domingo, 17 de diciembre de 2023

Se derrumban las mentiras del Estado de Israel sobre lo ocurrido el 7 de octubre en el sur de Israel


Testimonios de diversas fuentes dan cuenta de la responsabilidad del Estado y el ejército sionistas en los asesinatos de civiles israelíes

 A pesar de las ostensibles presiones del Estado sionista por ocultar la verdad de los hechos ocurridos el 7 de octubre, han comenzado a extenderse testimonios que dan por tierra con las mentiras sionistas, y se ha comenzado a resquebrajar el bloqueo informativo. 
 En efecto: el medio informativo Gray Zone, en un artículo firmado por Max Blumenthal (27/10), señala que el ejército de Israel recibió órdenes de bombardear hogares israelíes cuando fueron abrumados por militantes de Hamas el 7 de octubre.
 Por su parte, Tuval Escapa, miembro del equipo de seguridad del Kibbutz Bel´eri, que instaló una línea directa para coordinar entre los residentes del Kibbutz y el ejército israelí, le dijo al periódico Haaretz que: “los comandantes de campo tomaron decisiones difíciles, incluido bombardear las casas de sus ocupantes para eliminar a los terroristas, junto con los rehenes”. El medio de prensa mencionado añadió “que el ejército israelí se vio obligado a solicitar un ataque aéreo en contra de sus propias instalaciones dentro del cruce de Erez hacia Gaza para rechazar a los terroristas que habían tomado el control”. “Esa base estaba llena de oficiales y soldados de la Administración civil israelí en ese momento”. Una clara manifestación de la intencionalidad de eliminar físicamente a los propios israelíes, como parte de la matanza de palestinos. Yasmin Porat (habitante del Kibbutz ya mencionado) confirma lo dicho en declaraciones a Radio Israel: “eliminaron a todos, incluidos los rehenes”. Al respecto, el periódico Haaretz fortalece y ratifica ese propósito: “el ejército solo pudo restablecer el control sobre Be´eleri después de bombardear las casas de los israelíes”, y agrega: “al menos 112 de Be´eleri murieron. Se cree que todavía hay más cadáveres entre los escombros”. Añadamos que el informe da cuenta que en el ataque del ejército sionista participaron helicópteros y tanques que quemaron casas y calcinaron cuerpos, circunstancia no posible mediante la acción de los fusiles Kalashnikov, usados por Hamas. 
 A su turno, el medio Swiss Info.ch da cuenta que Hamas ignoraba la realización del festival de música electrónica realizado en el Kibbutz Reim. Y puntualiza que un helicóptero israelí que llegó a es lugar habría matado por accidente a varios jóvenes cuando disparó contra milicianos de Hamas.
 La agencia informativa AA (28/11) señala que el ejército sionista actuó aplicando el Protocolo Hannibal (cuyo origen está en la guerra de Israel con el Líbano de 1986) consistente en que los soldados se inmolen o asesinen a sus compañeros para impedir caer como rehenes. Lo confirman declaraciones de una subteniente del ejército israelí de una unidad de tanques, identificada como Michal, a Canal 12, y del teniente coronel Nof Erez.
 Haaretz, periódico israelí, da un informe en ese mismo sentido en el que dice que un helicóptero Apache disparó contra Hamas y civiles israelíes.
 La agencia informativa a la que estamos haciendo mención afirma que los soldados israelíes se inmolan haciendo explotar granadas o asesinan a sus compañeros para evitar caer como rehenes. 
 Los testimonios proporcionados por medios israelíes, cuyo origen reside en dichos de miembros de las fuerzas armadas son los suficientemente elocuentes, en el sentido de que la responsabilidad fundamental de las muertes de civiles israelíes obedece en la mayoría de los casos a una acción deliberada del Estado y del ejército israelí. No obstante, esto no es lo único que hay en materia de una clarificación de los hechos del 7 de octubre. En efecto, el 20 de octubre el diario Haaretz publicó los nombres y ubicación de 683 israelíes muertos durante la insurgencia palestina, aproximadamente la mitad de los 1.400 muertos reportados en forma oficial por el Estado sionista. De ellos, 331 eran soldados, policías, muchos de ellos mujeres, junto con otros 13 miembros del servicio de rescate (ninguno de ellos eran niños de tres años). Esto quiere decir que el 48% de los muertos israelíes eran miembros de las fuerzas armadas y no civiles, como quiere presentarlo maliciosamente el Estado opresor israelí. Cabe concluir, en consecuencia, que tomando nota de la acción deliberada del ejército israelí, que surge de los testimonios mencionados, la mayoría de las muertes en los hechos del 7 de octubre, tanto en el festival de música electrónica, como en el kibutz, había sido ordenada por la alta oficialidad de las fuerzas armadas israelíes y del propio gobierno sionista. 
 Es imprescindible difundir la verdad sobre la responsabilidad deliberada del Estado israelí en el asesinato de civiles y militares de su propia nacionalidad, con la finalidad de atribuírsela a Hamas y a los resistentes palestinos. Masifiquemos esa verdad, rompamos el cerco informativo impuesto por el sionismo y redoblemos la campaña de solidaridad con el pueblo palestino, por el derecho al retorno, contra la masacre y el genocidio sionista y por una Palestina única, laica y socialista.

 Roberto Gellert

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