De acuerdo a los medios financieros, la expectativa de un dólar “largamente” planchado no ha sido acompañada siquiera por el mayor de sus mentores, el secretario de finanzas Scott Bessent. El funcionario de Trump está revirtiendo la compra de pesos que realizó durante la campaña electoral, por 2.000 millones de dólares. Ello, porque el stock de letras en pesos del Tesoro argentino, compradas por Bessent, ha caído. Peros los dólares devueltos a Bessent provendrían… del swap de Bessent, la línea de crédito de 20.000 millones prometida semanas atrás. En ese caso, la lucrativa operación que armó el funcionario yanqui -compró pesos argentinos que terminaron valorizándose con la victoria de Milei- terminaría siendo financiada con un mayor endeudamiento con el propio Tesoro yanqui.
Bessent se ubica en la legión de los que esperan una devaluación mayor en poco tiempo. Para que no queden dudas, en las últimas horas el reclamo devaluatorio fue formulado, sin pelos en la lengua, por el fondo Pimco, uno de los más importantes que han operado en el mercado argentino. Los directivos de Pimco acaban de reclamar la inmediata flotación del dólar con el peso, desde un ángulo crucial: a la actual cotización, dicen, los activos argentinos están “caros”. “Para nosotros, la posibilidad de invertir con esa sobrevaluación ha llegado a un punto. Punto final” (Clarín, 7/11). ¡Nada menos!
Los capitalistas reclaman las dos cosas que Milei rehúye: la libertad completa para la repatriación de capitales -sin “bandas” ni maniobras cambiarias- y una desvalorización de los activos argentinos. Milei y Caputo, en cambio, se aferran al inmovilismo cambiario. Apuestan al sostenimiento del carry trade, a una recuperación de la deuda argentina y una caída del costo del financiamiento externo (riesgo país), con la expectativa de refinanciar los grandes vencimientos de deuda del 2026. Le temen al cimbronazo político y social de una devaluación importante. Reforzando ese rumbo, Milei le reiteró al Financial Times que el swap de Bessent estaba “disponible” para el pago de los próximos compromisos de deuda. Pero otro amigo de la banda, el presidente del J.P. Morgan, sugirió lo contrario en las últimas horas: según él, el famoso swap podría ser “innecesario”. Mientras tanto, las acciones y bonos de la Argentina siguen el camino inverso al que pretenden Milei y Caputo: después de la “burbuja” postelectoral, los especuladores vuelven a salir de los valores argentinos y la curva se vuelve hacia abajo. La presión devaluatoria se acrecienta.
Marcelo Ramal
07/11/2025

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