más agudos de Putin, todavía tengo que encontrar a alguien que vea a Ucrania en la OTAN como algo más que un desafío directo a los intereses de Rusia… La Rusia de hoy responderá”. 
 Los estadounidenses habían arrinconado a Putin y lo obligaron a reaccionar. Putin respondió. En 2014, se anexó Crimea. Esto ocurrió prácticamente sin resistencia. Eso fue porque contó con el apoyo de la gran mayoría de su población, que se identifica como rusa. Este hecho nunca se menciona en la «prensa libre» occidental. 
 Las violentas políticas antirrusas seguidas por la camarilla nacionalista reaccionaria de Kiev también provocaron una revuelta separatista en el Donbás. Más tarde, Rusia intervino cuando los rebeldes se enfrentaron a un ataque salvaje de las fuerzas ucranianas. Ese fue el comienzo de una guerra que, en realidad, continúa, con mayor o menor intensidad, desde entonces. 

 La farsa de Minsk 

La guerra en el Donbás, que comenzó en 2014, fue ignorada casi por completo por los medios occidentales. Pero la población de habla rusa de esa región fue objeto de un bombardeo despiadado por parte de la abiertamente fascista división Azov, desde entonces. 
 El número total de muertes en Donbás al 31 de diciembre de 2021 se estimó en más de 14.000, incluidas las muertes de militares no combatientes. La mayoría de las muertes se produjeron en los dos primeros años de la guerra entre 2014 y 2015, cuando se produjeron importantes combates antes de los acuerdos de Minsk. Todo esto ha sido recibido con un muro de silencio en el oeste.
 Se suponía que los acuerdos de Minsk gestionarían la crisis de Ucrania y evitarían una escalada del conflicto. Pero esa era otra mentira más. Como señaló The New York Post, Putin se sintió traicionado por Occidente: “Ha resultado que nadie iba a aplicar los acuerdos”, se quejó. Y este fue de hecho el caso. 
 Occidente no tenía la menor intención de ejecutar las decisiones. La excanciller alemana, Angela Merkel, admitió que el acuerdo de Minsk fue solo un truco cínico. “El acuerdo de Minsk de 2014 fue un intento de darle tiempo a Ucrania”, dijo al semanario Die Zeit. «También usó este tiempo para volverse más fuerte, como puedes ver hoy». 
 Y, sin embargo, estas mismas damas y caballeros acusan a Rusia de ser el principal impedimento para la paz y la estabilidad en Ucrania. 

 El argumento de “defender la democracia” 

El presidente Biden dijo que su visita a Kiev “reafirmaría nuestro compromiso inconmovible e inquebrantable con la democracia, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania”. Eso incluye tres mentiras descaradas en una sola oración, lo que no es un mal resultado, incluso para los estándares impresionantes de un presidente estadounidense.
 El argumento de que Occidente está “defendiendo la democracia” en Ucrania es igualmente falso e hipócrita. La UE ha rechazado durante mucho tiempo la entrada de Ucrania con el argumento de que sufre lo que ellos llaman un «déficit democrático».
 The Guardian informó que: “Los atractivos de Ucrania como modelo son limitadas. Es profundamente corrupta, el Estado de derecho es inexistente y sus oligarcas multimillonarios ejercen un poder desproporcionado”. 
 Los partidos de oposición son sistemáticamente reprimidos y perseguidos. La prensa está amordazada por una estricta censura. Las organizaciones de extrema derecha y abiertamente fascistas se han incorporado al aparato estatal y las fuerzas armadas. 
 Al Partido Comunista ya se le había prohibido presentarse a las elecciones, y los símbolos comunistas fueron prohibidos después del golpe de EuroMaidan de 2014. Mientras tanto, ha sido proscrita cualquier crítica a las organizaciones nacionalistas ucranianas que colaboraron con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y llevaron a cabo una limpieza étnica de judíos y polacos, ya que son consideradas «luchadoras por la libertad». 
 Con el inicio de la guerra hace un año, también se prohibieron toda una serie de otros partidos. Los periódicos y las emisoras de televisión han sido cerrados. La censura y las medidas antidemocráticas afectan no solo a quienes se oponen al tipo oficial de nacionalismo ucraniano reaccionario, sino también a los opositores nacionalistas burgueses de Zelenski.
 En realidad, temas como la democracia, los derechos humanos y la soberanía nacional no tienen el menor interés para los imperialistas estadounidenses, excepto como puntos de propaganda baratos. Siempre han estado dispuestos a respaldar a los regímenes más sangrientos y represivos, desde la dictadura asesina de Pinochet en Chile hasta el régimen empapado de sangre de Arabia Saudita. 
 La razón por la que están interesados en prolongar la guerra, independientemente de todo el sufrimiento humano, no tiene nada que ver con defender la democracia o cualquier otra causa moral altisonante. Corresponde al objetivo cínico de debilitar a Rusia y, por lo tanto, sirve a sus intereses como potencia mundial dominante. 

 “Política por otros medios” 

Clausewitz dijo que la guerra es sólo la continuación de la política por otros medios. Para tener una idea clara de los problemas involucrados y cómo podrían desarrollarse, es necesario concentrar nuestra atención en los procesos fundamentales y no distraernos con la ruidosa guerra de información o las inevitables vicisitudes en el campo de batalla. 
 El punto más importante es que esta es una guerra de poder entre Rusia y el imperialismo estadounidense. Rusia no lucha contra un ejército ucraniano sino contra un ejército de la OTAN; es decir, el ejército de un Estado que no es formalmente miembro de esa alianza, pero que está financiado, armado, entrenado y equipado por la OTAN, que también le proporciona apoyo logístico e información vital. 
 La guerra actual terminará cuando se satisfagan los fines políticos de los actores clave o cuando uno o ambos bandos estén agotados y pierdan la voluntad de seguir luchando. ¿Cuáles son estos objetivos? Los objetivos bélicos de Zelenski no son ningún secreto. Dice que no se conformará con menos que con la expulsión completa del ejército ruso de todas las tierras ucranianas, incluida Crimea. 
 Este punto de vista ha sido apoyado con entusiasmo por los halcones de la coalición occidental: los polacos, los suecos y los líderes de los Estados bálticos, que tienen sus propios intereses en mente, y, por supuesto, los chovinistas y belicistas de cabeza dura en Londres, que imaginan que Gran Bretaña, incluso en su actual estado de bancarrota económica, política y moral, sigue siendo una gran potencia mundial. 
 Estas damas y caballeros han estado presionando a los ucranianos para que continúen luchando hasta la «victoria final». Su deseo más ardiente es ver al ejército ucraniano expulsar a los rusos, no sólo del Donbás sino también de Crimea, provocando (esperan) el derrocamiento de Putin y la derrota total y el desmembramiento completo de la Federación Rusa (aunque no hablan frecuentemente de esto en público). 
 Hacen mucho ruido; sin embargo, ninguna persona seria presta la menor atención a las payasadas de los políticos de Londres, Varsovia y Vilnius. Como líderes de Estados de segunda categoría que carecen de peso real en la balanza de la política internacional, siguen siendo actores de poca monta que nunca pueden desempeñar más que un papel secundario en este gran drama.
 Es Estados Unidos el que paga las cuentas y dicta todo lo que sucede. Y al menos los estrategas más sobrios del imperialismo estadounidense saben que todo este delirio es pura palabrería. Bajo ciertas condiciones, los Estados imperialistas más pequeños pueden desempeñar un cierto papel en el desarrollo de los acontecimientos, pero en última instancia, es Washington quien decide. Pero sus políticas se han topado con serios problemas. 

 Las sanciones han fracasado

 Mark Twain dijo una vez: «Las informaciones sobre mi muerte han sido algo exageradas». Lo mismo ocurre con los numerosos informes de la «prensa libre» occidental sobre el supuesto colapso de la economía rusa. 
 Las sanciones impuestas a Rusia tras la invasión de Ucrania han sido un fracaso espectacular. De hecho, el valor de las exportaciones rusas creció desde el comienzo de la guerra. Aunque el volumen de las importaciones de Rusia se desplomó como resultado de las sanciones, varios países (China, India, Turquía, pero también algunos que forman parte de la UE, como Bélgica, España y los Países Bajos) han aumentado su comercio con Rusia.
 Además, los altos precios del petróleo y del gas han compensado los ingresos que Rusia perdió debido a las sanciones. India y China han estado comprando mucho más de su crudo, aunque a un precio reducido. Así, la pérdida de ingresos resultante de las sanciones se ha visto compensada por el aumento del precio del petróleo y del gas en los mercados mundiales.
 Vladimir Putin continúa financiando sus ejércitos con las ganancias, mientras que Occidente se enfrenta a la perspectiva de inestabilidad energética en los próximos años, con facturas energéticas vertiginosas y una creciente ira pública.

 Debilitamiento del apoyo

 La cuestión es: ¿qué lado de la guerra se cansará primero? Está claro que el tiempo no está del lado de Ucrania, ni desde el punto de vista militar ni político. Y en última instancia, esto pesará más en la balanza. 
 Europa se ha visto afectada por una grave escasez de gas y electricidad, lo que está debilitando el apoyo público a la guerra en Ucrania. El clima más cálido de lo habitual ha traído un respiro parcial y temporal, pero cada mes que continúen las sanciones, los problemas crecerán. 
 El apoyo estadounidense tampoco puede darse por sentado. En público, la clase dominante estadounidense mantiene la idea de su apoyo inquebrantable a Ucrania, pero en privado, no está nada convencida sobre el resultado. 
 Ninguna de las partes está de humor para negociar nada significativo en este momento. Pero eso cambiará. La demagogia de Zelenski, que repite constantemente que Ucrania nunca cederá ni un centímetro de tierra, está claramente diseñada para presionar a la OTAN y al imperialismo estadounidense; insistiendo en que los ucranianos lucharán hasta el final, siempre con la condición de que Occidente siga enviando ingentes cantidades de dinero y de armas.
 Sí, a Biden le gustaría prolongar el conflicto actual para debilitar y socavar a Rusia. Pero no a cualquier precio, y ciertamente no si eso implica un choque militar directo con Rusia. Mientras tanto, encuesta tras encuesta muestra que el apoyo a la guerra en Ucrania en la opinión pública de Occidente está disminuyendo lentamente. 

 Fatiga ucraniana 

En el primer mes de la guerra, los ucranianos estaban dispuestos a negociar con Rusia. Desde entonces, Zelenski ha rechazado por completo la idea de las negociaciones. Ha dicho en repetidas ocasiones que Ucrania solo está dispuesta a entablar negociaciones con Rusia si sus tropas abandonan todas las partes de Ucrania, incluidas Crimea y las áreas orientales del Donbás, controladas de facto por Rusia desde 2014, y si los rusos que han cometido crímenes en Ucrania se enfrentan a juicio. 
 Zelenski también dejó en claro que no mantendría negociaciones con el actual gobierno ruso. Incluso firmó un decreto especificando que Ucrania solo negociaría con un presidente ruso que haya sucedido a Vladimir Putin. 
 Estas declaraciones desafiantes causaron mucha irritación en Washington. The Washington Post reveló que los funcionarios estadounidenses advirtieron al gobierno ucraniano en privado que la «fatiga de Ucrania» entre los aliados podría empeorar si Kiev continúa sin negociar con Putin. 
 Los funcionarios advirtieron que la posición de Ucrania sobre las negociaciones con Rusia se está debilitando entre los aliados que están preocupados por los efectos económicos de una guerra prolongada. 
 En sus discursos en Kiev y Varsovia, Biden reiteró el conocido mantra de que Estados Unidos apoyaría a Ucrania “durante el tiempo que sea necesario”. Sin embargo, los aliados en partes de Europa, por no hablar de África y América Latina, están cada vez más alarmados por la presión que la guerra está ejerciendo sobre los precios de la energía y los alimentos, así como sobre las cadenas de suministro. “La fatiga de Ucrania es algo real para algunos de nuestros socios”, dijo un funcionario estadounidense.
 Naturalmente, los estadounidenses no pueden admitir públicamente que presionaron a Zelenski. Por el contrario, mantienen una apariencia de firme solidaridad con Kiev. Pero en realidad, están apareciendo grietas graves debajo de la fachada. 
 Para los líderes ucranianos, la aceptación de las negociaciones significaría una retirada humillante después de tantos meses de retórica beligerante sobre la necesidad de una victoria militar decisiva sobre Rusia para garantizar la seguridad de Ucrania a largo plazo.
 Una serie de éxitos en el campo de batalla en 2022, primero en la región nororiental de Járkov y luego con la toma de Jersón, animó a Zelenski a creer en la posibilidad de una “victoria final”. Pero los estadounidenses tienen una mejor comprensión de la realidad y saben muy bien que el tiempo no está necesariamente del lado de Ucrania. 

 ¿Corre Putin peligro de ser derrocado?

 La maquinaria de propaganda occidental repite constantemente la línea de que Putin pronto será derrocado por el pueblo ruso, que está cansado de la guerra. Pero eso es mera ilusión. Se basa en un concepto erróneo fundamental. En el momento actual, Putin todavía tiene una base de apoyo bastante amplia. Él no está bajo ningún peligro inmediato de derrocamiento. 
 En la actualidad, no existe en Rusia un movimiento significativo contra la guerra y el que existe está conducido y dirigido por elementos liberales burgueses. Esa es precisamente su principal debilidad. Los trabajadores echan un vistazo a las credenciales pro-occidentales de estos elementos y se dan la vuelta, maldiciendo. 
 La guerra cuenta con el apoyo general de la mayoría de los rusos, especialmente de los trabajadores, aunque no hay mucho entusiasmo por ella. La imposición de sanciones y el flujo constante de propaganda antirrusa en Occidente, y el hecho de que la OTAN y los estadounidenses estén suministrando armas modernas a Ucrania, confirma la sospecha de que Rusia está siendo asediada por sus enemigos. 
 La única presión sobre Putin proviene, no de ningún movimiento contra la guerra, sino por el contrario, de los nacionalistas rusos y otros que quieren que la guerra prosiga con mayor fuerza y determinación. Sin embargo, si la guerra se prolonga durante un período de tiempo indefinido, sin pruebas significativas de un éxito militar ruso, eso puede cambiar.
 Un síntoma significativo son las protestas de las madres de los soldados muertos en Ucrania. Todavía son de tamaño pequeño y se concentran principalmente en las repúblicas del este como Daguestán, donde los altos niveles de desempleo significaron que un gran número de hombres jóvenes se ofrecieron como voluntarios para el ejército. Si el conflicto actual se prolonga, estas protestas podrían multiplicarse a una escala mucho mayor, lo que representaría una amenaza, no solo para la guerra, sino para el propio régimen. 
 Si aumenta el número de muertes, es posible que veamos protestas de madres en Moscú y Petersburgo, que Putin no puede ignorar y sería incapaz de reprimir. Esto sin duda marcaría un cambio en toda la situación. Pero no se ha materializado, todavía.

 Los objetivos de guerra de Rusia 

El objetivo declarado de Rusia era evitar que Ucrania se uniera a la OTAN y “desmilitarizar y desnazificar” el país. Además, al principio Putin quería un gobierno neutral o prorruso en Kiev.
 Putin claramente calculó mal al principio, y los rusos no tenían fuerzas suficientes para lograr estos objetivos. Incluso la tarea de aferrarse a sus ganancias en el Donbás resultó ser difícil, un hecho que quedó claramente demostrado por la ofensiva ucraniana a principios de septiembre del año pasado. 
 Pero los fracasos en el frente actuaron como el estímulo necesario para reajustarse. Tomaron medidas para movilizar las fuerzas convenientes para hacer lo necesario. Rusia está llevando a cabo una movilización de masas. El envío de unas 300.000 tropas rusas frescas al frente cambiará drásticamente el equilibrio de fuerzas. 
 El argumento repetido con frecuencia de que los rusos se están quedando sin municiones es completamente falso. Rusia tiene una industria armamentística grande y poderosa. Tienen reservas muy considerables de armas y municiones. 
 No es Rusia, sino los ucranianos y sus patrocinadores imperialistas quienes se están quedando sin municiones. Estados Unidos y sus aliados ya han enviado casi $ 50 mil millones en ayuda y equipo al ejército de Ucrania solo en el último año. Pero los ucranianos están agotando sus suministros mucho más rápido de lo que pueden ser reemplazados. 
 El secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg, tuvo que admitir en la reunión más reciente de la OTAN que tanto Ucrania como la OTAN corren el peligro de quedarse sin municiones y repuestos para armas pesadas. Dijo que los aliados occidentales necesitaban abastecerse de sus propios arsenales mientras se aseguraban de que Kiev recibiera las armas que necesitaba «para ganar esta guerra»:
 “No vemos señales de que el presidente Putin se esté preparando para la paz”, dijo Stoltenberg. “Lo que vemos es lo contrario, se está preparando para más guerra, para nuevas ofensivas y nuevos ataques. 
 “Esto se ha convertido en una guerra de desgaste y, por lo tanto, también es una batalla de logística.
 “Este es un gran esfuerzo de los aliados para poder obtener las municiones, el combustible, las piezas de repuesto que se necesitan”. 
 Estas admisiones ponen patas arriba toda la estúpida propaganda que se ha repetido durante muchos meses. 
 Mientras tanto, los rusos siguen pulverizando objetivos por toda Ucrania con artillería, cohetes, drones y misiles; destruyendo centros de comando militar, centros de transporte e infraestructura, lo que dificultará seriamente el movimiento de tropas y armas hacia el frente.

 Relaciones mundiales 

La guerra en Ucrania no puede verse aisladamente. El orden mundial (o más exactamente, el desorden mundial) que ha existido durante los últimos 30 años tras el colapso de la URSS, está llegando a su fin. 
 El imperialismo estadounidense está intentando afirmar su papel como potencia mundial dominante. Pero está encontrando resistencia. Rusia está impugnando el orden de seguridad liderado por Estados Unidos en Europa, mientras que China lo está desafiando en Asia. China también se ha acercado mucho más a Rusia, ya que ambos compiten con el imperialismo estadounidense.
 China ha advertido recientemente a los países occidentales que no «echen leña al fuego» en Ucrania y reiteró los llamamientos a las conversaciones de paz antes de la visita prevista a Moscú del diplomático de más alto rango de Beijing, Wang Yi. 
 Estos comentarios fueron interpretados en Washington como una amenaza de que China podría suministrar armas a Rusia. Estados Unidos emitió una airada advertencia a Beijing de que esto tendría graves consecuencias. Eso a su vez se encontró con una respuesta aún más enojada de Beijing. ¿Por qué Estados Unidos y sus aliados deberían tener rienda suelta para enviar suministros masivos de armas a Ucrania pero prohibir que China envíe armas a Rusia? 
 Una muy buena pregunta, a la que todavía estamos esperando una muy buena respuesta. 
 Ha comenzado una transición geopolítica, similar a los cambios en las placas tectónicas en la superficie de la tierra. Y como estas últimas, producirá terremotos. 
 De las cenizas del viejo orden, finalmente surgirá un nuevo equilibrio de poder. Pero esto tomará tiempo para definirse y no se logrará fácil ni pacíficamente. Ha comenzado un nuevo período de turbulencia y agitación.
 Aunque se descarta una guerra mundial en las condiciones actuales, habrá muchas guerras “pequeñas” y guerras interpuestas como la de Ucrania. Esto aumentará la volatilidad general y agregará combustible a las llamas del desorden mundial. 

 Estados Unidos y Europa 

En Europa, EE. UU. está utilizando el conflicto en Ucrania para perseguir su objetivo de obligar a los europeos a cortar sus lazos con Rusia, y así fortalecer el control completo del imperialismo estadounidense sobre todo el continente. 
 Antes de esto, la clase dominante alemana estaba, en efecto, utilizando sus vínculos con Rusia como palanca para asegurar al menos una independencia parcial frente a los EE. UU. 
 Su otra palanca principal era su dominio de facto de la Unión Europea, que esperaba construir como un bloque de poder alternativo, capaz de perseguir sus propios objetivos e intereses en un escenario global.
 Debajo de la apariencia de «unidad occidental», existen tensiones crecientes entre EE. UU. y Europa, que en realidad se han visto exacerbadas por esta guerra. Estas tensiones han resurgido en el reciente proyecto de ley de infraestructura proteccionista de EE. UU., que ejerce una presión adicional sobre la producción industrial en la UE.
 Las tensiones de Estados Unidos con Europa no son nuevas. Surgieron durante la Guerra de Irak y, más recientemente, sobre las relaciones con Irán. Los líderes de Francia y Alemania siempre sospecharon de las estrechas relaciones de Estados Unidos con Gran Bretaña, a la que correctamente consideraron como un caballo de Troya estadounidense dentro del campo europeo. 
 Los franceses, que nunca ocultaron sus propias ambiciones de dominar Europa, fueron tradicionalmente más expresivos en su retórica antiestadounidense. Los alemanes, que son los verdaderos amos de Europa, fueron más circunspectos, prefiriendo la realidad del poder a la jactancia vacía. 
 Los estadounidenses no se dejaron engañar. Vieron a Alemania, no a Francia, como su principal rival, y Trump en particular no ocultó su extrema desconfianza y disgusto por Berlín. 
 Para asegurar su independencia de Washington, los capitalistas alemanes entablaron una estrecha relación con Moscú. Esto enfureció a sus «aliados» al otro lado del Atlántico, pero les proporcionó beneficios considerables en forma de abundantes y baratos suministros de petróleo y gas.
 Ser privado de estos suministros es un precio muy alto a pagar por mantener felices a los estadounidenses. Bajo Angela Merkel, Alemania conservó celosamente su papel independiente. Se requirió una guerra en Ucrania para que Alemania se alineara, al menos por el momento. 
 Por el momento, Estados Unidos ha logrado utilizar la guerra para reforzar su control sobre Europa. Pero no está del todo claro cuánto durará la paciencia de los alemanes y otros europeos. Las contradicciones generadas por esta situación solo quedarán claras cuando el negocio ucraniano esté arreglado.

 ¿Qué victoria? 

En la guerra actual, sobre todo, es un error hablar de una victoria rusa o ucraniana. Primero es necesario definir qué significa victoria. 
 Por parte de Ucrania, la respuesta es simple: lograr la derrota militar de Rusia y obligar a las fuerzas rusas a retirarse de todos los territorios ocupados, incluida Crimea. Pero aunque pueda parecer simple, la mayoría de los expertos militares están de acuerdo en que es un objetivo cada vez más improbable. 
 Para Rusia, las cosas son aún más simples. En teoría, Putin podría reclamar la victoria si Rusia logra tomar el control de todo el Donbás y el puente terrestre a Crimea. Pero ciertamente le gustaría más, por ejemplo, tomar Odesa y la costa del Mar Negro. 
 Eso estrangularía económicamente a Ucrania y la reduciría a un Estado de vasallaje. Sería un golpe demoledor para la OTAN y expondría los límites del poder estadounidense. Naturalmente, los estadounidenses harán todo lo que esté a su alcance para evitarlo. Pero está lejos de ser seguro que puedan tener éxito.
 Biden acaba de anunciar más ayuda para Ucrania. Pero no será suficiente para cambiar el rumbo de la guerra, que ahora fluye en dirección a Rusia. Lo que Washington quiere es seguir suministrando armas suficientes para mantener el conflicto en Ucrania y, por lo tanto, socavar a Rusia. 
 Sin embargo, a pesar de todas las demostraciones públicas de valentía, los estrategas militares serios han entendido que es imposible que Ucrania derrote a Rusia. El general Mark A. Milley es el vigésimo presidente del Estado Mayor Conjunto, el oficial militar de más alto rango de los EE. UU. Por lo tanto, sus opiniones deben tomarse muy en serio cuando dice: 
 “Entonces, en términos de probabilidad, la probabilidad de una victoria militar ucraniana definida como expulsar a los rusos de toda Ucrania que incluiría lo que definen o que afirman que es Crimea, la probabilidad de que eso suceda en un momento cercano no es alta, militarmente”.
 Los imperialistas continúan con su juego macabro. Están avivando los fuegos de la guerra, lo suficiente como para mantenerlos encendidos, pero sin proporcionar a los ucranianos los medios necesarios para ganar. 
 El hecho de que este escenario signifique inevitablemente la destrucción, la miseria, la muerte y el sufrimiento más espantosos para innumerables personas es un asunto de completa indiferencia para ellos. Pero hay límites para todas las cosas. 
 A diferencia de los hipócritas imperialistas, la clase obrera de Occidente siente genuina simpatía por el terrible sufrimiento de millones de pobres en Ucrania. Donan dinero, ropa y alimentos, que no pueden pagar, para ayudar a las víctimas de la guerra. Abren sus casas sin esfuerzo y comparten lo que tienen con los refugiados sin hogar. Y esto es dice mucho a su favor. 
 Pero una cosa es expresar solidaridad con las víctimas de la guerra. Y otra muy distinta es apoyar, directa o indirectamente, la política cínica del imperialismo, que explota la miseria de millones de hombres, mujeres y niños para prolongar deliberadamente el conflicto en beneficio de sus propios intereses egoístas. 

 ¿Guerra nuclear? 

El único elemento realmente nuevo en el reciente discurso de Putin fue su anuncio de la suspensión de la participación de Rusia en las conversaciones sobre un tratado de control de armas nucleares. Además, anunció que se habían puesto en servicio de combate nuevos sistemas estratégicos y amenazó con reanudar las pruebas nucleares si Estados Unidos comenzaba primero.
 La insinuación de Putin de que podría considerar el uso de armas nucleares fue casi seguro un engaño, pero sus palabras inmediatamente hicieron sonar las alarmas en Washington y Bruselas. El semblante de Stoltenberg, el noruego con cara de piedra al que le gusta llamarse a sí mismo Secretario General de la OTAN, por una vez traicionó algunos leves signos de emoción por las declaraciones de Putin. 
 Cualesquiera que sean las intenciones de los estadounidenses, una guerra real con Rusia no figura entre ellas. Una confrontación directa entre la OTAN y Rusia, con todas sus implicaciones nucleares, será evitada por ambas partes a toda costa. 
 Los estadounidenses no tienen intención de dejar que las cosas lleguen tan lejos. Es precisamente por esta razón que los estadounidenses tienen varios canales abiertos con Rusia, para evitar cualquier posibilidad de eventos descontrolados que puedan conducir a desarrollos indeseables.
 Todo esto dará mayor peso a los esfuerzos de hombres como el presidente del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, para presionar a Zelenski para que inicie conversaciones con Rusia. Pero este es el beso de la muerte desde el punto de vista ucraniano. 
 “Cuando haya una oportunidad de negociar, cuando se pueda lograr la paz, aprovéchala”, dijo Milley. «Aprovechar el momento.» 
 Pero si las negociaciones nunca se materializan o fracasan, Milley dice que Estados Unidos continuará armando a Ucrania, incluso cuando la victoria militar absoluta de cualquiera de las partes parece cada vez más improbable.
 “Tiene que haber un reconocimiento mutuo de que la victoria militar probablemente, en el verdadero sentido de la palabra, tal vez no se pueda lograr por medios militares y, por lo tanto, es necesario recurrir a otros medios”, dijo. Esta es una clara advertencia a Zelenski de que el continuo apoyo al imperialismo estadounidense no puede darse por sentado. Y es esto, no las declaraciones retóricas de Joe Biden en Kiev y Varsovia, lo que finalmente determinará el destino de Ucrania. 
 Hay, de hecho, límites definidos a la voluntad de EE. UU. de continuar pagando la factura de una guerra costosa sin un final claro a la vista. Washington siempre se ha mostrado reacio a suministrar a Kiev el tipo de armamento avanzado que ha estado solicitando.
 Esto tiene la intención de enviar una señal a Moscú de que EE. UU. no está dispuesto a proporcionar armas que podrían escalar el conflicto, creando la posibilidad de un enfrentamiento militar directo entre Rusia y la OTAN.
 Esto subraya los peligros que están implícitos si se permite que continúe la guerra. Hay demasiados elementos incontrolables en juego, lo que podría dar lugar a una especie de espiral descendente que podría conducir a una guerra real entre la OTAN y Rusia. 
 El peligro de tales desarrollos se subrayó en noviembre de 2022, cuando el mundo se sorprendió al escuchar la declaración del presidente polaco de que su país había sido alcanzado por misiles de fabricación rusa, y los medios occidentales afirmaron que Rusia estaba detrás. 
 Esa mentira pronto quedó expuesta cuando el propio Pentágono reveló que el misil que impactó en una instalación de granos polaca en una granja cerca del pueblo de Przewodow, cerca de la frontera con Ucrania, fue disparado por el ejército ucraniano. 
 La OTAN y los polacos se apresuraron a explicar que todo fue “un lamentable accidente”. Pero a pesar de que el misil es un misil antiaéreo S-300 con un alcance muy limitado, que difícilmente podría haber sido disparado desde Rusia, Zelenski mintió descaradamente e insistió en que fue un ataque deliberado de Rusia. 
 Esperaba que le hubiera dado una poderosa palanca para exigir más armas y dinero. Y en el mejor de los casos (desde su punto de vista) podría empujar a la OTAN a tomar medidas de represalia contra Rusia, con interesantes consecuencias.
 Si ese incidente hubiera servido para empujar a la OTAN a actuar contra Rusia, podría haber desencadenado una cadena imparable de eventos que podría haber llevado a una guerra total. No hay duda alguna de que le vendría muy bien a Zelenski ver a la OTAN entrar en guerra y así sacarle sus castañas calientes del fuego. 
 Una conflagración europea general habría sido una pesadilla para millones de personas. Pero para Zelenski y su camarilla habría sido la respuesta a todas sus oraciones. Naturalmente, sería imposible para los estadounidenses permanecer al margen, calentándose las manos en las llamas. 
 Tendría que haber tropas estadounidenses sobre el terreno. Excelentes noticias desde el punto de vista del régimen de Kiev, pero nada desde el punto de vista de la Casa Blanca y el Pentágono. ¡Eso no se suponía que fuera parte del guión! 
 La perspectiva de una nueva ofensiva rusa llena de alarma a los hombres en Kiev. Esto explica la reciente intensificación de la ofensiva diplomática de Zelenski: los repentinos viajes a Londres y Washington, y las melodramáticas apariciones de Biden en Kiev y Varsovia. 
 Zelenski es un hombre desesperado. Y los hombres desesperados hacen cosas desesperadas. Claramente, hay elementos en el ejército y los servicios secretos ucranianos que están buscando cualquier excusa para organizar una provocación que esperan finalmente arrastre a la OTAN a una participación directa en la guerra. 
 El incidente del misil disparado en territorio polaco por una unidad del ejército ucraniano es un buen ejemplo. Hay muchas razones para creer que en este momento se están tramando provocaciones nuevas e incluso más graves en Kiev.
 Ayer, Rusia afirmó que Ucrania estaba intensificando sus esfuerzos para invadir Transnistria, la región separatista de Moldavia respaldada por Moscú, y prometió una “respuesta”. Eso es completamente posible. Ya sea que se materialice o no, alguna nueva provocación es completamente predecible.

 ¿Ahora qué? 

El dicho de Napoleón de que la guerra es la más compleja de todas las ecuaciones conserva toda su fuerza. La guerra es una imagen en movimiento con muchas variantes imprevisibles y escenarios posibles.
 La variante que la máquina de propaganda occidental ha presentado con confianza desde el comienzo de las hostilidades pareció validarse con el éxito de la ofensiva ucraniana en septiembre de 2022 y, más tarde, con la retirada rusa de la parte occidental de Jersón. Sin embargo, debemos guardarnos de sacar conclusiones impresionistas de un número limitado de acontecimientos. El resultado de las guerras rara vez se decide en una sola batalla, o incluso en varias batallas.
 La pregunta es: ¿esta victoria, o ese avance, alteró materialmente el equilibrio de fuerzas subyacente, que es el único que puede determinar el resultado final? Estas cuestiones fundamentales aún no se han determinado. Son posibles diferentes resultados, dependiendo de cómo se desarrollen las condiciones tanto en Rusia por un lado, como en Ucrania y sus amos occidentales por el otro.
 Rusia ha estado acumulando sus fuerzas en el este, fortaleciendo su presencia militar en Bielorrusia e intensificando su bombardeo aéreo tanto de objetivos militares como de la ya debilitada infraestructura ucraniana. 
 Hasta ahora, los ucranianos han mostrado un notable nivel de resiliencia. Pero no está claro cuánto tiempo se puede mantener la moral tanto de la población civil como de los soldados en el frente. 
 Sin embargo, una cosa está clara. La próxima ofensiva rusa no será como la anterior que fracasó de manera tan ignominiosa. Los rusos atacarán con todos los números y la potencia de fuego a su disposición. Y parece muy poco probable que los ucranianos, ya severamente debilitados por las grandes pérdidas y la destrucción de su infraestructura, puedan resistir. 
 Sin embargo, eso no significa el fin de las hostilidades. Para asegurar una victoria total, los rusos tendrán que ir mucho más allá, hasta que hayan socavado por completo la capacidad de combate del ejército ucraniano ¿Es posible? Sí, es posible. Rusia tiene reservas considerables que aún no se han puesto en juego y de las que Ucrania carece. Pero no será fácil ni rápido. Las noticias de serios reveses en el frente tendrán un efecto en la moral. Con el tiempo, estallarán divisiones en la capa dirigente de Kiev entre los nacionalistas de derecha, que desean luchar hasta el final, y los elementos más pragmáticos, que ven que una mayor resistencia sólo conducirá a la destrucción total de Ucrania y que algún tipo de acuerdo negociado es la única salida. Sea cual sea el resultado, no se puede hablar de un retorno al statu quo en Europa. Ha nacido un nuevo período de extrema inestabilidad, guerras, guerras civiles, revolución y contrarrevolución. 

 Alan Woods (CMI)
 Londres 24 febrero 2023