lunes, 25 de enero de 2016

Dengue: Organizarse contra una nueva epidemia



Como sucedió con las cifras recientes de Mal de Chagas, que nos colocaron como el país con mayor número de infectados, esta nueva epidemia de dengue expone un grave problema social y político

Luego de la aparición de casos confirmados de dengue en la mayoría de las provincias del país, el director nacional de Epidemiologia, Jorge San Juan, debió reconocer que ya se debe hablar de una epidemia. La situación es crítica en provincias como Formosa y en especial en Misiones, donde hay más de 860 casos sospechosos y 35 confirmados (La Nación 22/1/16). Al viernes 22/1, las autoridades provinciales informaron al Ministerio de Salud de Nación un total de 375 casos confirmados, incluidos casos en CABA y provincia de Buenos Aires, que cuenta con al menos 6 casos autóctonos (originados en la provincia).

Ocultamiento

Como sucede con cada brote de dengue, las autoridades estatales se encargan de remarcar que “afecta todas las clases sociales”. Esta vez fue el turno de la ministra de salud bonaerense Zulma Ortiz, quien a su vez destaco la importancia de la “descacharrizacion” en los hogares. Lo que omite Ortiz es que los cacharros cumplen la función de almacenar agua en aquellos lugares (como abundan en su provincia) donde no hay una red de agua corriente o la presión de agua no es suficiente para llenar los tanques durante el día.
Si bien el mosquito no distingue entre clases, la enfermedad se afianza allí donde el Estado se encarga de hacerlo: donde la falta de obras hídricas provoca inundaciones y la ausencia de redes cloacales obliga a tener pozos sépticos, muchas veces en condiciones precarias. En términos prácticos, pensemos todas las razones por las que una campaña de “descacharrizacion” en Puerto Madero seria ridícula.
La situación en extremo precaria del sistema de salud es un obstáculo más para terminar con la enfermedad. En Puerto Iguazú, según confirmó el ministro de salud de Misiones, se atienden 50 casos por día. Los vecinos de la zona denuncian que el hospital es chico para atender la gran demanda. La falta de insumos, infraestructura, personal y los bajos salarios, que se repiten en todo el país también juegan negativamente a la hora de controlar esta epidemia.

Sojizacion e inundaciones

Entre los factores que se mencionan como predisponentes para la propagación, e incluso del adelantamiento del brote de dengue (que se da en general entre febrero y marzo) se encuentran las inundaciones y la “tropicalización” del clima. Los ambientalistas denuncian que la crecida del Paraná y las zonas más afectadas por las recientes inundaciones coinciden con la deforestación provocada por el cultivo extensivo de Soja. Estos bosques juegan un papel fundamental en la regulación climática y el mantenimiento de los caudales de agua. Ni CFK ni MM, hoy, dieron un solo paso práctico para impedir la devastación de la flora.

Impulsemos la organización

Como sucedió con las cifras recientes de Mal de Chagas, que nos colocaron como el país con mayor número de infectados, esta nueva epidemia de dengue expone un grave problema social y político. Demuestra otro de los efectos de la sojizacion, el problema de la vivienda y el vaciamiento de la salud pública. Los movimientos campesinos, por la vivienda y los activistas del ambientalismo y la salud deben sentar un programa para combatir esta epidemia: el aumento del presupuesto de salud y un plan de descacharrizacion, desmalezamiento y fumigación llevada adelante por trabajadores que sean incluidos en la planta municipal. Por obras hídricas, acceso al agua potable y vivienda digna. Prohibición de los desmontes, reforestación e implementación de impuestos confiscatorios al capital agrario para subsanar el daño ambiental y social.

Pablo Eivers

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