martes, 19 de marzo de 2024

100 días… de luchas


Crece la intervención de los trabajadores contra el plan de guerra capitalista de Milei. 

 Javier Milei cumplió 100 días en el gobierno. Su “luna de miel” está siendo atravesada por una gran crisis económica y social, por una crisis política que se expresa en sus enfrentamientos contra un sector de la oposición con el que necesita pactar para hacer pasar su agenda pero que también se reproduce al interior de su propio elenco (encontronazos con Villarruel), y, lo más importante, por una creciente intervención de los trabajadores contra su plan de ofensiva al servicio del capital. 
 Milei llegó al poder con el propósito estratégico de asestarle un golpazo al movimiento obrero, a través de la destrucción de los convenios colectivos de trabajo y de ataques contra su organización sindical. Y también se propuso derrotar políticamente al movimiento piquetero, el sector de la clase trabajadora que está en la vanguardia de la lucha contra el ajuste. Quiere el terreno libre para que las ganancias de los capitalistas se recompongan y/o aumenten exponencialmente. 
 Esto último se vio con nitidez el 20 de diciembre del año pasado, con la enorme campaña que desarrolló el gobierno para impedir que una movilización convocada por organizaciones piqueteras, a la que se sumaron sindicatos combativos, organizaciones de derechos humanos y partidos de izquierda, se abriera paso por las calles de la Capital. 
 Esa campaña incluyó requisas policiales en los medios de transporte, la amenaza de eliminar los planes sociales, la puesta en marcha del protocolo represivo antiprotestas de Patricia Bullrich, el establecimiento de un clima policíaco en CABA, etc. Finalmente, la movilización tuvo lugar y el protocolo de la ministra fue burlado. La lucha del movimiento piquetero, por su parte, continuó, con ollazos y distintas medidas de lucha; es que el gobierno le quitó los alimentos a más de 45.000 comedores populares, dejando sin sustento a millones trabajadores y niños, y se apresta a eliminar los planes sociales. La última jornada de acción, a saber, un piquetazo nacional, tuvo lugar este lunes 18 de marzo y mostró que el movimiento piquetero va a ser un actor fundamental en la lucha en defensa de los intereses de la clase obrera. 
 Hubo otros sectores del pueblo que salieron a dar pelea. La movilización del 20 de diciembre fue un aliciente para que, por la noche, luego de que Milei anunciara su DNU antiobrero, miles salieran a las calles del AMBA y de otros puntos del país a cacerolear y repudiar al gobierno. Los participantes de los cacerolazos, que son vecinos y trabajadores, fueron los fundadores de las asambleas barriales que se convirtieron en instancias de organización y de lucha contra la política reaccionaria y antiobrera de los “libertarios”. 
 Esas asambleas son las que movilizaron junto a los sectores combativos del sindicalismo y a las organizaciones piqueteras, estudiantiles y de DD.HH contra la Ley Ómnibus del gobierno. Las jornadas de lucha contra ese paquete de ataques contra los trabajadores (privatizaciones, prohibición del derecho a huelga, desregulación de precios, entrega del país, etc) fueron aguerridas; los manifestantes chocaron con las fuerzas represivas del gobierno, que gasearon jubilados, trabajadores, jóvenes y repartieron palazos para todos los que estaban en contra de que el gobierno hunda en la podredumbre social a cada vez más sectores del pueblo trabajador. 
 Y son las que se volvieron a movilizar junto a los sectores combativos hace poco, mientras la Cámara de Senadores trataba el DNU del gobierno. La iniciativa de Milei fue rechazada, aunque falta que sesione Diputados. Ese mismo día, los trabajadores de la comunidad cinematográfica hicieron una acción de lucha en las puertas del cine Gaumont (el cual el presidente quiere cerrar) contra los despidos y el vaciamiento del Incaa. Cabe destacar que los trabajadores y estudiantes de la cultura también pusieron en pie sus propias asambleas, puesto que, como se ve, el ataque contra el sector por parte de Milei tiene dimensiones gigantescas. 
 La lucha más general de la clase trabajadora es otro de los procesos en curso y en desarrollo. Es que Milei quiere que los trabajadores argentinos laboren como lo hacían sus antepasados en las fábricas del siglo XIX; busca aumentar la jornada de trabajo, eliminar el derecho a huelga, intensificar los ritmos, dar rienda suelta a un aumento espectacular del trabajo precario, despedir trabajadores a mansalva, etc. Además, pretende destruir las jubilaciones. Y ha producido una licuación del salario que casi no tiene precedentes: la pérdida del salario promedio solo es comparable a la que se produjo en 2002 post salida de la convertibilidad. Esto ha llevado a un aumento de la bronca entre las bases obreras, que obligó en varios casos a la burocracia sindical a tomar medidas al respecto. 
 Una de ellas ha sido el paro general del 24 de enero. Cientos de miles movilizaron ese día, a pesar del boicot de la burocracia sindical, que no promovió la intervención de los trabajadores. Y se han ido abriendo, con el paso de los días, conflictos en distintos lugares. Hubo paros en Sanidad, en Transporte, en Aeronáuticos, en la industria del vidrio, en ATE. Los trabajadores de Télam movilizaron contra el cierre del organismo que quiere imponer el gobierno. Los del Conicet también salieron a dar pelea. En el Inta, los trabajadores enfrentaron despidos en el programa Pro Huerta. Empleados de los Centros de Referencia siguieron el mismo camino. La UOM acaba de ir al paro. Los trabajadores de GPS (tercerizada de Aerolíneas Argentinas) han llevado adelante un corte en Aeroparque. En varios puntos del país hay o hubo varios conflictos en el sector salud. 
 Asimismo, la comunidad educativa viene protagonizando importantes iniciativas de lucha. Hubo un paro nacional docente el 4 de marzo, que tuvo notables manifestaciones, por ejemplo, en Córdoba, donde miles pararon y movilizaron; en Santa Fe, donde 30.000 docentes se plantaron contra la oferta de miseria salarial de Maximiliano Pullaro; y en Neuquén, donde 10.000 docentes movilizaron. Los universitarios (docentes y no docentes) pararon este 14 de marzo la actividad en las 57 universidades nacionales. Es que Milei le declaró la guerra a la educación pública; impulsa una política privatista y de ataque contra el derecho a la manifestación y a la libertad de expresión. Los estudiantes, por su parte, realizaron molinetazos contra el aumento de tarifas dispuesto por el gobierno, a los que se sumaron las asambleas barriales y otros sectores de trabajadores.
 En este contexto, las burocracias sindicales de la CGT y las CTAs están jugándosela a desorganizar y maniatar al movimiento obrero. Por eso aíslan los paros y los utilizan para descomprimir la bronca. Su objetivo de fondo es negociar con el gobierno, y, en tanto representantes de la clase capitalista al interior del movimiento obrero, hacer que pase la agenda patronal. No por nada la reforma laboral de Milei tiene puntos de contacto con la que Daer y compañía pactaron con Macri en 2017. 
 Y tampoco quieren que los trabajadores choquen en las provincias con los gobernadores, que prendieron sus propias motosierras. Menos con los peronistas. Esto se puede ver con mucha claridad en la provincia de Buenos Aires, donde los gremios burocráticos no quieren agitar las aguas y a menudo dicen que la salida pasa por Kicillof 2027. Kicillof es el que ataca a la docencia que lucha, el que decreta paritarias por debajo de la inflación y el que le ha mandado policías a Pullaro para que “combata” al narcotráfico, un negocio que no podría desarrollarse sin la complicidad de la policía misma.
 La necesidad de coordinar todas las peleas y de unir a todos los sectores del movimiento obrero en un plan de lucha cuyo norte sea derrotar al gobierno de Milei y conquistar todos los reclamos de los trabajadores con la huelga general está más vigente que nunca. La asamblea nacional de ocupados y desocupados que el Partido Obrero propone como iniciativa para que sea tomada por los sectores en lucha (y para que se sumen más trabajadores) tiene el objetivo de hacer madurar las condiciones para que esto suceda, ya que las burocracias sindicales están desenvolviendo una política criminal y procapitalista. Los trabajadores podemos y debemos derrotar al gobierno. 

 Nazareno Suozzi

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