lunes, 30 de agosto de 2021

Kicillof sanciona a una docente kirchnerista de La Matanza sin derecho previo de defensa

El mayor adoctrinamiento es el clerical y el que impone el negocio educativo. 

 La filmación de un video casero donde una docente emite en clase posiciones afines al gobierno ha dado lugar a una polémica, que incluye al presidente de la Nación. Kicillof, el gobernador de la Provincia se anticipó a las sanciones a la docente que la derecha macrista y el clero reclamaron a la docencia, al suspenderla del cargo e iniciar una “investigación”. El ‘soviético’ Kicillof se instaló en la ‘pole position’ de una caza de brujas, que pide condena por el delito político de “adoctrinamiento”. La farsa no tiene parangón: en la mitad o más del sistema escolar de Argentina se desarrolla una educación clerical sin barreras, que no es considerada como un régimen de adoctrinamiento y censura, que incluye expulsiones sin sumario. La libertad de creencias se encuentra abolida en este ámbito para laicos y ateos, esto dicho con ‘dulzura’. No existe el debate sobre la pedofilia clerical, que ni siquiera se insinúa. Las embarazadas fuera del matrimonio son expulsadas, porque constituyen un ‘mal ejemplo’. La práctica misma de la pedofilia en las escuelas no tiene traducción judicial. Los acusadores de la maestra del caso son portavoces de un régimen de oscurantismo científico y de arbitrariedad política. La mayor parte de ellos y sus corrientes políticas, peronistas o anti-peronistas, apoyaron el golpe militar del 76, incluso a las tres A. Que Argentina es un clásico del “mundo al revés” no lo disputa nadie. 
 Alberto Fernández salió a elogiar la conducta de la maestra kirchnerista. La defendió porque la maestra K se indignó contra las acusaciones de un alumno contra la corrupción K. Cristina Fernández, en cambio, optó por hacerse la distraída. La misma maestra, sin embargo, no pudo llevar muy lejos su pasión por el kirchnerismo, al hacer una defensa muy particular de la asistencia alimentaria en las escuelas estatales, que descalificó con munición verbal muy gruesa. En el estrecho espacio de una escuela de la Matanza, el público vio por medio de los videos, el carácter político miserable de la ‘grieta’ tomada en su conjunto. 
 Significativo fue también que el culebrón ‘pedagógico’ ocurriera en una escuela de la Matanza, la ciudadela peronista de la tercera sección electoral. No sólo el intendente Espinoza debe sentirse inquieto por el alcance de este simbolismo. También es significativo que el asunto ocurriera en una escuela técnica, donde se forma el personal de la industria, que observa que la industria no va para ningún lado y que los obreros industriales ingresan en la franja de la pobreza, en medio de una creciente flexibilidad laboral. La información no deja en claro la orientación política del alumno que impugnó al kirchnerismo, la que de todos modos se encuentra, como ocurre con todo el mundo, en evolución.
 Que Alberto Fernández se refiera a la acción de la docente como una “apertura de la cabeza” hacia los alumnos, sólo demuestra el entumecimiento de la suya. La maestra, es cierto, atacó a la educación privada; el Presidente, por el contrario, la viene apuntalando hasta la muerte (literalmente) con la apertura escolar responsable de la ‘segunda ola’ y ahora frente a la expansión de la variante delta. De otro lado, la profesora defendió un gobierno indefendible, que bajó el gasto social real en la pandemia para satisfacer exigencias del capital financiero y del FMI. De otro lado, el suceso demuestra que la cabeza de los alumnos se abre sola, como consecuencia de la experiencia de la misma crisis – una crisis capitalista, no un virus de Wuhan. La kirchnerista sancionada, sin derecho a defensa previo, no pretendió abrir la cabeza de nadie, sino cerrarla con un blindaje de improperios. En el testimonio recogido es evidente que la profesora defendió la política del gobierno y del Estado, sirviéndose del poder y la autoridad que le confiere su cargo frente a los estudiantes. Nada tiene que ver eso con la politización de las aulas, que debe ser promovida por medio del debate que el docente debe promover entre los alumnos mismos, para que arriben a conclusiones propias. 
 Rechazamos la sanción a la docente dictada por el kirchnerista Kicillof, cuyo propósito no es otro que despolitizar la escuela – la misma escuela que enseña historia y la organización política y las constituciones de los países. Se ve aquí otra hilacha del incidente, que es la concepción de la educación como una “salida laboral”, la cual consiste, precisamente, en adosar al ciudadano a una máquina y a la memorización y la rutina digital, mientras “la política” tiene cancha libre para ejercer el despotismo del estado capitalista sobre los trabajadores. Denunciamos la persecución a la docencia por parte de Kicillof, un paladar negro del kirchnerismo, y a toda la laya de clericales, los liberales y los corporativistas. Entre esta gente los estudiantes no tienen ningún porvenir. 
 En lugar de la sanción corresponde abrir un debate en esa escuela y en todo el ámbito educativo y popular 
 La condición de una pedagogía emancipadora es la democracia obrera y socialista. 

 Jorge Altamira 
 28/08/2021

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