martes, 12 de marzo de 2019

Los frutos del ajuste: el poder de compra de los salarios cayó 12,2 % en 2018



El salario real concluyó 2018 con una caída de 12,12 %, como resultado de que las negociaciones colectivas pactaron aumentos muy por debajo de la inflación.

El jueves el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) dio a conocer la evolución de los salarios para todo 2018, y confirmó una fuerte pérdida de poder adquisitivo. El Índice de salarios, que indica el aumento que tuvieron nominalmente en pesos, tuvo un aumento de 29,7 % en el año.
Como la inflación llegó a 47,6 %, los salarios tuvieron un aumento que quedó rezagado por 18 puntos. La pérdida en términos de poder adquisitivo llegó a 12,12 %. Esta caída surge de deflactar la evolución que tuvieron los salarios nominales en el año, dividiéndola por la variación de precios (el IPC al final del período con base igual 100 en enero de 2018).
El conjunto de los trabajadores registrados percibió una suba nominal de 30,4 %, mientras que para el sector privado no registrado fue 27,2 %. Dentro de los salarios registrados el aumento fue de 30,4% para el sector privado registrado y del 30,3% del sector público.
Se trata de la mayor pérdida de poder adquisitivo acumulada en un solo año desde 2002. Durante el primer año de gobierno de Macri, el Indec informó una pérdida de los salarios de 7 % para los salarios del sector registrado; recién en octubre de ese año el Indec volvió a incorporar en el índice los salarios del sector no registrado, después del "apagón" estadístico establecido por el titular del organismo designado por Macri, Jorge Todesca. Como en 2017 los salarios registrados no tuvieron según el Indec recuperación, en diciembre de 2018 estaban 20 % por debajo que cuando asumió Macri.

"Pasaron cosas"

No hace falta indagar demasiado para conocer los motivos de este resultado. El año pasado, por esta fecha, los funcionarios de Cambiemos expresaban públicamente el deseo de que los salarios se adecuaran a la meta de inflación, que era de 15 %. La cosa no quedó en expresiones de deseos, sino que hubo una fuerte presión para conseguirlo, a la cual se plegaron prácticamente todos los gremios.
Como sabemos, después "pasaron cosas". Los tarifazos y la suba del dólar se tradujeron en un salto de la inflación, que lejos de bajar respecto del nivel de 2017 (25 %) casi que lo duplicó. En estas condición, el gobierno aflojó la presión y aceptó aumentos a cuenta de las compensaciones por inflación en los salarios, para evitar que el descontento se tradujera en fuertes movilizaciones (algo que los burócratas sindicales tampoco mostraban ningún deseo de hacer). Pero aun con estas concesiones la brecha entre los precios y los salarios fue formidable.
Como en diciembre los salarios perdieron contra los precios (2,5 % vs 2,6 % de variación mensual), el gobierno tuvo que correr un mes más la promesa de que el salario empezaría a recuperar lo perdido. Ahora esto estaría ocurriendo en enero, mes en el que confían que el índice superará el 2,9 % que aumentó el IPC, dejando esta vez sí una recuperación del poder adquisitivo.
Resulta un pronóstico de cumplimiento tan probable como el realizado para los meses anteriores.

No es un "daño colateral"

La pérdida de poder adquisitivo de los salarios no es un efecto inesperado, o indeseado, del ajuste que profundizó la economía en 2018. Es por el contrario una viga maestra en la que se apoyan algunos de los objetivos del programa económico. Los objetivos del programa económico para equilibrar las cuentas externas, que no significa otra cosa que asegurar la disponibilidad de dólares para los acreedores en detrimento de todo lo demás, requieren una reducción del gasto doméstico.
La degradación del poder de compra de los salarios juega un rol central para esto, porque hace que caiga el consumo, y por lo tanto las importaciones. El clásico ajuste recesivo cuando la economía argentina entra en bancarrota por el vaciamiento que producen los intereses de la deuda, las remesas de utilidades, los desequilibrios productivos que generan un fuerte déficit comercial en muchos sectores industriales, y la fuga de capitales.
Como señalan Ramiro Albrieu y Guillermo Rozenwurcel, el ajuste que el gobierno quiere profundizar este año requiere “que los salarios nominales y otros ingresos fijos (en particular jubilaciones) crezcan por debajo del ritmo de inflación, de modo que su valor real se reduzca y limite el consumo de esos sectores”. Los autores prevén que la reducción del ratio Consumo/PIB acumulada será superior a 13 % en 2018 y 2019.
Mientras tanto, los burócratas de la CGT, que vienen de reunirse con el FMI, dicen "rechazar" el ajuste. Pero mientras cae el salario y se multiplican los anuncios de despidos, de acciones para enfrentarlo, por ahora, ni noticias.

Esteban Mercatante
@EMercatante

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