jueves, 28 de enero de 2016

Lopérfido hace honor a su apellido



El actual ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Dario Lopérfido, afirmó durante una charla organizada por Luis Majul que durante la última dictadura no hubo 30.000 desaparecidos. “Fue una mentira que se construyó en una mesa para obtener subsidios”, dijo quien fuera secretario de Medios del gobierno de Fernando De la Rúa junto al Frepaso. El alfonsinista reconvertido al macrismo, el ‘error’ de la Junta Militar habría sido no haber combatido a la guerrilla con el “arma de la ley”, como habría ocurrido – miente – en Uruguay. Desde el ámbito de la ‘Cultura’ ha comenzado la ofensiva oficial para concretar la amnistía para los genocidas sometidos a juicio.
Lopérfido retomó argumentos de otros cooptados por el macrismo, como Graciela Fernández Meijide y Norma Morandini. Fernández Meijide, por ejemplo, esgrime que la CONADEP recibió sólo 9861 denuncias.
Claramente, la cifra de denuncias presentadas ante CONADEP es parcial y nunca nadie dio a ese número como definitivo. Precisamente por esto es un indicador que apunta al número de 30 mil asesinados y secuestrados.
Carlos Lorkipanidse, sobreviviente de la ESMA, explica que -sometido a trabajo esclavo durante su secuestro- debía realizar microfilmaciones de los legajos de quienes habían pasado por la Esma. Allí constaban los datos personales de quiénes habían participado de los operativos de secuestro y el destino final de los cautivos. Cada uno de esos rollos se numeraba del 0 al 999. Lorkipanidse tuvo consigo, durante su cautiverio 5 rollos, de lo que se desprende que -sólo en la Esma- hubo 5000 desparecidos. Paradójicamente, Esma uno de los centros clandestinos detención que más sobrevivientes tuvo. No tuvieron la misma suerte quienes pasaron por Campo de Mayo o La Perla, en la provincia de Córdoba, donde casi no quedaron sobrevivientes. Con estos datos solo hablamos de tres de los más de 600 centros clandestinos que existieron en el país.
Según Estela de Carlotto, “manejamos esa cifra porque los propios depredadores casi la llevaron a 45 mil. Ellos mismos anunciaron que entre muertos y desaparecidos había ese número”. En 1978, el representante de la inteligencia chilena en Argentina, Enrique Arancibia Clavel, reportaba que existían 22.000 desaparecidos, basado en el informe que pudo ver en la sede del Batallón de Inteligencia de Ejército 601. Esa documentación fue incautada por la justicia federal ese mismoaño y ocultada hasta el día de hoy.
Por otra parte, todo esto es una cortina de humo para ocultar, primero, que el kircherismo nada hizo por conocer la verdad, porque tampoco abrió los archivos, y luego nombrar a un genocida al mando del ejército; segundo, para seguir con el secreto de esos archivos; tercero, para retomar la política K de enviar el ejército a los barrios con el pretexto de ‘combatir’ el narcotráfico.
La posición de Lopérfido es coherente con el punto final y obediencia debida, que definió al alfonsinismo, igual que su mentora, Fernández Meijide. El kirchnerismo, en la misma línea de no enfrentar al gobierno democrático de la triple A, criticó, en 2004, la oposición de la JP al gobierno de Perón, cuando se cumplió el 40 aniversario de la retirada de la JP de la Plaza de Mayo. El gobierno constitucional de la época debutó con un par de golpes de estado contra gobernadores y el presidente electo, Cámpora, para entronizar a la Logia P2, fascista, en el núcleo del Estado.
El macrismo está preparando el terreno para la ‘reconciliación nacional’, lo que significaría la legitimación del genocidio.
Apertura ya de los todos los archivos de la dictadura.
Cárcel común, perpetua y efectiva para todos los genocidas por todos los compañeros.

Liliana Alaniz (APeL)

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