sábado, 28 de abril de 2018

El 1° de mayo y una gran crisis política



Una “corrida cambiaria” que ha consumido cinco mil millones de dólares en menos de una semana, no es un hecho menor. “Es la más importante de la historia”, advirtieron varios economistas, o sea que la velocidad de la fuga ha superado a 2001, el año de la gran ‘corrida’. Los gerentes financieros votan con sus cajas contra el gobierno de sus socios. “Hay un gran cambio”, ratifica La Nación (27/4), “de inversores internacionales y nacionales grandes”. La desautorización de los CEOs al gobierno de los CEOs, marca el avance considerable de una crisis política.

Núcleo duro

Algunos especialistas improvisados atribuyen la ‘corrida’ a la suba de la tasa de interés de los bonos a 10 años del Tesoro norteamericano. Muestran como evidencia las devaluaciones que registran las monedas de los llamados ‘países emergentes’. Sin embargo, atribuir la fuga de divisas a este factor, no disminuiría en nada la envergadura de la crisis política, porque la fuga estaría poniendo de manifiesto la incompatibilidad entre la política oficial, de un lado, que es financiarse con deuda externa, con las tendencias monetarias internacionales al encarecimiento del crédito. El argumento no explica, de todos modos, por qué solamente en Argentina (y en Turquía) se encuentra en marcha una ‘corrida cambiaria’. Avalar una devaluación de la moneda nacional, como ocurre en otros países, reforzaría, en Argentina, el crecimiento de los precios, especialmente las tarifas de servicios y combustibles – que se encuentran dolarizados.
El núcleo duro de la presente crisis es político: la resistencia popular creciente a los tarifazos y las divisiones múltiples que esta resistencia ha provocado en el gobierno y en la coalición oficial y en la parlamentaria. Numerosos actores políticos de Cambiemos y de los aliados pejotistas del macrismo han advertido que la política tarifaria en curso es inviable – de un lado, por la rebeldía que provoca en las clases explotadas y, por el otro, por las contradicciones insuperables que enfrenta en el plano financiero internacional.

Fondos buitres

El trasiego de las tarifas ha relegado la aprobación del proyecto más querido de los pulpos financieros, el relativo a mercado de capitales. Este proyecto habilita la transacción de todas las formas conocidas de especulación, en especial los derivados financieros, y abre el camino para el ingresos de los ‘hedge funds’, ‘equities funds´, securitización de activos bancarios, etc. La inestabilidad cambiaria es un bocado de cardenal para los especuladores que prosperan en plazas volátiles, pero hasta cierto punto, porque terminaría rápidamente en una crisis financiera. La intención de convertir a Buenos Aires en una plaza financiera de primer rango ha sido el principal objetivo estratégico del engendro macrista, junto a Vaca Muerta. Aunque la suba internacional del precio del petróleo, que obedece a una tendencia a la devaluación del dólar, es un golpe fuerte para Argentina, un país importador con un fuerte desbalance del comercio exterior. Al plato de la crisis política no le faltan ingredientes.
Dentro de dos semanas vence medio billón de pesos de las Lebac colocadas a corto plazo: incluso el ofrecimiento de tasas de interés mayores a las actuales no podrían evitar que los especuladores prefieran cobrar al contado en lugar de renovar esos bonos. La combinación del aumento de tarifas, por una parte, y tasas de interés extraordinarias, por la otra, desataría una depresión económica que afectaría a nuevos sectores económicos, más allá de los Carrefour y compañía. Podría convertirse en un revés para la especulación inmobiliaria y la onda de créditos hipotecarios. Un recule en el cronograma de los tarifazos, acentuaría la crisis del financiamiento internacional de Argentina.
El viernes, el directorio del Banco Central decidió llevar la tasa de interés al 30%, para recuperar a quienes se fueron al dólar, para lo cual vendió Lebac en el mercado secundario, lo implica una desvalorización de las Lebac. Se trata de una maniobra de doble filo, porque si de un lado procura que esos tenedores no conviertan sus Lebac en dólares, acentúa la desconfianza de los operadores.

Reelección y coalición

En coincidencia con la fecha de vencimiento de las Lebac de corto plazo, Diputados tiene agendado el debate de un proyecto de ley que reduciría a 10.25% la tasa del IVA, que actualmente es del 21%. El tarifazo quedaría en pie, así como el subsidio al precio del gas y el petróleo en boca de pozo; Macri dijo, sin embargo, que vetaría esa ley, ignorando la advertencia de los de su propio palo de que podría enfrentar una reacción popular superior a la que tuvo lugar en ocasión de la confiscación de las jubilaciones. Clarin advierte en el Panorama Empresarial (27/4), acerca de una acentuación de los choques entre el ministro de Producción y el presidente del Banco Central. La Nación, por su lado, titula: “Macri, ante otra señal de alarma por la discusión tarifaria”.
No son pocos los observadores de la burguesía e incluso del oficialismo que advierten que el gobierno y toda su política se encuentran en un impasse mortal. Sergio Berensztein, fogonero del macrismo durante años, se atreve a escribir que “Macri no puede seguir haciendo lo mismo que hasta ahora” (La Nación, 27/4); no es la primera vez que alerta acerca del peligro del inmovilismo del gobierno. Lo apostrofa sin anestesia: “(…) buena parte del mercado, tanto actores domésticos como globales, no ´compra´ el diagnóstico ni los instrumentos que guían la política del gobierno”. Consultor y encuestador, Berensztein debe saber de qué está hablando.

Por una iniciativa estratégica

En el horizonte de la crisis política asoma la iniciativa de concretar un “gran acuerdo nacional” con el pejotismo, algo que Macri rechaza porque perjudica su afán de reelección. El macrista peronizante, Monzó, presidente de Diputados, ha anunciado su renuncia a término, en un reconocimiento de que el núcleo macrista sigue creyendo que puede imponer un gobierno de corte personal. Esto mismo, sin embargo, ha creado ‘grietas’ con la UCR, que cree ver en la crisis política una posibilidad de mejorar su gravitación dentro de Cambiemos. La crisis política se juega en muchos campos. Los macristas quieren aprovechar el fin de semana largo como una suerte de feriado cambiario y bancario.
Cuando se remueve la espuma mediática de lo que está pasando, se advierte una perspectiva interesante: que Argentina se convierta en un epicentro de la crisis por la que atraviesa América Latina, cuyo eje son ahora Nicaragua, Venezuela, Brasil y México.
La crisis de los tarifazos ha alcanzado un carácter político, incluso mayor al ocurrido en diciembre pasado. Todos los sectores políticos han definido una posición política – dentro y fuera de Cambiemos, de cada fracción del pejotismo y, naturalmente, del Frente de Izquierda. El único ausente es la burocracia sindical, que busca evitar, en forma vergonzosa, asumir su responsabilidad al frente de los sindicatos. Este silencio constituye un reconocimiento ensordecedor de la agudeza de la crisis en curso. Se impone, claramente, la convocatoria de un Congreso de Bases de la CGT, para discutir la derogación de los tarifazos y la nacionalización de los servicios y del petróleo y el gas, bajo control de los trabajadores, y la re-convocatoria de todas las paritarias.
Como el horno político y social se está poniendo bien caliente para bollos, las direcciones sindicales combativas y clasistas deben recoger la oportunidad para dar a conocer la posición de la clase obrera, también por medio de Congreso de Bases, que ilustren a todo el movimiento obrero el camino que hay que seguir.
El 1 de Mayo, todos a la Plaza de Mayo, con el Frente de Izquierda y los Trabajadores.

Jorge Altamira

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