sábado, 16 de marzo de 2019

El cuento de que el regreso al poder traería derechos que no se defendieron en 12 años



El gobernador ´celeste´ de Tucumán, Juan Manzur, cuando era ministro de Salud del gobierno de Cristina Fernández.

Una respuesta a la diputada Mayra Mendoza.

La defensa cerrada de la diputada de La Cámpora (Unidad Ciudadana) Mayra Mendoza, durante un reportaje con la Agencia “Paco Urondo”, al llamado de CFK para unir pañuelos celestes y verdes expresa con claridad que no fue un “error” de la ex presidenta, sino una orientación deliberada: encorsetar al movimiento por el aborto legal y los derechos de la mujer a supuestos “intereses superiores”, como sería derrotar al gobierno macrista, y establecer un gobierno “nacional, popular, democrático y feminista”, para garantizar derechos como el de la salud.
Si hablara de alguien que no estuvo en el poder, cabría hablar de demagogia. Pero darle esos atributos a la ex presidenta que durante 12 años cajoneó el derecho al aborto legal, y realizó todo tipo de acuerdos con las iglesias católica y evangélica, es al menos un fraude interesado.
Recordemos que el gobernador de Tucumán, Manzur, el que somete a las niñas violadas a la maternidad forzada, fue ministro de salud de CFK, e integra la “unión” pejota/kirchnerista que elogia la diputada. “Volver a tener un Ministerio de Salud” dice Mayra Mendoza. ¿Para que quede en manos de los Manzur? El mismo que hoy permite el acceso de los oscurantistas a la historia clínica de la niña sometida a cesárea, de donde obtienen los datos para judicializar a los únicos médicos que cumplieron el aborto no punible y asistieron a la niña luego de dos meses de dilaciones, acusándolos de homicidio.
Viene bien también recordar que la supuesta “unión” de pañuelos es sólo la excusa para dejar avanzar a los que pisotean los derechos de las niñas, mujeres y disidencias sexuales. Es el rescate de la senadora García Larraburu, la que dio vuelta su voto un día antes que se trate el aborto legal en el Senado, para dar la señal inconfundible a la iglesia, de que todos los bloques patronales iban a contribuir con algún voto para que el proyecto no saliera.
No es casual que esta senadora rionegrina esté detrás de la Fundación Vida en Familia, que al igual que Albino, reciben cuantiosos recursos estatales para conspirar contra las mujeres: la fundación mencionada y Aciera (la asociación de iglesias evangélicas) reciben 1.300.000 pesos para hacer funcionar un 0800 que asista a las maternidades vulnerables. En criollo, para que las niñas o mujeres violadas que pidan asistencia sean orientadas/obligadas a continuar sus embarazos. ¿Será el “premio” luego del voto en contra del aborto legal de García Larraburu? En cualquier caso, la senadora del FpV no está sola. Con total fervor fue acompañada por la presidenta de la Comisión de Salud de diputados, María del Carmen Polledo del Pro. Parece que los intereses clericales y oscurantistas ayudan a disipar las diferencias entre los bloques patronales.
El movimiento de mujeres, sus activistas, la comunidad LGTBI debe sacar conclusiones profundas. No hay defensa de ningún derecho de las mujeres y las disidencias subordinando los reclamos para un futuro incierto.
Quienes enfrentamos a fondo al macrismo, al FMI y sus políticas de ajuste, también enfrentamos a todos los gobernadores, que llevan adelante el mismo ajuste. Y denunciamos la política de contención social y de freno a las luchas de la burocracia sindical como sostén de esa misma política de ajuste. Sólo una organización independiente del Estado, sus instituciones y las iglesias, puede ser consecuente en defender a las mujeres, a la juventud y a les trabajadores en su conjunto, plantear una salida emancipatoria y separar a las iglesias del dominio de la vida social.
No es “feminismo inteligente”. Subordinarse a los Grabois y a las iglesias es aplastar los derechos de las mujeres, niñas y disidencias.
Con cuentos a otra parte.

Romina Del Plá

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